El mantenimiento productivo total (TPM) y las mejoras enfocadas Ing. Julio Carvajal Brenes, M.Sc. jucarvajal@itcr.ac.cr Instituto Tecnológico de Costa Rica Introducción El mantenimiento productivo total (TPM) surgió en Japón en los inicios de los años 70 del siglo pasado. Fue la evolución histórica del mantenimiento preventivo (en la forma y alcances en que fue llevado a la isla a inicios de los años 50), que luego pasó por el mantenimiento productivo (durante la década de los años 60) y desembocó en esta filosofía que ha conquistado la forma de gestionar, principalmente, las empresas de manufactura mundiales. A partir de su implementación, las tareas de mantenimiento serán, principalmente, responsabilidad conjunta de los departamentos de ingeniería, producción y mantenimiento. Poco a poco los otros departamentos de la empresa -contabilidad, recursos humanos, finanzas, ventas, bodegas y, desde luego, la alta gerencia- se verán involucrados en un enfoque global que busca cero paradas, cero accidentes, cero fallas, cero defectos, cero desperdicios. Para alcanzar lo anterior, el TPM propone desarrollar ocho pilares: • Mejoras enfocadas • Mantenimiento autónomo • Mantenimiento planeado • Capacitación • Control inicial • Mantenimiento de calidad • TPM en los departamentos de apoyo (mejoras administrativas), y • Seguridad, salud y medio ambiente El objetivo de este artículo es abordar lo relativo a las mejoras enfocadas. Mejoras enfocadas Como le es común en los ocho pilares, el TPM propone la participación activa de todos los empleados en la consecución de este cimiento. Cada quien, desde su puesto de trabajo y según su experiencia y conocimiento, podrá aportar para eliminar sistemáticamente las grandes pérdidas que afectan los diversos sectores de la empresa, o bien, del área piloto definida. La clave para orientar lo anterior es incrementar el valor agregado y reducir los costos de manufactura. Para ello es necesario desarrollar actividades de incremento cuantitativo y actividades de mejora cualitativa. Entre las acciones cuantitativas se encuentran: actividades para mejorar la eficiencia de los equipos; tareas para subir el rendimiento del trabajo; y labores para incrementar el control de la eficiencia. Entre las acciones cualitativas destacan las actividades para mejorar la calidad de los productos y las actividades para promocionar la producción. Las siete pérdidas que impiden la eficiencia de los equipos Primera pérdida: pérdidas por averías Dan origen a dos tipos de pérdidas: de tiempo, al reducir la productividad, y de cantidad, debido a los productos que resultan defectuosos. Se reconocen dos tipos de averías en la maquinaria: esporádicas y crónicas. Las esporádicas se dan en forma repentina e implican la detención del proceso productivo, son, por ello, muy notables e inmediatamente se toman medidas para resolver la situación. Las averías crónicas tienden a pasar desapercibidas, no son cuantificadas y al final de la producción son responsables de importantes tiempos perdidos y de producto rechazado. Tienden a ser consideradas un mal con el que hay que vivir por lo que no se toman contramedidas para su eliminación. El cero averías preconiza la eliminación de las pérdidas por averías, lo que implica un cambio de filosofía en el mantenimiento convencional; por ello es necesario sumergible (montaje moto-bomba); detención de una canteadora por quebradura de una muela; ruptura de sensores que detienen la operación normal de una máquina; parada de una banda transportadora por desalineamiento. Como ya se mencionó, las fallas crónicas son más difíciles de solventar, por lo que es necesario dentificarlas, estudiarlas, tomar contramedidas, aplicar las mejoras definidas y analizar el resultado. Aquí sirve de gran apoyo -y es una de sus ventajas- el mantenimiento autónomo, pues el operario conocerá al detalle el funcionamiento de la máquina y por la capacitación que haya recibido podrá correlacionar el tipo de defecto con las partes de la máquina que intervienen en él. Segunda pérdida: pérdidas por alistamiento y ajustes Ocurren cuando se efectúa un cambio de producto en la línea, o bien, un cambio de presentación en el mismo producto. Existirán pérdidas de tiempo por la detención de la máquina y productos defectuosos al iniciarse la nueva producción. La tendencia es eliminar o reducir a un mínimo los tiempos de cambio y alistamiento; para ello se recurre a trocar los cambios “dentro de la línea” por cambios “fuera de la línea”. Cambios “fuera de la línea” significa que no es necesario detener la producción del producto que se está elaborando, sino que simultáneamente se puede ir avanzando en los cambios que serán necesarios para el siguiente producto. Para trabajar en la eliminación de esta segunda pérdida es fundamental la capacitación del personal de producción y mantenimiento, así como la eliminación de ajustes finos. La meta es que los alistamientos y sus ajustes duren menos de diez minutos. El cambio de muelas del equipo, los ajustes en las barandas de transportadores, la definición de la altura de una taponadora, lavado y desinfección por permuta de producto, son ejemplos de este tipo de