TUTELA CAUTELAR AUTÓNOMA. PEDIDO DE CESE DE MEDIDA

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TUTELA
CAUTELAR
AUTÓNOMA.
PEDIDO
DE
CESE
DE
MEDIDA
CAUTELAR
POR
SITUACIÓN DE CRISIS ECONÓMICA. IMPROCEDENCIA.
A y S, tomo 16, pág. 248
Santa Fe, 4 de junio de 2009.
VISTOS: Estos autos caratulados “OJEDA, Orlando contra MUNICIPALIDAD DE SAN
JAVIER sobre MEDIDA CAUTELAR AUTÓNOMA” (Expte. C.C.A.1 nº 254, año 2008), venidos
para resolver lo solicitado por la demandada; y,
CONSIDERANDO:
I.1. A fojas 77/82 este Tribunal resolvió, con fundamento en el artículo 14 de la ley 11.330,
suspender la ejecución de los efectos de la resolución 60/08 y, consiguientemente, el reintegro del actor
a su cargo (A. y S. T. 14, pág. 356).
2. Rechazado un pedido de aclaratoria (f. 87/vto., A. y S. T. 15, pág. 210) la demandada
presenta escrito solicitando -con invocación del artículo 15 de la ley 11.330- se la releve del
cumplimiento de la cautelar (fs. 114/120).
Al efecto refiere a que la Municipalidad se encuentra en una “emergencia económica de
notoria evergadura” según lo demuestran, dice, los elementos a que refiere.
Explica que el erario y el cumplimiento adecuado de los cometidos estatales y compromisos
asumidos se encuentran en serio riesgo; que de dichos elementos se extrae que el cumplimiento de la
medida producirá grave daño para el interés público; que no se intenta reabrir el debate ya zanjado; y
que lo real es que, estando comprometido el interés público del recto desenvolvimiento de la
Administración, las autoridades se han visto en la obligación de adoptar medidas de emergencia para
paliar el déficit acreditado.
Señala que el Departamento Ejecutivo Municipal ha efectuado la valoración correspondiente,
en cuanto a la incidencia económica que la medida cautelar tendrá sobre las arcas municipales, por lo
que solicita que el Tribunal valore adecuadamente el impacto que dicha medida cautelar tiene sobre el
interés público; y que la valoración efectuada por el Intendente es razonable y proporcional al objetivo
que se pretende conseguir, “cual es el saneamiento paulatino de las finanzas públicas”.
Agrega que la crisis económica y financiera hace imposible afrontar erogaciones propias del
funcionamiento del Municipio, por lo que la ejecución de la medida cautelar produce un “grave daño
para el interés público”; que no se trata de una alusión genérica al interés público, sino que no se
cuentan con los medios suficientes para cumplirla.
Por último, cita jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia y de esta
Cámara en torno al cese de medidas cautelares.
A foja 141 acompaña las ordenanzas 1/09 (por la cual se declara a la Municipalidad de San
Javier y al Distrito en situación de emergencia económica y financiera por el término de dieciocho
meses) y 7/09 (referida al presupuesto del año 2008), además de otras constancias que
involuntariamente omitió acompañar en su oportunidad.
3. Corrido traslado al actor, lo contesta a fojas 144/148 con expresa solicitud de rechazo.
Luego de referir a que la demandada no ha dado aún cumplimiento a la medida cautelar cuyo
cese solicita, argumenta en orden a la inexistencia de presupuestos para acceder al pedido.
En ese sentido, considera que escapa a todo parámetro de razonabilidad lo afirmado por la
demandada en orden a que su reintegro al cargo produciría un grave daño al interés público dada la
situación financiera; que lo que se pretende es no cumplir con los efectos de una relación de empleo
público respecto de un cargo de planta permanente existente y al que se corresponden concretas tareas a
desarrollar a fin de cubrir cometidos municipales; y que no está contradicho que las tareas
correspondiente al cargo no sean las propias y necesarias a esos fines.
Más aún -agrega- la demandada ha incrementado el gasto del personal político y ha apelado a
la contratación de nuevos dependientes y al incremento de personal de cuadrilla para la realización de
tareas que precisamente son inherentes a las del cargo en que fue designado.
Por otra parte, señala que la declaración de emergencia mediante decreto 182/08 y ordenanza
1/09 lo fue en el marco y a los fines de la ley 10.047, por la que se habilita el otorgamiento de anticipos
por la Provincia para atender requerimientos de política salarial.
Expresa que la genéricamente invocada situación financiera carece de toda virtualidad para
“enervar” la manda cautelar, la que a su juicio tiene incidencia positiva en el interés público, el cual
-explica- refiere al bien común, al bienestar general, y no al bien de la gestión gubernativa “de turno”,
no existiendo “mayor interés público que la observancia de la legalidad objetiva”.
Concluye en que al despachar la medida cautelar se evita que se efectúen erogaciones
innecesarias o en demasía para el pago de personal que debe realizar tareas que son las propias del
personal de planta permanente, al que, de permanecer separado ilegítimamente de sus cargos, deberá
reconocer remuneraciones caídas llevando a una duplicidad de recursos antifuncional, caprichosa y
dispendiosa.
Solicita, en suma, el rechazo del pedido; con costas.
II. Conforme se ha relatado, la demandada solicita el cese de la medida cautelar despachada
con base en que su ejecución produciría un grave daño para el interés público en razón de la crisis
económica y financiera por la que estaría atravesando.
