Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 1 DIPLOMA CIVISMO, CONDUCTAS SOCIALES POSITIVAS Y SOCIALIZACIÓN Aplicaciones de la prosocialidad al desarrollo y educación de las actitudes y las conductas cívicas Mayka Cirera Amores Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad Autónoma de Barcelona Pilar Escotorín Soza Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad Autónoma de Barcelona Robert Roche Olivar Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad Autónoma de Barcelona Barcelona, septiembre de 2008 Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 2 II. DESARROLLO Y EDUCACIÓN DE ACTITUDES Y CONDUCTAS CÍVICAS Mayka Cirera Amores Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad Autónoma de Barcelona Pilar Escotorín Soza Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad Autónoma de Barcelona Robert Roche Olivar Laboratorio de Investigación Prosocial Aplicada Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación Universidad Autónoma de Barcelona 1. La prosocialidad en la educación escolar, familiar y cívica. 1.1 Prosocialidad colectiva y estructuras Si vinculamos la prosocialidad al ámbito colectivo, podríamos, en un lenguaje cultural amplio, entender como “prosocialidad” a aquel tipo de conductas o actividades realizadas por personas o colectivos que tienen como objetivo el bienestar de otras personas o cualquier tipo de mejora social y en definitiva el aumento de civismo en cualquiera de sus formas, sin que ello sea debido a actividades de rol, y sin que haya un cálculo de recompensa externa previamente estipulada (García et al., 1988) No es que podemos fijar o definir demasiado la relación entre civismo y prosocialidad. Creemos que la prosocialidad es sin duda una herramienta teórica y científica que puede dar solidez al estudio de las características del primero. Hasta ahora hemos tratado la prosocialidad desde una perspectiva personal especialmente referida al modo de potenciarla mediante la Educación, y no obstante ésta se entienda generalmente aplicada al individuo joven, no olvidemos que todas las personas, en cualquier edad, somos susceptibles de ser educados, tanto mediante la educación formal como la informal fruto de los estímulos continuos de lo social. Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 3 La psicología interpersonal nos demuestra que difícilmente será funcional, ajustada, armónica, madurativa e incluso durable una relación entre dos personas, por ejemplo una pareja o una familia, si su convivencia se limita a una dinámica controlada por reglas, acuerdos, pactos negativos, es decir, de evitación o de no agresión. Todo especialista trataría, a partir de unos mínimos iniciales, de construir un tejido de intercambios positivos que progresivamente fundamentaran nuevas actitudes en su convivencia. Pero para afrontar estas estructuras desde la psicología ¿podemos generalizar a este nivel macrosocial todas las variables interpersonales conocidas ? No se puede ocultar que al ampliar el campo de los elementos intervinientes aumenta también la complejidad del estudio y de la aplicación, así como la complejidad estructural propia; ésta la estudiaremos desde lo que denominamos Prosocialidad Compleja. Hoy sabemos, de la mano de la teoría sistémica, que es posible una cierta generalización de los procesos terapéuticos positivos desde lo interpersonal a lo social gracias a una relativa semejanza de las propiedades de todos los sistemas y de las relaciones entre ellos, desde los sistemas subátomicos hasta los macrocósmicos. Y posiblemente esta semejanza es mayor aún entre los sistemas personales y sociales. Conocemos que los suprasistemas condicionan los sistemas y estos a su vez los sub-sistemas, pero es también cierto que estos últimos influyen a unos y a otros. Del mismo modo podemos decir que las estructuras, las leyes, las instituciones, conforman a los individuos. Pero igualmente los individuos, las familias, los grupos informales pueden ser activos agentes de cambio de la realidad social. Hoy día los estudiosos están acotando, desde la complejidad, desde los conocimientos interpersonales y sociales que hoy tenemos, y sobre todo desde la responsabilidad histórica de una perspectiva más madura y científica de los acontecimientos, un enfoque que tiene en cuenta la aportación de muchos elementos activos que alimentan y son constructores de dinámicas prosociales en el pequeño grupo, entre grandes grupos, y a nivel mundial (Staub, 1987; Kelmann, 1987) Pero en la medida, como hemos dicho, que no sólo lo macro-estructural condiciona fuertemente lo individual con sus leyes, sino que los reductos del individuo, de las díadas, de los pequeños grupos son puntos de partida de los cambios, también hemos de conceder a la Psicología y la Pedagogía un papel muy importante. Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 4 1.2 Dinámica prosocial en los grupos Un colectivo que la psicología social estudia con mayor accesibilidad, es el pequeño grupo, que figuraría a medio camino entre el individuo y las grandes colectividades. Es allí donde podemos observar ya una prosocialidad interna (intra-grupo) que ayuda a la cohesión de todos o a una mayor integración real en su seno, de miembros que se hallen en posiciones más periféricas o marginadas. Y también se puede observar la prosocialidad inter-grupal, que normalmente se da en acciones prosociales puntuales de todo un grupo, (o de algunos miembros del mismo en representación del grupo), hacia otros grupos. Las dos dimensiones de esta prosocialidad - intra e inter grupal- son fundamentales para abarcar el conocimiento de todo el fenómeno colectivo prosocial. El pequeño grupo cohesionado por la prosocialidad tiene unos recursos esenciales para evitar la prepotencia perjudicial de los grandes grupos, para así ser "agentes" en la construcción de la vida social, y no "meros terminales" de la vida social. 1.3 El grupo familiar La familia en la sociedad actual, ofrece un ejemplo muy ilustrativo de algunos rasgos esenciales de la prosocialidad en el grupo. Por un lado ella puede construir una comunidad personalizante donde gracias al amor prosocial la persona tiene la posibilidad de ser valorada más allá de sus atributos o de la utilidad que presta, es decir, con independencia de su rol o función. Las relaciones no están condicionadas por el mercado, y los individuos no se enfrentan como competidores. Gracias precisamente a esta realidad armónica de relaciones prosociales, la familia puede convertirse en un verdadero agente de cambio social. Para ello es preciso que se establezca un gran horizontalidad de las relaciones por la que todos los miembros de la familia tengan acceso a una participación real en la asignación de roles, distribución de tareas, y en los procesos de toma de decisiones familiares. Esa posibilidad de participación que alcanzará hasta los miembros más pequeños, hará que estos vayan desarrollando su personalidad abierta y preparada a ejercer ese derecho en otros ámbitos sociales. Así la familia puede ser realmente un centro autónomo de valores que facilitaría un ejercicio de la conciencia crítica a todos los niveles. Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 5 Un nivel muy importante será el conocimiento colectivo de las reglas, normas, metas, valores que rigen el propio funcionamiento del grupo familiar y que se hará cada vez más explícito para todos, con lo que se aumentará la capacidad de control sobre todo ello. Es decir todos los miembros de la familia, progresivamente, podrán contribuir en el desterrar aquellas reglas desfasadas e incorporar las nuevas que convengan más a cada etapa familiar y social. La realización de ese ejercicio dotará a todos de una conciencia de “controlabilidad” tanto de las relaciones como de las situaciones, dotando pues a este grupo de un gran potencial de liberación, que hará de la experiencia familiar una verdadera escuela social proyectada para la innovación y el cambio. Así la familia, como lugar de promoción y liberación del hombre, recuperará la función pública, y política. Por supuesto que esta dinámica solidaria que arrancará del mismo seno del hogar alcanzará este objetivo social y político no sólo, pues, preparando individuos para el tejido social y político, si no ejerciendo ya la solidaridad y la prosocialidad en un campo más amplio de relaciones que va desde la interacción con otras familias solidarias -constituyendo verdaderas comunidades de familias-, como el poder animar las estructuras de vecindad, de amistad, de barrio, de pueblo, de ciudad, etc. 1.4 La escuela como contexto colectivo prosocial Un modelo colectivo prosocial muy claro puede serlo el contexto educativo presente en las escuelas. Los modelos prosociales son un factor importante para el “favorecimiento” de la aparición de los comportamientos prosociales. Cosa que no extraña conociendo el papel que juega la identificación en todo proceso formativo. Qué duda cabe que, entonces, esta premisa es válida probablemente más todavía para los modelos no sólo individuales (un padre, una madre, un maestro) sino para los colectivos. Estamos refiriéndonos, lógicamente, a un conjunto o claustro de profesores, por ejemplo, en el que predominen no sólo los modelos personales sino modelos hechos de relaciones prosociales entre ellos. Tratando de acercarnos a este fenómeno de dinámicas aún no suficientemente estudiadas, nuestros programas procuran involucrar al máximo esta auto-implicación no sólo de cada Profesor en particular sino de todos los que constituyen los Claustros asumiendo también las relaciones entre ellos no solo interpersonales, sino estructurales e institucionales. Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 6 Lógicamente, como en cualquier otro colectivo, este envolvimiento no es fácil; se parte de problemáticas, la mayoría de las veces, estructurales y difíciles de abordar. Pero estamos seguros de que también todas ellas son accesibles a una optimización, que redundará en la generación de mayor prosocialidad en toda la comunidad educativa. 2. Programas prosociales en la escuela Desde 1982, Roche y colegas de su equipo han elaborado un modelo teórico y una metodología para el desarrollo, aplicación, intervención, enseñanza, aprendizaje y optimización de la prosocialidad en diversos ámbitos de la actividad humana. La experiencia más importante ha tenido lugar en el ámbito educativo con la formación de educadores y aplicaciones en el aula con alumnos de todas las edades en escuelas de diversos países (España, Italia, Eslovaquia, Chequia, Argentina, Colombia, México, Brasil) 2.1 Un modelo de intervención prosocial: UNIPRO El modelo UNIPRO (Unidades Prosociales) desarrollado por LIPA para el desarrollo y la optimización educativa de la prosocialidad (Roche, 1999; Roche, 1995) aporta más elementos que pueden complementar esta idea de qué sería lo prosocial en un sentido no unidireccional, centrado en el actor que ayuda y en sus motivaciones, sino más bidireccional, desde el criterio del otro y su contexto. Se trata de quince factores que constituyen los elementos de este modelo teórico que están en la base de un programa educativo para la optimización de la Prosocialidad desarrollado desde hace veinte años, documentado ampliamente (Roche, 2007; Roche, 1999; Roche, 1997; Roche, 1995) En este modelo aparece destacada la presencia tanto del emisor de la acción, como del receptor de ésta, pero también el entorno, lo colectivo y la sociedad. Un elemento a destacar del modelo UNIPRO, además de los comportamientos de ayuda, se relaciona con los comportamientos y habilidades de relación interpersonal. Se menciona por ejemplo, la escucha, la sonrisa, los saludos, la pregunta, dar gracias, disculparse. En la misma línea de los comportamientos y las habilidades estaría la valoración positiva del comportamiento de los demás, la revelación de los propios sentimientos, la empatía interpersonal y social, el autocontrol y resolución de la agresividad y de la competitividad en la gestión de los conflictos. Los elementos del Modelo UNIPRO que constituyen los factores del Programa para la optimización de la Prosocialidad son: Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche FACTORES A TRABAJAR CON LOS ALUMNOS MEDIANTE SESIONES ESPECIFICAS Y CLASES DE LAS DIVERSAS MATERIAS 1.Dignidad y valor de la persona. Autoestima y heteroestima. El yo. El otro. El tú. El entorno. Lo colectivo. La sociedad. 2.Actitudes y habilidades y de relación interpersonal. La escucha. La sonrisa.Los saludos. La pregunta. Dar gracias.Disculparse. 3.Valoración positiva del comportamiento de los demás. Los elogios. FACTORES QUE INSPIRAN LA ACTUACION CONTINUADA DEL FORMADOR 11.- Aceptación y afecto expresado. 12.- Atribución de la prosocialidad. 13.- Disciplina inductiva. 14.- Exhortación a la prosocialidad. 15.- Refuerzo de la prosocialidad. 4.Creatividad e Iniciativa prosociales. Resolución de problemas y tareas.Análisis prosocial de las alternativas. Toma de decisiones personales y participación en las colectivas. 5.Comunicación. Revelación propios sentimientos. El trato. La conversación. 6.Empatía interpersonal y social. 7.La asertividad prosocial. Auto control y resolución de la agresividad y de la competitividad. Conflictos con los demás. 8.Modelos prosociales reales y en la imagen. 9.La ayuda. El servicio. El dar. El compartir. Responsabilidad y cuidado de los demás. La cooperación. Reciprocidad. La amistad. 10.- Prosocialidad colectiva y compleja. La solidaridad. Afrontar dificultades sociales. La denuncia social. La desobediencia civil. La no violencia. 