DeUNIVERSIDAD SAN MARCOS Licenciatura en Docencia Desarrollo de Competencias Investigativas en Educación Profesor: Dennis Quirós Leiva Estudiantes: Sylvia Durán / Claudio González Debate parlamentario o debate dirigido El Debate, es una técnica fácil y provechosa para la aplicación en docencia. Consiste en un intercambio informal de ideas e información sobre un tema, realizado por un grupo bajo la conducción estimulante y dinámica de una persona (profesor) que hace de guía e interrogador. Esta técnica tiene mucha semejanza con el desarrollo de una clase en la cual se haga participar activamente a los alumnos mediante preguntas y respuestas estimulantes. Se caracteriza, empero, por ciertos detalles, a saber: Para el debate, debe haber un tema que sea cuestionable, pasible de diversos enfoques o interpretaciones. El docente debe hacer previamente un plan de preguntas sobre el tema a discusión las cuales las llevará escritas al debate. Los participantes conocen el tema con suficiente antelación como para informase por sí mismos, y poder así intervenir con conocimientos en la discusión. El profesor les facilita previamente material de información para la indagación del tema (bibliografía). El debate no es, pues, una improvisación. No se trata de una técnica de “comprobación del aprendizaje” o de evaluación de aprovechamiento de lecciones anteriores, sino de una técnica de aprendizaje por medio de la participación activa en el intercambio y elaboración de ideas y de información múltiple. El número de miembros no suele pasar de los 12 ó 13. En caso de grupos mayores (una clase, por ejemplo), se pueden hacer subgrupos guiados (6 alumnos (as) máximo). Cada equipo elige dos representantes: uno expone los argumentos a favor de la tesis del equipo y otro se encarga de rebatir los argumentos presentados por el o los grupos opositores. Su aplicación en la investigación educativa: El debate dirigido es de fácil uso en la educación tanto por su simplicidad como por el hecho de que se presta muy bien para el aprendizaje de contenidos generales y aún de temas propios de los programas de educación. Puede hacerse un debate después de la proyección de una película, de una conferencia, de una clase o de cualquier otra actividad. Tales hechos darán el material sobre el cual se ha de debatir. Otras veces se fijarán temas de antemano, que pueden ser propuestos por los alumnos, o bien elegidos por el profesor dentro de los contenidos de estudio de su asignatura. Utilizada esta técnica como medio de aprendizaje, lleva bastante tiempo en relación con el estudio de una lección habitual, pero a cambio de ello, se estimula el razonamiento, la capacidad de análisis crítico, la intercomunicación, el trabajo colectivo, la comprensión y la tolerancia en los alumnos. A su vez ayuda a superar prejuicios e ideas preconcebidas y amplía el panorama intelectual por el intercambio y actualización de ideas, conocimientos y puntos de vista a menudo dogmatizados por la falta de confrontación. La experiencia ha demostrado que este tipo de aprendizaje permite profundizar más los temas, responde a genuinas motivaciones y produce satisfacción a los estudiantes ( en la técnica del debate dirigido no se da el caso de alumnos distraídos o indisciplinados). Esta técnica es útil en secundaria para lograr integración interdisciplinaria: lo cual se consigue cuando se elige un tema que interesa a varias asignaturas. Pasos para la preparación de un debate: Elegido el debate, el docente prepara el material de información previa (bibliografía, fuentes, etc.) y lo comunica a los participantes instruyéndolos sobre su manejo y posterior aplicación en el debate (semejanza con la preparación de una lección). Prepara las preguntas más adecuadas para estimular y conducir el debate. De la habilidad en la preparación de las preguntas depende muchas veces que un tema en apariencia inapropiado o indiferente pueda resultar eficazmente cuestionable. El tema debe ser analizado en todos sus aspectos y las preguntas deben seguir un orden lógico que mantenga el enlace entre las distintas partes. Casi siempre podrá preverse aproximadamente el posible curso que seguirá el desarrollo del debate, lo cual no significa que se lo deba conducir de modo rígido. Puede calcularse que cada pregunta central tendrá una duración de 10 a 15 minutos de discusión, dentro de los cuales se harán oportunas sub – preguntas de comentario para esclarecer y guiar el desarrollo. Desarrollo del debate: Para desarrollar el debate se pueden seguir los siguientes pasos: El docente hace una breve introducción para encuadrar el tema, da instrucciones generales y ubica al grupo mentalmente en el debate. Formula la primera pregunta e invita a participar. En el caso de que nadie hablara, el docente puede estimular las respuestas por medio del recurso de la respuesta anticipada, que consiste en contestar uno mismo insinuando algunas alternativas posibles (Ej.: “alguien podría opinar que…, otros podrían decir que….”, etc.). Esto da pie para que los presentes adhieran o rechacen a las sugerencias, con lo cual comienza el debate. Una vez en marcha el debate, el docente lo guía prudentemente cuidando de no ejercer presiones, intimidación o sometimiento. Lo que interesa no es obtener la respuesta que se desea, sino la elaboración mental y las respuestas propias del grupo, que servirán al docente para conducir el razonamiento hacia los objetivos propuestos. Si el debate se desvía del objetivo central, el docente debe hacer un breve resumen de lo tratado y reencauzar la actividad hacia el tema central mediante una nueva pregunta secundaria. Si el tema lo permite, en un momento dado se puede hacer uso de ayudas audiovisuales, en carácter de información, ilustración, prueba, sugerencia, motivos de nuevas preguntas, etc. El docente debe poner atención al desarrollo del contenido del debate, así como, a las actitudes de los estudiantes y detalles del desarrollo del proceso grupal. Debe distribuir el uso de la palabra alentando a los tímidos o remisos, observando las posibles inhibiciones o dificultades que se presentan. El docente “no debe entrar en el debate del tema”, su función es la de conducir, guiar, estimular. Podrá sugerir, aportar elementos de información, esclarecer confusiones y contradicciones, pero sin comprometerse en los puntos de vista. Debe mantener una actitud cordial, serena y segura que servirá de apoyo sobre todo en momentos de acaloramiento de quienes están intelectual y emocionalmente entregados al debate. Admitirá todas las opiniones, pues ninguno debe sentirse rechazado, burlado o menospreciado. Su función es la de conducir al grupo hacia ideas correctas y valiosas. Antes de dar por terminado el debate debe llegarse a alguna conclusión o a un cierto acuerdo sobre todo lo discutido. No puede cortarse el debate sin más ni más, sin antes resumir las argumentaciones y extraer lo positivo de los diversos aportes. En colaboración con el grupo, el docente hará una síntesis que en ciertos casos podrá ser registrada por todos los participantes, como cuando se trate de temas de estudio.