(13) Quiroga.—OBSERVACIONES GEOLÓGICAS E N E L S A H A R A . 325 chas de cantos sueltos, se encuentran principalmente en las hámadas de caliza cuaternaria, que unas veces pasa á verdaderas areniscas, por su riqueza en pequeños granos, de cuarzo, y otras á conglomerados de elementos cuarzosos y c e mento calizo. Se comprende bien que las arenas que lleva el viento y rozan constantemente estos materiales, pongan en libertad y arrastren los pequeños elementos, dejando libres pero in situ los grandes, que por su volumen y densidad no pueden transportar. Mayores extensiones que estas hamadas en miniatura ocupan en el Sahara occidental las superficies que se pueden considerar representantes de la región de los médanos, regiones de las cuales da perfecta idea la lámina que está frente á la página 116, en la segunda edición del libro de M. V. Largeau titulado Le Sahara algerien, y que representa los m é danos al S. de Tugurt, siempre que se prescinda de los grandes que están casi en el límite del horizonte junto á u n bosque de palmeras. En efecto, los del Sahara occidental son montoncitos de arena cuarzosa de 0,25 m. á 0,30 m. de alto el que más, que á veces descansan sobre u n a base también de arena movediza, como representa la lámina indicada, pero con mucha más frecuencia están sobre la misma hamada, es decir, sobre la misma superficie de la roca pulida y estriada, siendo esta última forma de suelo un tránsito de la hamada propiamente dicha al erg. En estas regiones es donde únicamente se conserva algo de humedad desde unas lluvias para otras, que da origen al desarrollo de u n a vegetación herbácea constituida principalmente de gramíneas, en ocasiones de esparto, de Lycium, de Sonclms, etc., agrupada siempre al SO. de cada montoncito; y á su vez cada uno de ellos sirve de albergue á u n a porción de animales de todos los grupos zoológicos. En ella crece el único árbol de esta r e gión, talh ó ffuendiil (Acacia tortilis Hayne) retorcido en todos sentidos por su lucha con el viento, y que á veces constituye bosquecillos; y por ella corren las manadas de gacelas y los grupos del antílope uerc (Orycc leucoryx Pallas), y al decir de los moros también del mhwr, que nosotros no hemos llegado á ver. En ellas están los pozos, y son las que buscan los viajeros para establecer sus campamentos en sitios donde puedan comer los camellos. Desde Río de Oro á Ydy.il no se encuen-