Derechovirtual.com. Año I Nº 3 Octubre 2006 - Enero 2007 LA DETENCIÓN REALIZADA POR AUTORIDADES COMUNALES CON FINES DE INVESTIGACIÓN DE DELITOS NO CONSTITUYE SECUESTRO Juan Carlos Ruiz Molleda* 1. Corte Suprema absuelve a ronderos sentenciados por secuestro Recientemente se conoció que la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia había absuelto a 4 campesinos ronderos de la localidad de Crucero, provincia de Carabaya, Puno, condenados por la Corte Superior por administrar justicia comunal de acuerdo al artículo 149 de la Constitución Política vigente. Lo que dice la sentencia de la Sala Suprema, recaída en el expediente Nº 752-2006, es que no se llegó a acreditar la responsabilidad penal de los encausados respecto del delito de secuestro, debido a que, si bien los procesados y los demás comuneros privaron al agraviado de su libertad, “la razón de tal proceder era porque querían realizar una investigación sumaria de los hechos que se le imputaban a éste (…); en consecuencia, no concurre el elemento subjetivo del delito de secuestro en la conducta desplegada por los encausados, pues el dolo exige el conocimiento de la ilegalidad de la privación de libertad y la voluntad de asumir tal acción, circunstancia que no se ha verificado en el proceso sub-litis”. En relación con la facultad de detención de las rondas de las comunidades campesinas en el marco del proceso de resolución de conflictos, la sentencia agrega que “la Ley de Rondas Campesinas le atribuye a los ronderos facultades para llevar a cabo detenciones por hechos flagrantes o desarrollar actos que permitan mantener la paz en sus respectivas zonas”. Efectivamente, los ronderos habían sido injustamente condenados por la Corte Superior de Justicia de Puno a tres años de pena privativa de libertad suspendida y al pago de S/. 1,000.00 nuevos soles como reparación civil, por la “presunta” comisión del delito de secuestro, y por el “simple delito” de haber resuelto conflictos en sus comunidad, cuando los hechos se ajustaban al artículo 149º de la Constitución Política, que recoge la facultad de las autoridades de las comunidades campesinas y nativas de ejercer funciones “jurisdiccionales” dentro de sus territorios con pleno respeto de los derechos fundamentales. Una facultad que además, se encuentra en consonancia con el artículo 2º inciso 19 también de la norma suprema, que reconoce el derecho a la identidad cultural y el carácter pluricultural y pluriétnico de la nación peruana; y de conformidad con la Ley Nº 27908 (Ley de Rondas Campesinas) y su reglamento, aprobado mediante Decreto Supremo Nº 25-2003-JUS. Esta sentencia (el Instituto de Defensa Legal presentó el alegato de defensa que argumenta la nulidad planteada) es importante, porque ratifica un fallo anteriormente expedido por misma Corte Suprema (recaído en el expediente Nº 975-04 de la Sala Penal Transitoria, de fecha 09 de junio del 2004) en el sentido que, cuando las autoridades de las comunidades campesinas * Área de Acceso a la Justicia del Instituto de Defensa Legal. 1 www.derechovirtual.com Derechovirtual.com. Año I Nº 3 Octubre 2006 - Enero 2007 administran justicia, no cometen ilícito penal alguno (secuestro), sino que lo que hacen, es ejercer derechos constitucionales y legales existentes. Es justo reconocer que esta resolución no ha caído del cielo, pues es fruto del trabajo organizativo de la Federación de Rondas de Comunidades Campesinas de Puno, al capacitarse y encuadrar su trabajo en el marco del respeto de los derechos humanos y de la Constitución Política. De igual manera, merece un reconocimiento especial la asesoría y el acompañamiento silencioso y paciente de años de la Vicaría de Solidaridad de la Prelatura de Ayaviri, de la provincia de Melgar, Puno; de la Iglesia Católica, quien además, ha patrocinado legalmente a los ronderos hoy absueltos, en favor de la afirmación de los derechos humanos de la población campesina, en el marco de su pastoral social y de defensa de la dignidad humana. 