CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA LAMBAYEQUE ACERCA DEL DERECHO REGLAS Y PRINCIPIOS No obstante las formidables críticas a la ponderación de intereses por parte de, entre otros autores, Jürgen Habermas, Paolo Commanducci y Juan Antonio García Amado1, corresponde nos interroguemos hasta dónde puede realmente visualizarse que hoy la interpretación constitucional pueda considerar la primacía de los principios sobre las reglas. El debate es de suma relevancia y es tal la fuerza del principialismo, como doctrina constitucional que propugna la dimensión argumentativa de los principios, que los foros internacionales2 han advertido ya la necesidad de asumir un estudio más a fondo de este tema. Dworkin aporta luces sobre este tema y destaca el escenario de relevancia de los principios a partir de la premisa de que los ordenamientos jurídicos no están compuestos solamente por reglas. En efecto, si bien las reglas presentan una estructura silogística a través de una premisa mayor, una premisa menor y una conclusión, existen conflictos en el Derecho que no pueden ser resueltos únicamente en base a reglas. Es decir, la subsunción aparece como herramienta incompleta para la dilucidación de las controversias jurídicas. Y un ejemplo de ello se encuentra representado por las lagunas en los ordenamientos jurídicos, las cuales necesitan ser colmadas. En rigor, una laguna es un vacío en el Derecho frente a la cual no existe regla concurrente que pueda brindar una solución satisfactoria. Cuanto afirmamos reside en que la laguna jurídica no encuentra asidero ni en la premisa mayor, pues no hay norma concurrente en el caso, ni se asimila a los supuestos de hecho de la regla. En consecuencia, el intérprete se ve instado a recurrir a mecanismos que permitan llenar ese vacío a efectos de que la controversia en examen encuentre respuesta en el Derecho. La posición kelseniana fue muy enfática, a través de la Teoría Pura del Derecho, a efectos de que no existieran elementos morales ni de ningún otro orden en la solución jurídica. Y en parte no le faltaba razón al insigne creador del Tribunal Constitucional de Austria, en tanto si la aplicación normativa encontraba otros elementos ajenos al Derecho, bien pudiera resultar viciada la solución del caso por elementos extrajurídicos. Sin embargo, el Derecho ha devenido sin cesar desde los albores de la centuria pasada, cuando las propuesta de Kelsen comenzaron un afianzamiento sostenido y hoy, a la luz de las Cartas Fundamentales de los Estados y de los tratados supranacionales en materia de derechos humanos, no puede negarse la importancia que revisten los principios como dimensión axiológica del Estado constitucional contemporáneo. Los principios han esbozado un horizonte de desarrollo sostenido no solo en las Constituciones de diversos Estados emblemáticos del constitucionalismo (Alemania, España, Colombia) y es a través de los derechos fundamentales que los principios han logrado una plena expresión de su dimensión axiológica. Los principios han irrumpido para ubicarse como herramientas interpretativas de solución de las controversias constitucionales, y no obstante lo afirmado, correspondería preguntarnos: si los principios han asumido esta nueva dimensión, ¿no son acaso ellos, como intuye el maestro Prieto Sanchís, la nueva expresión del positivismo de nuestros días? En nuestra opinión, no, pues los principios no consagran subjetivismo alguno y al ser expresados procedimentalmente a través de la ponderación, se les exige respetar las reglas del discurso racional, esto es, se requiere una fundamentación que respete los estándares mínimos de consistencia, coherencia y permanencia. En propiedad, los principios no son expresión subjetiva salvo en el contexto de descubrimiento. No ocurre ello en el contexto de justificación y en las justificaciones interna y externa, en cuyos ámbitos los principios se ven sometidos a un análisis racional, en primer orden, y de razonabilidad, en segundo rango, de tal manera que resulta ajeno al proceso de ponderación, consagrar la discrecionalidad sine die del intérprete. Por tanto, subsumimos a través de las reglas y solo cuando tal operación de subsunción es insuficiente, procedemos a ponderar, esto es, la ponderación representa un mecanismo de suyo residual frente a la subsunción. Finalmente, la ponderación expresa racionalidad a través de los principios y las reglas representan la base de todo examen jurídico. La exigencia está formulada: las controversias exigen soluciones racionales y razonables y los principios acuden en su ayuda. (Por: Edwin Figueroa Gutarra-Doctor en Derecho, Juez Superior Sala Constitucional de Lambayeque, Profesor USMP filial Chiclayo , Profesor Asociado Academia de la Magistratura) 1 GARCIA AMADO, Juan Antonio. El juicio de ponderación y sus partes. Crítica de su escasa relevancia. Academia de la Magistratura, Décimo primer curso PROFA. Abril 2010. Pp. 47-90 2 La Constitución y los principios. VIII Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Derecho Constitucional. México, diciembre 2010. UNIDAD DE IMAGEN INSTITUCIONAL