7 Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 8 2.2 Programa Mínimo de Incremento Prosocial (PMIP) El PMIP es un programa que se ha preparado para su aplicación en centros de secundaria y durante un período de tiempo reducido respecto a las anteriores ediciones de los programas educativos prosociales. Las doce sesiones lo constituyen como programa mínimo realizable en 34 meses. Se considera idóneo para la investigación y permite una intervención eficaz en los diferentes centros educativos de secundaria que no incide de forma global sobre la organización del centro, tal y como lo hacían los programas anteriores. De todas maneras sigue actuando como programa transformador de actitudes y comportamientos de los alumnos y docentes que lo experimentan (Romersi, Martínez & Roche, 2008) 3. Programas prosociales en el ámbito cívico 3.1 La ciudad como modelo colectivo prosocial educante Concebimos la ciudad como un sistema humano interdependiente en donde los individuos, mejor las personas, se relacionan en un territorio concreto, con una identidad determinada, que puede ser modificada, optimizada a partir no sólo de definiciones y consideraciones que se autoatribuye, sino de acciones, conductas concretas que alimentaran esa identidad prosocial. Los líderes sociales, los legitimados y los espontáneos, deben ofrecer vías de intervención para facilitar todos estos procesos. Analicemos los elementos que hay que tener en cuenta en un proyecto de optimización prosocial de la ciudad. 3.2 Valores y actitudes a trabajar En la orientación prosocial proponemos tres valores: 1. el respeto vital de la dignidad de toda persona 2. la estima del otro 3. la comunicación de calidad 3.3 Factores del Modelo de intervención La propuesta se formula desde el Modelo UNIPRO ya citado y se concretaría en los siguientes: o Respeto y estima para con cada persona incluso con el "desconocido", el “diferente” el “antipático”, etc. o Habilidades de relación interpersonal y social o Valoración positiva de las acciones del "otro" Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 9 o Creatividad e iniciativa prosociales en la vida ciudadana o Comunicación de Calidad o Análisis de alternativas prosociales en los conflictos o Generación de acciones solidarias. o Prosocialidad entre ciudades a) Pasos en este proceso o Fase de Iniciación o Fase de constitución de células prosociales (grupos espontáneos) o Verificación eficacia por parte de los receptores. b) Iniciadores o autores Toda intervención o aplicación de un Programa de optimización, requiere apuntar a los iniciadores o autores que son quienes están animados de una consciencia y motivación para el cambio prosocial y quienes van a invertir el primer paso que se traduce en una costo o inversión de tiempo, energía, recursos etc. En el caso de la ciudad contaremos pues con: el gobierno de la ciudad, grupos espontáneos, grupos constituidos en forma asociativa, funcionarios municipales, técnicos urbanismo, servicios públicos, fuerzas del orden o de tráfico, gremio taxistas, funcionarios del transporte público, y, ciudadanos particulares, en general. c) Receptores Usuarios, en general, personas, turistas, peatones, personas de las denominadas "excluidas", personas en marginación, grupos de riesgo. 3.4 Algunos elementos de método 1) Constituir grupos creativos motivados, coordinados por un profesional de ciencias sociales. a) Hacer convocatorias públicas para su formación, señalando no son trabajos pagados: se trata de una colaboración voluntaria. b) Los grupos son de carácter mixto: ciudadanos representante de los usuarios, profesional técnico, político municipal, un universitario experto en ciencias sociales. 2) El Grupo delimita los ámbitos de actuación 3) El grupo elabora una Inventario de Prosocialidad en Contexto (Lista de comportamientos personales adecuado al ámbito de que se trate) sobre la base de la metodología UNIPRO de Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 10 10 categorías. Es muy importante velar para que no se limite a conductas sino que se vele por la calidad de las actitudes. 4) Se elabora un Cuestionario para medir la eficacia de las intervenciones que se realicen, y que serán contestados por los usuarios y por los operadores o agentes del ámbito o servicio. (Método de Participación-Acción-Investigación) 5) Se procede a unos cursillos de Formación Específica de los Agentes u operadores de cada servicio: funcionarios municipales en general: conductores de transporte público, taxistas, guardias urbanos, fuerzas del orden, personal de museos, parques etc. 6) La Formación ciudadana se realizará a partir de una comunicación escrita como mediante murales, afiches. Velando por un control de calidad que se manifestará por una información clara, concisa, sin tono impositivo, sugerente, prestigiando la voluntariedad. 7) Se utilizará la comunicación a través de los Medios (TV, Radio, Prensa local), evitando estilos habituales que se asimilan a lo publicitario, a las campañas y a los eslóganes. Se sugieren por ejemplo: a) Entrevistas en profundidad a personas conocidas por su prestigio, seriedad y honradez, en programas televisivos o radiofónicos de gran audiencia. b) Presentar en TV escenas claras, atractivas de relaciones de ayuda en la calle, en donde aparecen las secuencias precisas de esa ayuda interviniendo personas agradables. (La escasez de acciones de ayuda, puede deberse más a una falta de capacidad o entrenamiento vinculados a la falta de modelado, incluso mediante la visualización). c) Entrevistas realizadas por alumnos universitarios de ciencias sociales a transeúntes en plazas y lugares de afluencia, entregando información escrita muy concisa sobre aspectos de prosocialidad que avala la Universidad. 8) Planeamiento de Programas específicos para jóvenes, para ancianos, para grupos de personas necesitadas, etc. a) Como ejemplo: Prevención de adicciones, violencia, en la juventud i) Vigilancia y cuidado preventivos por parte de las fuerzas del orden de la dinámica de tránsito y relaciones callejeras en la madrugada de las vigilias y fiestas. b) Atención necesitados: cobertura de mínimos y racionalización de la atención. 9) Constitución de un servicio de Mediación prosocial, para ofrecer a la vida de los barrios, con posibilidad de intervención entre grupos en conflicto. Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 11 4. La comunicación de calidad prosocial para favorecer la participación ciudadana y el diálogo entre interlocutores sociales 4.1 Pertinencia de una comunicación de calidad prosocial Nos recuerda Kenneth Gergen (Gergen, 2000) que casi ninguno de nosotros escapa al hecho de resultar indeseable – al menos – para otro grupo de personas. Entonces, la cuestión reside en cómo proceder para que los antagonismos que siempre han de surgir en una organización o un grupo, no desemboquen en conductas agresivas. El rol de la comunicación interpersonal en la gestión adecuada de los conflictos es central; como afirma Galindo (Galindo Cáceres, 1994) es la comunicación la que tiene el rol de promover la presencia del todo en las partes, asegurando además la autonomía de éstas y la necesaria interacción entre ellas. Es decir, la comunicación parece ser el primer paso en el camino hacia una adecuada articulación entre los actores, hacia el respeto de la diversidad y de la singularidad de cada sujeto social Son muchos los autores que apuestan por una aplicación de la teoría de la comunicación y sus correspondientes prácticas y políticas de comunicación constructivas que fomenten la colaboración en la gestión de conflictos, eliminando cualquier manifestación de violencia estructural, psicológica o física en el horizonte de las soluciones factibles (Lederach, 2000; Rosenberg, 2000; Fried Schnitman, 2000; Gergen, 2000; Fisas, 1998; Galtung, 1994; Fried Schnitman et al., 1994; Fisas, 1987) Asimismo, aumentan las iniciativas