MOBY DICK Siempre suelen ser espectaculares las películas que

MOBY DICK1
Siempre suelen ser espectaculares las películas que John Houston ha realizado y
dirigido. En esta ocasión con la puesta en pantalla de la famosa novela de H. Melville,
nos ha ofrecido un arreglo fiel, hábil y desnudo, alejándose de los habituales adornos —
los amores y demás de hermosas mujeres—. Desde el mismo instante del inicio, desde
el tremendo sermón que realiza Orson Wells en la pequeña iglesia de New Wentiord, no
existe aquí más que el extenso mar y la ballena que está acechando en algún rincón del
ancho mar. En la superficie marina, la ligera embarcación que llevará a la hecatombe el
odio del paticojo capitán Achab, junto con los balleneros del navío. John Houston se
adueña no solamente de los ojos, sino también de los oídos —en el aire no se escuchan
más que los graznidos de las aves marinas— cuando hace sentir el aún más pavoroso
silencio del mar tras el terrible estrépito.
Este filme no sería lo que es si no fuera por la figura del capitán Achab,
interpretada Gregory Peck. Soy demasiado joven para recordar la de John Barrymore,
pero me cuesta creer que fuera más veraz que este. El resto de compañeros, aun siendo
vivientes y reales, parecen ensombrecidos en comparación con él.
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Traducción al castellano realizada por el Departamento de Euskera del Ayuntamiento de Errenteria
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