Tercer Hito de Schoenstatt 31 de Mayo de 1949 En la Fuerza Divina Después de Dachau, después del 20 de enero de 1942, Schoenstatt ve confirmado su sello divino. El Padre acuña dos frases: “ir por todo el mundo” y “salir de la estrechez”. Nuestro Padre inicia sus viajes internacionales en busca de aliados para empujar el carro de victoria de la Mater. Entre las personas que el Padre pensó que podrían ser un instrumento importante para dar a conocer Schoenstatt dentro de la Iglesia alemana, estaba el obispo auxiliar de la diócesis de Tréveris: Mons. Stein. El proyecto del Padre era invitar al obispo y a otras personalidades para estudiar Schoenstatt. Algunas circunstancias condujeron que finalmente el obispo de Tréveris enviara a su auxiliar, Mons. Stein a hacer una visitación canónica en febrero del año 1949 y no un encuentro de estudio. Los reparos del visitador, confirmaban al Padre la misión que él tenía desde Schoenstatt: vencer el espíritu colectivista; existía una mentalidad mecanicista, separatista que impedía ver la unidad entre la creatura y Dios, entre fe y vida, entre naturaleza y gracia. La crítica del visitador que no era sobre algo de carácter dogmático ni moral, sino pedagógicopráctico, apuntaba justamente al campo en el cual Schoenstatt tenía su respuesta. El 31 de mayo de 1949 el Padre Kentenich respondía por escrito al obispo de Tréveris, Monseñor Bernard Stein. Treinta y cinco años habían pasado de la primera Alianza de Amor y Schoenstatt crecía traspasando las fronteras de Alemania. El P. Kentenich decidió escribir una amplia y comprometida respuesta. Hacerlo significaba dar un arriesgado paso de carácter profético; en ella señala el objetivo que persigue: “Se trata de desenmascarar y vencer la enfermedad que aqueja al alma occidental: el pensar mecanicista.“ Siente que existe una enfermedad del pensar mecanicista en el alma de Occidente que la lleva a su ruina. Esta mentalidad, según él, se había anidado incluso en la misma vida de la Iglesia restándole vitalidad y fuerza plasmadora. “Lo que ahora he escrito al episcopado alemán tendrá que causar heridas. En este sentido caminamos con un gran desvalimiento. ¿Quién se arriesga a presentarse ante las autoridades eclesiásticas en la forma como lo hacemos por medio de este trabajo tan trascendental? Algo así puede dar muy malos resultados. Pero quien tiene una misión ha de ser fiel a ella.” Esta misión de la Sma. Virgen para nuestro tiempo se encuentra ante un gran obstáculo: el muro del pensar mecanicista. Si se desea que Schoenstatt pueda ejercer una poderosa influencia sobre los destinos de la Iglesia en el espacio cultural de Occidente, el muro del mecanicismo debe ser derribado. Tanto el Padre como la Familia se ponen enteramente a disposición de nuestra Madre y Reina para que Ella pueda ejercer su poder de educadora desde el Santuario. Es la misión de María frente a Occidente lo que está en juego. Ella quiere mostrarse desde su Santuario como la vencedora de las herejías antropológicas y para ello requiere instrumentos que la ayuden a realizar su misión. El axioma “María une la gracia y la naturaleza” fue uno de los motores de su espiritualidad y apostolado. Basado en la doctrina de que Dios, causa primera, actúa por medio de causas segundas, estaba convencido de que lo hace especialmente por medio de su creación predilecta, María, y procuró desarrollar una pedagogía y psicología para aplicar esta doctrina a la vida concreta. Si no se logran ver las causas segundas, es decir, las creaturas en su proyección vital a Dios; se termina destruyendo el mundo de vínculos personales en el plano humano y al mismo tiempo se corta el acceso vital a Dios, por lo tanto la vida de la fe termina perdiendo toda su fuerza y vitalidad y la religión reduciéndose a ideas, formas carentes de vida, a ritos que no conducen a un contacto personal con Cristo. El "pensar mecanicista" el mayor problema de la era moderna, en la cual el hombre se separa de Dios, de su propia naturaleza trascendental, de su prójimo y del mundo que lo rodea y su fe y vida cristiana se separa del mundo secular en el que vive. Este tipo de persona pierde su habilidad para