INDEFENSIÓN DE GÉNERO, APRENDIENDO A SER AGREDIDAS

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INDEFENSIÓN DE GÉNERO,
APRENDIENDO A SER AGREDIDAS
Vegas Javier, María Yolanda
Fundación PREMYSA
Resumen.
La indefensión de género, como el estado psicológico que se produce en las mujeres,
de desesperanza, desmotivación y depresión como consecuencia de la pérdida de control
provocada por la socialización de género, sobre los acontecimientos y sobre sus vidas,
supone una alteración del nivel cognitivo, emocional y conductual de que nos dificulta e
incapacita para el afrontamiento de los problemas propios de la vida y nos hace
vulnerable a futuras agresiones. A través de los cuentos, como herramienta principal de
transmisión de valores, somos socializadas en la sumisión y en la pérdida de control de
nuestras vidas, y por tanto, en la indefensión haciéndonos susceptibles y vulnerables a
los procesos de violencia. Desde aquí se propone la incorporación del concepto de
indefensión de género como paradigma de análisis de la realidad y de diseño de nuevas
metodologías de prevención e intervención centradas principalmente en niñas y en
edades tempranas.
Palabras claves. Indefensión aprendida,
minimización, violencia de género.
género,
patriarcado,
socialización,
Abstract.
The helplessness of gender, as the psychological state that occurs in women, of despair,
discouragement and depression as a result of loss of control caused by the gender
socialization on the events and their lives, is an alteration in a cognitive, emotional and
behaviour level, that difficult facing and dealing with the problems of life and makes us
vulnerable to future attacks. Through the stories, as the main tool of transmission of
values, we are socialized into submission and loss of control of our lives, and therefore,
making us susceptible and vulnerable to the processes of violence. From here it is
proposed the incorporation of the concept of gender defenseless as a paradigm of reality
analysis and design of new methods of prevention and intervention focused primarily on
girls and early ages.
Comunicación.
“Estoy tan acostumbrada a perder
que el día que gano no me lo creo.”
Mari Otero. Barrio del Zaidín. Granada.
A lo largo mi vida, y en el trabajo-encuentro con las mujeres hay una realidad que
nunca deja de sorprenderme y que en este momento empieza además a estremecerme.
Durante mucho tiempo, he escuchado algunas de sus frustraciones y desánimos
recogidas en expresiones como “me da miedo que las cosas me vayan tan bien…” o
“estoy tan acostumbrada a perder que el día que gano no me lo creo”. Y no puedo
por menos de preguntarme ¿cuál es la experiencia vital de una mujer que se expresa en
estos términos? ¿cuáles son sus pensamientos, sentimientos… que sienten y viven sus
Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
entrañas? ¿cuántas mujeres en el mundo son partícipes de estas expresiones u otras
tantas parecidas? ¿cuál es el nexo común entre todas nosotras? …y digo nosotras,
porque si hay algo que tengo claro antes de empezar a escribir, es que TODAS
acuñamos en algún momento de nuestra vida estas palabras, y lo que es peor estos
sentimientos y este estado.
Otra cuestión que me llama enormemente la atención es que la tristeza, desesperanza e
impotencia que recogen estas expresiones queda, la mayoría de las veces, escondida
detrás de risas, enormes carcajadas que se empeñan en sobrevivir y ocultar los
desgarros vitales de cada una.
Durante la realización del Master de Violencia de Género organizado por la Universidad
Pontificia de Salamanca, nos hemos ido acercando al concepto de indefensión como
consecuencia de la violencia de género. La vinculación de este concepto a otros, a través
de los estragos que la violencia hace en la vida de las mujeres, como la minimización y
la normalización de los procesos violentos me lleva a dar un paso más, reflexionando y
profundizando en la relación de la indefensión con el género y con la violencia sufrida
por las mujeres.
Carmen, una compañera de la congregación, cada vez que alguien hacia algo que
molestaba-dañaba a los/as demás (voces, broncas, etc) siempre decía con una gran
sonrisa “es el tiempo, eso es el tiempo”. Era su forma de minimizar cualquier conflicto
que pudiera aparecer en su entorno. Lo que me lleva a preguntarme sobre los procesos
de minimización y normalización de los conflictos y el momento en el que empezamos
a interiorizarlos como mecanismos defensivos ante la violencia.
Durante mucho tiempo en las charlas sobre violencia de género que he impartido, ante
la pregunta de por qué una mujer no se va con el primer tortazo, siempre le decía al
alumnado que previo a eso, hay un proceso de destrucción psicológica de la mujer, que
hace que cuando aparece la primera agresión física, (cuando ésta exista) no salgamos
corriendo. Les explico, no sé si bien o mal, que si alguien viene y nos pega, nosotras/os
nos defendemos o como poco salimos corriendo, pero en el caso de la violencia de
género hay un proceso de anulación psicológica que comienza con frases como “tu
cállate… nos sabes ni lo que dices”, y que con el tiempo, suponen una anulación tal, que
las mujeres tienen dificultades hasta para cosas tan simples como comprar el pan.
