DE HISTORIA NATURAL tuados, pero siempre de laderas uniformes y sin resaltes o rupturas pendiente que alteren bruscamente la superficie del suelo, que siempre da origen a acentuadas inclinaciones. Los materiales bituminosos, no estando recientemente excavados, pasan desapercibidos, tanto por su coloración grisácea y de tonos muy semejantes al conjunto, como por sus caracteres, no muy diferenciados del resto de la formación. No es extraño, pues, que los materiales bituminosos hayan pasados inadvertidos hasta ahora para los geólogos que han estudiado estos terrenos (lám. XXXIV, fig. i ) . Con respecto al Secundario, puede decirse que sólo los empujes alpinos fueron los que plegaron a sus formaciones, pero sus diferentes pisos o zonas se nos ofrecen con muy diferente aspecto, según la constitución litológica que en general los caracteriza. Así vemos que los pisos constituidos por potentes formaciones calizas, homogéneos y resistentes, muestran, más que verdaderos replegamientos, alteraciones que han fragmentado sus rocas hasta el punto de estar constituyendo verdaderas masas brechoides, debido a fenómenos de milonitización. No obstante y en conjunto pueden reconocerse los dobleces, los anticlinales y sinclinales, a veces rotos por falta de plasticidad, fenómenos que guardan, como es natural, relación íntima con el plegamiento que en general ha sufrido toda la formación secundaria. Las zonas inferiores o jurásicas nos ofrecen en particular estas características, o sea que las roturas, la fragmentación, tanto en conjunto como en detalle, es lo característico. Por el contrario, cuando los materiales litológicos, por su especial manera de estar constituidos, ofrecen un grado determinado de plasticidad, lo característico es que los fenómenos de rotura y de fragmentación no sean tan acentuados, y, por el contrario, los plegamientos, los dobleces y retorceduras sea lo que los caracteriza. Esto es lo que ha sucedido con las formaciones que dan lugar al segundo conjunto, o sea a la formación cretácea bituminosa, pues estando formados estos niveles por estrechas capas de calizas, alternantes con otras de margas más o menos pizarrosas, al verse sometidas a las intensas presiones que sobre ellas actuaron, los materiales de gran plasticidad pudieron doblarse, retorcerse, dando lugar a un terreno que hoy día se nos ofrece típico, con tal cantidad de plegamientos, tan violentamente «arrugado», que su aspecto extraña y llama fuertemente la atención a todo el que lo contempla (láms. X X X I y XXXII, fig. 2). Pero no solamente los terrenos al sufrir los indicados empujes, venidos en general del sur se fragmentaron o replegaron, sino que a veces TOMO x s x v r . — M A Y O 1936. 17