CONSIDERACIONES SOBRE CUNIGUIr TURA INDUSTRIAL LA INDUSTRIA DE LA PIEL Entre todas las mal llamadas pequeñaa industxias agropecuarias, familiares y caseras, susceptibles de ser explotadas por la familia +campesina en su ámbito prop_o, la casa de labor, es la Cunicultura la que se encuentra más estrechamente ligada con la industria. La Cunicultura o explatación racional del ^conejo, nos produce tres rendimientos : carne, piel y pelo. Pero asf como la carne es producto casi común a tadas las pequeñas industrias ganaderas no lo es ni ei pelo, ni la p^el. La piel se utiliza como primera ^materia en Ia peleterfa, y el pelo en la fabricación de hí]ados y tej idos el procedente de Ia raza Angora, y en fieItro y sombrerería el producído por otras razas. A esto a.fiadíremos la fabricación de colas y gelatinas, y una de las primeras ha recibido, de la primera matería para su fabrica^ión^ el nombre; ^ola de coneáo, - 231 - Con la Cunicultura están, pues,; ^^lacionar das el curtido el tinte, la prep^,i^ae^ió^.^;`^la píel, la confección, el fieltro, la ^omb^lt^ las colas, las gelatinas, los hila^os, 1 dos y la confección Angora. Queda, por lo tanto, debidarí^epte ^^stií'jiy i^cada la calificación de industrial qírTér. mos desde hace mucho tiempo a la U^^ctiltura, ya que este nombre lo acompañamos siempre de dos adjetivos que deben ser con ella inseparables : moderna y racional. Y la moderna Cunicultura explota este roedor para obtener de ella, racionalmente, las primeras materias propias para la industria, además de ut^lizar la carne como típica explotación ganadera. Y desde este punto tle vista, como productora de pieles, vamos a hacer unas pequeñas consideraciones acerca de la Cunicultura. II LOS ANIMALES PELETEftOS. La mujer, para su abrigo y para su adorno ^utiliza la piel preferentemente, También la piel es usada por el hombre, aunque en menor cantidad, y as^imismo la piel se usa en utensilios, mantas y hasta en muebles y en adornos del hogar, Para sostener este uso, y para sat^afacer la , creciente demanda de pieles, hoy se utilizan tadas las procedentes de ^as anim^l^e$^ - - 232 'desde el top^o hasta la nutria de mar, y desde e1 ratón al leopardo y al león. El hombre civilizado pide a la bestia saIvaje la contribución de su propia piel, y, no entregándola voluntariamente, la hace objeto de una caza despiadada. El hombre y la fiera son enemigos, y la causa es el disfrute de `una piel. Así, las besiias salvajes, objeto de una encarnizada persecución por el hombre, van desapareciendo, y eI número de piel^es natu.rales dismin,uyen constantemente. Acerca. de este e^otremo recomendamos al lector la. leci;ura de nueatro folleto "Producéión de pieles 'rica^", er^ ^as que se dan cifras y estadísiicas, y en el que se explica el nacimiento de Granjas ded^cadas a la explo^tacíón de animales salvajes en cautividad; precisamente para subvenir a eatas crecientes demandas de pieles en un momento en que existe un gran déficit en su producción. Pero la producción en cautividad no ha podid^o susti^tuir a la producción natural en la vida salvaje en cantidad y a cada momentu se observa un aumenio en la demanda y unx disminución en la oferta, provocando un alza de precios y Ia inventiva humana, que sustituye unas pieles por otras, tratando de noz^malizár la demanda con la oferta. Precisamente, y gracias a es^e desequilibrio, la p^el del conejo ha cobrado una enor^me importancia, ya que esta, piel no sólo^ es Cálida, fuerte ,y durable, sino que posee ver- - ^ 233 ._. dadera belleza, es susceptible de sencilla preparación por la ind^ustria, y hoy ha ]legado la peletería de imitación a un perfeccionamiento tal que una piel de conejo preparada intelig•entemente, puede ser to^mada como producida por un auténtico animal salvaje. F.1 número de pieles de conejo que en la actualidad pasan a manos de la indus•tria es enorme y tiende constantemente a crecer• La. piel de conejq pasa de artículo de luja al de primera necesidad, y el continuo bienestar que se advierte