desperdicio. Tercera pérdida: pérdida por herramientas de corte Este tipo de pérdida varía de acuerdo con la máquina de que se trate; en unas será muy importante y en otras no existirá. Se relaciona, por ejemplo, con cuchillas de corte que pierden su filo, se quiebran o se desajustan alterando la eficiencia del equipo, lo que implicará defectos y retrabajo. También es importante considerar el mecanismo al que va sujeta la cuchilla, tanto en su fortaleza como en la facilidad del cambio. Otros ejemplos de herramientas que ocasionan este tipo de pérdida son: brocas, muelas abrasivas, machos, succión de recortes por vacío, guías o separadores que guían un producto. Cuarta pérdida: pérdidas por arranques Se definen como pérdidas de tiempo las que se originan en retrasos en los arranques después de un periodo de reparación de la máquina, después de una suspensión prolongada, después de días festivos, o bien, después de paradas por tiempo de alimentación del personal. Hay indicios de que los desplazamientos térmicos son la razón principal con la que están relacionadas estas pérdidas. Existen expansiones que se presentan cuando la máquina está operando en régimen, pero al detenerse se presentarán contracciones, lo que afectará la posterior puesta en marcha. Son pérdidas que se desarrollarán hasta que se alcance la estabilización de la máquina. Su importancia varía con el grado de estabilidad de la máquina, su nivel de mantenimiento y la habilidad técnica del operario, entre otras. Quinta pérdida: pérdidas por paradas menores y esperas Se contemplan situaciones que originan una parada temporal de la función, paradas que no requieren del cambio de repuestos, o bien, atascamientos que se eliminan por medio de una sencilla contramedida. Son paradas y esperas que no duran más de cinco minutos. Su importancia se deriva de la cantidad de paradas menores y esperas que no son debidamente cuantificadas y por ello no se busca la manera de eliminarlas, lo que afecta la eficiencia global de la máquina. Como ejemplos se pueden anotar: cambios de rollo de material y su empate con el anterior, llenado de tolvas por espera de producto, procesos de corte y biselado y cambios de rodillos. Sexta pérdida: pérdidas de velocidad Ocurren por una pérdida de velocidad en la máquina; se dan por una diferencia entre la velocidad a la que el fabricante define que debe de trabajar la máquina y la velocidad real a la que opera. La velocidad se reduce por problemas mecánicos, por problemas en los materiales que se trabajan, porque se teme exigirle demasiado a la máquina, o bien, por problemas de calidad que se presentan. En ocasiones, la falta de definición que existe en cuanto a la capacidad de la máquina contribuye a que se trabaje a velocidades bajas. Una razón bastante común para este tipo de pérdida es que el operario considera que si se trabaja a la velocidad de diseño se alterará la calidad del producto, o bien, que la máquina sufrirá algún desperfecto. Nuevamente se hace evidente la necesidad de capacitación al personal de operaciones y la introducción del mantenimiento autónomo. Sétima pérdida: pérdidas por defectos de calidad y reprocesos Generalmente los defectos esporádicos son resueltos fácilmente pues son muy evidentes. Al presentarse un aumento repentino por problemas de calidad, se investigará y actuará. Por otra parte, las causas que conducen a los defectos crónicos son difíciles de percibir y las medidas para contrarrestarlos no siempre son positivas. El retrabajo y la reparación de productos conllevan una variación en las horas efectivas que se requieren para alcanzar un ítem de buena calidad. Los defectos crónicos requieren de ideas novedosas que conduzcan al “cero defectos”, pues las propuestas convencionales no resultan suficientes. Como ejemplos de este tipo de pérdida se pueden mencionar: la identificación clara y oportuna de marcas de ataque en la superficie del producto; la granulometría determinada en la mezcla de materias primas; y las condiciones de humedad y temperatura del material. Algunos problemas que inciden en los reprocesos del producto son: costos de venta inferiores, variabilidad en el producto terminado, variación en parámetros de calidad, variación de la producción debido a inestabilidad del proceso, variación en los inventarios de producto terminado, e incumplimientos con clientes. Una pérdida que impide el ritmo de operación Octava pérdida: pérdidas por paradas programadas Afectan el tiempo disponible de la máquina. Pueden originarse en paradas por mantenimiento planificado, por alimentación o por descansos del personal de operación. También pueden deberse a reuniones de diferente naturaleza de los operadores, así como a sus participaciones en brigadas de incendios o en actividades de seguridad. Al ser pérdidas que afectan el tiempo de operación, su disminución debe ser un objetivo de la compañía. En relación con las paradas por mantenimiento, se debe evitar seguir patrones viejos al realizar las actividades así como eliminar la ejecución de trabajos innecesarios. El objetivo es reducir los tiempos necesarios para el mantenimiento, apoyándose en un buen mantenimiento predictivo. Desde la óptica