Aun cuando por hipótesis se entendiera demostrada tal situación, el pedido igualmente no
puede prosperar.
En efecto, como esta Cámara lo admitió en autos “Perren” (A. y S. T. 2, pág. 483), la precisión
del alcance de la noción “grave daño al interés público” puede resultar dificultosa en ciertos supuestos;
sin embargo -agregó en criterio de oportuna cita para el caso- que “no lo es en autos, en los que se
debate acerca de la provisional reconstitución de una modesta relación de empleo público”.
Añadió que “en todo caso, y atento a la instrumentalidad de las medidas cautelares, puede ser
de utilidad, al menos como pauta, la definición legal de ‘grave motivo de interés u orden público’ que
aporta la propia ley 11.330 a los fines de la suspensión de la ejecución de la sentencia de mérito:
peligro de trastorno grave del orden público, supresión o suspensión de un servicio público, privación
del uso colectivo de un bien afectado a ese uso, trabas a la percepción de contribuciones fiscales, y
magnitud del monto de la condena; ‘sin perjuicio de otros motivos de análoga gravedad’ (art. 34, ley
11.330)”.
Pues bien, a criterio del Tribunal, lo invocado por la demandada en el caso no es susceptible
de ser equiparado a circunstancias como las señaladas.
Por el contrario, se observa que en definitiva la demandada pretende atenuar los efectos de una
situación de emergencia a expensas del efectivo desarrollo de una relación de empleo público cuya
ruptura se consideró prima facie ilegítima.
Al respecto, se observa que no basta a los fines de disponer el cese de medidas cautelares
como la despachada en autos con la acreditación de un genérico desequilibrio financiero, que, además,
poco tiene que ver con el acto administrativo impugnado.
Efectivamente, conforme puede extraerse de los elementos de prueba aportados, las causas de
la situación invocada remitirían a una disminución drástica de las ventas, desocupación, aumento de los
costos fijos, “inundaciones, sequías y otros factores”, pérdidas de fuentes laborales, cese de la cadena
de pago, etc., como así también a la instrumentación de políticas salariales, tributarias y de
coparticipación, habiendo incluso iniciado la demandada contra el Gobierno de la Provincia un reclamo
administrativo en concepto de coparticipación adeudada correspondiente “a los meses de abril de 2003
a noviembre de 2008” (fs. 99/101 vto.).
Como se observa, se trata de una situación de crisis que -en lo substancial- no sería extraña a
los restantes municipios (ver f. 129), por lo que acceder a lo solicitado supondría admitir una virtual
paralización de la jurisdicción cautelar del Tribunal.
En ese orden, no puede soslayarse que el cese de medidas cautelares no es una técnica de
reducción del gasto público, y que ni la relación de empleo público (provisionalmente reinstalada por el
Tribunal en el caso), ni la eficacia de las decisiones judiciales, pueden quedar a merced de la
discrecionalidad con que el poder público resuelva llevar su política económica.
Máxime en el sub judice, en el que la causal de nulidad invocada por la Administración
respecto del nombramiento del actor -y que esta Cámara consideró, por dos votos concordantes (art. 26,
ley 10.160), prima facie ilegítima- consiste exclusivamente en la ausencia de concurso de selección, no
habiéndose basado ni en la inexistencia de vacantes, ni en la falta de previsión presupuestaria.
Por lo demás, no son desechables liminarmente los argumentos del actor consistentes en que la
medida cautelar evitaría eventuales erogaciones innecesarias.
Así debe afirmarse especialmente a la luz del criterio sentado por la Corte local en autos
“Paniagua”, según el cual con la medida cautelar “se evita [...] no sólo el daño al interés de los
recurrentes sino también al interés general, que podría verse afectado por las consecuencias de una
sentencia que -luego de la ineludible demora que genera el proceso contencioso administrativo-,
declarara la anulación de las cesantías [...] y dispusiera la consiguiente reparación patrimonial” (A. y S.
T. 92 pág. 178).
Corresponde, en síntesis, rechazar la solicitud formulada.
Así concluir, de ningún modo supone indiferencia del Tribunal frente a situaciones como las
descriptas por la demandada, para cuya superación, sin embargo, existen predispuestos otros medios
jurídicos y políticos que, en el caso, estarían en marcha.
Puede agregarse que aquella conclusión no se cancela por el hecho de que la Administración
haya anulado otros nombramientos cuya validez y eficacia también se discute ante el Tribunal, pues, en
verdad, no surge, ni se ha invocado, que se trate de un vasto sector de agentes públicos que por su
substancial impacto en el erario justifique una decisión contraria.
Los fundamentos que anteceden, en cuanto parten de la hipótesis de la concurrencia de una
situación de crisis, tornan innecesaria la producción de la prueba ofrecida por ambas partes.
Por último, le asiste razón a la actor en cuanto a que pedidos como el examinado no suspenden
la ejecución de la medida (criterio de “Perren”, citado), por lo que corresponde intimar a la demandada
para que dé acabado cumplimiento a lo ordenado en autos.
Por lo tanto, la Cámara de lo Contencioso Administrativo N° 1 RESUELVE: Rechazar el
pedido de cese de la medida cautelar dispuesta; con costas a la demandada. Intimar a la Municipalidad
de San Javier al cumplimiento de la medida cautelar despachada en autos.
Regístrese y hágase saber.
Fdo. DE MATTIA. PALACIOS. LISA. Barraguirre (Secretario)
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