En este seguir reflexionando y ahondado en los procesos vitales de las mujeres, mi
pregunta ahora es ¿por qué una mujer cuando su pareja la manda callar, o la insulta, o la
mira mal no sale corriendo? Es decir, qué es lo que hace que nos quedemos, aguantando
las violencias contenidas en el inicio de las relaciones, qué es lo que hace que no
detectemos las alarmas previas, qué es lo que nos lleva a relativizar los malestares que
estos tratos provocan en nosotras… Lo que nos obliga a volver la vista atrás en nuestras
vidas desde un nuevo paradigma: la socialización de género como causa de indefensión
que nos hace vulnerables ante futuros procesos de violencia.
En este sentido, mi objetivo es lanzar una línea de reflexión en la que empecemos a
indagar sobre como los diferentes aspectos y dimensiones de la socialización de género
provocan un estado de indefensión en las mujeres que hacen que efectivamente, que
cuando alguien me mire mal, no salga corriendo.
Quiero aclarar aquí que el trabajo realizado no contiene una verdad absoluta, que esto
son cuestiones personales que me voy planteando y que me gustaría empezásemos a
reflexionar y a compartir dada la trascendencia de las mismas, pero que no tengo ni
conocimientos ni datos empíricos suficientes como para poder afirmar que estoy en lo
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yolindavegas@yahoo.es
Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
cierto. Eso corresponderá a las expertas y expertos en psicología y violencia de género
que se animen a adentrarse en esta temática.
Díaz-Aguado1, en su investigación Prevención de la violencia y lucha contra la
exclusión desde la adolescencia, en su capítulo 7, cita textualmente “la desventaja para
acceder a los recursos económicos y culturales disponibles en nuestra sociedad puede
producir indefensión (…) provocando apatía, indiferencia, derrotismo y depresión” y
define la indefensión como “uno de los más importantes mediadores psicológicos que
conduce a la perpetuación de la desigualdad de oportunidades”.
Esta cuestión, del acceso a los recursos como indefensión, nos lleva a buscar en todas
las dimensiones, mecanismos y procesos que contiene la socialización de género
cualquier indicio de causa de indefensión, que pueda mediar y vulnerabilizar nuestra
vida en el futuro.
Quiero y me atrevo a acuñar aquí un nuevo concepto indefensión de género referida al
estado psicológico que se produce en las mujeres, de desesperanza, desmotivación y
depresión como consecuencia de la pérdida de control provocada por la socialización de
género, sobre los acontecimientos y sobre sus vidas. En este sentido, todas las mujeres
somos susceptibles de participar de los procesos de indefensión por el mero hecho de
ser mujer y de arrastrar en nuestros procesos vitales la vulnerabilidad que ésta
indefensión conlleva.
Dada la amplitud del tema, socialización en la escuela, familia, etc., me propongo
estudiar la indefensión provocada por el proceso de socialización de género limitando
mi trabajo al análisis de los cuentos tradicionales.
El interés de este estudio radica por un lado, en la ampliación de la conceptualización y
teorías feministas sobre la socialización y la violencia de género, desde un nuevo
paradigma: la indefensión aprendida.
¿Cómo a través del aprendizaje interiorizamos este estado de desesperanza de género?
¿Cómo nuestro aprendizaje, y por ende, nuestros proyectos de vida, están mediatizados
por la cuestión del género? ¿Cómo el aprendizaje de la socialización de género
transciende a todas las dimensiones de nuestras vidas, incrementando nuestro estado de
indefensión? ¿Cómo recuperar modelos de aprendizaje constructivos o lo que es lo
mismo como generar nuevos modelos de socialización, donde el género, deje de ser un
limitante convirtiéndose en un posibilitador en sí mismo de los procesos de crecimiento
personal?
La Asociación de Mujeres para la Salud está desarrollando un interesante trabajo, tanto
de intervención como de investigación, sobre la depresión de género, definida ésta como
la depresión causada por la socialización de género y el sistema patriarcal. Su
investigación2 se realiza a partir de la experiencia de intervención con un grupo de
mujeres del “Espacio Salud entre Nosotras” y, nos ofrece una amplia aproximación a la
depresión de género según los diferentes momentos evolutivos (jóvenes, mayores,
1
DÍA-AGUADO, Mª José (2004): Prevención de la Violencia y Lucha contra la Exclusión desde la
adolescencia. Madrid. INJUVE/Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
2
MURUAGA, Soledad (2008): “La depresión de género: nuestra teoría”. Salud Mental de las Mujeres.
La boletina. Nº XXVII-XXVIII, pp 56
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
mediana edad, menopausia, etc.). Las conclusiones ofrecidas en esta investigación, nos
plantean la necesidad de seguir abriendo nuevas líneas de estudio y de seguir revisando
y actualizando nuestras prácticas profesionales, sobre todo en el campo de la
prevención.
“Toda mujer, por el mero hecho de serlo, está en mayor riesgo que
los varones de padecer una depresión de género en algún momento
de su vida y si, además, ha vivido determinadas situaciones
traumáticas, también por el hecho de ser mujer, esta depresión se
puede convertir en un síndrome de género”.
La Boletina, nº XXVII-XXVIII, pág. 56
Y por otro lado, en la necesidad de diseñar nuevas metodologías tanto en la prevención
como en la intervención terapéutica del abordaje de la violencia de género y la revisión
de los programas ya existentes. La indefensión de género, tal y como la he definido, no
solamente sería consecuencia de la violencia de género, sino que pasa a ser ahora
consecuencia de la socialización de género y causa de la violencia de género.
