La necesidad de un Sistema Tributario que fomente el cumplimiento voluntario Los graduados en Ciencias Económicas hemos manifestado en reiteradas oportunidades nuestro compromiso profesional con la lucha para combatir el flagelo de la evasión tributaria y también hemos sostenido que no es solo aumentando las leyes represivas como esta lucha debe efectuarse. Al respecto, creemos que la historia nos ha dado la razón, ya que cada vez se introducen más modificaciones legislativas tendientes a incrementar los niveles punitivos y, a pesar de ello, la evasión tributaria no ha disminuido sustancialmente, e incluso ha aumentado, según lo reconocen distintos estudios efectuados. Por lo tanto, es indudable que la evasión reconoce diversas causas y que, para combatirla, resulta imprescindible analizar el conjunto de ellas. Es reconocido que toda Administración Fiscal que se precie de ser eficaz, debe propender al cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias. Esto se logra no solo aumentando la percepción del riesgo por el incumplimiento, sino también, estimulando el cumplimiento voluntario de las obligaciones fiscales a partir de un sistema tributario justo, equitativo y progresivo y, fundamentalmente, generando en el contribuyente la confianza de que los tributos serán destinados de manera clara y transparente a la satisfacción de las necesidades públicas. En el sistema tributario actual persisten impuestos y regímenes de recaudación que son absolutamente distorsivos y dañinos para la actividad económica en general, aún cuando, debido a los mismos, las autoridades fiscales exhiban un alto rendimiento en los niveles de recaudación. Pero a pesar de tales índices de recaudación, no puede desconocerse que, superado el límite de la óptima presión fiscal, la evasión comienza a manifestarse con mayor insistencia, ratificando el postulado de la “ley de la resistencia fiscal creciente”, según la cual, un aumento en la presión fiscal genera una disminución en la recaudación tributaria. Para evitar que tal fenómeno ocurra, es responsabilidad del PEN promover la creación de un sistema tributario que propicie el cumplimiento voluntario de las obligaciones fiscales. Al respecto, la FACPCE considera que NO se estimula el cumplimiento voluntario de los contribuyentes cuando: Se mantienen impuestos nacionales distorsivos, tales como los impuestos “a los débitos y créditos bancarios” y “sobre la ganancia mínima presunta” y se mantienen también inaceptables regímenes nacionales de “pagos a cuenta, retenciones y percepciones”, los cuales dificultan cada vez mas las actividades económicas. 1 Los fiscos provinciales abusan en la implementación de sus propios sistemas de “pagos a cuenta, retenciones y percepciones”, los cuales dan lugar a que el “impuesto adelantado” sea siempre superior al “impuesto determinado”, con la imposibilidad fáctica del contribuyente de solucionar esa situación en forma inmediata. Los fiscos municipales contribuyen también a la presión fiscal con sus cada vez más prolíferos sistemas de “pagos a cuenta, retenciones y percepciones”, los cuales tienen su origen en el “criterio amplio” de los Municipios para designar a sus “contribuyentes” y a sus “agentes de recaudación”. Existe una pertinaz negativa a aumentar las deducciones por cargas de familia y los mínimos no imponibles de los distintos impuestos, así como los límites objetivos de punibilidad previstos en la ley penal tributaria, manteniéndose importes que se han visto carcomidos por la devaluación del año 2002. Se impide reconocer los efectos de la inflación en los balances impositivos, lo cual distorsiona los resultados y obliga a reconocer el impuesto sobre ganancias ficticias. Se modifican permanentemente las normas impositivas, lo cual atenta contra la seguridad jurídica indispensable en todo estado de derecho. Así, por ejemplo, resulta incomprensible que a un año de la modificaciones introducidas por la ley 25.795 a la ley de procedimiento tributario por el “plan antievasión 1”, se vuelvan a modificar los mismos artículos a través del “plan antievasión 2”. Se disuelve el llamado “gabinete fiscal”, en una inaceptable muestra de desprecio por el esfuerzo de destacados especialistas tributarios que, desinteresadamente y en conjunto con integrantes del equipo económico, se volcaron a la imprescindible tarea de formular un verdadero sistema tributario, que sustituya el actual conjunto desordenado de normas que se modifican constantemente. El Poder Legislativo no actúa como un “dique de contención” contra el avance normativo solicitado por la Administración Fiscal, atentando así contra la Seguridad Jurídica de los contribuyentes y haciendo caso omiso a la garantía constitucional de división de poderes. En el citado contexto, los profesionales en ciencias económicas cumplen un rol de fundamental importancia, toda vez que las administraciones tributarias delegan en ellos la “carga pública” de dar a conocer a los contribuyentes la compleja y cambiante normativa impositiva, con el consiguiente costo material e intelectual que ello implica. Es necesario entonces que los legisladores y las autoridades fiscales reciban a los representantes de los Consejos Profesionales de Ciencias Económicas de todas las provincias del país, los cuales podrán trasmitirles cómo se vive y cómo se sufre la normativa impositiva vigente, los sistemas aplicativos que la complementan, y los constantes cambios que la caracterizan. 2 Sólo si los legisladores y las autoridades fiscales conocen las consecuencias que provocan tal “dinámica impositiva” en los habitantes del país en general y en los profesionales en ciencias económicas en particular, podrá comenzar a construirse el sistema tributario que nuestro País necesita. Por ello, la FACPCE pone a disposición de los Sres legisladores y de las autoridades fiscales sus cuerpos técnicos en materia tributaria, los cuales pueden contribuir al diseño de un sistema tributario moderno, equitativo y sin impuestos distorsivos. 3