que promueven la creación de espacios de participación y comunicación entre grupos heterogéneos, con diversidad cultural o de pensamiento para mejorar el clima de las organizaciones, las redes de colaboración, los índices de confianza, el sentimiento de unidad y pertenencia a un grupo. Las consignas de la Unión Europea parecen confirmar esta tendencia, con un avance considerable hacia las expectativas del rol que asumen las empresas en la sociedad (certificaciones de calidad cada vez más exigentes), que incluyan la posibilidad de (auditar) medir y responder no sólo a la producción o al impacto medioambiental de una organización, sino también al impacto social de ésta, tanto al interior (relaciones entre y con los trabajadores) como al exterior de la misma (relaciones con los stakeholder) (Comisión de las comunidades europeas, 2001) Aparentemente hay un cierto acuerdo sobre el beneficio que trae una comunicación basada en el diálogo más participativa (colaborativa, horizontal) para la toma de decisiones sostenibles, al menos a nivel de declaración de principios o teórico (ISO 26000, 2006) Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 12 Sin embargo el cómo operativizar esta comunicación es una pregunta sobre la que, en estos mismos documentos, no se profundiza. Y es en este punto donde nos interesa explorar el aporte de la prosocialidad y más concretamente, de la Comunicación de Calidad Prosocial (CCP). El modelo de Comunicación de Calidad (Roche, 1994; Roche & Arozarena, 1988) ha sido experimentado como facilitador de autodiagnóstico del propio estilo comunicativo en el ámbito de la pareja y familia y como optimizador del mismo (Roche & Martínez-Fernández, 2006) con buenos resultados. Además, desde el año 2006 estamos aplicando el modelo de CCP en otros contextos, tales como el mundo empresarial, social y político, en entornos educativos: docentes de primaria, secundaria; estudiantes universitarios, docentes universitarios, con resultados muy interesantes que hacen pensar que este modelo no sólo aporta información útil para el autodiagnóstico del estilo comunicativo y para dinamizar la relación de las parejas y familias, sino también de otros sistemas de interacción no familiar. 4.2 Características que definen una comunicación interpersonal como prosocial Una comunicación de calidad prosocial no solo es satisfactoria para el YO, sino para ambos interlocutores. La CCP se diferencia de los modelos centrados en el iniciador, pues los indicadores de calidad del intercambio comunicativo son determinados por el otro: no es sólo lo que quiero decir, sino qué debo decir para que el otro desde su perspectiva me comprenda. Este tipo de comunicación requiere menos discusión y más diálogo, en el sentido que lo utiliza Senge (Senge, 1998) de "flujo libre de significado entre las personas…” (Senge, 1998, p.302) El autor considera que el propósito de un diálogo consiste en trascender la comprensión de un sólo individuo, pues en un diálogo no intentamos ganar, ya que "todos ganamos si lo hacemos correctamente" (Senge, 1998, p.302) Entonces el concepto "diálogo" va de la mano con lo colectivo, por lo mismo, Senge lo define como "la capacidad de los miembros del equipo para 'suspender los supuestos' e ingresar en un auténtico 'pensamiento conjunto'". (Senge, 1998, p.19) Esta necesidad de busca de diálogo implica el desafío, no de crear sistemas libres de conflicto, sino de buscar cómo proceder para que los antagonismos que siempre han de surgir no desemboquen en situaciones estancadas o violentas, "para que, en los hechos, no impliquen el final de la conversación y de la posibilidad de construir significado y desarrollar acciones competentes" (Fried Schnitman, 2000, p.37) Un proceso comunicativo circular implica un diálogo significativo o transformador, el cual es definido por Kenneth Gergen como: Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 13 "Cualquier tipo de intercambio que logra transformar una relación entre individuos comprometidos con realidades diferentes y antagónicas (y con sus prácticas conexas) en una relación en la que puedan construirse realidades comunes y consolidadadoras” (Gergen, 2000, p.46) 4.3 ¿Pero cómo se dialoga de manera prosocial? Para optimizar el propio estilo comunicativo es necesario identificar cuáles son los puntos o elementos característicos de una comunicación con calidad. Toda persona tiene elementos fuertes y otros más débiles que debe trabajar. Lo central en este proceso, es tener una gran motivación al cambio, capacidad de autocrítica y perseverancia (ningún cambio es automático). Si este proceso se hace además en conjunto con personas de confianza (pareja, hijos, compañeros, amigos), los resultados pueden ser muy alentadores: el autodiagnóstico puede ser comparado y comentado por compañeros de clase, de trabajo, lo que enriquece la relación, porque da información útil y muchas veces nueva de cómo me ve el otro a mí y también me sitúa en mi propia percepción sobre la manera cómo yo me veo a mí mismo, a en la interacción con los demás. Modelo de comunicación de calidad. Toda comunidad educativa en tanto organización, constituye un complejo “entrecruce” de relaciones entre diversos actores externos (vecinos, comercio local, autoridades locales, proveedores, padres, familias, etc.) e internos (profesores, estudiantes, administrativos, personal de aseo, etc.) lo que condiciona el éxito de los programas educativos con estudiantes, la calidad de vida de las personas, la colaboración de los profesores entre sí, el clima organizacional e incluso la manera cómo se resuelven los conflictos. Por lo tanto, mejorar la calidad prosocial de las relaciones entre los actores de la comunidad educativa puede traer numerosos beneficios a la propia organización y a su entorno. El modelo de la CCP desglosa el proceso comunicativo en 15 puntos. Todos y cada uno de estos factores pueden ser medidos a través de un cuestionario de más de 60 preguntas y además trabajado a través de programas específicos, sin embargo, también es posible utilizar este modelo como una guía general o lista de chequeo, para un ejercicio de revisión personal. Una versión resumida del modelo de CCP con las definiciones operativas de cada factor está disponible en http://www.prosocialidad.org Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 14 4.4 Los quince puntos i. ¿Estoy siempre disponible? La disponibilidad que tengo como receptor tiene que ver con mi actitud positiva para aceptar al otro cuando me dirige la palabra. A veces esto nos supone un esfuerzo para interrumpir lo que estamos haciendo y adecuarnos a la nueva situación. Una pregunta que puede aclararnos para saber si soy o no un receptor disponible puede ser: ¿suelo interrumpir momentáneamente mis actividades para atender al otro cuando me dirige la palabra? ii. ¿Soy oportuno? Muchos malos entendidos podrían evitarse simplemente si buscamos el momento adecuado u oportuno para hablar con el otro. Quizás durante un día arduo de trabajo, los reproches o la baja tolerancia a aquello que nos irrita tienen más probabilidades de desencadenar una discusión, que en otro momento más relajado. ¿Tengo