Oficio 220-132209 Diciembre 19 de 2008 Asunto: En ejercicio de sus funciones, el representante legal puede otorgar poderes para la representación judicial o extrajudicial de la compañía Me refiero a su escrito radicado en esta Entidad con el número 2008-01-233330, por medio del cual formula algunos interrogantes relacionados con la posibilidad de que el representante legal de una sociedad otorgue poderes judiciales o extrajudiciales a otras personas. Sobre el particular, y previo a dar respuesta a sus inquietudes, resulta pertinente traer a colación lo que al respecto manifestó esta Superintendencia mediante Oficio 220-024286 de marzo 5 de 2006, a saber: “ Efectuada la precisión que antecede, conviene observar que la representación legal de la sociedad, es de carácter legal, como lo confirman numerosas disposiciones entre las que se cuentan los artículos 110 numeral 12, 274, 179 y 440 del Código de Comercio, ésta constituye parte del sistema de la personificación jurídica de la sociedad como persona jurídica, capaz de adquirir derechos, contraer obligaciones y de llevar a cabo todos los actos que se relacionan con la administración del patrimonio social y a su vez, lo que determina la imposibilidad jurídica para transferirla por la vía de un contrato, pues solo la sociedad, por conducto del órgano social competente, tiene la facultad de designar la persona que la represente. Lo anterior no significa que no existan en la vida de los negocios otras personas que colaboren con el empresario cumpliendo funciones de representación, a través de distintos contratos vr. gr. el de preposición por intermedio de un factor, quien actúa como un mandatario del empresario en la administración de un establecimiento de comercio en los términos del artículo 263 del Código de Comercio; o el de agencia comercial, en los términos del artículo 1317 del Código de Comercio, o de cualquier otro, sin que esta alternativa legal de carácter mercantil implique la delegación de la representación legal de la sociedad. En este mismo sentido este Despacho mediante el oficio 220-044596 del 26 de octubre de 2001, expresó lo siguiente: “ se debe concluir que si bien en ejercicio de las funciones que le corresponde al representante legal puede extender poderes representativos ocasionalmente a personas para que apoderen a la sociedad ya ante instancias judiciales o administrativas (poder especial), o cuando el factor queda facultado para las relaciones y negocios de la sucursal o agencia cuya administración se le encomienda (poder general), ello desde ningún punto de vista significa que el administrador pueda a través de este medio desligarse de las responsabilidades que competen y trasladarlas a un tercero pues como se anotó, la representación legal es unitaria, es decir, el representante legal se encuentra sometido a las directrices que le trace el órgano que lo designa, y “ carece de individualidad propia, distinta de la persona que representa, pues como forma un todo con ella, los contratos que celebre y los actos que realice dentro de los poderes y facultades legales o estatutarios, afectan al ente jurídico como propios… ” , por lo que se reitera las facultades entregadas no pueden desplazarse por propia voluntad” ” De lo anterior se colige que en ejercicio de las funciones que le corresponden al representante legal, este puede otorgar poderes judiciales o extrajudiciales a otras personas para que representen a la sociedad. Ello alcanza sustento en el hecho consistente en que a menos que en los estatutos se establezca restricción alguna a las facultades del mencionado administrador, este puede celebrar y ejecutar todos los actos y contratos comprendidos en el objeto social o que se relacionen directamente con la existencia o el funcionamiento de la sociedad, tal como lo señala el artículo 196 del Código de Comercio. Así las cosas, el representante legal de una compañía está facultado para adelantar las atribuciones consagradas en los estatutos, y ante el silencio o vacío de estos, para celebrar y ejecutar los actos y contratos incorporados en el objeto social, o que si bien no se encuentran consignados en el mismo, se relacionan directamente con la existencia o el funcionamiento de la persona jurídica. Teniendo en cuenta las consideraciones que anteceden, se procede a dar respuesta a sus interrogantes como sigue: “ ¿Es de la naturaleza de la Representación Legal de las sociedades, la posibilidad de otorgar poder judicial o extrajudicial? De no ser así, ¿Es obligatorio que dentro de las facultades del representante legal que figuran en los estatutos, este expresamente la de constituir los apoderados judiciales y extrajudiciales para representar a una sociedad?.” La posibilidad de otorgar poderes judiciales o extrajudiciales por parte del representante legal de una sociedad, se deriva del ejercicio de sus funciones, sin que dicha facultad deba constar en el contrato social, pues tal como prevé el artículo 196 del Código de Comercio, el representante legal puede celebrar y ejecutar actos o contratos que se relacionen directamente con la existencia o el funcionamiento de la compañía, lo que denota que la capacidad de actuar del referido administrador no depende únicamente de que en los estatutos sociales se le fijen de forma taxativa sus atribuciones. “ En el evento de no estar expresa esta facultad los estatutos ¿Cuál sería la consecuencia jurídica si el representante legal, no abogado, otorga poder especial a un abogado para actuar en trámites judiciales o extrajudiciales?. Tendría validez jurídica el poder especial otorgado por el representante legal de una sociedad, cuyos estatutos no contemplan esta facultad de manera expresa? De no ser así, ¿Cómo podría actuar una sociedad dentro de un proceso judicial, o extrajudicial ejemplo audiencia de conciliación, si su representante legal no es abogado?.” Como se manifestó en la respuesta anterior, no se requiere que en los estatutos sociales conste la facultad en cabeza del representante legal para conferir poderes, por lo que desvirtuado el presupuesto de hecho sobre el cual se basan los cuestionamientos del presente punto, no hay lugar a la respuesta de los mismos, y mas considerando que en ejercicio de la atribución legal de absolver consultas por parte de esta Superintendencia, la misma no está llamada a pronunciarse sobre las consecuencias o validez jurídica de los actos o contratos que celebre el representante legal de una sociedad. No obstante, a título informativo, se ha de poner de presente que como quiera que para detentar el cargo de representante legal de una sociedad, la ley no exige el cumplimiento de una determinada calidad, en los casos en los que el representante legal de una compañía no sea abogado y se requiera adelantar una actuación que demande la intervención de dicho profesional, como sería a título de ejemplo la comparecencia a procesos judiciales (artículo 63 C.P.C.), el representante legal, en ejercicio de sus funciones, habrá de otorgar el respectivo poder judicial a quien ostente la condición de abogado inscrito, así la facultad de conferir poderes, se reitera, no se encuentre consagrada en los estatutos sociales. En el caso de actuaciones que no deban adelantarse por intermedio de un abogado, el representante legal de la sociedad está llamado a ejecutarlas, sin perjuicio de que pueda conferir poderes especiales a otras personas para tal fin, las que no necesariamente tienen que estar investidas de la calidad de abogado. Finalmente, en cuanto al tema específico de la conciliación, vale la pena anotar que con excepción de la conciliación contencioso administrativa, la ley no exige que se deba ser abogado para poder conciliar (artículo 1º Pars 2º y 3º Ley 640 de 2001), de suerte que en materia de sociedades comerciales, el representante legal podrá conciliar así no detente la calidad de abogado, claro está, siempre que estatutariamente cuente con facultades para tal fin, si se tiene en cuenta que la conciliación implica la transacción o desistimiento de derechos subjetivos (artículos 19 Ley 640 de 2001, 2469 y 2470 C.C.), derechos cuyo titular es la sociedad y no su representante. En los anteriores términos damos respuesta a su consulta, manifestándole que el alcance del concepto expresado es el previsto en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.