mural.com --- Col y lechuga, ¿bienes sustitutos?

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8-Oct-2003
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Miguel Ángel Montoya: Vertebral
Col y lechuga, ¿bienes sustitutos?
El conocer que un bien o servicio tiene
sustitutos, también define la fuerza de
variación de su precio
¿
Por qué los precios de algunos
productos suben más que otros? Existen
distintos motivos, como la demanda de
dicho bien porque es temporada (uniformes
en agosto, juguetes en diciembre, vacaciones
en Semana Santa), porque esté de moda
(ropa, accesorios, calzado) o es necesario
(medicinas en una epidemia, agua potable en
un huracán o armas en una guerra).
También pueden incrementar los precios por
situaciones achacables al oferente, como el
incremento o escasez de alguna materia
prima, un alza general de costos de
producción o un nuevo impuesto a la venta
del mismo.
Junto con los anteriores motivos también
existen cambios en los precios debido al
cambio en la cantidad intercambiada o al
precio de otro bien o servicio. A este tipo de
bienes en economía se les conoce como
sustitutos y complementarios. De los
primeros tratará el presente artículo.
Los bienes sustitutos son los bienes que se
pueden consumir en lugar de otro. El ejemplo
más clásico es la mantequilla y la margarina,
podemos consumir uno en lugar del otro casi
sin ningún problema. Estos bienes también
tienen otra característica: si el precio de uno
sube, la demanda por el otro se incrementa.
Es decir, si sube un peso el precio de la
mantequilla, se incrementarán las compras de
margarina. Como uno es sustituto casi
columnas anteriores
•El control de la política
monetaria
(24-09-03)
•Privatizar y regular
(10-09-03)
•La desigualdad y el
crecimiento económic
(27-08-03)
•El bajo crecimiento de
México y América
(13-08-03)
•Crecer en el presente y en
el futuro
(30-07-03)
•¿Por un País Petrolizado?
(16-07-03)
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perfecto del otro, los consumidores, ante el
alza de precio, se decantarán por la
adquisición del segundo que le produce casi
los mismos beneficios.
Existen varios ejemplos de bienes sustitutos,
pero es en el mercado de alimentos donde
encontramos más. Las distintas variedades de
jitomate son un ejemplo, no importa que sea
bola o saladet, ante el alza de uno de ellos, las
amas de casa consumirán el otro. Las
diferentes variedades de frijol o de aceites de
cocina también son buenos ejemplos.
Al calcular el Indice Nacional de Precios al
Consumidor (INPC), el Banco de México
(Banxico) trata a distintos bienes o servicios
como sustitutos. Aparte de los casos arriba
mencionados, también menciona al atún y
sardinas en lata, a la lechuga y la col, la leche
evaporada y la condensada, entre otros.
Es importante mencionar que no para todos
los consumidores o familias un bien es
sustituto de otro, y esto puede variar de
cultura a cultura. Por ejemplo, en las
sociedades mediterráneas no se pudiera
considerar a la sardina como sustituta del
atún y viceversa. En Francia sería casi un
crimen tratar de dar col en lugar de lechuga.
Un caso muy mexicano sería el de las tortillas
de harina de trigo y de maíz. Quizás para más
de alguno, la de trigo puede ser sustituto de la
de maíz, pero según la encuesta de ingreso y
gasto de los hogares mexicanos, esto no es así
para la mayoría de familias. De hecho, el
conjunto de consumidores de la República
Mexicana gastan 17 veces más en tortillas de
maíz que de trigo.
El conocer que un bien o servicio tiene
sustitutos, también define la fuerza de
variación de su precio. Si sube le precio del
huevo, ¿qué es lo que sucede su consumo?
Las personas (normalmente las más pobres y
con menos educación) difícilmente
encontrarían un sustituto de proteínas
(energía) en el rango de valor del huevo y por
lo tanto lo continuarían consumiendo en
menor medida, y a un mayor precio (con la
consecuente peor nutrición). Otros ejemplos
de bienes que no tienen suplentes son la leche
para los niños, los refrescos, el azúcar o la
sal, entre otros.
Como vemos, los bienes sin sustitutos,
también llamados básicos, resienten en mayor
medida los procesos inflacionarios, es decir,
suben más que los otros bienes y servicios,
debido a que el consumidor no encuentra
fácilmente un suplente en el corto plazo y
tendrá que seguir comprando el bien.
En un bien o servicio con sustitutos, como
por ejemplo el ir al cine, las variaciones en
sus precios no son mayores que el promedio.
Ya que si el costo de acudir al cine sube
mucho, el consumidor podría suplirlo con
otra distracción, como ir al teatro, a un
concierto o rentar una película.
Los anteriores son motivos por los que no
hay que descuidar la lucha antiinflacionaria,
ya que en procesos de alto incremento de
precios, los bienes sin sustituto son los que
subirán más y, como vemos, tienden a ser
productos de la canasta básica.
Asuntos candentes en el mundo están
relacionados con los bienes sustitutos. Por
ejemplo, el debate con relación a los nuevos
fármacos para tratar el sida. Las personas con
VIH positivo necesitan esos medicamentos y
no hay suplente para ellos, por lo que el
precio es bastante alto; muy por encima de lo
que pueden pagar los infectados de los países
pobres del mundo en Africa Central y del Sur,
o en Brasil. Por lo que algunos de los
Gobiernos de naciones muy afectadas han
decidido producir sus propios fármacos
genéricos, violando las leyes de patentes y
propiedad intelectual. Es decir, el Estado está
tratando de corregir la falla en el mercado de
no existencia de bienes sustitutos a los
mencionados medicamentos.
Desafortunadamente, al no llegar a un
acuerdo entre los grandes laboratorios y los
Gobiernos, podrían estar poniendo en peligro
el desarrollo de nuevos y más modernos
fármacos.
Miguel Ángel Montoya es profesor de
Economía y director de Internacionalización
del Tec de Monterrey Campus Guadalajara.
mmontoya@itesm.mx
inicio
Hora de publicación: 04:52
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