33 FRUTO DEL ESPÍRITU: FIDELIDAD “… sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré” (Mateo 25,21) Una iglesia fuerte en Dios, que se nutre por el Espíritu de Dios, muestra el carácter de Cristo en su vida y ministerios, que es tanto como decir en la vida y ministerios de sus miembros. Y un fruto destacado de ese carácter es la fidelidad (Gál.5,22). “La fidelidad de Dios es para siempre” (Sal.117,2). Dios siempre ha sido fiel a su Pacto con Israel. Dios siempre es fiel con su Iglesia y siempre es fiel con cada uno de nosotros, sus hijos, por medio de la gracia que sobreabunda en Cristo. Sí, oh Dios amado: “¡Grande es tu fidelidad!” (Lam.3,23). Cristo es “Fiel y Verdadero” (Apoc.19,11); Jesús “es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Heb.13,8) Y el Espíritu Santo ejerce en nuestro favor un ministerio siempre fiel (Jn.14,16). Una iglesia fortalecida en Dios por su Espíritu muestra ese mismo fruto de fidelidad en sus miembros, a través del ejercicio comprometido de dones y ministerios propios, la participación en los “ministerios pequeños”, y el cuidado mutuo. Una iglesia nutrida por el Espíritu del Dios de toda fidelidad no cae en las redes del individualismo o la pereza, ni sus miembros pecan de menosprecio hacia la comunidad en que Cristo les ha puesto; al contrario, se afirman en fidelidad leal a su comunidad y a cada uno de sus hermanos, por amor a su Señor. Y lo hacen con la única expectativa de oír un día de labios de Cristo la más bella recompensa: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” (Mt.25,21).