de los operarios, es necesario establecer rotaciones, o bien, efectuar las actividades que no están estrictamente relacionadas con la producción, fuera de su horario normal. Cinco pérdidas que impiden la eficiencia del recurso humano Son un conjunto de actividades que conducen a que el recurso humano incurra en despilfarros de sus horas de trabajo. Globalmente se enmarcan en pérdidas debido a movimientos, ineficientes métodos de trabajo e ineficientes distribuciones de planta. Novena pérdida: pérdidas administrativas Obedecen a pérdidas de tiempo debidas a espera de materiales, espera de instrucciones y esperas para reparar defectos. En gran medida responden a falta de planificación previa de los trabajos, tanto de producción como de mantenimiento. También se incurre en mal manejo de inventarios así como en problemas de transporte y falta de herramientas. El programa de Cinco Eses debe dar soporte a la elaboración de procedimientos debidamente validados por los participantes en cada proceso, con el fin de evitar la espera de instrucciones. El mantenimiento autónomo, como se anotó anteriormente, coadyuvará en la reparación de defectos. Décima pérdida: pérdidas por movimientos Se presentan por falta de una valoración de los desplazamientos económicos en el lugar de trabajo, por diferencias de habilidades en las personas, por mala distribución de la planta o por mala ubicación de la maquinaria. Se incluye la falta de orden y de equipos para trasiego de materiales. Ejemplos son las malas rutas definidas para el trasiego de materiales, o bien, para la realización de la lubricación. En ocasiones incide la mala utilización de los montacargas o la ausencia de estos. Con el debido control visual y una adecuada implementación de las Cinco Eses, deberían eliminarse las pérdidas por movimientos debido a la búsqueda de herramientas, repuestos, materiales o documentos del proceso productivo. Décimo primera pérdida: pérdidas por organización de la línea Son tiempos de espera que involucran multiprocesos, intervenciones múltiples de operarios y pérdidas por desbalance de líneas. Décimo segunda pérdida: pérdidas debidas a insuficiente automatización Hay pérdidas de personal como resultado de no poner en práctica automatizaciones que resultan evidentes, o cuya factibilidad ha sido probada. Se enfoca, por ejemplo, en acciones de carga y descarga, embarque y transporte de partes y productos. Puede ser la puesta en marcha del sistema automatizado de un proceso y su control desde una unidad central; el llenado de recipientes o tolvas con las cantidades exactas de una mezcla; alimentaciones automatizadas a líneas de llenado; y el registro centralizado de variables que permitan supervisar el proceso y tomar medidas correctivas inmediatamente. Décimo tercera pérdida: pérdidas por mediciones y ajustes Son pérdidas de horas hombre como resultado de frecuentes mediciones y ajustes para prevenir defectos de calidad y pérdidas de flujo de producción. En ocasiones su incremento se puede asociar a la diversidad de productos que debe ejecutar una misma máquina. El mantenimiento preventivo basado en tiempo también puede hacer su aporte a este tipo de despilfarro. Tres pérdidas que impiden la eficaz utilización de los recursos de producción Décimo cuarta pérdida: pérdida por rendimiento Surgen de la diferencia de peso entre las materias primas y los productos terminados. Se estaría en presencia de fugas en sistemas de distribución y conducción de fluidos, así como en sus accesorios, prensa estopas, válvulas y empaquetaduras. Otro ejemplo puede ser la pérdida de material sobrante en procesos de troquelado. También participan aquí las pérdidas de materias primas por contaminación, o simplemente por desperdicio, al ser cargadas a la línea. Décimo quinta pérdida: pérdida por energía Se dan por mala utilización de los recursos energéticos: electricidad, combustible, vapor, agua, aire comprimido. Los recursos energéticos representan un alto porcentaje del total de los costos, de allí la importancia que tiene hacer un uso eficiente de ellos. También son dignos de mención los sobre diseños en la selección de equipos (refrigeración, bombeo, calderas, etc.), la estrangulación de válvulas, o la utilización de accesorios innecesarios. La mala o inoportuna lubricación de la maquinaria también incide en las pérdidas de energía. Se recomienda controlar estrictamente los parámetros de los procesos para no incurrir en excesos de presión, temperatura, caudal o velocidad. Décimo sexta pérdida: pérdidas por herramientas, moldes y accesorios Son pérdidas monetarias resultantes de la manufactura y reparación de moldes, troqueles y herramientas necesarias para la confección de productos. Se pueden incrementar por negligencia y desorden de los operarios y técnicos a la hora de desarrollar las tareas de transporte, cambio, prueba, operación y mantenimiento de los moldes, troqueles y sus accesorios. La debida capacitación y el apego a las Cinco Eses deberían disminuir considerablemente este despilfarro. Bibliografía: Kunio Shirose. TPM,New Implementation Program in Fabrication and Assembly Industries. Japan Institute of Plant Maintenance (JIPM), 2007.