Si la indefensión de género es consecuencia de la pérdida de control sobre los
acontecimientos que integran nuestra vida, y dicha pérdida de control nos sitúa en un
estado de desesperanza que nos dificulta para el afrontamiento de los problemas propios
de la vida, y que nos hace vulnerable a futuras agresiones, la clave de nuestra
intervención estaría en el empoderamiento como estrategia para la recuperación del
control de nuestras vidas y de la realidad.
Si habitualmente, hemos trabajado este concepto con jóvenes, y sobre todo con mujeres
adultas y mayores, el afrontamiento de la indefensión de género y por ende, de la
prevención de la violencia nos llevaría a incorporar el empoderamiento como
estrategia-metodología de aprendizaje-socialización e interiorización de los estados
y procesos personales desde las primeras fases de la infancia.
INDEFENSIÓN DE GÉNERO, CAUSA DE VULNERABILIDAD ANTE LA
VIOLENCIA
La indefensión viene definida como “el estado psicológico que se produce
frecuentemente cuando los acontecimientos son incontrolables”3, es decir cuando
siempre ocurre algo con independencia de lo que la persona haga.
Este estado psicológico viene caracterizado por un déficit en la persona que incide a
nivel cognitivo (pensamiento, representación e interpretación de la realidad), a nivel
conductual (aprendemos que nuestra respuesta no es eficaz, así que dejamos de actuar) y
a nivel emocional (desesperanza, depresión y ansiedad).
El trabajo de Seligman recogidos en su amplia obra, se ha centrado en el estudio de las
diferentes variables y aspectos que pudieran provocar dicha situación de indefensión, así
como aquellas cuestiones que de alguna manera pudieran inferir, actuando como
variables preventivas.
3
SELIGMAN MARTIN, E.P. (1975): Indefensión. Madrid. Editorial Debate
4
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yolindavegas@yahoo.es
Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
No voy a desarrollar la teoría expuesta por Seligman en su diferente bibliografía, ni a
detenerme en todos los aspectos abordados en su investigación, ya que por mucho que
lo intente, nunca quedará tan claro como si leemos directamente al autor, por lo que
aquí me limitaré a recomendar la lectura a quien realmente desee profundizar en esta
temática. Sólo así se podrá tener una idea clara de la envergadura de la problemática
aquí abordada, de su transcendencia y de las ideas que aquí expongo.
A continuación voy a centrarme en algunos aspectos propios de la indefensión que
considero básicos y estrechamente relacionados con la socialización de género, por lo
que intentaré ir explicándolos y relacionándolos con el proceso de socialización de
género, mediante el uso de ejemplos que nos ayuden a visibilizar con más claridad.
Controlabilidad. Se entiende que un acontecimiento o realidad es controlable cuando
podemos hacer algo para cambiarlo. Cuando no podemos cambiar una cosa, hagamos lo
que hagamos, ésta se convierte en incontrolable. El hecho de que una persona emita
respuestas para cambiar una situación, de forma consciente o inconsciente acaba
provocando un déficit en la motivación de la misma y llevando a la ausencia de
respuestas.
La pérdida de control sobre los acontecimientos que configuran nuestra vida es la
consecuencia más inmediata y tangible de la socialización de género.
El hecho de ser socializadas en el cuidado de las demás personas, desvinculándonos de
nuestro sentir, de nuestras entrañas, obviando nuestro bienestar o simplemente nuestro
estar, nos lleva a las mujeres a vivirnos centradas en los/as otros/as, vivir con el
“ombligo desplazado”. Esta pérdida de centralidad4 es desde mi punto de vista, la
mayor pérdida de control a la que podemos vernos sometidas. La negación y pérdida de
nuestra identidad, de nuestras necesidades, de nuestros espacios personales, de nuestra
individualidad significa la desposesión más pura y dura de una misma, que l@s demás
se apropien de nuestros actos, de nuestra vida, que nuestra vida y los acontecimientos
que la configuran estén decididos y controlados por las necesidades de quienes me
rodean, y por las expectativas que tanto las personas más inmediatas como la sociedad
en general proyecta sobre nosotras.
Paralelamente, este proceso va acompañado por un sistema de infravaloración de la
mujer y lo femenino, por el que con independencia del resultado de lo que la mujer
haga, nunca va a ser reconocida y valorada, menos aún el éxito de sus acciones.
La sistematización de la infravaloración hacia la mujer supone la sistematización de un
sistema de castigo que termina haciendo mella en el desarrollo de la persona, tanto
afectivo como cognitivo.
Predecibilidad. Es decir prever que un acontecimiento va a pasar o no. Cuando
decimos que una mujer puede ser víctima de violencia de género en cualquier momento
de su vida, por el mero hecho de ser mujer, estamos definiendo la impredecibilidad a la
que todas estamos sujetas. Y entiendo aquí la violencia de género en su definición
completa y en todas sus expresiones. Todas podemos sufrir una agresión de nuestra
pareja, todas podemos ser violadas, todas podemos ser vejadas a través de la
“galantería” de los piropos o de la “diversión” de los chistes de contenido sexual, pero
4
LAGARDE DE LOS RÍOS, Marcela (1997): Memoria. Claves Feministas para el poderío y la
autonomía de las mujeres. Managua. Punto de Encuentro.