en cuenta si el otro tiene tiempo o no antes de hablarle?; antes de decir algo al otro, ¿tengo en cuenta si su humor (o el mío) se corresponden con la profundidad del tema?; ¿Soy oportuno,a al escoger el momento y el lugar para iniciar un tema? iii. “Vaciado” de mí mismo para acoger totalmente al otro Para que nuestro interlocutor halle una total receptividad cuando se dirige a nosotros, debemos ponernos en una actitud activa como de “vaciado” interior. Es un ejercicio no fácil, pero tampoco imposible. Vaciarse no es eliminar u olvidarse para siempre de los problemas o de las propias opiniones; es un ejercicio momentáneo y puntual de dejar entre paréntesis las propias interpretaciones, prejuicios e incluso los problemas para que no interfieran en nuestra capacidad de comprender lo que el otro quiere decir. ¿Siente mi interlocutor que sus intervenciones merecen toda mi atención?; Cuándo me habla, ¿percibe el otro que estoy pendiente de lo que me dice? iv. ¿Soy empático,a? Mucho se ha escrito y dicho sobre la empatía, sin embargo, quien seguramente puede opinar sobre si yo soy o no empático,a es mi interlocutor; esta habilidad implica una sensibilidad especial para ponerse en el lugar de otro, e incluso experimentar sus emociones cuando corresponde. Muchas personas que se consideran a sí mismas tremendamente empáticas, al contrastar dicha percepción con la pareja, los hijos o los amigos, podrían encontrarse con más de una sorpresa. ¿Soy indiferente a si los otros están no o no enojados cuando quiero Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 15 hablarles?¿demuestro interés a los demás, con mi cara cuando me explican algo? ; Cuando me dirigen la palabra ¿suelo dar señales de respuesta verbal y no verbal para que los demás sientan que estoy comprendiendo plenamente? v. ¿Vivo bien el momento presente? Es preciso que cada uno sepa vivir con plenitud e intensidad el momento presente. Según Roche, la persona anclada en el pasado o pendiente del futuro, no vive, "es vivida". En la pareja, por ejemplo, esta máxima se traduce en considerar que lo importante somos “nosotros”: tú y yo, en el aquí y ahora de cada instante. Lo que hicimos, haremos o dejaremos de hacer no puede ni debe interferir en la comunicación actual. Esta actitud, es un habito sano para cualquier relación humana, que ayuda a rescatar lo esencial para construir una auténtica relación con la persona que tengo en frente. ¿Tengo prejuicios respecto al otro debido a alguna experiencia pasada? ¿Cuando hablamos de algún tema complejo, saco a relucir situaciones “del ayer” o “del mañana” para discutir sobre “el ahora”? vi. ¿Me ocupo de confirmar al otro? Cuando hablamos con alguien o escuchamos, tan importante como decir o escuchar, es el hecho de que el otro sienta y vea que él o ella, son interlocutores válidos. El otro necesita sentirse confirmado de que es una persona con valor para nosotros, que la reconocemos, que valoramos que esté allí, que merece nuestro interés y atención. Esto no siempre hay que decirlo con palabras, se puede confirmar al otro a través de expresiones faciales, postura, movimientos, o códigos propios de cada relación. Cuando me hablan ¿Acostumbro a hacer preguntas al otro para animar su charla y para que sienta que me importa lo que dice? Le demuestro a mi interlocutor de alguna manera válida para él o ella, que acepto y acojo su opinión? vii. ¿Valoro positivamente al otro? Está comprobado que el mejor medio de hacer surgir una capacidad en el otro es creer y confiar en sus posibilidades. Esto, incluso para los adultos. Por lo mismo, es recomendable que los equipos de trabajo, los colegas, las personas que habitualmente interactúan hagan el ejercicio de verse cada día "con ojos nuevos", es decir, dejar de lamentarse de por qué no eres así o asá, sino reconocer los logros, esfuerzos actuales, por pequeños que sean, aunque muchas veces estén “camuflados” por aspectos negativos. Sin embargo, hay que estar atentos para mantener un equilibrio: no se trata de llenar al otro de alabanzas cada cinco minutos, esto puede provocar el Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 16 efecto contrario, ya que los elogios fáciles pueden parecer irónicos y un atentado a la autoestima del otro. ¿Reconozco los esfuerzos y capacidades del otro? Cuando hablamos, ¿se entera el otro cada vez que valoro positivamente lo que me dice? viii. ¿Escucho con calidad? Saber escuchar es sin dudas la parte más difícil de la comunicación. Quien escucha hace un doble esfuerzo, porque debe comprender y evitar distraerse; además no puede controlar el curso de la conversación; es el otro el que maneja el tiempo del diálogo y las pausas para que luego yo hable. Sin embargo, todos valoramos tener un interlocutor que sepa escuchar: que espere a que termine mi idea para luego hablarme, que no me interrumpa a mitad de palabra. Y para desarrollar el hábito, alguien debe comenzar: disponerse verdaderamente a una escucha plena del otro, con una acogida total y mantener esta disposición. Cuando escucho ¿suelo mirar a los ojos, oriento mi cuerpo dirigido hacia quien me habla? O más bien ¿sigo haciendo mis quehaceres mientras me dirigen la palabra? ¿ratifico verbalmente o con gestos que estoy escuchando? ix. Emisión de calidad No sólo hay que preocuparse de decir lo correcto, sino también de cómo se dice. Una palabra inadecuada puede desencadenar más de una crisis. Emitir con calidad significa por ejemplo, que usamos un tono e intensidad de voz adecuado para el otro; si el otro siente que estoy gritando, aunque yo considere que hablo bajito, seguramente esto tendrá un impacto en nuestra conversación. Entre otras cosas, en este punto hay que vigilar la asertividad (¿digo lo justo en el momento preciso?); la velocidad de las palabras (¿Cuando hablo rápido estoy atento a que el otro logre seguir la idea?), y por supuesto, igual que para la escucha; las manifestaciones externas tales como mirar a los ojos, orientar el cuerpo hacia el otro, expresiones de rostro adecuadas al tema del que se habla, etc. x. Aceptación de lo negativo Aceptar lo negativo no solo se refiere a ser capaz de acoger las críticas, sino también a reconocer todo aquello que me molesta y que interfiere en la comunicación con el otro. Aceptar lo negativo significa aceptar aquello que incomoda, reconocerlo, no ocultarlo, ni esquivarlo para darle algún tipo de significado interno, personal. Según Roche lo negativo sólo existe como ausencia de lo positivo. Por lo tanto, ver el problema claro, es más bien una oportunidad para transformar la situación en aquello que falta. La Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 17 incomprensión por ej. Evidencia la necesidad de comprensión. Este punto, requiere para llevarlo a la práctica, un enorme esfuerzo de voluntad y la aplicación de todos los puntos anteriormente nombrados. ¿Soy capaz de asumir, aceptar rasgos que considero negativos del otro para que no interfieran en la comunicación? ¿Acepto aquello que el otro ve de negativo en mí sin que interfiera en nuestra comunicación? ¿soy capaz de superar mi estado de ánimo negativo producto de mis propios problemas para que no interfiera en la comunicación con los demás? xi. Amplitud en el repertorio de temas La vida cotidiana implica compartir experiencias, historias, problemas, anécdotas. Sin embargo, cuando se trabaja o convive con las mismas personas por años, mucha información ya es conocida por todos y algunos grupos van repitiendo el repertorio, y van cayendo en la monotonía. Si bien, la repetición de temas es necesaria en contextos de trabajo o con compañeros de clase, es necesario que las personas busquen siempre nuevos espacios de interés, actividades, que alimenten la variedad de temas y eviten la rutina. ¿Tengo el hábito de comentar con los demás los temas que me parecieron interesantes durante el día?