RETRATOS Recrear el rostro de un personaje literario siempre será un ejercicio de la imaginación. Un software de retratos policiales permite al autor dar forma “real” a los protagonistas de algunas ficciones. S U I T A IHGANBLYADOS REILL IGNATIUS REI LLY la conjura de los necios john kennedy toole na gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restos de papas fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos azules y amarillos de Ignatius J. Reilly miraban a las demás personas que esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes D. H. Holmes, estudiando a la multitud en busca de signos de mal gusto en el vestir. 64 U n programa llamado Faces id se encuentra disponible en internet para realizar retratos policiales. El cofundador del website literario Joyland, descubrió esa herramienta y decidió usarla para crear The Composites: un blog de rostros de personajes literarios generados a partir de sus descripciones. El interés por los retratos policiales llegó a Brian Joseph Davis después de leer dos libros: Mis rincones oscuros, en el que James Ellroy intenta esclarecer el asesinato de su madre, estrangulada cuando él tenía diez años. El proceso de reconstrucción de este crimen sin resolver, y olvidado por las autoridades, llevó al escritor a valerse de recursos de investigación como los retratos hablados. El otro libro es Zodiac, de Robert Graysmith, donde existen por lo menos cinco versiones, muy distintas entre sí, del rostro del sospechoso. Los dos casos confirman que, tanto en la ficción como en el intento de reconstruir una historia real, la posibilidad de recrear a un personaje es tan rica como subjetiva. Después de conocer estas historias y tan pronto tuvo dominio de la herramienta, el primer personaje que Davis pensó en retratar fue Humbert Humbert, protagonista de Lolita. “Es un gran ejemplo del crimen y la poca fiabilidad en la narrativa. La idea de la subjetividad ligada a una descripción fluye a través de él muy fácilmente”. Buena parte de la información para los retratos es tomada de los libros de manera textual. En los casos en que faltan datos esenciales, Davis se remite al contexto de la narración, así como a la intención y el tono del autor. El resultado es una reinterpretación –una entre muchas posibles–, una nueva lectura a través de la imagen. 65 madame bovary, gustave flaubert las vírgenes suicidas, jeffrey eugenides o habría podido decir si era guapa o no porque lo único que vio fueron sus ojos. El resto de la cara –sus labios carnosos, la rubia pelusilla del cutis, la nariz con las ventanas rosadas y translúcidas– se dibujó vagamente mientras los ojos azules lo levantaban como una ola marina y lo mantenían en suspenso... Lux, de pie delante de una noria, sostenía en la mano una manzana roja recubierta de caramelo en cuya reluciente superficie se reflejaba su regordeta barbilla. Los ojos de Lux, fuego y terciopelo, brillaban en la semipenumbra. lux lisbon e la veía toda pálida, blanca como una sábana; la piel de la nariz se le estiraba hacia las aletas, sus ojos miraban de una manera vaga. Por haberse descubierto tres cabellos grises sobre las sienes habló mucho de su vejez… Sus párpados parecían recortados expresamente para sus largas miradas amorosas en las que se perdía la pupila, mientras que un aliento fuerte separaba las finas aletas de su nariz y elevaba la carnosa comisura de sus labios, sombreados a la luz por un leve bozo negro. emma bovary cumbres borrascosas, emily brontë heathcliff us gruesos rizos cafés eran toscos y salvajes, las patillas le invadían las mejillas como si fuera un oso… Un rayo de luz iluminó sus facciones. Sus mejillas eran lívidas... sus cejas eran sombrías y sus ojos profundos, extraños. Recordé esos ojos… ¿Ves esas arrugas que tienes entre los ojos y esas cejas espesas que en lugar de arquearse se hunden en el centro, y ese par de demonios negros, enterrados tan profundamente, que jamás abren con valentía sus ventanas, sino que merodean centellantes bajo ellas, como si fueran espías de Satanás...? Apretando la boca, mantuvo una silenciosa disputa con su agonía interna. trampa- 22 , joseph h eller orr lolita, vladimir nabokov o no quería pómulos de manzana”, dijo Orr, “quería pómulos prominentes. No me importaba tanto el color, pero los quería grandes”… parecía feliz como una pequeña y sonriente alondra, con su desquiciada y electrizante risita, y sus torcidos dientes de conejo… Tenía un rostro abultado y poco refinado, con