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
no sabemos cuando estos acontecimientos pueden aparecer en nuestra vida (un familiar,
un compañero de trabajo, la pareja, un amigo, un desconocido…). Este ejemplo queda
claro también si extraemos aquí las diferencias culturales que afectan al género y pongo
un ejemplo: la práctica del matrimonio forzoso, es una práctica que afecta
principalmente a las culturas islámicas o a ciertas etnias, como la gitana. Por lo que las
mujeres pertenecientes a estos grupos saben que esta realidad puede acontecer en su
vida, sin que ella pueda tener ningún control sobre este acontecimiento. Las mujeres que
no pertenecemos a estos grupos, no tenemos incorporada esta realidad como una
posibilidad en nuestras vidas.
En este sentido podemos afirmar que el índice de predecibilidad y de controlabilidad,
está ligado a la dimensión-expresión cultural propia del género.
Asociación de situaciones. Me refiero aquí a la vinculación de experiencias y
situaciones anteriores con el momento actual. Seligma lo define de la siguiente manera
“cuando un organismo ha experimentado una situación traumática que no ha podido
controlar, su motivación a posteriores situaciones traumáticas disminuye”5. En nuestro
caso, el nexo común de las diferentes experiencias de falta de control se encuentra en la
construcción de género como desencadenante de la situación de pérdida de control. Es
decir la pérdida de control vinculada al género acontece en diferentes dimensiones de
nuestra vida (laboral, personal, familiar...) pero esta vinculación hace que se vayan
sumando en una única experiencia definidora de nuestra identidad y determinante de
nuestros déficits y de nuestra desesperanza. La dimensión pública de nuestra identidad
feminista es un claro ejemplo de esta asociación. Llegamos a nuestro trabajo y tenemos
que justificar nuestras acciones y con ellos nuestro sistema de valores, quedamos con
colegas y somos el ojo de mira ante todos los comentarios vinculados con esta temática,
cuando no, sujetas a todos los chistes sexistas imaginables (de hecho creo que los
hombres esperan a que lleguemos nosotras, para compartir su amplio repertorio de
chistes misóginos), regresas a casa y cualquier comentario de la tele o cualquier noticia
sirve para increpar tu sistema de creencia, y así sucesivamente en todos los espacios. En
ninguna de estas situaciones podemos mantener el control, y muchas veces nos vemos
obligadas a resignarnos y simplemente callarnos, cuando no a reírles las gracias. Si hay
algo que hemos aprendido es que no basta con que expresemos nuestro malestar,
argumentemos con razonamientos coherentes nuestras posturas, o que simplemente
pongamos sobre la mesa nuestra sólida negativa a mantener la conversación, y como he
dicho antes acabamos ocultando nuestro malestar detrás de nuestros silencios.
Anulación de los sistemas de alarma. En el caso de género la educación en un sistema
de valores concreto nos lleva a construir un universo simbólico donde las cogniciones y
las supersticiones nos impiden detectar señales previas de agresiones. Educadas en el
mito del amor romántico, viviendo con nuestra centralidad en el/a otro/a, e interiorizado
el valor de la bondad, construimos un ideal por el que empezamos justificando una mala
mirada, un insulto o un desprecio y acabamos sometidas a todo tipo de agresiones, en un
intento de responder a las expectativas de la pareja y de la sociedad. La normalización y
sistematización del sistema de valores del sistema patriarcal puede valernos de ejemplo.
Si en respuesta a un ideal de belleza, de pequeña me ponen pendientes, lazos, pasadores
de pelo, etc. más allá de que me duela o no, más allá de que sea acorde a mi identidad o
no, cuando en la adolescencia el ideal pase por una talla cien de sujetador, no voy a
valorar los riesgos para mi salud de una intervención quirúrgica, ni las consecuencias
5
SELIGMAN MARTIN, E.P. (1975): Indefensión. Madrid. Editorial Debate
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
para mis pies o mi espalda de ponerme tacones de 12 centímetros, en definitiva, la
interiorización de este ideal de belleza conlleva una pérdida de control que inclinará de
forma definitiva la balanza de mis actos en una única dirección.
Pérdida drástica de la motivación. Cuando una persona es enfrentada a un
acontecimiento nocivo que no puede controlar se da un déficit drástico de su
motivación. Y si hay algo propio de las mujeres es estar expuestas a acontecimientos
nocivos por el mero hecho de serlo. Traigo aquí el ejemplo de mujeres que no han
podido estudiar porque la falta de carencia de recursos económicos unida a las
expresiones de machismos propias de la época las obligó a quedarse en casa y trabajar
para costear los estudios de los hermanos varones. Decía Bernarda en uno de los talleres
de empoderamiento, cuando se le preguntaba qué significa para ella ser mujer, “me
hubiera gustado ser hombre porque creo que así no hubiese sufrido tanto…”
Generalidad de la indefensión de género. A este respecto, Seligman se pregunta en su
trabajo si la indefensión puede suponer un cambio básico en la personalidad. El género
subyace y afecta a todas las dimensiones de nuestra vida. El hecho de que todas las
dimensiones de nuestra vida se vean afectadas por el género y la pérdida de control nos
direccione a un único modelo de mujer, puede alterar o influir en la definición de
nuestra personalidad.
Alteraciones emocionales. Que se traduce en la desesperanza, depresión y paralización
de la capacidad de respuesta de la persona de forma temporal. La clave de esta
dimensión está en que si la situación de incontrolabilidad desaparece, el estado de
indefensión también acaba desapareciendo. En la socialización de género, la dificultad
radica en que las situaciones se suman unas tras otras, y como hemos dicho antes, en
todas las dimensiones de nuestra vida, por lo que la alteración acabaría siendo crónica.