en la Humanidad, a ritmo cada dfa creciente, hará que en día no lejano aumente enormemente la demanda de estas p^eles, que no ha de tener más limi^tación que la oferta y, por lo tanto, la producción. No hace muchos afios, el. abrigo de pieles era una prenda cle gran ooste, de lujo, sólo permitida a personas^ de gran posición, como se detalla en el Manual del peletero :"His^to ría de la piel". En la actualidad, el núRnero de abrigos de pieles es enorme, y no represemta ya una prenda de lujo, sino de confort ,y de verdadera necesidad, Y este bienestar ha sido posible gracias a la Cunicultura industrial y al progreso, cada día mayor, experimentado por la industria de la peleterfa. La. confección peletera no podría vivir en la actualidad con la extensión y capacidad que posee, sino fuera por la utilización de la piel del conejo criado en grandes explotaciones en catttividad, constituyend^o la piel un - 234 - excelente ingreso de la moderna industria de la Cunicultura. III LOS COMPRADORES DE PIELES. Los cómpradores de pieles son : el peletero y e] cortador de pelo. El primero, para su utilización en la confección; el segundo para la obtencián de la primera materia necesaria para la industria del fieltro y de la sombrerería, y, p^or último, todos los residuos, los fabricantes de colas y gelatinas, a lo que hay que añadir el preparador de abonos artificiales. Pero para que la piel sea ut^lizada por el peletero necesita pasar amtes por otras indus,trias, que son : el curtido, el teñido, el corte y la preparación. EI curtido tiene por objeto devolver a la piel ]a elasticidad primitiva y aolocarla en condiciones de resístenc:a, fuerza y duración. E1 teñido para dar a las piel^s coloracionea fijas y determinadas, según el gusto del comprador o de la moda y la preparación de la piel tiene por fin acomodar la primera materia a las necesidades del mercado, proporcionándole mayor belleza, ^uavidad y aceptac^ón. Entre estas últimas operaciones detaIlaremos: el rasado, ejarrado y depilado. 1^,as pieles blancas, azules o plateadas, es -- 235 - decir, aquellas pieles que poseen' un be^ lor natural homogéneo, puedeñ ser ,^t^:t dos en peletería sin pasar por^ el ti^^ tará sólo dejarlas en manos del- eu Ahora bien ; se necesita que i^^; ,pieTé^ p4sean admirables condiciones de co^óri^cr^y,ara evitar la acción del teñ^do, lo que .^ep^e^^l que el mayor número de pieles han áe entrégarse en manos del tintorero, y, por lo tanto, por regla general, no pademos considerar la producción de píeles naturales sin teñir como industria de gran arraigo en Cunicultura. Quedan no obstante, el resto de las operaciones que son absol,utamente precisas si las^ pieles han de poseer las característ^cas que el gusto de la clientela exige. El rasado tiene por fin dejar la longltud del pelo a una altura menor que la natural. Mientras la moda imponga la piel de pelo corto, la operación del rasado será imprescindible. El ejarrado no es más que la separación de los pe14s de jarre, los más largos, duros y menos flexibles de ]a piel; una piel ejarrada posee una ad^m^rable suavidad, nunca, comparable con la piel sin ejarrar, sea cual sea la raza de que proceda. Y, por último, una piel rasada y ejarrada recibe el nombre de depilatla o eléctrica. Hemos dicho que otro comprador de pieles es el cortador de pelo. Este compradRr adqui^ere pieles de calidad mediocre q^ue no pueden s^er utilizadas en peletería. El precio c^ue por ellas abona es, desde luego, inferiof ^ 23t; a las primeras. Las pieles destinadas al cort,e son aquellas mal extraídas, mal desecadas, mal cuidadas, cubiertas de manchas de color irregulares, con pelo de irregulares longitudes, procedentes de pieles de primavera y verano. Ya herrlos dicho que éstas se dedican a la industria del fieltro y de ]a sombrererfa. En un país como Bélgica; adelantado en Cunicultura, se estimaba en 50 millones de unidades ]as pieles que absorbía el corte de pelo en el año 1925. Con él se sostenían ^unas 25 fábricas, que mantenían un