336 Héctor Julio Prieto Cely la sociedad obrando siempre con suma diligencia, prudencia y cuidado evitando a toda costa causar daño y siempre cumpliendo los estatutos sociales así como los preceptos legales prefiriendo los intereses de la sociedad por sobre los intereses individuales de los socios si a ello hubiere lugar, eso es lo que se desprende de la parte final del primer inciso de la norma citada anteriormente. Finalmente se debe afirmar que es imposible establecer reglas generales y de contenido concreto que contenga la conducta esperada de los administradores por lo que en cada caso concreto se deberán tener en cuenta circunstancias especiales como la naturaleza jurídica de los negocios sociales, la clase de empresa, su objeto y finalidad así como los instrumentos técnicos y jurídicos que se encuentren al alcance de los administradores para el buen ejercicio de sus funciones. 7.1.3.7.4. Obligaciones de los administradores Los administradores tienen, sin lugar a dudas, una gran responsabilidad sobre sus hombros pues, desde el punto de vista económico, son ellos quienes tienen la misión de mantener en el mercado a la compañía, velar por su crecimiento continuo y lograr las tan esperadas utilidades; para lograr todo lo anterior, los administradores deben obrar, como obran en el derecho civil los buenos padres de familia concepto que ya hemos definido para el ámbito mercantil como el buen hombre de negocios bajo los principios de la buena fe, diligencia, lealtad, prontitud, honestidad siempre, colocando todos estos valores y otros más, al servicio y a favor de la sociedad teniendo como norte en todo momento nada más que los intereses de los socios. Es por ello que el legislador de 199562 consideró que para lograr todo lo anterior, los administradores se encontraban comprometidos para con la sociedad a colocar su esfuerzo con la finalidad de cumplir el objeto social de la manera esperada y de forma adecuada; a ser los guardianes y cumplidores de la ley y de los estatutos sociales que implica también el cumplimiento de las decisiones de los órganos sociales; a permitir la realización del trabajo del Revisor Fiscal. Mucho se ha criticado la imparcialidad e independencia de los revisores fiscales frente a la gestión 62 Los administradores deben obrar de buena fe, con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios. Sus actuaciones se cumplirán en interés de la sociedad, teniendo en cuenta los intereses de sus asociados. Ley 222 de 1995 artículo 23.