— 261 — Del Dr. PABLO DB MARÍA Naturaleza jurídica de la renuncia uni lateral pura y simple de un derecho de usufructo Consulta: La renuncia de un de usufructo inmueble, ¡ledia pura y de persona determinada, ¿está sujeta al pago la ley de 28 de Octubre de 1926.?" derecho de simplemente y no en favor del impuesto que establece La palabra enajenación, en derecho adc[uirido, aunque un ferir a sentido su esa otra persona dicho derecho amplio, comprende abdicación no (Mainz, "Droit Romain", Puede entenderse, pues (como entiende Guillot, la abdicación lleve la. intención de trans pág. 458). bienes", núm. t. i, torno "De los que la renuncia unilateral, pura y simple, del usufructo, o sea la renun que alude el inciso 5' del art. 537 del Código Civil, es una enajenación. ¿Esa enajenación es en favor de alguien, ,a pesar de ser unilateral y de 388), cia a no indicarse escritura la intención de que favorezca a tal o c|ue, en el fondo y por su efecto práctico' y es decir, la renuncia del usufructo hecha unilateenajenación, el usufructuario, viene a ser en favor del nudo propietario'. en- la respectiva cual persona ? Me inclino positivo, esa ralmente.-por -a creer de la transcripción", núm. 94) dice: "Hay una gran renuncia del derecho de usufructo y una renuncia de una sucesión. La primera no borra retroactivamente el derecho que ha tenido el renunciante; ese derecho no deja de existir sino para el porvenir. Y como hay otra persona, el nudo propietario, que por efecto del mismo acto comien Troplong ("Tratado diferencia entre una derecho semejante al derecho extinguido por la renuncia, hay, hipótesis, ya, si se quiere, una trasmisión propiamente dicha, pero sí el equivalente de una, trasmisión. Al contrario, la renuncia a una sucesión hace; que se considere al renunciante como que nunca ha sido heredero; él na da ha trasmitido, puesto que nada ha tenido jamás" Borsari (T. 4, parte 2*, P: 395 ) expresa que "el que renuncia al usufructo, inviste de él al nudo pro pietario'-'. Colin y Capitant (t, i, p. 953 )■ establecen que si el usufructuario tener un za a en esa no . — renuncia (t. a su usufructo, eso 262 equivale a — cederlo al nudo propietario. Marcadé expresa así: "Hay sin embargo dos diferencias adivinan fácilmente entre la manera en que se puede enajenar un usu 2, N" nota 559, 2), se que se fructo y la manera en que se enajenan otros bienes. La primera es la de que puede enajenar un usufructo por testamento, puesto que ese testamen to no podría tener efecto sino después de la muerte del usufructuario y, por consiguiente, en un momento en que el usufructo, objeto del legado ya no existiría. La segunda es la de que la renuncia que se hace de un bien ordinario no lo trasmitiría a nadie si ella no estuviese acompañada de la indicación de la persona en cuyor favor se abandona ese bien, al paso- que la renuncia de un derecho de usufructo hecha así puramente aprovecha inmediatamente al nudo propietario, porque el usufructo, como cualquier otra servidumbre, sien no se do una una carga, deuda, que recae sobre una cosa, la remisión de tal deu la cosa deudora" Y Laurent, (t. 29, N' 90) dice: Tengo un derecho de usufructo sobre un inmueble y renuncio- a él, ¿cuál es el objeto y cual es ei efecto de esa renuncia? El usufructo estaba da aprovecha naturalmente a propiedad ; por efecto de mi renuncia vuelve al nudo pro propiedad deja por eso de estar desmembrado y vuel ve a ser entero, absoluto.. El nudo propietario adquiere, pues, el derecho al cual yo renuncio, y lo adquiere por el hecho de mi renuncia. Luego el acto por el cual yo renuncio al usufructo equivale al acto por el cual yo abdico el usufructo en provecho del nudo propietario; es una trasmisión de ún de recho real inmobiliario, y, por tanto, el acto debe ser inscripto" En el mis mo sentido se expresa el propio Laurent en el N' 93 del tomo citado. Renunciar pura y simplemente al derecho del usufructo es hacer que ese derecho salga del patrimonio del renunciante, se extinga como tal dere cho de éste, pero que vaya en resumidas cuentas e ipso facto a aumentar el patrimonio del nudo propietario, que no tenía antes de tal renuncia más que un dominio incompleto, es decir, el abusus y no el usus-fructus, viene a te ner, por consecuencia de ella, el dominio pleno, el dominio con todos sus desmembrado de la pietario; el derecho de atributos, incluso el usufructo. Aunque la renuncia del usufructuario es acto unilateral, y no literal mente cesión, ni otra especie de contrato, lo cierto y real es que beneficia de un modo inmediato, como lo dice Marcadé, al nudo propietario y me pare ■ que debe atenderse a esa certidumhre y la referida renuncia es o no, en el fondo, ce do propietario. La ley de a realidad para determinar si enajenación en favor del nu esa una fin de evitar que se burle el impues absoluto que, cuando- una enajenación se hace en favor de persona llamada a heredar al enajenante, esa enajena ción, sean cuales fueren su sinceridad real y su carácter ostensible, es en el fondo una donación o un anticipo de cuota hereditaria y debe pagar como tal el impuesto correspondiente. Si fuese en virtud de un precio que se ce to de herencia diese al nudo 28 de octubre de o donación, propietario 1926, presume a en el derecho de usufructo, habría indudablemente — que pagar el impuesto de 263 - donación, siendo ese nudo propietario hijo del usu fructuario cedente. Y bien : paréceme que si a pesar de aparecer y ser en rea lidad hecha a título oneroso la enajenación del derecho de usufructo hay que pagar ese impuesto, con mayor razón hay que pagarlo cuando- el acto que el resultado de que el nudo propietario, hijo del usufructuario, ven ga a tener el usufructo que antes no tenía, presenta ostensiblemente más bien el carácter de una liberalidad, por no mediar la estipulación de precio alguno-, produce que el de una enajenación a título Si el usufructo renunciado, oneroso. en vez de ser económicamente una fuente de lucro para el usufructuario, fuese más bien un perjuicio, la renuncia po dría no ser en realidad una verdadera liberahdad, pero si el usufructo- re nunciado fuese económicamente una positiva lucro, habría una ra impuesto de donación, fuente de zón m-ás para que estuviese sujeta dicha renuncia al porque, en tal caso, elía vendría a ser en el fondo una verdadera libera hdad. Teniendo en cuenta el fin y el espíritu de la citada ley de 1926, creo, resumen, que cuando el acto que se realiza produce en realidad, sea cual fuere su denominación, el resultado de que el padre se desprenda, en bene ficio del hijo, de un derecho de usufructo, se debe el impuesto con que esa en ley grava las donaciones entre vivos. Esta es la opinión que he llegado a formar después de estudiar deteni damente la interesante y ardua cuestión de que se trata. Pablo de María.