LA CRISIS ENERGÉTICA

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LA CRISIS ENERGÉTICA
GRABIEL, Rodrigo
Escuela Tecnológica Ing. Carlos E. Giudici, Lomas de Zamora, Buenos Aires
Profesor Guía: MARTINEZ, Stellla Maris
Al hablar de crisis energética en la actualidad nos referimos a una relativa escasez de los
productos y recursos que se utilizan mayoritariamente para dicho fin. Esta escasez deviene de
inversiones equivocadas y del gran aumento de demanda. Lo que hace pensar que a medida que
pasen los años el problema se irá agravando más y en mayor medida, debido al aumento a gran
velocidad de la población mundial. Según uno de los últimos informes del Consejo Mundial de
Energía, la demanda global de energía eléctrica podría duplicarse para el año 2025, y en nuestro
país esta situación podría plantearse unos años antes aun (1).
Por lo tanto se hace necesario invertir y buscar nuevas fuentes de energía que aumenten la
disponibilidad y la oferta para alcanzar una solución viable ante la crisis. Y a la vez concientizar a
toda la sociedad de la gravedad del problema porque, si no se cambia rápidamente el sistema de
producción y utilización de energía, nosotros y las generaciones futuras nos veremos obligados a
sufrir los errores que estamos cometiendo en el presente. Errores de una sociedad, en especial la
clase empresaria y la dirigencia política, que piensan en el interés propio y el corto plazo, y no en la
sobreexplotación y el deterioro del ambiente que habitan y habitarán sus hijos.
Conscientización social e inversiones financieras
Lograr que la sociedad tome conciencia de la gravedad de esta crisis y utilice de manera
sustentable los recursos no renovables, implica entrar en conflicto con grandes capitales que
invierten en actividades nocivas para el planeta. Pero, por otro lado, permitiría que se experimente
en fuentes energéticas alternativas, no demasiado contaminantes y sin grandes desechos tóxicos. La
energía solar, eólica o mareomotriz; el uso de combustibles de origen vegetal (que existen pero no
son lo suficientemente aprovechados), y de motores adaptados para funcionar en base a otras
energías y que en la actualidad funcionan con derivados del petróleo. Estos avances tecnológicos
innovadores no trascienden lo suficiente porque no se toma conciencia real del problema o porque
se trata de proteger intereses económicos, en perjuicio de la naturaleza y de la especie humana.
Cabe destacar que la aplicación de estas nuevas tecnologías no sólo disminuiría el deterioro
del ambiente en donde vivimos, si no que además, ampliaría el margen de investigación de fuentes
de energía alternativas para afrontar de mejor manera la crisis energética.
A la hora de invertir e investigar en este ámbito, hemos llegado al punto en el que el interés
del capital privado, el cual es uno de los grandes responsables de la situación que está atravesando
el planeta, determina las prioridades. En estos momentos debería ser más importante evaluar y
proyectar planes globales para garantizar el consumo energético de las futuras sociedades,
sustentable y lo menos contaminante posible para el medio ambiente.
Es por eso que al criticar a las fuentes de energía renovables, como la energía solar o los
combustibles biodisel, señalando que son muy costosas y no entregan suficiente cantidad de
energía, debemos poner en la balanza que son renovables y mucho menos contaminantes que los
combustibles fósiles. La explotación del petróleo es muchísimo más nociva, además el petróleo
comienza a escasear como recurso, aunque cuenta con el apoyo de las grandes empresas
multinacionales y de los Estados que dependen de sus inversiones para sostener las fuentes de
trabajo y la recaudación impositiva.
Por otro lado, al priorizar los menores costos económicos de las fuentes de energía
tradicionales por encima de los efectos nocivos que producen para el hombre y el medio ambiente,
podemos encontrarnos frente a una paradoja: termina siendo muchísimo más costoso sanear un río,
reparar los daños producidos o reorientar la actividad energética cuando se ha invertido
incorrectamente. Sin embargo es cierto que los daños los hacen las empresas y los pagan las
comunidades y los Estados.
En este momento debemos entonces priorizar el bienestar de la sociedad y el medio
ambiente y no el beneficio económico, que nos ha llevado a una enorme y potencial crisis
energética. Porque el factor económico se rige siempre por el afán de lucro y la búsqueda del
beneficio, y huye tanto como puede del riesgo empresario, así se hace muy difícil pensar que las
grandes soluciones puedan provenir de la inversión privada. Se requieren planes del Estado a largo
plazo, que inviertan, investiguen, orienten y obliguen a los capitales privados a cumplir con las
metas que hacen al bien común, y una conciencia social suficiente sobre la magnitud del problema
que permita velar por el cumplimiento público y privado de estos propósitos.