¿Puede esta alteración crónica ser la causa de nuestra vulnerabilidad ante la violencia de
género en las fases iniciales de la relación?
Repercusiones para la salud. El estado emocional (ansiedad) acaba deteriorando la
salud (úlceras de estómago, pérdida de peso, etc). Es importante incorporar aquí una
reflexión sobre la salud de las mujeres en la actualidad. El incremento del índice de
mujeres afectadas de fibromialgia, la desesperanza y la depresión crónica de la que
participan estas mujeres y su posible relación con las desigualdades de género. Hasta
ahora, la única respuesta, como siempre ha sido medicar a las mujeres. Puede ser
interesante realizar un estudio de estas mujeres y su proceso de socialización de género
y la relación con sus parejas.
Alteraciones cognitivas y expectativas. Cuando la probabilidad del resultado es la
misma con independencia de lo que haga o deje de hacer, la persona genera la creencia
en la ineficacia de las respuestas, como dice Seligma, “aprendemos que responder es
inútil”. Si cuando nos presentamos a una entrevista de trabajo, el resultado (que nos
contraten) no depende de nuestras acciones, acabamos creyendo que lo que hacemos no
sirve para nada. Esta experiencia es común a la mayoría de las mujeres, que en una
entrevista de trabajo tenemos que seguir respondiendo a cuestiones personales, o que
tenemos que seguir demostrando mayor capacidad que ellos.
El peligro de estas creencias es que acabamos asumiendo-normalizando estas
situaciones, minimizando sus consecuencias en nuestras vidas, e incrementando las
desgana y la desconfianza hacia nosotras mismas. Aprendemos a convivir con el
malestar.
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
Depresión de género. Las depresiones reactivas aparecen como respuesta a una
situación. La depresión de género se define como una respuesta al estado de opresión
que vive la mujer como consecuencia del sistema patriarcal. Ambos procesos,
indefensión de género y depresión de género son un estado-respuesta a las vivencias
experimentadas por las mujeres que tienen en su raíz la misma causa: socialización de
género y patriarcado.
Empoderamiento en la infancia, estrategia de prevención ante la indefensión de
género y la violencia
Los trabajos realizados por Seligman, ponen de manifiesto la influencia de la exposición
a la indefensión en edades tempranas sobre el desarrollo emocional y motivacional de la
persona. La exposición reiterada y continua a intensas experiencias de indefensión en
edad tempranas acaba definiendo ésta como rasgo motivacional de la persona.
Por otro lado, también reconoce, y cito palabras textuales que “la experiencia temprana
del control puede inmunizar contra la indefensión adulta” (1975).
Actualmente todos los programas de sensibilización y prevención ponen su atención en
los siguientes aspectos:
 Condena pública de la violencia de género.
 Incorporar información que cuestione la supuesta “normalidad” de las
situaciones de discriminación y violencia de género.
 Proponer valores alternativos a los propios del sistema patriarcal vigentes en la
actualidad.
El análisis de cualquier campaña publicitaria y de los recursos didácticos propuestos
para el trabajo en el aula pueden confirmarlo.
Desde aquí me atrevo a plantear un nuevo eje de intervención que se centre en la
población femenina y en las edades más tempranas. Si como dice Seligman, la
experiencia de control en edades tempranas inmuniza contra la indefensión, nuestros
programas de sensibilización y prevención han de fomentar la experiencia de control en
las mujeres desde edades tempranas (empoderamiento)
El trabajo de investigación que a continuación expondré, pretende dar respuesta a este
nuevo planteamiento.
El análisis de los cuentos tradicionales se ha centrado principalmente, en visibilizar y
denunciar los valores misóginos y las actitudes machistas de los mismos, así como el
proceso por el que son interiorizados (socialización de género).
Una vez definida la indefensión de género como el estado psicológico que se produce
en las mujeres, de desesperanza, desmotivación y depresión como consecuencia de la
pérdida de control provocada por la socialización de género, sobre los acontecimientos
y sobre sus vidas, me propongo ahora, analizar y visibilizar la experiencia de pérdida de
control contenida en los personajes femeninos de los cuentos y su vinculación con el
proceso de socialización de género y si podemos empezar a sospechar-afirmar que ser
socializada en la desigualdad de género conlleva ser socializada en la indefensión de
género.
De estar en lo cierto, quedaría abierta una nueva línea de investigación que se centre en
el análisis de las estrategias del proceso de socialización de género para la expropiación
del control de las mujeres y en el diseño de estrategias y metodologías para el desarrollo
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
de las capacidades, habilidades y destrezas que nos permitan además de la recuperación
de dicho control, la defensa y la conservación del mismo.
INVESTIGACIÓN. ANALISIS DE CUENTOS DE TRADICIONALES.
Planteamiento del problema
La violencia de género viene definida como un sistema de coacción cuyo objetivo es
someter a la mujer y que forma parte de un sistema mayor, el Patriarcado, que ha venido
sometiendo a las mujeres a lo largo de la historia.
