Bienvenidos a la economía de EEUU, ese muerto viviente

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Bienvenidos a la economía de EEUU, ese muerto
viviente
Mike Whitney
Analista político – Tomado de sinpermiso.com
El crédito lo es todo. Sin expansión del crédito no hay recuperación porque no hay
mejora en la demanda agregada. Pero el crédito está retrocediendo. Los bancos
han endurecido sus condiciones para otorgar préstamos y los potenciales
deudores que sean solventes han desaparecido. Los préstamos bancarios han
caído un 14% desde octubre de 2008. El crédito privado está de hecho cayendo
en estos momentos a un 10,5% anual. La situación no está mejorando, sino yendo
a peor.
En el Telegraph inglés: “En EEUU, tanto el crédito bancario como el agregado de
oferta monetaria M3 se han estado contrayendo a tasas comparables con las de la
Gran Depresión desde principios de verano, aumentando el miedo a una segunda
recesión en 2010 y la consecuente precipitación hacia una deflación en el
mercado de la deuda…
“David Rosenberg, jefe de estrategia en Gluskin Sheff, ha expresado una
preocupación parecida al comentar que durante las cuatro semanas anteriores al
pasado 24 de agosto, el crédito bancario se hundió hasta un ritmo anual ‘épico’ de
9 por ciento, el agregado de oferta monetaria M2 se hundió el 12,2 por ciento y el
M1 el 6,5 por ciento.
“’Por primera vez en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, tenemos a
la vez deflación en el crédito, los salarios y las rentas, y eso desde nuestro punto
de vista es una situación envenenada’, dijo.(Ambrose Evans-Pritchard, "US credit
shrinks at Great Depression rate prompting fears of double-dip recession", UK
Telegraph.)
Las ejecuciones de hipotecas, los impagos o los chanchullos están al orden del
día. Las hipotecas se ejecutan a un ritmo de más de 300.000 por día, y subiendo.
Una enorme acumulación de hipotecas “ocultas” se mantienen artificialmente fuera
del mercado para sostener los precios. Ello generará un goteo de esas hipotecas
puestas lentamente en el mercado que mantendrá deprimido el mercado de la
vivienda durante toda una década. La gente que es propietaria de inmuebles no
puede endeudarse por estar estos totalmente devaluados. Todo apunta a una
depresión del gasto a largo plazo.
A las empresas les está resultando más difícil refinanciar sus deudas, los
préstamos bancarios sufren ratios de morosidad históricos, y el mercado
inmobiliario ha implosionado. La actual destrucción de crédito no tiene
precedentes, es ya a gran escala y sigue creciendo. El agujero de capital es mayor
que la FED (la Reserva Federal de EEUU) y mayor que el Tesoro. Es imposible
cubrirlo solamente con una mayor liquidez.
De momento, el gobierno puede arreglárselas con el PIB con un estímulo de
800.000 millones de dólares, pero ¿qué ocurrirá cuando la voluntad política de
seguir ampliando el déficit toque a su fin? ¿Qué ocurrirá cuando los inversores
extranjeros pidan a la FED que deje de emitir cheques sin fondos?
En realidad, la FED no ha arreglado nada. Los bancos siguen con el agua al
cuello, el producto ha batido su récord de caída y el paro sigue subiendo hacia el
10 por ciento. El plan de rescate de varios billones de dólares del presidente de la
FED Ben Bernanke solamente ha servido para sostener un sistema frágil, y nada
más. Los problemas económicos subyacentes siguen siendo los mismos. El
planteamiento de la FED basado en la monetización (impresión de papel) ha
relanzado las cotizaciones en bolsa, pero no ha hecho nada para estimular la
economía. Eso es así porque las burbujas financieras tienen un impacto
insignificante en la demanda agregada; no hay un efecto dominó. La economía
real sigue con el encefalograma plano mientras Wall Street está de fiesta. El plan
de Bernanke ha sido simplemente una operación de lavado de cara.
El gobierno no puede endeudarse indefinidamente. En algún momento el PIB
tendrá que volver a depender del crecimiento salarial y del crédito. Dado el sesgo
político e institucional en contra del trabajo (y la oposición a que los salarios
crezcan con la productividad), la única forma de impulsar la economía es a través
de la expansión del crédito. Y ahí está el problema. Los hogares han perdido cerca
de 14 billones de dólares de riqueza desde que empezó la crisis y no están en
condiciones de retomar el endeudamiento a los niveles anteriores a la crisis. Los
consumidores están reduciendo el gasto y tratando de devolver sus préstamos. No
tienen otro remedio.