ojos almendrados que salían de sus órbitas como mitades de canicas marrones, y un cabello grueso y ondulado de varios colores que caía desde un promontorio en la parte alta de su cabeza como una casa de gel para perros… era tan pequeño y tan feo... ¿Quién protegería a un gnomo simple y de buen corazón como Orr de alborotadores y camarillas? el gran gatsby, f. scott fitzgerald andíbula firme, mano musculosa, voz profunda y sonora, hombros anchos… yo era, y aún soy, a pesar de mes malheurs, un varón excepcionalmente apuesto; de movimientos lentos, alto, con suave pelo negro y aire melancólico, pero tanto más seductor. La virilidad excepcional suele reflejar en los rasgos del sujeto algo sombrío y congestionado. Ese era mi caso… Pero en cambio soy el flaco Humbert Humbert, huesudo y de pelo en pecho, con espesas cejas negras, acento curioso y un oscuro pozo de monstruos que se pudren tras una sonrisa de muchacho… viejos ojos de mono… La cara de Humbert podía crisparse de neuralgia. u rostro era triste y hermoso, y estaba lleno de cosas brillantes: brillantes eran sus ojos y también su boca apasionada… con expresión consciente… delicada y lánguida… una expresión de tristeza indiferente… sus mejillas se sonrojaron… un segundo después me miró con la más postiza de las sonrisas en su hermoso rostro, que confirmaba su pertenencia a una sociedad secreta muy distinguida… una brillante sonrisa de éxtasis… belleza adolorida y sufriente… Daisy era joven, y su mundo artificial estaba cargado de orquídeas y alegre esnobismo. daisy buchanan humbert humbert 66 67 el club de la pelea, chuck palahniuk marla singer l animal que me sirve de guía es Marla… Con su pelo negro y labios carnosos, estilo francés. Farsante. Labios de sofá italiano de cuero oscuro… Los lóbulos de las orejas se arrugan en torno a los agujeros de los aretes, aunque no los lleva puestos… Su cabello es de color negro mate; los ojos, grandes como los de los dibujos animados japoneses; lleva puesto un vestido estampado que parece papel pintado de rosas oscuras y está tan delgada como la leche desnatada y macilenta como la mantequilla… El color de los ojos castaños de Marla es como el de un animal al que hubieran metido en un horno y luego sumergido en agua fría. Se llama vulcanización, galvanización o temple. jane eyre, charlotte brontë edward rochester l sr. rochester tenía el pie sobre un almohadón. Reconocí a mi viajero, con sus espesas cejas y su frente cuadrada, que parecía más cuadrada aún por la forma como llevaba su cabello negro. Reconocí su contundente nariz, más impresionante por su carácter que por su belleza, y sus amplias aletas que –según me pareció– denotaban un temperamento colérico; su boca, su barbilla y su mandíbula eran igualmente severas; la forma de su cuerpo, ahora despojado del abrigo, me pareció tan cuadrada como su expresión… El rostro verdoso y descolorido de mi amo, su frente cuadrada y amplia, sus abundantes cejas negras, sus ojos profundos, sus rasgos fuertes, su boca firme y adusta… 1Q84, haruki murakami de estatura… Ni un gramo de grasa de más… La oreja izquierda tiene una deformación y es bastante más grande que la derecha, pero el pelo siempre le cubre las orejas… Los labios formaban una apretada línea recta… nariz pequeña y delgada, pómulos algo prominentes, frente ancha y cejas largas y rectas… [su cara] tiene una agradable forma oval… Expresión extraordinariamente parca. aomame 68 TOM RI PLEY el talento de mr. ripley patricia highsmith e peinó el cabello café claro delante del espejo… Siempre había creído que su rostro era el más inexpresivo del mundo, un rostro sumamente fácil de olvidar, con un aire de docilidad que no acababa de comprender, unido a una vaga expresión de temor que jamás había logrado borrar. Era, en resumen, el rostro de un verdadero conformista… Lo único que lo diferenciaba de Dickie era que su pelo era más oscuro. Por lo demás, la nariz, la mandíbula enjuta, las cejas, si les daba la expresión adecuada, realmente no le preocupaban. Al principio, se había divertido retocándose las cejas y aplicándose un poco de maquillaje en la punta de la nariz para que pareciera más larga y puntiaguda, pero lo dejó al darse cuenta de que solo iba a llamar más la atención... Podía interpretar un poco más el papel de Tom, pensó, podía encorvarse más, mostrarse más tímido que nunca, llevar gafas con montura de concha y dar a su boca un rictus más triste que contrastara con la tensión del de Dickie. 69