Fuentes de energía en la actualidad
La mayor parte del consumo mundial de energía (66%) es satisfecha por los llamados
combustibles fósiles –carbón, gas y petróleo-, por la simple razón de que son “abundantes”,
“baratos”, y fáciles de transportar. Sin embargo representan una gran problemática, se van a acabar
algún día y la contaminación que producen es pavorosa y afecta a nuestros pulmones y al ambiente.
Si todo sigue así, dicha contaminación aumentará un 50% para el 2010, por lo tanto no sólo
enfrentaremos escasez de recursos sino también una enorme degradación del medio.
Por otro lado encontramos a las otras dos fuentes de energía más usadas en la Argentina y el
mundo, la hidroeléctrica y la nuclear. La primera es una de las más abundantes y aparenta ser una
de las menos nocivas. Pero la construcción de una represa hidroeléctrica precisa de un gran caudal
fluvial y genera un enorme desequilibrio ecológico transformando drásticamente un terreno.
Afectando de esta manera a la flora, fauna y a los seres humanos del lugar, ya que es una de las
principales causas de las inundaciones y sequías de nuestro planeta.
La energía nuclear es una de las más jóvenes y sofisticadas, razón por la cual aun existen
campos en los cuales no se tiene completo conocimiento acerca de esta fuente de energía, como por
ejemplo en el tratamiento de los residuos. A pesar de la gran discusión que existe respecto de las
centrales nucleares, estas pueden producir tanta o más energía como una central hidroeléctrica y
utilizan un combustible relativamente “abundante”. Pero por otro lado sigue siendo tremendo el
desastre que podría provocar un accidente en un reactor nuclear o el modo en que afectan al medio
ambiente los depósitos de residuos. Es por eso que es necesario que la mayor parte de las
inversiones en este ámbito, se deban dirigir al tratamiento de los residuos y a la seguridad interna, si
es que se quiere evolucionar en la utilización de esta fuente energética.
Fuentes de energía alternativas
Llamamos fuentes de energía alternativas a aquellas que no han sido desarrolladas ni
aplicadas lo suficiente en nuestro planeta pero que representan una posible solución para los
conflictos energéticos.
La más conocida y apoyada es la energía solar. Debido a la simple razón de que el sol llega a
casi todas partes y es una fuente de energía gratuita, no contaminante y prácticamente inagotable.
Además la cantidad de energía que arroja diariamente al planeta es 15 mil veces la que se consume
en la actualidad. Pero el gran problema que representa nos retrotrae de nuevo al factor económico,
ya que, aunque es gratis obtener la energía del sol, resulta costoso convertirla en energía
aprovechable.
Por otro lado, el sol no siempre está. Entonces es necesario implementar un mecanismo de
almacenamiento de energía para poder utilizarla cuando es de noche (o está nublado).
Por ultimo, la energía solar que alcanza el suelo tiene muy poca densidad superficial. Por lo
que se hace necesario obtenerla de grandes extensiones de territorio y esto dificulta aun más su
aplicación. Sin embargo en la actualidad puede resultar una solución para abastecer a poblaciones
alejadas de las redes energéticas, por ejemplo en Argentina en donde casi un tercio de la población
no cuenta con energía eléctrica. Al igual que la energía nuclear, la solar es una energía
relativamente “joven” que necesita de inversiones y subsidios para su desarrollo y su mejor
participación en el mercado.
La energía solar se manifiesta también por medio de otros fenómenos, como los vientos
(energía eólica) producidos por la forma en que se distribuye el calor del Sol en los océanos y en la
atmósfera. Este proceso también representa una fuente de energía abundante, limpia y renovable, y
a la vez relativamente barata. Pero, al igual que la energía solar, no ha sido lo suficientemente
explotada. Aunque en nuestro país sería muy útil ya que, en provincias como Chubut, donde los
vientos pueden superar velocidades de 80 Km. /h, diez molinos pueden abastecer a seis mil hogares.
Otra manifestación indirecta de la energía solar se da en la energía de biomasa. Esto se
produce luego de la fotosíntesis, en donde la energía del Sol se transforma en energía química y
queda almacenada en los cultivos y plantas. Después de un determinado tiempo de degradación, los
residuos agrícolas y estiércol se degradan y liberan un gas que posee gran cantidad de dicha energía.
