Enfoque Curricular “Saberes en Trabajo Social" Documento redactado para los trabajos de la Modificación del Plan de Estudios Erika Garnica Peña Berenice Pérez Ramírez Régulo Marín Cortés 1 23 de junio de 2015. Índice Introducción I. Contexto nacional e internacional: el enfoque curricular a través de la relación curriculum-sociedad 4 II. Saberes y saberes en trabajo social 6 III. Saberes teóricos-metodológicos 11 IV. Saberes de acción/ Saberes prácticos 12 V. Saberes técnicos 13 VI. Saberes éticos 15 Bibliografía 16 2 Enfoque curricular Saberes en Trabajo Social Introducción El trabajo que a continuación se presenta corresponde a la síntesis de un conjunto de esfuerzos realizados por tres de los integrantes de la Comisión Redactora para la Modificación del Plan de Estudios de la licenciatura en Trabajo Social, en la búsqueda por definir el enfoque curricular que resultara más conveniente para el inicio de las actividades concernientes a dicha modificación. En tanto síntesis de otros trabajos previos, aspiramos a que este escrito sea lo suficientemente didáctico en su abordaje, tanto de los supuestos como de los componentes más importantes del enfoque adoptado, que ha sido denominado Enfoque Curricular Saberes en Trabajo Social (ECSTS). En la primera parte abordamos algunos conceptos claves del cambio curricular y del contexto nacional e internacional en el que transcurre dicha modificación. La segunda parte incluye la definición de saberes, su pertinencia, los componentes del enfoque; y por último, señalamos los tipos de saberes que habrán de orientar los componentes del plan de estudios modificado. En resumen, proponemos como enfoque curricular Saberes en Trabajo Social, porque el trabajo social tanto en su dimensión disciplinar como profesional requiere de construir, resignificar y articular saberes socialmente útiles en sus futuros profesionistas, que les permitan relacionarse con el Otro que nos constituye, a partir de los saberes que poseen los sujetos individuales y colectivos junto a los producidos en la universidad. Estos deberán generar encuentros institucionales y con la sociedad civil, para avizorar nuevas representaciones de futuro y resolver problemas y 3 necesidades sociales, a partir de las experiencias significativas y los saberes universitarios junto con los de la población con los que nos relacionamos. 1. Contexto nacional e internacional: el enfoque curricular a través de la relación curriculum-sociedad Resulta importante reflexionar con respecto a las posibilidades disciplinares y profesionales de una licenciatura como la de Trabajo Social, de cara a la modificación del plan de estudios vigente desde 1996, en la Escuela Nacional de Trabajo Social, (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente tanto la sociedad mundial, como la mexicana, atraviesan por una profunda crisis económica, política y social que exacerba problemas sociales ancestrales como la pobreza, el desempleo, la desigualdad y la exclusión social, entre otros, y reedita algunos más como la violencia social de los grupos del crimen organizado y no organizado, que acumulan secuelas de oprobio en el tejido social de la nación. La definición del enfoque curricular que orientará tanto la fundamentación como los contenidos y el alcance de la modificación del plan de estudios, enfrenta algunas tensiones: 1) Una de éstas se debe a las tendencias curriculares adoptadas en el contexto de la reforma académica y curricular actual que privilegia la construcción de la sociedad del conocimiento y de la economía de mercado, pues dichas tendencias resaltan el discurso hegemónico de los conocimientos operacionales. 2) Otra tensión que enfrentamos es la conversión del Estado benefactor al Estado neoliberal. Como señala Torres (2009), a pesar de que nuestra profesión está necesitada de impulsar un proyecto redistributivo que corrija y detenga las 4 asimetrías sociales a través de la promoción y participación social, para intentar disminuir los niveles de pobreza y desigualdad social, hacemos frente, junto con la precarización de las condiciones de vida y trabajo de nuestros profesionistas, a la proliferación acelerada de establecimientos privados que ofrecen servicios de formación profesional en Trabajo Social con títulos y grados en tiempos record y a la medida de todos los bolsillos. Desde luego, ello es el resultado de la aplicación de políticas públicas que tienen como marco de referencia la globalización, cuyo énfasis está puesto en el individuo y el eje de su acción es el mercado. Por ello, buscamos pensar el devenir del Trabajo Social más allá de lo estrictamente técnico-instrumental (Orozco, 2011), es decir, no las demeritamos pero apuntamos a posicionar el ejercicio de nuestra profesión y sus prácticas, desde una mirada disciplinar y profesional que conciba a la educación como un bien social y cultural más que como una mercancía. Estamos ciertos de que en la condición de crisis estructural generalizada, crisis de época, ruptura epocal o crisis de civilización, tal y como nombran Laclau (1989) y Leff (2004), entre otros autores, la propuesta que se presenta toma distancia de las posturas instrumentales que suponen una serie de actividades entre medios y fines focalizados en tareas y acciones puramente instrumentalistas. La propuesta entonces se posiciona desde otro lugar, es decir, al asumir una perspectiva crítico social, cultural y política en el campo curricular se concibe que en el modo de construir el vínculo curriculum – sociedad se asume una direccionalidad social, cultural y pedagógica en las propuestas curriculares sostenidas por los grupos 5 académicos para la formación profesional, acorde al proyecto escolar que en nuestra comunidad académica se plantea. Una de las premisas que orientaron la decisión de asumir el enfoque curricular denominado Saberes en Trabajo Social (STS), es que hacerlo desde esa perspectiva permite adoptar una posición con respecto a las concepciones sobre el objeto educación que se debaten actualmente en el mundo. Como señala Orozco (2011) para países como el nuestro, subdesarrollados y dependientes, la educación debe ser un bien social que detente un carácter público y cultural, donde las prácticas pedagógicas latinoamericanas sobre la educación generan tensión con los discursos acuñados y las prácticas promovidas por organismos financieros internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco mundial, entre otros, que giran alrededor de la llamada sociedad del conocimiento, discurso que pone en el centro el valor de éste para propiciar el desarrollo sin que queden desmontadas las significaciones, alcances y contenidos del modelo de desarrollo que promueven en general, y de la noción de conocimiento impulsada desde los países desarrollados y desde los emporios del gran capital, los cuales básicamente tienen al conocimiento como mercancía. 2. Saberes y saberes en trabajo social En esa dirección las nociones saber y conocimiento remiten a sentidos distintos, el saber permite recuperar la subjetividad de las personas en las relaciones convivenciales, relaciones en las que se intercambian sueños, proyectos, significaciones imaginarias, historias familiares en el territorio, en el barrio, 6 interacciones comunitarias, identidades diversas, etc. Los saberes subvierten la legitimidad de un conocimiento fuertemente estructurado sólo como habilidades y conocimientos que en el ejercicio profesional someten a los individuos; anulan, presionan y subordinan sus voluntades, deseos, sueños y anhelos de una vida digna. El saber remite también a lo político1, es decir, crean “tejido social” y éste último se entiende como una “propuesta política, un compromiso político-pedagógico con el campo de lo democrático popular”2 (Ayuso, 2006: 96). En ese sentido ¿qué serían los saberes en y desde Trabajo Social o, en su defecto, qué desde ellos nos permite interrogarnos con relación a la profesión? Un aspecto relevante es que el concepto permite “recuperar las trayectorias pedagógicas de los sujetos en relación a su trayectoria académica y de trabajo” y posibilita revisar nuestra producción de conocimientos, tanto los obstáculos como las alternativas para la transmisión de saberes teórico-metodológicos, de acción, técnicos y éticos, inter e intra generacionales y sus articulaciones entre los actores y las organizaciones sociales, científicas, tecnológicas, educacionales y productivas (Ibid). Para que un saber se vuelva socialmente significativo, importante para los sujetos que lo poseen, lo intercambian y lo utilizan debe cumplir con dos condiciones a juicio de Ayuso (2006): debe tener un alcance colectivo y debe estar anclado con la práctica3. Un tercer elemento que no es condicionante sino que rodea el concepto de saberes es la crisis como escenario actual: 1 Lo político definido como: “trama de fuerzas o relaciones en las que se encuentran las personas en todos los espacios de su existencia (familia, sociedad, escuela, centro de trabajo, barrio, partido, gremio, relación individuo-individuo, relación consigo mismo y cualquier espacio de vida) (Orozco 2011) 2 La importancia de verle desde esta segunda parte es que la definición se pretende más abierta para no acotar posibilidades u otras posibles cadenas de significantes. 