Justicia Viva N° 96, 19 de febrero de 2004 TAMBIÉN LAS COMUNIDADES CAMPESINAS Y NATIVAS ADMINISTRAN JUSTICIA EN EL PERÚ Juan Carlos Ruiz Molleda Consorcio Justicia Viva La Constitución Política de 1993 estableció por primera vez en el Perú la jurisdicción comunal. Según el artículo 149º de dicha carta, “Las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo de las Rondas Campesinas, pueden ejercer las funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de conformidad con el derecho consuetudinario, siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona”. Esta norma constitucional tiene su origen en el artículo 246º de la Constitución de la República de Colombia de 1991. ¿Pero qué significa que las autoridades de las comunidades campesinas y nativas pueden ejercer funciones jurisdiccionales? Como sabemos, la teoría clásica del derecho procesal coincide en señalar como elementos de la jurisdicción: la notio, el iudicium y el imperium. La notio se define como la facultad de conocer los asuntos que de acuerdo con las reglas de competencia corresponden a cada juez. Presupone la facultad de citar a las partes, recaudar pruebas, hacer notificaciones, etc. La judicium, naturalmente es la facultad de resolver el asunto sometido a consideración del juez. El imperium o coertio, finalmente, consiste en la potestad de usar la fuerza pública para hacer efectivas las decisiones judiciales. De acuerdo a ello, las autoridades de las comunidades campesinas y nativas, al estar facultadas a ejercer la función jurisdiccional, cuentan con estas tres potestades que componen la jurisdicción. Es decir pueden conocer conflictos suscitados en sus territorios, pueden impartir justicia de acuerdo a propio derecho (usos, normas y costumbres), y pueden utilizar la fuerza para ejecutar sus decisiones, todo ello de acuerdo a la Constitución Política vigente. Un segundo punto para entender la justicia comunal es preguntarse lo siguiente: ¿Tiene la justicia comunal facultades de coerción personal? En otras palabras, ¿pueden detener abigeos?. Debido a que ejercen la función jurisdiccional, es lógico que las autoridades de las comunidades campesinas y nativas cuentan con la facultad de coerción personal, ciertamente dentro de su territorio y de acuerdo con sus propias costumbres y siempre que respeten los derechos humanos. Eso significa que cuando las autoridades de las comunidades de las comunidades campesinas, detienen a una persona, no están usurpando funciones de la jurisdicción ordinaria, menos aún están incurriendo en el delito de secuestro tipificado en el Código Penal. Decir lo contrario significa, que el ejercicio de un derecho constitucional (la justicia comunal) constituye un delito, lo cual es un absurdo lógico y jurídico, además que el secuestro tiene un móvil doloso, que no aparece en este caso. Ciertamente la justicia comunal constituye una excepción al principio de unidad y exclusividad de la jurisdicción por parte del Poder Judicial. Así ha sido reconocido diferentes académicos, cuando señalan que el artículo 149º de la Constitución “permite el ejercicio de la función jurisdiccional por un órgano u organización judicial distintos al poder judicial, limitándose el principio de unidad y exclusividad del Poder Judicial para dicha función consagrado en el art. 139, inciso 1”(1). El principio de unidad y exclusividad no es absoluto, tiene excepciones, como son la Justicia Constitucional a cargo del Tribunal Constitucional, la Justicia Electoral a cargo del Jurado Nacional de Elecciones y la Justicia Comunal a cargo de las Comunidades Campesinas y Nativas. Un temor infundado que existe en algunos sectores de la comunidad jurídica se refiere a las supuestas sanciones que se imponen en el marco de la justicia comunal. En efecto, muchos se preguntan si la justicia comunal es un poder ilimitado y absoluto, facultado para imponer castigos y sanciones crueles, inhumanas o degradantes. Sin embargo, como señala el mismo artículo 149º de nuestra Carta Política, esta facultad será válida siempre que se respete los derechos humanos, y en consecuencia la dignidad humana. Nadie niega que puedan haber existido excesos, que son tan deplorables y sancionables, como las torturas cometidas por malos efectivos policiales en una comisaría o en un centro penitenciario. Finalmente, existe un problema que está ocasionando que no pocos ronderos sean procesados por la jurisdicción ordinaria, cuando logran capturar y sancionar a abigeos. De hecho, esta misma semana, 13 ronderos de M oyobamba fueron condenados a prisión por el delito de secuestro, simplemente por haber detenido durante algunos días a un homicida. El problema se origina cuando el artículo 149º no reconoce facultad de administrar justicia a las rondas campesinas, en su lugar sólo les reconoce una facultad de “apoyo” a las autoridades de las comunidades campesinas y nativas. En efecto, en lugares donde existe comunidades campesinas o nativas (Cusco, Puno, Ayacucho) se aplica el artículo 149º de nuestra Carta Política, pero en localidades donde no existen muchas comunidades campesinas o nativas, como por ejemplo Cajamarca, Piura y San M artín, son las rondas las que administran justicia en los hechos. No obstante ello, esta situación no ha sido contemplada por la Constitución Política, evidenciando un gran desconocimiento de la realidad de acceso a la justicia en las zonas rurales. Ante esta situación, es necesario ampliar la facultad jurisdiccional a las rondas campesinas, a través de la modificación del artículo 149º de la Constitución Política de 1993. Esa simple modificación, evitaría que no pocos ronderos sean procesados y condenados por la comisión de delito de usurpación de funciones, coacción y secuestro, y otros. Por último, no debemos de olvidar que lo único que el ordenamiento jurídico ha hecho, es “reconocer” la experiencia de administración de justicia, que (pre)existe en diferentes comunidades campesinas y nativas a lo largo de la sierra y de la selva peruana. Lugares donde el Estado no sólo no tiene presencia o llega con mucha debilidad, sino que sobre todo, donde los pobladores hablan otros idiomas, y tienen otras culturas. Nota (1) Enrique Bernales. Constitución de 1993. Análisis Comparado. Konrad Adenauer Stiftung, CIEDLA , Lima 1996. pág. 592 NUEVO PORTAL DEL CONSORCIO JUSTICIA VIVA www.justiciaviva.org.pe Documentos de trabajo, artículos, informes, publicaciones, jurisprudencia, noticias, indicadores judiciales, enlaces de interés y otros. 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