personal productor variable entre 50 y 600 cada una. Se ealculaba, asimismo, que de cada 100 pieles producidas en Cunicultura, 40 ae dedicaban a peletería y 60 al corte, y corrw estas ú^lt,imas adquirfan un precio inferior, se deduce que los productos de la Cunicultura estaban en desequili^brio, Como mínimo debemos admitir .una división por partes iguales entre la indu^qt.ria peletera y la del corte, y sólo consideraremos una Cun^cultura próspera euando la máxima cantidad de pieles producidas sea abona^da por la pelét^ería y la míni:ma por el corte. En España no tenemos datos estadfsticos que permitan señalar esta situación, y creemos que por el mam^ento es preferible no conocerlos y trabajar para mejorar en caIidad nuestra producción peletera cunfcola, como si fuera mu.y deficiente, en lo que, desgraciadamente, no nos alejamos en 'mucho de la realida^l. - 237 IV UYEAAUIUNE^ PEI.ETERAS. C.omo consecuencia de las operaciones que s^ufren ]as pieles hasta el momento de ser utilizadas para la confección, resultan una diversidad de clas^es, que vamos a indicar. La piel, una vez desecada, no reúne condiciones de flexibilidad, y naturalmente, recién extraída, tampoco posee aplicaciones. Resulta de ello, que todas las pielea, sean cuales sean su color, calidad, etc., han de sufrir una operación inevitable : ésta es el curtido. Nos referiremos, deade luego, a las pieles curtidas, y de aqui partiremos para la diferenciación y su distribución por clases. Unas pasarán directamente al peletero, bien por su excelente calidad, bien por ser la confección barata. Pero el resto van a sufrir distintas operaciones, que ya hemos citado, y que son : rasado, ejarrado y depilado. Una piel no rasada consex-va la longitud de pelo del ani^mal: son las pieles de pel^o largo. Si la longitu.d del pelo se reduce a 14 ó 16 milímetros, resulia la piel rasada. Esta piel es impres^cindible cuando se desea ejecutar confecciones de infinitas piezas, con dibujos en los que la exactitud y limpieza son condiciones n^ecesarias. Por otra parte, las pieles rasaclas poseen una mayor belleza y evi- ^ tan el inconveniente de la piel del a^nejo de- -238- rivado de la calídad del pelo, sobre ^todo cuando se encuentre mojada por Ia lluvia o humedad exc^iva. Ya sabemos que en la piel del conejo van incrustados una enorme cantidad de pelos, y que éstos pelos no son iguales, sitw pertenecen a cuatro clases distintas: borra, conductor, intermedio y de jarre; constituye un pequeño tanto por ciento del total la suma de los intermedios, ^conductor^s y de jarre. También recordaremos que la borra posee la mínima longitud y que, en cambio, las otras tres clases s^on de longitud mayor y, al mismo tiempo, que el pelo de borra es suave y sedoso, mientras ei resto es duro y espeso al tacto. Por consiguiente, una piel que ssólo contenga pelos de borra será una piel más s^uave, más acariciadora, de mejores condic^onea que la que todavía conserve las cuatro clases de pelos. Resulta de 'todo ello la conveniencia de suprimir en la piel los pelos conductor, intermedio y de jarre para obtener una piel de excelente calidad. Esta. es la piel ejarrada, y se llama así siempre que conserve la longitud de pelo natural, sin haber pasado por la operación del rasado. Cuando una pie^ ha sufrido la operación del rasado y además la del ejarrado, se obtiene la p-e1 ,depilada o eléctri¢a. ' Como consecuencia, las pieles que podemos obtener en definitiva en la industria peletera - 239 - serán, pues, naturales, rasadas, ejarradas y depiladas o eléctricas. Ahora bien; todas estas pieles o están en su color natural o han pasado por la industria de la tintorería. He aquí otra vez otra clasificac.