DE HISTORIA NATURAL. 81 nen ya otro carácter completamente distinto, sin que diera en ellos con n i n g u n a piedra azul. «Teniendo que limitarme, pues, á dicho sitio, y examinando las piedras que contuvieran la aerinita, pude notar que estas son de tres clases: ofitas con u n a delgada capa de dicho mine­ ral, tal como acabo de describirle; ofitas aerinitizadas, es de­ cir, convertidas en todo su espesor en u n a substancia terrea, azulada y sumamente descompuesta y cuarzos con aerinita. Estos son granudo-cristalinos, transparentes, con muchas ca­ vidades irregulares llenas de aerinita en delgadas capas y de restos de u n producto terreo y ferruginoso, que parece haber sido arrastrado en su mayor parte por el agua. »En los otros apuntamientos cercanos las ofitas no presen­ tan vestigios de dicha evolución, y es de notar que han toma­ do en ella rumbos muy diversos. En el que se encuentra poco antes de llegar á la dehesa, yendo de Morón, dicha roca acaba por transformarse en un agregado cripto-cristalino negro, de talco y magnetita. El talco, además, se halla en laminillas argentinas macroscópicas, abundantes, sobre todo, en los pla­ nos de j u n t u r a que han dado acceso á los agentes destructo­ res. En cambio en el otro apuntamiento que aflora al otro lado del caserío, al pie del cerro próximo, l a o f i t a p o r s u descompo­ sición se ha plagado de cavidades prolongadas irregulares, que se rellenaron de cal carbonatada concrecionada, apare­ ciendo de trecho en trecho, y sobre todo cerca de la caliza, granates irregulares ó cristalizados en rombododecaedros, des­ de un milímetro hasta dos centímetros. »A reserva de ocuparme algún día con mayor pormenor de estas singularísimas evoluciones, de que no creo se hayan ci­ tado hasta ahora ejemplos análogos, notaré solo por el m o ­ mento que la individualidad de las ofitas de la dehesa del Ro­ ble, constituye un caso curiosísimo, y que una manifestación especial de sus evoluciones, tan notables como locales, es la aerinita que he descrito sumariamente. «Ciertamente estos datos son aún insuficientes para resol­ ver las cuestiones referentes á la verdadera composición y pro­ ceso genético de la aerinita; pero de todos modos, su hallazgo en dos formas no conocidas hasta aquí, y, sobre todo, en u n a localidad nueva, siendo tan escasas, que no pasaban de dos las citadas, puede servir para comprobar los datos hasta ahora A C T A S D E L A SOC. ESP.—XIX. c