2. Importancia de la justicia comunitaria en nuestro país La expedición de una sentencia de tanta importancia es una buena oportunidad para recalcar, una vez más, que las rondas de las comunidades campesinas no tienen nada que ver con los linchamientos y ajusticiamientos, que no son otra cosa que salidas desesperadas, impacientes y violadoras de garantías fundamentales del debido proceso al problema de la falta de acceso a la justicia en localidades deprimidas por la pobreza. A diferencia de estos actos “extrasistema”, la llamada justicia comunal administrada por las autoridades de las comunidades campesinas y nativas con el apoyo de las rondas, sí tiene reconocimiento y cobertura constitucional y legal, y constituyendo frente al problema de la falta de acceso a la justicia, una respuesta organizada, democrática, respetuosa de los derechos humanos y de las básicas garantías del debido proceso. La justicia comunal o jurisdicción indígena, no es un capricho del constituyente de 1993. Ella es respuesta a una realidad: la naturaleza pluricultural y étnica de nuestro país. En efecto, existen en el Perú 72 etnias (7 ubicadas en el área andina y 65 en el área amazónica), las cuales se agrupan en 14 familias lingüísticas indígenas1. No hablamos de un sector minoritario de la República, los grupos étnicos caracterizan a la población indígena o a los pueblos indígenas de nuestro país que, a 19932, ascendían aproximadamente a 7,805,193 pobladores (representando aproximadamente el 35% de la población total nacional, distribuidos de la siguiente manera; campesinos 7,505,975 (96.2%) y nativos 299,218 (3.8%). Como podemos ver, el reconocimiento constitucional de la justicia comunal (artículo 149) es una concreción de la obligación del Estado de reconocer y proteger la pluralidad étnica y cultural de la Nación, tal como lo establece el artículo 2 inciso 19 de la norma suprema. Además, hay que agregar que la justicia comunal no es una creación solitaria del constituyente del 93, ella es fruto de un lento proceso de los países latinoamericano andinos, por dar cobertura constitucional de la pluralidad étnica y cultural de sus naciones3. 1 Mapa Etnolingüístico Oficial del Perú. Ministerio de Agricultura. Instituto Indigenista Peruano, 1994. Citado por BAZÁN CÉRDAN, Fernando. “El estado de la cuestión del derecho consuetudinario: El caso del Perú”, Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Nº 41. Edición Especial sobre derecho indígena, Enerojunio 2005, p. 53. 2 IX censo Nacional de la Población de 1993. INEI. Ver: http://www.inei.gob.pe/sic/index.asp. Citado por BAZÁN CÉRDAN, Fernando. Op. Cit. p. 53. 3 La justicia comunal ha sido reconocida en el artículo 246 de la Constitución Política de Colombia, en el artículo 171 de las Reformas de la Constitución Política de la República de Bolivia de 1994, en el artículo 191 de la Constitución Política de Ecuador de 1998 y finalmente, en el artículo 260 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. 2 www.derechovirtual.com Derechovirtual.com. Año I Nº 3 Octubre 2006 - Enero 2007 Por tanto, no estamos sólo ante un problema de falta de acceso a la justicia de la población campesina y nativa como algunos creen, sino, ante una administración estatal de justicia que no tiene en cuenta la diferencia cultural e idiomática del Perú. Es decir, no sólo el Estado no llega a todo el territorio, sino que cuando lo hace, los que imparten justicia no conocen la lengua y los códigos culturales de los justiciables a diferencia de la justicia comunal. Finalmente, vale la pena recordar que aún esta pendiente la expedición de una ley que, desarrollando el artículo 149, regule los canales y los mecanismos de coordinación de articulación entre la justicia comunal y la justicia especial, tal como lo exige el mencionado precepto constitucional. Sorprende por ello, que luego de 13 años de expedida la carta política de 1993, hasta hora no se haya hecho. 3 www.derechovirtual.com