ón. Pero por su coior natural, o bien por el teñido artificial, las pieles podrán ten^r un sinfín de colorac:ones o de matices dentro de una misma coloración, lo que dará origen a otra nueva clasificación. Aun todavía más. Las p:eles tendrán distintas magnitudes, como consecuencia de las dimensiones y peso del ani^mal que las produjeron. Dentro de cada grupo anteriormente clasificados encontraremos, por lo tanto, tras nuevos subgrupos, con lo que la diferenciación y, por lo tanto, la clasificación, llega hasta el inf:nito. Esta clasificación L responde a una necesidad económica o es más bien ^una clasificación teórica? Desde luego, cada clase de piel posee una aplicacíón determinada, tiene una utilizac:ón especial, requiere una preparación fija, y todas estas propiedades y aun eatos costos de preparación serán variables y variables serán los precios. Los precios de las pieles han de estar en armon4a con los costos de producción y con la utilización de las mismas. En consecuencia, si cada grupo o subgrupo ha de poseer un precio determ'nado y variable, es lógico que lleguemos a una clasificación sistemática y escrupulosa. Y sobre todas estas consideraciones está la de la ma da, combinada con la oferta y la demanda, q^ue en definitiva acompasará la variación del precio de las pieles y attn la relativa entr^c grupos y subgrupos. Haciendo aplicación de la clasificación anteriormente establecida a las pieles de una coioración determinada, la blanca, por ejempIo, encontramos las siguientes clases : 1^ Pieles blancas na.turales, curtidas, grandes. 2^ Idem íd, íd., curtidas, medianas. 3.8 Idem fd. íd., curtidas, pequeñas. 4° Idem fd, rasadas, grandes. 5^ Idem íd, fd., medianas. 6 e Idem íd, íd., pequeí^as. 7.8 Idem íd. ejarradas, grandes. 8 A Idem id, fd., medt^anas. 9: ^ Idem f d. íd., pequeñas. 10. Idem íd, depiladas, grandes. 11. Idem fd. íd., medianas. 12. Idem íd. fd., pequeñas. Y esta misma clasifícación se aplicará a cada eolor, por lo que se camprende fácilmente la diversidad de tipos de pieles que encontramos en la industria y en el comercio y, como consecuenc'_a, la enorme variación en los precios de las distintas clases. V I}EL COLOIt NATURAL EN LA PIEI., Vamos^ a hacer algunas consideraciones acerea del color en la piel nat^ural, empezan,- 2 ^4 ^ do por• r^ecordar que exi.4ten también desde este pun'to de vista, distintas clasificaciones, que no podemos olvidar. En primer lugar, exaten coloraciones var•iadas, que. cada día aumenta su número excesivamente sin pr•ovecho económico ninguno y respondiendo únicamente al capricho anbi económico y desmesurado de muchos cunicul.tores. Así existen pieles : blancas, ^;ris^es, negras, habanas, rojas, etc., etc. Pero esta coloración puede ser ho^mogénea y degradada. Entendemos por coloración homogénea cuando toda la piel, espalda, flancos y vientre poseen exactamente el mismo Color•ido, y degradada cuando la espalda es más crscura y va aclarándose el color desde ella hasta el vientre, pasando pox• los flancos. Y dentro de es^ta clasificación de homogénea y degradada, caben todos los colore^. Tipos de es^ta clase de piel son las Chinchilla, el Negro y 1'lata, N egro y Fuego, Azul y Fuego, algunas Habanas y el conejo de monte o campesino. Pero no todas las pieles poseen coloración homogénea o degradada. Existen otras mu:Chas en las que apar•ec^en pequeñas superficies con colores distin^tos al general de la capa, ^Si estas superfici^es, de d-stinto colorido o tonalidad, se encuentran en regianes det^erminadas y en superficies prácticamente coxr^stantes, reciben el nombre de pieles marcadas o con marcas; si es^:as superf,^cies colo-• readas 3011 irreRulares en tamaño e irreguCUNICU^_TURA Ih - 242 -lares en colocación, reciben el nombre de ^nanchadas. E1 valor de esta clase de pieles, marcadas y manchadas, es muy aleatorio. Desde luego, las pieles manchadas no poseen valoración especial, sino que son d^preciadas, y se comprende fáci^mente, toda vez que no pueden ser utilizadas en su estado natural, que tienen que pasar necesariamente por la tintorería, y aun en ésta será difícil conseguir un buen teñ:do ante la distinta coloración de las diversas superficies de piel, tíñéndose mucho mejor aquellas que posean en toda su extensión una misma tonalidad en su colorido. Y en cuanto a las pieles marcadas, es