El objetivo último de ésta es lograr el control de la mujer, expropiarle del mismo y
apropiarse de su voluntad. Para ello, la violencia de género se ha valido de diferentes
estrategias como las agresiones físicas, abusos sexuales, exigencia de obediencia,
amenazas, desaprobación continua, desprecios, coacciones, humillaciones,
manipulación, etc.
Deterioro de la autoestima, anulación de la identidad personal, tristeza crónica,
trastornos fisiológicos, sensación de irrealidad son algunas de las consecuencias de este
proceso de violencia en la vida de las mujeres.
Una de las consecuencias más graves a nivel psíquico es el estado de indefensión en el
que queda inmersa la mujer, como estado de adaptación desesperanzada que conlleva el
deterioro cognitivo, emocional y conductual de la misma. Lo que supone pérdida de la
motivación para enfrentar la situación, para seguir luchando y en muchos casos, hasta
para seguir viviendo (suicidios por violencia de género –dificultad de demostrarlo-);
deterioro de la capacidad de aprendizaje que nos permita detectar las alarmas, desarrollo
de creencias y expectativas como mecanismos de defensa –minimización-, dificultad
para generar soluciones; y pérdida de la capacidad de respuesta, dificultad para ejecutar
las soluciones.
Si bien estamos acostumbradas a trabajar con la indefensión, como consecuencia de la
violencia de género, en este momento nos proponemos darle un giro de 180 º a esta
cuestión situando la indefensión no ya dentro de las consecuencias suficientemente
demostrado, sino de las causas de dicha violencia, acuñando el concepto de indefensión
de género.
Es decir, entender la indefensión como causa y consecuencia de la violencia de género,
como el principio y el final de un proceso (la violencia) que se da dentro de otro más
amplio (el patriarcado). De esta forma, la indefensión de género sería consecuencia del
proceso de socialización de género y causa de la violencia, como refleja el siguiente
esquema:
INTRODUCIR ESQUEMA I.
Dada la amplitud de la temática a abordar, tanto en sus causas como en sus
consecuencias, es necesario aquí limitar el marco de investigación, limitándolo a un
agente socializador concreto: los cuentos tradicionales.
Desde el primer momento, me pareció interesante acotar mi trabajo a los cuentos
tradicionales por dos motivos principales:
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
↬ Los
cuentos tradicionales están protagonizados, en su mayoría por personajes
femeninos (protagonismo cuestionable dada la pasividad de los modelos
presentados).
↬ Los cuentos tradicionales habitualmente sólo acompañan “los sueños” de las niñas
(es difícil encontrar La Cenicienta en la mesilla de un niño).
Los cuentos que han sido una de las herramientas principales de transmisión de valores,
son situados aquí en el ojo de mira. Si a través de ellos somos socializadas en la
sumisión y en la pérdida de control de nuestras vidas, y por tanto, en la indefensión
haciéndonos susceptibles a la violencia estamos obligadas a hacer una revisión y una
resignifación de los mismos.
En este sentido resultan muy interesantes los trabajos realizados por Adriana López y
Dolores Juliano, que nos ofrecen mediante esta metodología, modelos de mujeres
transgresoras que se atreven a desobedecer las normas (e ir a una fiesta, como
Cenicienta).
Hipótesis y objetivos de la investigación
A continuación presentamos las HIPÓTESIS que pretendemos confirmar mediante esta
investigación:
↬ Los
personajes femeninos presentados carecen de capacidad de respuestas en las
dificultades que se les presentan.
↬ Los personajes femeninos presentados muestran estados de desesperanza.
↬ Este estado de desesperanza y la dificultad en la búsqueda de soluciones tiene como
causa la socialización de género.
↬ Este estado de adaptación desesperada puede definirse, por tanto, como indefensión
de género, definido como estado psicológico que se produce en las mujeres, de
desesperanza, desmotivación y depresión como consecuencia de la pérdida de
control provocada por la socialización de género, sobre los acontecimientos y sobre
sus vidas
↬ La indefensión de género y el mito del amor romántico coloca a los personajes en
situación de vulnerabilidad ante los procesos de violencia de género.
Para demostrar estas hipótesis nos hemos marcado los siguientes OBJETIVOS:
↪ Conocer la relación entre indefensión de género y socialización de género.
↪ Analizar la conducta de los personajes femeninos
↪ Analizar el estado emocional de los personajes femeninos
↪ Analizar las creencias y expectativas de los personajes femeninos.
↪ Definir la indefensión de género como consecuencia del proceso de socialización de
género.
↪ Definir
la indefensión de género como causa y consecuencia de la violencia de
género.
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Trabajadora Social. Técnica en Igualdad y Especialista en Violencia de Género
yolindavegas@yahoo.es
Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
Metodología
Para la consecución de los objetivos me he propuesto realizar un análisis documental de
dos cuentos tradicionales. Inicialmente, la propuesta consistía en el análisis de cuatro
cuentos: La bella y la Bestia, Cenicienta, La Bella durmiente y Blancanieves. Dada la
amplitud de los datos, decidí restringir el estudio a dos cuentos, aunque en la exposición
de los resultados me referiré a algunos elementos de los cuentos rechazados, como
máximos exponentes de la expresión de la indefensión de género.
Finalmente, los cuentos seleccionados fueron La Bella y la Bestia y Cenicienta. Dicha
elección viene marcada por los siguientes elementos:
 Los dos tienen el mismo final (felicidad por casarse con un príncipe).