amar y se aísla. La solución del P. Kentenich para combatir este "bacilo", es la formación del "hombre nuevo en la nueva comunidad." Este "hombre nuevo" opera en unión con su creador y cuyo corazón late con amor por aquellos que lo rodean. Para que esto suceda, el Padre Kentenich pensó que era necesario construir una cultura de vínculos a personas, lugares, fechas y acontecimientos. El hombre orgánico – a diferencia del mecanicista – capta la relación orgánica entre lo natural y lo sobrenatural. Por eso puede ver y amar a Dios en y a través de las criaturas. Las criaturas que son imagen, camino y garantía del amor a Dios, no constituyen, por lo tanto un obstáculo o impedimento para amarlo, sino por el contrario son una ayuda necesaria para conocerlo y amarlo. Las criaturas son huellas, expresión, profetas o un saludo de Dios. "Quien lleva a María marcada a fuego en su corazón, no puede fallar en sus vinculaciones porque llevará al mismo Dios.” Tanto la Virgen María como nuestro Padre están desvalidos ante la situación. Por eso, en el marco de la Alianza de Amor, se realiza un intercambio de desvalimientos. La Santísima Virgen necesita de instrumentos que le ayuden a manifestarse como vencedora de las herejías antropológicas, es decir, como vencedora del mecanicismo y del colectivismo. Por otra parte, el Padre y los suyos sienten también su impotencia ante la envergadura de la tarea que se les confía. “Presentamos a la Santísima Virgen nuestro desvalimiento, y ella nos regala su desvalimiento pero también su disposición a ayudarnos. ¿Qué pide en cambio de nosotros? El reconocimiento de nuestro desvalimiento.” (P. Kentenich) Junto con dar el paso profético, en esa misma ocasión, el P. Kentenich convoca, desde el santuario Cenáculo de Bellavista, a emprender una cruzada por el amar, pensar y vivir orgánicos. El P. Kentenich cuando describe el acontecimiento lo denomina un “acto solemne”. Él se reunió con el pequeño círculo de las Hermanas para celebrar el fin del Mes de María (europeo) en el Santuario Cenáculo recién bendecido, a los pies de los Andes, en Santiago de Chile. El Padre llevaba en sus manos una vela encendida. Juntos entraron al Santuario cantando. En la penumbra de las velas, el Padre puso sobre el altar el escrito ofreciéndoselo a la Mater. La plática se realiza dentro de un claro contexto de Alianza: se trata de entregarle a la Mater nuevamente toda la Obra, toda la misión para que Ella utilice al Padre y a la Familia como instrumentos y poder ser enviados con nueva fuerza para la gran misión que él tiene como profeta para el tiempo actual. La idea era dejar el documento sobre el altar toda la noche y pedirle a la Mater que se mostrara realmente tres veces admirable, para pedirle su bendición en forma especial como ayuda frente a la dura lucha que comenzaba. Comenzó a decir: “Es como si el ambiente del hogar nos rodeara en estos momentos; como si ángeles estuviesen en medio de nosotros y nos dijesen: ¡Quítate el calzado, porque el lugar que pisas es tierra santa!” (P. Kentenich) Sin duda, las horas del Padre junto a las Hermanas, fueron como la oración de Jesús junto a los discípulos en el Huerto de los Olivos. Así como Jesús ofrecía su vida, simbolizado en el Cáliz, así el Padre se arrodillaba frente a la Mater en el Santuario depositando la Epístola Per Longa. Ambos pasaron la noche en oración, sabiendo que se acercaba el momento de Cruz. Este extenso escrito procuraba explicar a la Iglesia el aporte de Schoenstatt en la educación del hombre de hoy y en el rescate de su fe. Aquel día el Padre Fundador ponía ante los ojos de la Iglesia la espiritualidad y la pedagogía de Schoenstatt. Nuestro Padre pone en las manos de María la confrontación que inicia, dejándole a Ella la responsabilidad por la gran obra que emprende al enviar su escrito. Le entrega su desvalimiento y el de la Familia, pero también la buena voluntad, la fidelidad y disposición a cooperar con Ella. “Ella viene hasta nosotros como la gran educadora. Nos ofrece su capacidad, poder y fuerza de educadora.” (P. Kentenich) Se requieren hoy más que nunca personas que desarrollen en plenitud el amor en el plano humano y que