¿me propongo ir introduciendo contenidos nuevos en nuestra convivencia? xii. Suficiente cantidad de información Una palabra bien dicha vale más que un discurso. Y esto se aplica a todo tipo de comunicación: decir las cosas y no pasarnos de la raya, no hablar más de la cuenta, ni menos de lo que el otro espera. Es una habilidad difícil, pero que se puede entrenar. ¿Consideran los demás que monopolizo el discurso en torno a una misma idea y demasiadas palabras?¿me recriminan los demás porque no comparto todo lo que me pasa o por hacerlo de manera demasiado sintética? xiii. Revelar los propios sentimientos Este es uno de los factores más esenciales de la comunicación de calidad, debido a que más que los contenidos racionales, los aspectos emotivos y sentimentales son los que hacen más "propia" y más "privada" y "exclusiva" la comunicación. Es comprensible que en ámbitos no privados exista más reserva y temor de expresar los propios sentimientos, no obstante, toda actividad está repleta de emociones. Un maestro en la cotidianeidad de su trabajo puede experimentar ansiedad, incertidumbre, desconcierto, alegría, satisfacción, orgullo y los chicos antes de un examen pueden sentir miedo, estrés, cansancio, tranquilidad, etc. Emociones estamos experimentando todo el tiempo, y el “abrirse” al otro de manera adecuada, permitirá que los demás conozcan lo Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 18 que pienso, siento o quiero. Sin embargo, esta comunicación de sentimientos debe ser selectiva para que sea verdaderamente beneficiosa y no una gran catarsis indiscriminada. ¿conocen mis compañeros cuáles son mis expectativas respecto de ellos? ¿comunico frecuentemente mis sentimientos positivos? ¿revelo cautamente y en los momentos adecuados mis quejas? ¿soy capaz de evitar los reproches sobre la marcha? xiv. Control de la comunicación Se trata de tener la habilidad para controlar la comunicación y evitar que sea la comunicación la que nos controle a nosotros. Esto significa que seamos capaces de establecer reglas operativas para la interacción: cuándo interrumpir, cuándo no, turnos para hablar, quién comienza, cuánto tiempo hablará cada uno, cuándo, qué reproches evitar, etc. Lo importante es que los equipos, grupos, personas, tengamos la capacidad de desarrollar y mantener reglas propias adecuadas a las necesidades e identidad de los individuos involucrados, para que cada vez que se habla de temas importantes se llegue a las metas deseadas. Estas reglas son útiles sobre todo cuando se tratan temas complejos donde no hay acuerdo. xv. Contrastar significados Todos tenemos una manera de ver y entender el mundo. Lo que para mí pueda significar una palabra, para ti puede significar otra cosa. Es un ejercicio conveniente sobre todo cuando usamos palabras fáciles de malinterpretar ¿Qué entendí yo?¿qué quisiste decir tú? ¿Estamos entendiendo lo mismo cuando usamos esta palabra? 5. El liderazgo prosocial al servicio de la optimización cívica 5.1 Características del liderazgo prosocial Existen casi tantas definiciones del liderazgo como autores escribiendo sobre ello. Las teorías del liderazgo se han focalizado en cómo son los líderes (teorías referentes a las características) (Stodgill , 1974), qué dicen los líderes (teoría carismática) (Bryman, 1986), qué hacen (estilos de liderazgo) (Davis, 1999), y cuándo actúan (teorías situacionales) (Fiedler, 1967). El mensaje implícito que acompaña a cualquier teoría es que los líderes necesitan producir resultados, sin embargo se ha estudiado o escrito mucho menos acerca de las aspiraciones del líder y el valor social que tengan sus metas (Lorenzi, 1998). ¿Qué resultado? ¿el resultado de Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 19 quién importa más en el análisis? ¿Deben los resultados complacer al líder o a sus seguidores? ¿Deben favorecer al público en general o a la organización del líder? A lo largo del desarrollo y estudio de la cultura del liderazgo (Adair, 2004), podemos encontrar modelos de liderazgo que podrían ser utilizados para promover o explicar el lado oscuro o malvado del liderazgo. El liderazgo implica riesgo, cambio y responsabilidad; un buen líder deber anteponer los intereses de sus seguidores por encima de sus propios intereses. Un buen líder debería ser prosocial y sus objetivos deberían estar al servicio de la optimización cívica. Se define liderazgo prosocial como una influencia positiva y efectiva, con metas constructivas que sirven al bien común (Lorenzi, 2004, p.283). Las intenciones, la visión y los objetivos del líder son positivos (“pro”), crean o añaden valor, sus acciones atienden a las necesidades de un grupo más amplio (“social”) en vez de atender a los intereses personales o de un grupo más limitado. Por tanto, el liderazgo prosocial cambia y traslada el foco de medida del líder a aquellos a quien sirve. “Social” en el constructo de líder prosocial significa que los resultados proveen una utilidad colectiva más allá de los intereses o satisfacciones personales. Es posible que un menor interés personal coincida con un amplio objetivo social, y esta situación proverbial donde todos salen ganando (win-win) debe ser común y no una excepción. El liderazgo prosocial no siempre significa necesariamente un sacrificio personal, sino que hace que las ambiciones personales del líder estén subordinadas a un bien mayor. (Lorenzi, 2004) La historia muestra abundantes ejemplos de líderes bastante efectivos los cuales llevaron a sus países y su gente a actuar de manera destructiva. Hitler, Stalin, Hussein son algunos ejemplos de líderes que mostraron muchas de las características de un líder efectivo, pero no correspondiendo a los objetivos de un líder prosocial a pesar de que clamaran estar promoviendo el bien común. 