Lo siguiente aparecía en Bloomberg News: “Los estadounidenses siguen
decididos a abstenerse de aumentar sus gastos incluso tras la mayor caída del
consumo desde 1980, indicando su preocupación por la evolución de la economía
en los próximos seis meses.
“Según una encuesta de Bloomberg News, solo un 8% de los adultos de EEUU
planean incrementar el gasto familiar, casi un tercio va a gastar menos, y un 58%
cuenta con ‘seguir igual’. Más de 3 de cada 4 entrevistados dijo que había
recortado gastos el año pasado.
“Poniendo de manifiesto la austera actitud en la que se hallan de los
consumidores, un 77% de los entrevistados dijeron que habían gastado menos el
año pasado, un 59% dijeron que habían hecho un mayor esfuerzo para pagar sus
deudas y un 48% destinó más dinero a ahorrar”.
El ahorro aumenta y el gasto cae. La economía se dirige hacia una depresión a
largo plazo; la nueva “normalidad”. Los programas de prestidigitación de la FED y
el elixir del estímulo de Obama no han alterado la previa tendencia a la baja. En
todo caso, han puesto las cosas peores. Presten, si no, atención a las siguientes
consideraciones de Janet Tavakoli, autora de “Dear Mr. Buffet”, cuando fue
entrevistada por Max Keiser: “En lo que se refiere a mi opinión, mi análisis es
forzosamente sombrío. No es que sea agorera, simplemente presto atención a la
evolución del dinero, y hasta el momento yo he acertado y el gobierno se ha
equivocado. La situación es la siguiente. Estamos ante un mayor riesgo de
colapso debido a una crisis deflacionaria de lo que lo estábamos en 2007.
Después de ver el mayor esquema de Ponzi de la historia de los mercados de
capital, hemos visto la mayor expansión monetaria y fiscal de la historia, pero ésta
no ha funcionado. Los niveles de deuda de empresas y consumidores exceden la
capacidad de pago total del sistema”. (Janet Tavakoli “On The Edge With Max
Keiser”.)
La FED no ha hecho nada para reestructurar los mercados financieros así que los
mismos problemas que acabaron con Lehman y empujaron a la economía global
hacia una caída en picado, persisten todavía. Cuando el estímulo se agote y la
FED termine de comprar los 1,25 billones de dólares de activos hipotecarios (de
Fannie y Freddie) y los 300,000 millones de bonos del Tesoro, los tipos de interés
volverán a subir, los precios de las casas volverán a caer y la economía volverá a
hundirse. Bernanke se verá obligado a acudir de nuevo a las imprentas, la única
esperanza para revertir la espiral deflacionista. Y ello disparará la nueva crisis: un
pánico sobre el dólar.
Alice Schroeder comenta en un artículo de Bloomberg News: “En todo el
debate sobre si habrá inflación porque el Tesoro está imprimiendo demasiado
dinero o si habrá deflación porqué no imprime el suficiente, hay un tipo de inflación
que raramente se tiene en cuenta. Es la superinflación que vendría de una
repentina devaluación de nuestra divisa. La moneda es como cualquier otra
innovación financiera, una obligación garantizada por activos. Cuando esa
obligación se percibe que ha aumentado mucho más de lo razonable según los
activos que la soportan, en este caso el conjunto de la economía de un país, se
forma una burbuja… Ahora mismo, la economía estadounidense vale menos que
el valor implícito en el precio de mercado de sus obligaciones”. (“Gold Tells You
U.S. Bubble Hasn’t Popped Yet”, de Alice Schroeder, en Bloomberg.)
El sistema colapsó porqué estaba construido sobre la falsa premisa de que un
sistema bancario opaco y desregulado podía generar una cantidad infinita de
crédito sin la suficiente base de capital. Esto se ha constatado que es falso. El
capitalismo requiere capital. Los billones de dólares en préstamos, complejos
instrumentos de deuda, operaciones fuera de balance y contratos de derivados
estaban todos apilados encima de un pírrico montón de capital, el cual, finalmente,
colapsó bajo la presión de la deuda. Este sistema (basado en la conversión de
hipotecas en títulos, o “titulación”), que fue el que armó el follón, no puede
restaurarse. Precisaba de una divisa fuerte, de tipos de interés artificialmente
bajos y de crédulos inversores que no fueran conscientes de los riesgos
inherentes a los activos no líquidos. Esas condiciones ya no se dan, y lo cierto es
que no se dieron más que durante un par de años. Y aun así, la FED sigue
insuflando sangre en un cadáver con la esperanza de ver algún signo de vida. No
es, pues, imposible que una crisis de proporciones todavía mayores esté en
ciernes.
Traducción para www.sinpermiso.info: Xavier Fontcuberta i Estrada
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