Este gas es altamente combustible y luego de numerosos procesos puede ser utilizado como nafta.
Se calcula que el estiércol de 10 vacas permite obtener diariamente un volumen de 1.8 m3 de
biogás, equivalentes 1.3 litros de nafta. En China y en la India existen millones de digestores
sencillos (2). Actualmente en nuestro país se están realizando numerosas pruebas piloto con
combustibles biomasa.
Finalmente, dos de las fuentes de energía menos explotadas en nuestro país y el mundo, la
geotérmica y la mareomotriz. La primera se basa en la energía, que es muchísima, que puede
brindar la corteza terrestre a través de los núcleos geotérmicos (Ej.: volcán). En nuestro país
contamos con numerosas fuentes de este tipo en la cordillera y la precordillera, pero sólo con una
instalación de prueba en el volcán Copahue (Neuquén). En cuanto a la energía mareomotriz, la
Argentina posee una extensa costa de grandes mareas, vientos y olas de gran envergadura,
especialmente en la costa patagónica. Pero esta incalculable fuente de energía no se haya explotada,
debido al alto costo de instalación de una planta generadora. Es decir, si bien los mares pueden
generar energía, todavía no es económicamente viable.
Conclusión
Como conclusión a este trabajo, determinamos que si no se modifica el modelo de desarrollo
energético y social nos enfrentaremos a corto plazo con efectos nefastos para la humanidad. Es
decir, un modelo suicida que otorga beneficios a unos pocos en perjuicio de todos, que tarde o
temprano terminará destruyendo nuestro planeta, y por ende a nosotros mismos.
Por lo tanto, podemos decir que el principal factor que nos ha llevado a la situación en
donde nos encontramos es el económico. Porque además de impulsar y mantener en actividad
procesos nocivos y escasos, no permite el desarrollo de nuevas fuentes de energía alternativas que
podrían brindarnos una solución a la crisis y mejorar la relación entre la sociedad y el ecosistema.
Es necesario crear una conciencia ambiental que modifique la actitud de pasividad de la
sociedad en general frente a dichas actividades. En búsqueda de una conciencia ambiental
deberíamos recrear algunos de los valores de los pueblos originarios que remiten su cosmovisión:
“Nosotros los Sionas decidimos limpiar el petróleo, son nuestras lagunas, nuestra tierra,
donde hemos vivido por generaciones. Es un lugar especial para nosotros, ¿entiendes? Esta
laguna, esta selva compartieron con nosotros la vida por cientos de años. Ahora la laguna necesita
de nuestra ayuda… Nuestra gente se está enfermando, pero decidimos continuar para no dejar
morir la selva. Lo peor de todo es que cada día hay más y más (petróleo). Te doy estas palabras
para que las lleves a la gente de donde tu eres.”(3)
Don Victoriano, Shaman Siona,
Selva amazónica, Ecuador
Las grandes empresas energéticas no enfrentan una oposición social suficiente que
desaliente sus inversiones, convenciendo a muchos con falsas promesas de progreso económico y
fuentes de trabajo. Es por eso que a la hora de invertir, desarrollar y aplicar nuevas fuentes de
energía alternativas, el papel del Estado se vuelve fundamental. Ningún empresario privado querría
invertir en una actividad que presente demasiados riesgos económicos y financieros, aunque
implique una salvación o una posibilidad de superar la grave crisis energética que enfrentamos en la
actualidad. El desafío consiste en conciliar el crecimiento económico con el desarrollo humano, un
crecimiento económico sustentable en equilibrio con el medio ambiente.
Bibliografía
(1) Consejo Mundial de Energía. www.worldenergy.org
(2) Nueva escuela. Biotecnología. Ministerio de Cultura y Educación. p.14
(3) Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador “Lucha por la vida en el
Amazonas” (en: América Milenaria, CEDYACI, año 1, N°2, Bs.As., julio-agosto, 1992, p.40-41)
Programa Con/Ciencia. Energías Alternativas. Una de sol y una de uranio. Comisión de
Investigaciones Científicas. Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos
Aires.
Asociación Argentina de Energías Renovables y Ambiente. www.asades.org
Comisión Nacional de energía Atómica. www.cnea.gov.ar
Laboratorio Tandar. www.tandar.cnea.gov.ar
Le Monde Diplomatique, El Atlas – II, Buenos Aires, junio 2006.
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