 Las personas responsables de la educación-socialización son de ambos sexos (no
se pretende culpar a los hombres).
La metodología seleccionada para la realización del presente estudio, se basa en la
Teoría de los Modelos Organizadores6 propuesta por Monserrat Moreno y Genoveva
Sastre. Esta teoría pretende dar una explicación al proceso por el que las personas
perciben, priorizan y retienen la realidad y los factores que nos llevan a percibir y
priorizar unos elementos en detrimentos de otros.
En este sentido, se refieren a los paradigmas como el conjunto de creencias o
expectativas que nos lleva a interpretar dicha realidad, a percibirla de una determinada
manera. Estas creencias y expectativas son, a su vez, el resultado de nuestra interacción
con la realidad.
Cada persona en función de la interacción previa con la realidad percibe y concede
prioridad a unos elementos y los interpreta de forma diferente. Este proceso es
bidireccional, ya que la interacción con la realidad, nos lleva a generar creencias y
expectativas, a la vez que estas creencias mediatizan la entrada y asentamiento de los
datos en nuestra ser.
Esta teoría nos ofrece cuatro categorias para el análisis de la realidad y que serán de los
utilicemos en nuestro estudio:
↪ Datos. Son los elementos observables de la realidad. En nuestro caso, se refiere a
los datos observables en la narración, tales como conductas y estado emocional de
las/os personajes del cuento, focalizando nuestra mirada en la protagonista y
resaltando también la figura de referencia de dicha protagonista.
↪ Atribución de significado. Hace referencia al significado dado a los datos y como
los interpretamos. Influencia de los mandatos de género. En el análisis de nuestra
narración partimos de la idea de que las personas nacemos en un sistema patriarcal,
en el que nos encontramos inmersas de por vida, por lo que damos por hecho las
asignaciones, creencias y expectativas de género, son el paradigma desde el que las
protagonistas, van a vivir y van a interpretar la realidad.
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SASTRE VILARRASA, Genoveva y MORENO MARIMÓN, Monserrat (2010): Cómo construimos el
amor. Amor, cooperación y conflicto. Barcelona. Editorial Gedisa. Colección Psicología.
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
↪ Relaciones.
Como interaccionan y se relacionan los elementos entre sí; estas
relaciones están mediatizadas por las interpretaciones y significados que asignamos
a los elementos, que como hemos dicho antes son de género y acompañan a la
persona en su toma de decisiones desde el momento de nacer. Si como hemos dicho
en la hipótesis la socialización de género es causa de indefensión, la persona irá
incorporando un nuevo estado de desesperanza, que se sumará a las creencias que
tenía previamente, mediatizando la interiorización de la realidad
↪ Conclusiones.
A qué conclusiones se llega entre las muchas posibles y que
finalmente, definen mis pensamientos, mis conductas y mis emociones. Viene a ser
el resultado final del estado de la persona, cuáles son sus creencias, acciones y
sentimientos y como eso configura su relación con el mundo, desde una posición de
equidad (empoderamiento) o de desventaja (indefensión de género).
Paralelamente, utilizaré el análisis de género y la teoría de la indefensión, como
herramientas de investigación y paradigma de interpretación y construcción de la
realidad.
El análisis de género nos permitirá filtrar los datos y quedarnos con aquellos que nos
resulten más relevante para la investigación: roles, mitos, mandatos, estereotipos,
sentimientos asociados, etc
La Teoría de la Indefensión nos permitirá ahondar en las consecuencias de la
socialización de género en el desarrollo personal y en los procesos vitales de las
mujeres.
La interacción entre la teoría de los Modelos Organizadores, la teoría de la Indefensión
Aprendida y el análisis de género nos ofrecerá un cuerpo teórico que se constituye como
la herramienta más idónea para el análisis documental de las narraciones objeto de
estudio.
Para finalmente, poder desde la Teoría de los Modelos Organizadores, establecer las
relaciones entre género e indefensión y establecer conclusiones respecto a sus
consecuencias en el aprendizaje y la importancia de empoderar a las mujeres en la
infancia.
Análisis de los datos
A continuación presentaremos los documentos objetos de investigación, aunque los
datos se refieren a la narración en sí, he decidido incorporar las imágenes porque ilustra
muy bien los estados emocionales.
En cada página mostraré los datos relativos a la asignación de género (viñeta de color
lila) y los datos relativos a la situación de indefensión (color gris). En ambas viñetas los
contenidos se refieren a conductas, emociones, y cogniciones. Las relaciones que se dan
entre los elementos será el objeto de discusión en el apartado siguiente.
LA BELLA Y LA BESTIA.
La Bella y la Bestia. Todolibro Ediciones S.A. Colección Leo un Cuento. Madrid.
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
INCORPORAR IMÁGENES DE LA 1 A LA 11.
LA CENICIENTA.
La cenicienta. Editorial Comic y Cuentos Asturias S.L. Colección Magicuentos. Gijón.
INCORPORAR IMÁGENES DE LA 12 A LA 30.
Discusión de los resultados y conclusiones
Elementos de partida. Algo que me ha llamado la atención enormemente, es que en
ambas narraciones, las protagonistas aparecen en escena con un elemento de partida por
el que puede que ambas se encuentren en un estado de indefensión desde el mismo
inicio de la narración. Este elemento se refiere a la ausencia de la madre.