difícil, prácticamente imposible, conseguir una exacta distribuc:^n de marcas en cada piel, y aun así, sigue síendo prác^ica^mente impo s^ible una regular distribución de las marcas en una confección sin pérdída de grandes extensiones peleteras. Vemos, pues, que industrialmente, ni las pieles marcadas ni lus manchadas interesan, y que, por lo tanto, deben tender a desaparecer los animales productores de ellas, Tipo clásico de esta clase de conejos es el "Mariposa". Hechas estas consideraciones preliminares, pasemos a considerar algunos colorídos en Ias pielas naturales. A) Pieles azules y ptatea.das. Las p^eles azules y las plateadas pueden ser usadas sin pasar por el tinte. Esta clase de pieles pasan a poder de los curtidores, y una vez curtidas, pueden usarse en su color natural. l^xisten muchas pieles de esta clase con la punta de los p^los rojiza. En este caso quedan desvalora^las. Para afinar su clase deben ser rasadas, a mayor o menor alt^ura, a fin de asegurar una perfecta continuidad en el color, Además, hemos de tener en cuenta que en las píeles no toda la longitud del pelo posee una idéntica coloración. Cuando la parte de pelo en contacto con la piel del -an:mal es de distinta coloración que la parte m•edia o la punta, las pieLes deben sufrir algunas oper raciones, según lo que se desee qbtener, Esta clase de pieles pueden, a su vez, sufrir o no las distintas operaciones del rasado, ejarrado o depilado. Siempre hemos de contar con la enorme dificulad de obtener un gran lote de pieles con idéntica coloración y aun tonalidad de oolor, única condición que valorará la ^mercancía, y esto es debido a que en la actualidad se descuida la selección por el color, y, en cambio, se someten las razas a una serie de cruzamientos absurdos e impremeditados, por lo que se hace difícil y compl.ica enormemente la averiguación del origen de lqs animales en . •^q:^ explotación, con todos lus inconvenientes que tal práctica acarrea desde e] laun'to de vista industrial, comercial y de rendimiento. B} Lces pieli^^ bl.r^^u.cct^. Las pieles blancas pued^en ser usadas, también, al natural. En este caso basta e] curtido ,y sufr•írán o no Ias operaciones del rasado, ejarrado y dep^lado, seg^ían conveniencias de utilización. No obstante, recordaremos q^ue la piel blanca es la materia ideal para la tintorería. En Ia actualidad se decoloran, total y absolutamente, las pieles de color. Algunos expertos en la materia opinan que decoloránd^ose en la actualidad las pieles no existe motivo fundamental para aconsejar la explotación del conejo blanco, ya que, afirman, que las pieles de color suelen poseer una mayor resistencia. A pesar de esas opiniones, creemas que la producción de conejos blancos evíta la operación de decol^orar la piel, operación no sólo costosa, sino que debilita la misma piel operada, Y esta debilitación, por lo m^enos en el momento actual.^ es mayox• que la p^zble diferencia en ]a resístencia y fortaleza entre las pieles de color y de las blancas. Seguimos opinando que la blanca es la materia ideal para ]a tintorería, y que cpn ellas pueden prepararse pieles de ;una belleza •y tonalidades ,y matices que no existen en estado na- tural. Y que por ello, la piel blanca conservará su valor constante en la cotización. Dentro de las pieles blancas exis•tirán clases, y naturalmente hemos de tratar de producir pieles que posean la máxima densidad de pelo, es ^decir, el mayor número de pelos por centímetr^ cuadrado de piel. C) Piedcs ^raeyrc^s. Las pieles negras tienen poca aceptación, ya que, por regla general, el negro de la piel de conej•o no posee brillan;^ez, que es la calidad daminante en este color. La utilización de la piel negra en peletería es, gracias a la coloración del subpelo, que suele tender al azul. Los tintoreros aplican en la raíz del pelo una col^oración gris azu]ada y obtienen un artículo de imitación de topo. Naturalmente, que en este caso las pieles han de pasar por la operación del rasado, y por ello importa poco la coloración