3 Dígase realidad social, trabajo en campo, visión pragmática, etc. 7 Ahora bien, para problematizar estos supuestos consideremos dos cuestiones que son puntos de discusión en la Escuela Nacional de Trabajo Social, (ENTS): por un lado, la dificultad para sistematizar las experiencias académicas y profesionales, prácticas escolares y prácticas de intervención profesional, lo cual de manera inicial apenas nos ha permitido pensar en sentar las bases de una práctica reflexiva en Trabajo Social, que ponga en el centro de la cuestión formativa la construcción de conocimiento alrededor de lo que hacemos y también alrededor de quienes lo hacen (Bourdieu 2003 y Gouldner 2001), lo cual ha dotado de un carácter eminentemente empírico la enseñanzaaprendizaje del Trabajo Social. Por otro lado y vinculado a esto, se encuentra la necesidad de articular teoría y práctica. Tácitamente damos por sentado que ante la falta de rigurosa sistematización, el Trabajo Social genera una serie de saberes sociales que se vuelven relevantes y socialmente útiles en tanto se pasan de generación en generación, sea en el aula o en las prácticas. Especialmente en las prácticas escolares la categoría de saberes nos instaría a reflexionar sobre la historia de la profesión y los procesos pedagógicos que se ponen en juego ¿Cuáles son los saberes del trabajo de la profesión (el saber-hacer) que no están registrados? De esta manera, las experiencias y saberes del TS conforman parte importante de la historia de la profesión, sin embargo, requieren ser articulados teóricamente porque permitiría situarnos o resituarnos en una perspectiva histórica. Ello implicaría acudir no sólo a los clásicos sino a los debates contemporáneos y preguntarnos ¿a qué necesidades está respondiendo la profesión en un contexto de crisis? ¿Qué se 8 responde, según cuál sector, cuáles sujetos? Pensar como telón de fondo “lo social” en el sentido más abierto e inconcluso, una lucha constante en el campo de la hegemonía. Por ello, los saberes son un significante vacío porque estos saberes cambiarán constantemente. A continuación presentamos algunas preguntas que pueden propiciar la reflexión y discusión a partir de la categoría saberes: a) ¿Cuáles son los saberes sedimentados a lo largo de la historia de la profesión que han posibilitado la formación de profesionales? b) ¿Qué tendría que visibilizarse para hacer “oficial” ese saber? c) ¿Cuáles categorías de TS requieren ser resignificadas a la luz del escenario actual: crisis capitalista, apostar por lo colectivo contrarrestando el individualismo y el campo profesional al que se enfrentan los alumnos? d) ¿Qué capacidades inactivas pueden ser potencialmente resaltadas, es decir, qué no se ha promovido en la formación, pero el estudiantado tendría elementos para desarrollar? e) ¿Cuál es el rol de los saberes del trabajo de la profesión en la actualidad y cuál sería el ideal? f) ¿Cuáles son los momentos históricos de la profesión que han potenciado las formaciones colectivas y cuáles han provocado mayores rupturas? Las dificultades que encontramos en torno a esta categoría son: 1) En un contexto de terciarización de la economía, caracterizado por el abandono del Estado de Bienestar, la precarización y flexibilización del trabajo, 9 y especialmente de las instituciones ¿Cuál sería el capital social acumulado o “los residuos de productividad potencialmente activable” de los estudiantes? 2) Los saberes del trabajo siempre serán limitados porque están ligados al saberhacer, ello dificulta dar cuenta de la complejidad, no sólo en relación a la formación profesional sino al dispositivo educación-trabajo. 3) Las necesidades y demandas sociales no están determinadas únicamente por su carácter empírico y político, sino que requieren una reflexión teórica si partimos de que en lo social algo permanece pero cambiando de formas constantemente. 4) El reto sería construir redes de saberes colectivos, ello implicaría construir consenso respecto a la profesión. Vincular todos los saberes que ahora se ponen en juego, que existen, pero están desvinculados y por tanto, llevados a discreción y quizá individualmente4. Una primera aproximación a una tipificación de los saberes de y para trabajo social de manera preliminar y rescatada de lo que podríamos llamar campo discursivo de saberes en trabajo social5 es la siguiente: El saber es el conjunto de conocimientos sedimentados que integran representaciones y significaciones que rebasan la noción puramente racional de 4 Desde esta visión, los SSP se contraponen a las competencias porque ellas implican formación de habilidades macro (no específicas en función del contexto) y solo dan respuesta a tareas requeridas. Desde las competencias se desligan saberes y trabajo (por ello los saberes no son oficiales), no es el sujeto (colectivo) el que resulta útil a la tarea sino las habilidades claramente identificadas, desglosadas y ordenadas secuencialmente para su aprendizaje rápido y efectivo (Ayuso, 2006: 98). 