a la vez desarrollen la plenitud del amor a Dios, del vínculo amoroso y personal al Dios Trino. Personas que vean en el amor al hombre y en el amor a las cosas el amor a Dios; que amen al Creador a través de las criaturas. El Padre y Fundador llegó a Chile llevando como ofrenda en sus manos su propio corazón, y así entregárselo a la Mater en el Santuario. En ése simple acto de poner sobre el altar el escrito, él estaba entregando mucho más que una respuesta. El Padre sabía que no era evidente que lo escrito fuera a comprenderse y aceptarse sin obstáculo. Las propuestas de Schoenstatt eran todavía demasiado nuevas para la mentalidad de ese tiempo. Sabía que lo que había escrito causaría heridas, y se atenía a las consecuencias. Durante los tres años posteriores a esta gran hora, el Padre guardó silencio dejando desencadenar los hechos previstos por la Divina Providencia. En semana Santa de 1951 se inicia la Visita Apostólica a Schoenstatt, encargada por el Santo Oficio. Y en agosto de este mismo año se comunica al P. Kentenich la destitución de su cargo como director general de las Hermanas de María. En Octubre, debe abandonar Schoenstatt. El 17 de Enero de 1952, el Padre viaja a Argentina y bendice allí, el 20 de enero, el santuario de Florencio Varela. Viaja a Chile , y en junio de ese mismo año parte al destierro en Milwaukee ( USA) donde, durante 14 años, tuvo que sufrir la soledad y la cruz de la obediencia. La Voluntad de Dios lo llevó a ser exiliado, siendo apartado completamente de su Obra durante catorce largos años. Fue un 31 de mayo lo que al Padre lo llevó a conquistar y coronar lo que su epitafio perfectamente resume: “Dilexit Ecclesiam”. Había luchado por la libertad necesaria dentro de la Iglesia y tuvo el valor de exponer sus ideas, pero se lo sometió a prueba. Catorce estaciones recorrió Jesús en el Vía Crucis, catorce años de exilio vivió el Padre. Obedeció fielmente y supo esperar en Milwaukee 14 años, sabiendo que la misma Madre Iglesia que lo crucificaba, también lo bajaría de la cruz. “Todo se puede resumir en las palabras: yo me vuelvo a regalar a ustedes y ustedes se me regalan a mí. Vamos juntos a todas partes, pero en primer lugar vamos juntos hacia el corazón de la Santísima Virgen, al corazón de la Santísima Trinidad.” (P. Kentenich) “Un trocito de ello ya nos fue regalado y eso será la prenda por la cual la Santísima Virgen se preocupará en el futuro de que realmente formemos una comunidad de Cenáculo, una Provincia de Cenáculo, guiada por un amor verdadero, fuerte, que todo lo supera.” (P. Kentenich) Sagrado Corazón Provincia de los Palotinos Miércoles 22 Mayo de 2013 - 13.00 hrs Comunicado de prensa Los Palotinos ceden a el Movimiento de Schoenstatt la Capilla de Gracia. La Comunidad de los Palotinos cede a el Movimiento de Schoenstatt para el Año Jubilar 2014, la capilla de peregrinaje en Vallendar-Schoenstatt. “Es como si sólo ahora empezáramos a vivir, como si todo lo que hemos vivido hasta este momento fuese sólo un trozo de prehistoria. Ahora comienza propiamente la historia, la historia del nuevo Schoenstatt. Así como en Schoenstatt en los años 1914/1915… …Qué contentos hemos de estar todos nosotros de formar juntos la generación fundadora y que queramos sumergirnos en los fundamentos del Santuario con nuestro ser y nuestra vida...” (Padre Kentenich, extracto Platica 31 de Mayo). Schoenstatt para la Iglesia, Esa es nuestra Misión, nuestro envío como colaboradores en el trabajo de asumir el don, reconocimiento y honor que nos entrega la Virgen, en actuar desde el 31 de Mayo, desde el Santuario hacia el resto del mundo en la obra de renovación de la Iglesia. Vivir y amar orgánicos para derrumbar junto a la Mater, el muro que hoy en día el mundo nos impone. Darle sentido y vida a el ejemplo que el Padre Fundador nos deja; Como un legado que forma nuestra esencia de ser instrumentos aptos de la Mater, discípulos dignos de Cristo, y junto al Padre Fundador, verdaderos Schoenstattianos que impregnen una cultura de vínculos. Es lo que celebramos cada año en nuestro pentecostés personal, el 31 de mayo. Tercer Hito de Schoenstatt Familia Schoenstatt – Maipú Chile 2013