de la punta del pelo. D) Piedes r•.o^j^i.zc^^. Entre las innumerables matizaciones que las pieles poseen en este colorído, las que poseen homogeneidad perfecta en el color del pelo, desde la raíz hasta la punt ^^, son las que tienen mayor valor, Recordemos que el conejo campesino no - 246 - goza de esta particularidad, y la may^or parte de estas pieles, o proceden del conejo de monte, o son descendientes más o menos lejanos de él. Se usan para la obtención de artíeulo de colorido, previa áecoloración total o pareial de su tinte natural. E) Pieles grises. Entre las pieles grises haremos una distinción a aquellas en las que fondo o subpelo es de tonalidad gris o de t.onalidad azul. Las que paseen este último matiz tienen la misma aplicación expl:cada cuando hemos estudiado las de color negro. Un grave inconveníente que se encuent.ra en esta clase de pieles es la existencia de muy d.iversas tonalidades dentro del color gris, por lo que es de aconsejar limitar e] número de variedades y seleccionar por la coloración con la mayor intransigencia posible. La homogeneidad en la coloración de la capa es absolutamente indispensable, desmereciendo toda piel de capa degradada para usos peleteros al natural, F) Pieles Chínchilla. Las pieles Chinchílla han tenido y siguen teniendo una franca acogida. Esta piel se usa al natural, sin tinte, y rasada y ^ejarrada o - 247 - sin estas preparaciones. Cada clase tiene sus aplicaciones. E] mercado ingl "s préfiere ]a pie] Chinchi]la procedente de gazapos jóvenes, pues así se aprox^ma, en el tamaño, al del auténtico animal salvaje. No obstante, la pie] del adulto se encuentra en mejores condiciones de utilización. tlay que procurar que las pieles sean lo má.s oscura.s posibles, y para ello seleccionar severamente los reproductores. G) Pieles Hab•xnas. También pueden usars^e al natural, sin pasar por la tintorería. Se les puede achacar el mismo inconveniente ya explicado al tratar de las grises y añadire^mos que el sol perjudica enormemente a este animal. Las mejores p'eles Habanas se obtienen por explotación de híbridos, y nunca por razas puras. El subpelo de estas pieles posee una coloración distinta a la capa general, y esta clase, rasada, proporciona pieles de una gran belleza. H) Pieles Rex. A pesar del tiempo transcurrido desde su aparición, no han adquirido los Rex la categoría de animal indus^trial. En la actualidad, no sólo contamas oon el Castorrex, sino con una infinita variedad en toda la gama de colorido y a pesar de ello, no existen suficiente número de pieles Rex capaces de abrir un mercado propio. La dificultad para ello, a nues^tro juic^o, es que la piel Rex, para que tenga verdadero valor, ha de ser inmejorable. Pieles imitadas de esta clase pueden competir con cualquiera de otro animal salvaje, pero el conjunto no responde todavía a las esperanzas que en ello se pusieron. No obstante, son admirables, junto a]as Castorrex, las Armiño Rex y Chinchillas Rex, con grandes y positivas aplicaciones. VI I^AS PIELES.--SU CALIDA,D. No ^todas las piele:^ son iguales. E1 valor de una piel depende de .una serie enorme de factores, algunos que vamos a considerar. En prímer lugar, influ,ve la raza. Existen razas pele^teras y razas que no lo son. Las pri,meras producen pieles de calidad, las segundas las producen mediocres. Pero dentro de cada raza existe la estírpe, la línea, la familia, cada una con características más o menos convenienkes para su utilización peletera. Y, por últ,i^mo, dentro de cada familia exis^te la individualidad. No basta, pues, para prestigiar una piel decir que es una piel ^ 2as Bouscát ;}iabrá que agregar qa^e es una piel Bouscat, pero selecciona^cla, sí ha de tener valor. E1 cuidado y los conocimientos zootécnicos y oomerciales del cunicultor influyen también, en la calidad de las pieles produci^d,a,s, y en este epígrafe comprendemos no sólo la selección, sino la alimentación, la forma de explo^tación, sacr:ficio, etc., y como muy interes^ante el clima y la loca.lidad. Pero aun existe otra importante referencia : el momento del sacrificio del animal, y por ello se clasifican las pieles en : de inviern^o, de primavera, de verano y de otofio, según la mayor o menor densidad de pelo caracteristica de cada es^tación del año. Difieren, d^de l^uego 1as ^ punto^s de vis^ta del cunicultor y del peletero, en esta apreciación del valor de las pieles y de su clasifica,ción. El cunicultor las clasifica. además de pieles de estación. por su tama.