5 En síntesis, Foucault (2001) en su obra la Arqueología del saber señala como regularidades discursivas al conjunto de los enunciados a través de los cuales se han constituido esas categorías, el conjunto de los enunciados que han elegido por objeto el sujeto de los discursos (su propio sujeto) y han acometido la tarea de desplegarlo como campo de conocimiento. 10 conocimiento, y que al ponerse en juego, son capaces de modificar los habitus en tanto estructuras que organizan nuestras prácticas sociales. -En su “arqueología del saber”, Foucault propone recorrer el eje: práctica discursivasaber-ciencia, en tanto que esta arqueología encuentra el punto de equilibrio de su análisis en el saber, dominio en el que el sujeto está necesariamente situado; territorio cuyos principios de organización son completamente distintos al dominio científico, ya que pueden estar atravesados por lo literario, lo filosófico y lo científico (González 2000). Lo que resalta Foucault son los saberes sometidos, los saberes que son una tradición de lucha, los saberes de los descalificados -los locos, los presos, las mujeres- y también el saber despreciado, libros escritos hace años y que desde entonces se cubren de polvo en las bibliotecas. Ese saber que la ciencia no quiere para sí, ese saber incluyente es el único que no va a ser integrado por el poder y, por lo tanto, el único que no va a ser arma de represión. Debemos considerar que la distinción que haremos a continuación sólo es analítica para nuestra clarificación, por tanto, en todo momento debemos pensarles interrelacionados: Saberes teóricos-metodológicos Son saberes ligados a los conocimientos acumulados, provienen de diversas tradiciones, corrientes intelectuales, escuelas de pensamiento o son producidos por personas de renombre con equipos de investigación prestigiosos con fundamentos sólidamente constituidos y son transmitidos a una amplia comunidad científica, puesto que su gran capacidad de abstracción les permite ser generalizados para convertirse 11 en las claves de la dinámica y de las relaciones sociales en el más amplio sentido (Mosquera, 2006). Se ponen en juego en el terreno procedimental que corresponde al desarrollo de saberes prácticos, procedimientos o estrategias, según Sánchez Puentes (2000). Saberes de acción/ Saberes prácticos Los académicos constructivistas han desarrollado elementos a partir del Trabajo Social para llegar por medio de nuevas interrogantes a la discusión sobre la intervención social y sus posibilidades epistemológicas. Estas nuevas ideas insisten en la importancia de la reflexividad y orientan la discusión hacia la construcción de los saberes de acción, también llamados saberes prácticos, como una vía prometedora para no renunciar a seguir pensando en las posibilidades científicas y teóricas de la profesión. Hasta el momento, esos saberes de acción habían sido ocultados por la supremacía del paradigma positivista, según el cual sería posible pensar la acción social profesional como un lugar donde se producen, se construyen y se transmiten saberes y conocimientos. Éste ha sido uno de los factores de la ignorancia y del desprecio hacia los sujetos como agentes capaces de construir saberes y conocimientos, a pesar de que, sin gran éxito, analistas de Trabajo Social señalaron durante muchos años el papel fundamental de la práctica como lugar de aprendizaje y también de creación de nuevos saberes. Son formas de conocimiento constituidas a partir de las representaciones sociales, que el sujeto tiene con relación a algo. En este caso, aquellas que los profesionales 12 en Trabajo Social poseen con relación, por ejemplo, a las familias de los jóvenes infractores, la forma de intervenir con ellas y cómo les conceptualizan desde los elementos teóricos adquiridos en su formación profesional. El actuar de los profesionales en las instituciones no permite construir saberes desde una práctica reflexiva, y menos aun, establecer un proceso interdisciplinario que tenga resonancia en las políticas públicas o planes de gobierno, para enfrentar el tema de los adolescentes infractores y sus familias. Entonces, se podría pensar que los saberes de acción de los profesionales de Trabajo Social emiten tenues señales y se diluyen en las contingencias institucionales y la complejidad del fenómeno. Saberes