Posturas y gestos corporales en la Misa

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Posturas y gestos
corporales en la Misa
E
n la celebración de la Misa elevamos nuestras
mentes, nuestras voces y nuestros corazones en
oración y alabanza a Dios. Pero como seres creados
de cuerpo y espíritu, nuestra oración es expresada
también por medio de nuestro cuerpo. Durante la
Misa asumimos diferentes posturas corporales: nos
ponemos de pie, de rodillas, nos sentamos y somos
invitados a realizar una serie de gestos y movimientos: persignarse, dar un saludo de paz, inclinar el
cuerpo en señal de reverencia, etc. Estos gestos y
posturas no son meramente ceremoniales, si no que
tienen un profundo significado cuando se realizan
con fe, comprensión y conciencia de lo que hacemos. A través de estos gestos y posturas participamos
más atentamente en la celebración.
Posturas
De pie. El ponernos de pie es un signo de honor y
respeto. Desde los primeros días de la Iglesia, esta
postura ha sido interpretada como signo de los que
son elevados en Cristo y están en búsqueda de las
cosas superiores (ver Colonsenses 5). Cuando nos
ponemos de pie asumimos nuestra real estatura ante
nuestro Dios, como pueblo redimido por la sangre de
Cristo. Nos ponemos de pie al iniciar la celebración
mientras el sacerdote y los ministros procesan al
altar. Nos ponemos de pie para escuchar el Evangelio
porque sabemos que Cristo mismo es quien nos habla
cuando está siendo proclamado. Los obispos de los
Estados Unidos han escogido esta postura como la
norma para recibir la sagrada comunión en éste país.
De rodillas. Desde los inicios de la Iglesia, esta postura ha significado penitencia. “¡La conciencia del
pecado nos derrumba!” En la Edad Media, los vasallos se ponían de rodillas para rendir homenaje a su
amo. Más recientemente, esta postura ha venido a
significar humildad y adoración. Por esta misma
razón, los obispos de los Estados Unidos han escogido
esta postura para la Plegaria Eucarística. Nos ponemos de rodillas desde el Santo, hasta el Gran Amén.
Sentados. Ésta es la postura apropiada para escuchar
y meditar. Nos sentamos cuando queremos dar a
alguien nuestra completa atención. Así, la asamblea
se sienta durante las primeras lecturas, durante la
homilía y después de la comunión en un momento
de meditación.
Gestos
El gesto más común es el de la Señal de la Cruz
(persignarse) al principio de la Misa, a la hora de la
proclamación del Evangelio, y al final de la Misa con
la bendición del celebrante. Hemos sido reclamados
para Cristo con la Señal de la cruz desde el momento
de nuestro bautismo, donde fuimos escogidos para
Cristo. Asimismo, hacemos la señal de la cruz cuando
somos rociados con agua bendita y también lo hacemos con el agua bendita al entrar o salir del templo.
La genuflexión (doblar la rodilla). La genuflexión es
un signo de honor, reverencia y respeto que hacemos
a la presencia de Cristo Sacramentado en el tabernáculo. Al iniciar la celebración, el sacerdote y los
ministros hacen una genuflexión frente al tabernáculo si éste se encuentra localizado en el santuario. Asimismo, el sacerdote hace tres genuflexiones
doblando la rodilla derecha hasta el suelo durante la
Plegaria Eucarística: antes de mostrar a la asamblea
el pan y luego el cáliz y nuevamente al hacer la
invitación a la asamblea a tomar la sagrada comunión y antes de que el mismo reciba el sacramento.
Inclinación (del cuerpo y/o la
cabeza). Es también una señal
de reverencia. Reconocemos el
altar como un símbolo que
representa a Cristo, por lo tanto,
el sacerdote y los ministros
hacen una reverencia frente al
altar en la procesión de entrada
y al final de la Misa. Durante la
profesión de fe (el Credo), inclinamos la cabeza al pronunciar
las palabras que conmemoran
la Encarnación: “que fue concebido por obra del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen y
se hizo hombre”. Este gesto significa nuestro profundo respeto
y gratitud a Cristo, que se humilló asumiendo nuestra condición humana para salvarnos.
Asimismo, hay otros gestos
que intensifican nuestra oración
en la Misa. Por ejemplo, en el
Rito Penitencial (Yo Pecador), la
acción de golpearnos el pecho
al decir “por mi culpa, por mi
culpa y por mi grande culpa”
nos ayuda a reconocer nuestras
faltas y la necesidad de la gracia
de Dios para sobreponerlas. En
el Rito de la Paz, el darnos la
mano y/o un abrazo significa
que estamos compartiendo la
paz de Cristo y que estamos
comprometidos a vivir esta paz
entre nosotros. Es muy apropiado que antes de compartir la
Comunión, sacramento de la
Unidad, realicemos este gesto
simbólico con los demás miembros de la asamblea.
Un nuevo gesto
Posturas para las partes
de la Misa
Desde el principio de la Misa
hasta la primera lectura
De pie
Desde la primera lectura
hasta la Aclamación
al Evangelio
Sentados
Desde la Aclamación
al Evangelio hasta el final
del Evangelio
De pie
Durante la homilía
Sentados
Desde el Credo
hasta el final de la oración
de los fieles
De pie
Desde la preparación de los
dones hasta el final de la oración:
“Oren, hermanos y hermanas, para
que este sacrificio . . .” Sentados
Desde aquí hasta la proclamación
del Santo
De pie
Después del Santo,
hasta el Gran Amén
Desde el Padrenuestro
hasta el Cordero de Dios
De rodillas
De pie
Después del Cordero de Dios
hasta el final de la
Comunión
De rodillas o de pie
Al recibir la Sagrada
Comunión
De pie
Durante el silencio
después de la
Comunión Sentados o de rodillas
Durante los anuncios
La Instrucción General nos invita
a hacer un gesto de reverencia
al recibir la Sagrada Comunión.
Los obispos de los Estados
Unidos han determinado que la
señal de reverencia antes de
recibir el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, será una breve inclinación de la cabeza. Por medio de
este gesto damos reverencia a
Cristo vivo, a quien recibimos
como alimento espiritual.
Sentados
Esta inclinación no tiene que ser
una profunda inclinación del
cuerpo, sino, sencillamente una
breve inclinación de la cabeza
al llegar frente al ministro de
la comunión. Este gesto sencillo, realizado por todos, nos
une respetuosamente al Pan de
Vida y a la Copa de Salvación
que estamos a punto de recibir.
Por medio de estos gestos y posturas corporales, damos como
Iglesia un testimonio de nuestra
unidad como cristianos. Estos
gestos y posturas significan
nuestra unidad y solidaridad
como miembros del Cuerpo de
Cristo. Por eso, nadie puede
cambiarlos a su gusto personal.
Si nos ponemos de pie, si nos
ponemos de rodillas, si nos
persignamos, etc., en una acción ritual comunitaria es para
dar testimonio de que somos:
Miembros del Cuerpo Único
de Cristo.
Desde la oración después de la
Comunión hasta la salida
De pie
Este material ha sido creado en preparación para la implementación de la nueva Instrucción General del Misal Romano, que tomará efecto
en la Arquidiócesis de Chicago el Primer Domingo de Adviento, el 30 de noviembre de 2003. Todo esto está basado en el material del
Secretariado de Liturgia de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos, Washington, D.C. © 2002. © 2003 Arquidiócesis de Chicago.
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