ño y s^u peso; el peletero las clasifica por su valor en uso, por su valor peletero, dándoles d^stintos nombres admitidos en el uso internacional, como son las clápiers, Gntrodeux y for^s. El peletero clasifica las pieles por la densidad 'del pelo, y asf una piel ere,i^rqdeux puede ser pequeña o grande, una clapier puede tener cualquier ^tamaño y una f or^t no tiene que ser necesariamente de gran tamaño. No obstante, se suele ad^nitrr para las ejrzCre.^e•ux ,un peso de 10 a 12 kilogr•amos; las - 250 - clapiers, de 15 a 18, y las for^s, de 20 a 24 kilogramos, las cien pieles, Conviene armonizar estos dos puntos de vista y lograr, como medida urgente, la producción de pieles con la máxima cantidad de pelos de borra. VII LAS PIELES Y SU PRECIO. El precio de las pieles, aparte la m^oda y su consecuencia la demanda, depende de una serie de elementos, entre los que detallaremos los principales, que son: calidad, preparación, talla y color, y dentro de algunas de estas características quedan coznprendidas o^tras muchas, imposible de detallar por el momento. Es indudable que la calidad influye en el precio y la calidad no sólo del producto manufacturado, sino de la calidad de la primera materia, que es donde se origina el valor de las mismas. La preparación, iniciada desde el momento mismo en que la piel se extrae del animal, su limpieza, su desecación, almacenamien^to y las subsiguientes operaciones industr^ales que requiere la piel hasta su llegada al comercio influyen grandemente en la aceptación de la misma, hasta el punto que de nada serviría una industria peletera floreciente y progre- --^ 251 --- síva si ]a primera materia n^o era apta para su transformación. Respecto ^a la talla, aunque hagamos la observación de que no convienQ exagerar la importancia de la misma, es evidente que, a igualdad de condiciones, la piel que presente la mayor superficie será la más solicitada y la mejor pagada, ya que de ella se obtendrá un aprovechamiento mayor. Y dec^mos que no conviene exagerar la importanc=a de la talla en el precio, toda vez que la piel más solicitada es la piel de invierno que goce de una. gran densidad ^de pelo, entrando como causa 'secundaria del valor su mayor o menor auperficie. Contra esta ten^dencia, muy en boga en todos l^os cunicultores, nacionales y extranjeros, conviene reaccionar. Por regla general, se pretende ir a la explotación de grandes razas o razas gigantes, por su mayor peso y mayor superficie de piel, Si esto se consiguiera sin merma de las otras condiciones y características, la sobución nos parecería conveniente. Pero es el caso que generalmente se Ilega a la obtención de estos animales, gigantes o semigigantes, por cruzamiento de razas peleteras, de talla media, con otras que no son peleteras, pero que gozan de gran tamaño, Y si bieA es ver,dad que se cons^gue aumentar la talla, es casi siempre en detrimento de sus cualidades peleteras. Una mala piel, por gra,nde que sea, será ^ '..' S'^ siempre una mala piel, y como tal poco apr^ovechable y poco solicitada. Otra piel, por pequeña que sea, que goce de características que la hacen apta para la peletería, será pie] bien recibida y solicitada, pues^to que tendrá una ^utilización. Aumenta.r la superficie de la piel es una buena solución, siempre que ese aumento no haga decaer las características que la industria exige para su aceptación para el mercado. La importancia del colorido queda pat.enhizada en líneas anteriores, que no hemos de repet'.r, y únicamente l^.