En el caso de Bella y Bestia, sólo aparece como cuidador el mercader-padre, con lo
cual, o la madre ha muerto (esa es nuestra expectativa de entrada) o la madre ha
abandonado a la familia (no es un referente-paradigma en nuestras vidas, ¿puede ser por
el hecho de que el “abandono” se interpreta como “mala madre” y esto es una opción
que no se registra como posibilidad real en nuestras vidas?).
En cuanto a la Cenicienta, su madre y su padre mueren y está al amparo de una madre
adoptiva. En este caso la situación de indefensión se agrava por el mito de la rivalidad
entre mujeres por el que madrastra y hermanastras explotan y maltratan a Cenicienta.
Este elemento aparece también en otros cuentos, como Blancanieves, en el que la
madrastra la expulsa del Castillo y Rapunzel, que es retirada del lado de su madre y de
su padre y encerrada en un castillo.
Otro elemento inicial es la carencia de nombre propio, lo que supone la negación de la
propia individualidad. En este caso, podemos observar que la propia individualidad es
sustituida por la identidad genérica definida por las asignaciones de género. Cenicienta
es definida y nombrada en relación a las tareas que ocupan su cotidianidad –limpieza- y
Bella, es definida y nombrada en relación al mandato de belleza.
Caperucita Roja, definida por su vestimenta, Blancanieves, por el color de su piel son
algunos otros cuentos que refuerzan la idea aquí propuesta.
Sería interesante aquí establecer futuras investigaciones incorporando el género como
variable que nos permita establecer comparativas en el análisis de las consecuencias de
la relación entre socialización de género e indefensión en protagonistas, tanto
masculinos como femeninos.
A continuación presento un esquema que pretende visualizar y explicar cómo
construimos las relaciones entre elementos en nuestra interpretación de la realdad.
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
INCORPORAR ESQUEMA II.
Según los datos obtenidos en la investigación, de todas las asignaciones de género hay
tres que por su especial incidencia en cuanto a las consecuencias en la vida de las
mujeres y en cuanto a causas de indefensión resultan más relevantes. De estas tres
asignaciones la que más fuerza tiene y que yo me atrevo a definir como causa directa e
inmediata de la indefensión de género de el desplazamiento de nuestra centralidad en
los/as otros/as. La fuerza de este mandato genera creencias y expectativas que provocan
un desplazamiento tal en la mujer que llega a sacarla del primer plano de la realidad. Es
decir, la mujer, como nuestras protagonistas, puede estar inmersa y participa en el
plano, pero el desplazamiento de la centralidad en su vida, hace que sus necesidades,
expectativas, deseos, identidad, individualidad, y hasta la propia existencia quedan fuera
del mismo. Como si no existiese, lo que supone la expropiación más absoluta, en cuanto
a saberse objeto y sujeto de derechos y deberes, en cuanto a tener capacidad de
intervenir en la realidad, en cuanto a poder modificar esta misma realidad.
Los mandatos de belleza y bondad vienen a reforzar este sistema de desplazamiento de
la mujer estableciéndose como exigencia y como causa de castigo o recompensa. En
cualquier caso siempre supone un deterioro emocional de la mujer. Si soy fea, estoy
fuera, si soy guapa lo soy para el varón, no me posee, sigo desplazada; si soy buena, me
desvivo por los/as demás perdiendo mi centralidad, si soy mala, el propio sistema me
desplaza.
De esta forma podemos concluir, que el sistema de género en el cumplimiento de sus
mandatos, nos lleva a distorsiones cognitivas que nos permitan seguir sobreviviendo a
las exigencias de sus mandatos.
El sistema de género en el cumplimiento de sus mandatos, nos lleva a estados
depresivos y desesperanza, al no poder responder a las expectativas que he interiorizado
y que la sociedad deposita en mí.
El sistema de género en el cumplimiento de sus mandatos, nos lleva a asumir acciones
que en muchas ocasiones ponen en riesgo nuestra vida.
El carácter transversal de género hace que todas las dimensiones de nuestra vida se vean
afectadas por esta situación.
La situación de incontrolabilidad contiene una dimensión concreta que afecta a las
acciones/situaciones más inmediatas y otra dimensión general, que se refiere a la
vigencia de un sistema global que se nos impone, nos anula, nos somete y nos hace
sentir mal: el sistema patriarcal.
La suma del malestar emocional, con la falta de respuestas (como en el autocuidado)
o la emisión de respuestas mediatizadas por el cumplimiento de mandato, con
independencia de sus consecuencias en la vida personal, y con las creencias y
expectativas que constituyen los mandatos de género, producen un estado de
indefensión que podemos definir como indefensión de género.
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Indefensión de género, aprendiendo a ser agredidas
Esta indefensión de género provoca un estado de adaptación desesperanzada que hace a
la mujer vulnerable a asumir situaciones de riesgo para su vida, entre ellas la violencia
de género.
Finalmente, concluyo afirmando, que dada la transcendencia de este tema se hace
necesario abrir nuevas líneas de investigación en clave de género e indefensión que nos
ayuden a analizar esta temática en todas sus dimensiones. Estas líneas de investigación
han de ir acompañadas de otras que centren su mirada en las estrategias de prevención.
Prevención, que como vengo afirmando desde el principio, ha de centrarse en la
infancia, y en el empoderamiento como ejes centrales y cuya herramienta sea la
apropiación y la recuperación del control personal.
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