técnicos. Tal y como afirma Melano (2007) ¿se puede investigar e intervenir sin dominio técnico? ¿Qué importancia tienen los instrumentos en la producción, justificación y puesta a prueba de conocimientos y acciones? ¿Cómo se puede operar sin conocer el know how —saber cómo—, desconociendo procedimientos, no para endiosarlos sino para tomarlos como objetos de estudio, construirlos, crear a partir de ellos? ¿No se requiere tener habilidad y destreza en su utilización? ¿No es válido apropiarse y repensar los conocimientos adquiridos en torno a los mismos? ¿Su selección y utilización no guardan relación con la especificidad profesional? ¿No contribuyen también a definir la identidad del Trabajo Social? Atendiendo a la bipolaridad en la manera de considerar la importancia de los saberes técnicos que se ha dado a lo largo de la historia, la cual ha preocupado a la filosofía desde la antigüedad griega hasta el momento actual, es interesante instalar el tema como cuestión. En general, los saberes técnicos: 13 -Tienen una presencia sustantiva en el escenario social. -El saber teórico y práctico quedan al margen de la intervención, si no se toman en cuenta los saberes técnicos. -Los saberes técnicos pueden hacer una distinción para definir la identidad del Trabajo Social. -Articula acciones humanas. -Depende de un esquema previo y puede ir en cualquier dirección, por ende los instrumentos y las técnicas se hallan desprovistos de una finalidad propia. -La técnica forma parte de una cultura y no se puede pensar escindida de ésta, aquí se ubican los saberes técnicos. -Orientan las acciones en pos del logro de un determinado fin. -Supone trascender la mera repetición de procedimientos. -Los saberes técnicos implican la reflexión y la experiencia al ser parte de un todo en su aplicación. -Los procedimientos que emplea el Trabajo Social se sustentan en teorías científicas que fundamentan los por qué y cómo. -La simple repetición de procedimientos resulta insuficiente para visibilizar y validar el accionar profesional, supone un posicionamiento instrumentalista, pragmático y empirista. -Los saberes técnicos no desplazan los análisis teóricos y políticos, su selección, diseño y aplicación suponen concepciones teóricas, lecturas macro y micro estructurales, posicionamientos sobre las necesidades sociales y el papel de los sujetos, se incluyen las construcciones metodológicas y constituyen medios para operacionalizar la práctica profesional. 14 Saberes éticos Antes que cualquier otra cosa es importante señalar que en tanto universitarios enfrentamos el análisis de los problemas sociales con la inclusión de un componente ético irrenunciable: no podemos ser indiferentes con respecto a lo que socialmente ocurre en nuestros países y en el mundo, antes bien, debemos preguntarnos si bajo la situación de crisis social descrita lo que producimos puede ser útil para algo o para alguien. Se impone tomar postura, es decir, en tanto que toda producción de saber se sitúa social e históricamente en algún espacio epistémico que hace posible su comunicabilidad, la discusión en torno a la imparcialidad de los saberes ya sean procedentes de una institución académica o de una agencia estatal resulta trivial (Moro 2000). Los saberes éticos son aquellos centrados en el respeto a los sujetos, considerando sus diferencias y tendiendo al desarrollo de la libertad y la solidaridad. En efecto, la producción de conocimientos con la intención de ser aplicados en la solución de problemas sociales es uno de los pilares que legitiman la actividad científica en nuestras sociedades. Pero no es neutral, la universidad debe aportar a la sociedad un conjunto de profesionistas que sin limitarse a legitimar las decisiones y formas del hacer político-institucional, resulten capaces de sustentar juicios críticos no sólo frente a los problemas sociales sino de las políticas públicas que desde los niveles local y federal del gobierno se llevan a cabo para combatirlos. 15 Bibliografía AYUSO, MARÍA LUZ (2006), “Genealogía de una categoría. Los Saberes Socialmente Productivos”, En: Revista Educação Unisinos, No. 10 (2), mayo-agosto. BOURDIEU PIERRE (2003) El oficio de científico: ciencia de la ciencia y reflexividad FOUCAULT MICHEL (2001) La arqueología del saber. Méxoxico, Siglo XXI GONZALEZ SAIBENE ALICIA (2000) Reflexiones desde trabajo social sobre la investigación, la teoría y la intervención. Argentina GOULDNER ALVIN (2001) La crisis de la sociología occidental. Argentina, Amorrortu LEFF ENRIQUE (2004) Racionalidad ambiental: La reapropiación social de la naturaleza. 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