ñadiremos que, aunque existe alguna opinión que pretende desviar la atención de los caunicultores hacia la obtención de pieles blancas, la creemos equivocada, al menos en el momento actual y en la actual situación de la industria del tinte. VIII ^ OFERTA'? ^ I?EMANDA'?... I'RODUCCIÓN. ^ Es racional la labor de fomento de la ^Cu,nicultura? En o^tras palabras : ^ In+t,eresa a la nación y a la economía privada el aumento de la produoción? ^,No llegaremos pronto a la saturación del merca,do? La Cunícultura está por crear. Aunque poseemos, según ^estadístícas oficiales, ocho millones de conejos, podemos afirmar que la Cunicultura apenas existe en España, y aún nos atrevemos a llegar a más : la Cunicultura industa•ial, racional y moderna, es completamente desconocida ^en España, con honro; sas excepciones, tanto más honrosas cuanto más excepcionales sean, El consumo de p-eles de conejos es enorme en el mundo. Y si en marcha normal ha existido siempre un déficit a]lenar, en la pos•tguerra este déficit Ilegará a cifras aterradoras. Por lo que respecta a España, hemos 4enido siempre que importar pieles ^nanufacturadas, exportando pieles en bruto y de mala calidad, perdiendo en este doble cambio y perjudicando nuestra valuta. B^uena prueba de este déficit es el precio, verdaderamente prohibitivo, que alcanzan las pieles^ en el ^día de hoy. Por lo tanto, nuestro problema es de producción, tanto en calidad como en can'tidad. Para dar una idea d^e la importancia de la producción en algunas naciones, tengo a la vista un estudio de los industriales proteccionistas franceses, en 1924, en que sol:citaban se impidiera la exportación peletera, por ser ésta insuficiente para cubrir las necesi,dades de1 merca.do interior. De este estudio entresacamos los siguientes ^datos, que reputamos muy bajos, ya que los a,utores de él trataban de conseguir de su Gobierno la anulac^ón de las exportaciones : - 254 u^laea¢a Plelea, "entredeux-clapiera-forta" trabajada por las f^ bricas de curtido, en ei aflo 1324. 20.000.000 Pielea dedtcadas al corte de pelo ............... 50.000.000 ToLal de píe]es utilizadas por la industria . francesa .................................................... 70.000.000 F'tjándose la cantidad que ae puede exportar en Francia en .......................................... 40.000.000 Reaultaría necesaria una producción total de ......................................................... 110,000.000 Veamos su valor: Dando a cada 100 pieles un peso de 15 kiligramos^, la producción total representa un peso de pieles de 16.500.000 kilogramos, que serán catculadas a 45 francos el kilogramo, lo que representaba en aquelios momentos, el año 1924; Ia cantidad de 742.500.000 francos. Piel y carne producían a Francia, en 1924, cerca de 3.500 millones de francos. Ese m_smo estudio anunciaba qué en 1926 se calculaba un aumento en la producc>ón, pasando de los 110 millones a 125 millones en números redondos. Australia y Nueva Zelanda son paises grandes exportadores, como la prueba las cífras de la pri^mera por valor de 54 millones de francos correspóndientes a 90 millones de unidades, y la segunda, por valor de 152 millones de francos, que corresponde a 19 millones de unidades exportadas. Y a pesar de estas cifras, la demanda en el mundo entero es superior a la oferta. No 1^ay temor que sobrevenga una satura- cióii ni del mercado nacional ni del mundial, y, por otra parte, es una riqueza q^ue tene7nos al alcance de nuestra mano, y oblígación nuestra es recoger lo que la providen^ cia coloca a nuestro alcance. En resumen : hay que producir más, hay que mejorar la actual producción y hay que superar la actual industria del curtido, de la tintorería, de la preparación de las pieles y de la confección. Y esta labor compéte a la Cooperativa Nacional de Avicultura, Cunicultura y Apicultura, que ya ant,Q.,s de 1936 ,inia^ó su vida como filial de la Asociación Nacional de Cunicultores de España, en. la rama Cunicultura y que tuvo su dom'cilio soeial en b'Iadrid, calle de Serrano, 98.