5.2 ¿Qué hace o identifica a un líder como prosocial? Según Lorenzi (2004) las tres evidencias son, primero la adopción, articulación y persecución de objetivos específicos y positivos que describan y mejoren el futuro para aquellos que son liderados. Añadimos nosotros el requisito de que esta mejora debe ser siempre según el criterio de los receptores. Segundo, los objetivos del líder son de valor para un gran colectivo social y no solo para un pequeño grupo de interés o para el propio líder. Tercero, un líder prosocial es también un buen gestor, por lo que debe decidir e implementar eficazmente. El liderazgo prosocial se expande más allá de lo que hasta ahora se ha venido estudiando como modelos de características del líder, de sus posibles estilos y comportamientos y por tanto la Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 20 prosocialidad da sentido y significado a su visión y aspiraciones. Mucho más importante: el liderazgo prosocial cambia el foco de medición de la efectividad del liderazgo desde los elementos físicos, psíquicos o comportamentales, a los resultados experimentados por sus seguidores. ¿Cómo se reconoce o se mide el liderazgo prosocial? El primer reconocimiento de un líder prosocial está en la perspectiva de aquellos a quienes representa el líder, por lo tanto basado en los juicios colectivos de estos sobre la profundidad del impacto positivo y su amplitud para servir al bien común. Por tanto, se requiere de un juicio y medida colectiva o una estimación de esta evaluación conjunta, pues una simple medida unilateral del liderazgo se hace imposible y no pertinente en la prosocialidad. Según Lorenzi (2004) los elementos a tener en cuenta son: I. Un líder prosocial trabaja para identificar y articular objetivos comunes clave. El liderazgo hace que las personas se comprometan y se ocupa de empoderarlas, por lo que se requiere entender sus objetivos así como sus talentos. Conocer qué pueden hacer las personas y qué quieren es lo que ayuda a crear una visión efectiva y colectiva. A partir de la visión, los objetivos específicos deben ser indicados y dirigidos por el líder, y no simplemente esperados. II.Los líderes prosociales comunican los elementos positivos de estos objetivos y crean la situación para conseguirlos, así como analizan y afrontan el coste que puedan tener. El líder prosocial necesita tener cuidado de reconocer y explicar el valor y el coste de la persecución de los objetivos, prestando también atención a aquellas personas que puedan sufrir durante el proceso de la consecución de los objetivos. III. El líder prosocial muestra un compromiso con el desempeño necesario para alcanzar los objetivos. Por este motivo el liderazgo debe ir acompañado de una buena gestión. La resiliencia, el modelado, el coaching y el carisma ayudan a la persecución de los objetivos. IV. Los líderes prosociales aceptan la responsabilidad de sus acciones, así como la de los resultados conseguidos. V. Los líderes prosociales son buenos gestores. Un liderazgo visionario o carismático sin habilidades para implementar los objetivos puede llegar a ser contraproducente. Un buen líder se convierte en buen jefe siendo disciplinado y consciente. 5.3 La escuela como laboratorio de mejora cívica ¿Quiénes son los líderes o agentes motores de la aplicación prosocial en la escuela? ¿Qué motivos pueden animarlos? ¿Qué obstáculos pueden encontrar? ¿Las características de la escuela van a condicionar la implementación? ¿Pueden haber idearios escolares incompatibles con la prosocialidad? ¿Puede comenzar un solo docente en su aula? Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 21 En nuestra experiencia LIPA de estos años hemos afrontado preguntas como éstas, con respuestas lógicamente adaptadas a cada contexto pero aproximadamente en sintonía con los siguientes puntos. Origen de la idea y reencuentro de una motivación. Presentamos dos perfiles diferentes de aproximación a un programa prosocial, que pueden ser representativos de otros varios matices muy diversos. Un educador puede haber leído un libro, escuchado una conferencia de presentación, realizado un curso de especialización que lo pone al tanto de que existen métodos sistemáticos, compatibles con el ritmo de la escuela, para educar en un sentido muy acorde con ciertas motivaciones personales de carácter ideal. Así experimenta la satisfacción de conocer una vía que quizás va a poder colmar cierta exigencia todavía no satisfecha. Por otra parte experimenta una reactivación de esa significación motivante al encontrase con personas y grupos que también sienten ese proceso y con quien quizás va a poder compartir ese construir juntos. Otro educador, en cambio, puede quedar sorprendido por una manera positiva de afrontar la incipiente violencia de su entorno e incluso de su clase, su alumnado, intuyendo que quizás esta filosofía prosocial podría hacer más fácil y cómoda la gestión y el liderazgo de su alumnado. Requisitos para liderar programa prosociales. Para que haya una buena aplicación es necesario un buen convencimiento por parte del líder del programa, pues en ello radica un porcentaje importante del éxito de la aplicación, las dos motivaciones antes citadas difieren inicialmente, pero progresivamente pueden irse acercando. Es claro que cuanto más profundamente el Programa conecte con motivaciones de cada educador hasta el punto de que él esté dispuesto a implicarse personalmente en la “aventura” de cambio y crecimiento personal, mejor será y más probabilidades de éxito, aparte de que el avance de proyecto promoverá fibras de gran significado en su vida, proporcionando satisfacciones muy auténticas. 5.4 Los profesores y educadores como líderes prosociales Es lógico que el rol profesional del educador podrá influir en las dimensiones del inicio de un programa prosocial. Un director/a de escuela o un jefe de estudios, quizás tendrá más posibilidades de presentar y ser atendido en el cuerpo docente ante el inicio de la propuesta. Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 22 Pero esto no quita la importancia de lo dicho respecto de la motivación: sólo en la medida que cada persona esté dispuesta a implicarse no sólo profesionalmente en rol, sino como persona, la potencia de la propuesta tendrá credibilidad. Un docente podría liderar el programa, centrando su labor en su clase y en las relaciones con sus colegas, a condición de que previamente, lo ponga en conocimiento y sea autorizado por el Director/a o cuerpo docente, según sea el caso. La estructura de los programas pueden ofrecer muchas posibilidades para que cada persona encuentre medios para liderar una parte sustancial del Programa en su clase, en su familia, en su vecindario, etc. 5.5 Liderazgo compartido Desde luego se da un paso fundamental cuando los agentes o líderes iniciales son dos, sea porque conocieron y sintonizaron juntos por la experiencia o porque el agente inicial encuentra una receptividad especial en algún colega a quien se lo ha contado. Es entonces cuando se da ya un salto de calidad en las posibilidades de la aplicación. Démonos cuenta de que se ha pasado a un nivel de “célula prosocial” en donde la implicación personal para el enriquecimiento de sus relaciones interpersonales, para la calidad de su comunicación, para el establecimiento de un “pacto de unidad prosocial” va a hacer posible la reciprocidad y con ello el advenimiento de un posible primer modelo guía y colectivo respecto a alumnos y colegas. Y desde luego va a reforzar la seguridad de ambos en su actuación, con posibilidades de analizar los modos, de observar los progresos, de padecer las deficiencias y las incomprensiones, etc. La optimización de la prosocialidad es expansiva y multiplicadora por definición, y para ello no escatima esfuerzos en integrar, incluir y si es necesario atribuir semejanza y proximidad, siempre que sea posible, a la labor de todos. Referencias Adair, J. (2004) No jefes sino líderes. Madrid: Fundación Confemetal. Bryman, A. (1986) Leadership and organizations. Londres: Routledge & Kegan Paul Comisión de las comunidades europeas (2001). Libro Verde. Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas. Extraído el 29 de febrero de 2008, de http://ec.europa.eu/employment_social/socdial/csr/greenpaper_es.pdf Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 23 Davis, K. (1999) Comportamiento humano en el trabajo. México: McGraw-Hill. Fiedler. F (1985). Liderazgo y administración afectiva. México: D.F. Trillas Fisas, V. (1987). Introducción al estudio de la paz y de los conflictos. Barcelona: Lerna. Fisas, V. (1998). Cultura de paz y gestión de conflictos. Barcelona: Icaria y Antrazyt. Fried Schnitman, D. (2000). Nuevos paradigmas en la resolución de conflictos. In D.Fried Schnitman (Ed.), Nuevos paradigmas en la resolución de conflictos. Perspectivas y prácticas (pp. 17-40). Buenos Aires: Granica. Fried Schnitman, D., Prigogine, I., Morin, E., Von Foerster, H., Von Glasersfeld, E., Fox Keller, E. et al. (1994). Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad. Buenos Aires: Paidos. Galindo Cáceres, J. (1994). Ética y Comunicación. [versión electrónica]. Extraído el 22 de febrero de 2008, de http://www.geocities.com/arewara/arewara.htm Galtung, J. (1994). I diritti umani in un'altra chiave. Milano: Especia. García, A., Martínez, M., & Roche, R. (1988). La prosocialidad y Cataluña. Experiencoa cívica en el campo educativo, social y cultural. 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Lorenzi, P (2004).: New Leadership for a New Time. Organizational Dynamics, 33, 227328 Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 24 Lorenzi, P. (1998) The new leadership paradigm. [versión electrónica]. Extraido 29 de agosto de 2008, de http://evergreen.loyola.edu/plorenzi/www/JIBS/JIBSLead.html Roche, R. (1994). Comunicación de calidad en la pareja y en las relaciones interpersonales. Familia y Sociedad, 1, 363-367. Roche, R. (1995). Psicologia y Educación para la Prosocialidad. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona. Roche, R. (1997). Psicología y Educación para la prosocialidad. (1ª ed.) Buenos Aires: Ciudad Nueva. Roche, R. (1999). Desarrollo de la Inteligencia Emocional y Social desde los Valores y Actitudes Prosociales en la Escuela. (1ª ed.) Buenos Aires: Ciudad Nueva. Roche, R. (2007). Un approccio operativo della psicologia della prosocialità al ruolo e partecipazione politica. Manuscrito no publicado Roche, R. & Arozarena, E. (1988). 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In Sesión de trabajo organizada por Acción Cívica y Universidad Autónoma de Barcelona. Stodgill, R. M (1974) Handbook of Leadership. New York: Free Press Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 25 PREGUNTAS CAPITULO 2 DESARROLLO Y EDUCACIÓN DE ACTITUDES Y CONDUCTAS CÍVICAS Diploma Civismo, conductas sociales positivas y socialización Mayka Cirera, Pilar Escotorín & Robert Roche = Respuestas Correctas 1. En la orientación prosocial proponemos tres valores básicos: A) El respeto vital de la dignidad de toda persona, la estima del otro y la comunicación de calidad B) El respeto vital de la dignidad de toda persona, la solidaridad y el respeto C) La solidaridad, el respeto y la comunicación de calidad 2. Un ejemplo de sensibilización cognitiva sobre la prosocialidad la podríamos encontrar en un modelo de intervención que… A) Promueva la Valoración positiva de las acciones del "otro" B) Genere acciones de consenso absoluto entre los participantes C) Estimule la importancia de la bondad humana 3. Indica cuál de estas afirmaciones es falsa desde el paradigma prosocial. A) El desarrollo y la educación de las actitudes cívicas puede empezar en el contexto educativo con un modelo prosocial (ej. Un único profesor) B) Es aconsejable que el desarrollo y la educación de las actitudes cívicas empiece por los ámbitos cercanos (ej.familiar) antes de poner las conductas prosociales en práctica en contextos más complejos (ej. Ej. lugar de trabajo, etc.) C) En el desarrollo y la educación de las actitudes cívicas en la escuela, los formadores tienen la obligación de ser un modelo prosocial en su vida personal. 4. ¿Cuál de estos es un requisito del programa prosocial UNIPRO desarrollado en los ámbitos educativos? A) Voluntariedad de los participantes B) Dedicación exclusiva de mínimo un profesor/a C) Compromiso de todos los profesores de una misma clase Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 26 5. Algunos de los factores que se trabajan entre los profesores y los alumnos implicados en el programa UNIPRO son: A) Dignidad y valor de las personas. B) Eliminación de las diferencias personales. C) La eliminación de las emociones. 6. ¿Qué significa “confirmar y valorar positivamente al otro” según la perspectiva prosocial? A) Confirmar significa valorar al otro como una persona poseedora de dignidad. La valoración positiva es reconocer y valorar al otro tantas veces como oportunidades tengamos. B) Confirmar significa valorar al otro simplemente porque es el otro, una persona poseedora de dignidad. La valoración positiva es reconocer – de un modo que al otro satisfaga – sus características positivas, de lo que hace, de lo que dice o simplemente de lo que puede llegar a ser o hacer. C) Confirmar significa valorar al otro simplemente porque es el otro, una persona poseedora de dignidad. La valoración positiva es reconocer – sobre todo verbal y no verbalmente – sus características positivas, de lo que hace, de lo que dice o simplemente de lo que puede llegar a ser o hacer. 7. ¿Qué significa “Vaciado de uno mismo” según el modelo de comunicación de calidad prosocial? A) Es una actitud activa como de “vaciado” interior para acoger al otro y reconocer su punto de vista B) Es una predisposición personal para eliminar u olvidarse de los problemas o de las propias opiniones. C) Es un ejercicio momentáneo de liberarse de las propias interpretaciones o prejuicios. 8. ¿A qué se refieren los comunicación de calidad interacción interpersonal? factores del modelo de previos al inicio de la A) Al tipo de tema con que se empieza a interactuar B) A la disponibilidad como receptor y a la oportunidad como iniciador del acto comunicativo C) A la calidad de información que tenemos como emisor e iniciador del acto comunicativo Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 27 9. ¿A qué refiere el factor “aceptación de lo negativo” del modelo de comunicación de calidad prosocial? A) Se refiere a lo complejo que resulta aceptar los defectos del otro B) Se refiere a ser capaz de acoger las críticas, así como a reconocer todo aquello que me molesta y que interfiere en la comunicación con el otro. C) Se refiere a la aceptación de la resolución negativa de los conflictos 10. Cómo terminarías la frase “Un líder prosocial… A)…Nunca busca recompensas personales” B)…Siempre busca el bien de su grupo por encima de todo y cuenta con la aprobación de los receptores” C)…actúa como una influencia positiva y efectiva, con metas constructivas que sirven al bien común”