REFLEXIONES SOBRE EL SERVICIO MILITAR EN EL SAHARA. Estoy leyendo unos apuntes sobre el Servicio Militar en el Sahara , en los años 60 -70 pasados. En uno de los capítulos narra el momento en que muere, enfrentándose heroicamente a los captores de su patrulla, el soldado de Tropas Nómadas, Ángel Moral y Moral . En otro, encontramos la explosión de la mina que causó la muerte del Teniente Gurrea, Sargento Cano y los artilleros José Porar, José Otero y Miguel Casanova. Leo el enfrentamiento en el que muere el Cabo1º paracaidista, Joaquín Ibars. Se puede leer, con toda clase de detalles, como tres vehículos del Tercio Don Juan de Austria III de la Legión, entran en un campo minado y muere el caballero legionario Manuel Torres Álvarez. Pues bien, cierro los ojos y me traslado al BIR nº 1 (Batallón de Instrucción de Reclutas ) a finales de los 60 y principios de los 70. Veo llegar a unos muchachos, casi niños, de 22 años, muchos de los cuales no habían salido de sus lugares de origen, impresionados por el mero hecho de tener que cumplir con su Servicio Militar. Si a esto añadimos que era en África, y de África nada menos que en el Sahara, un territorio inhóspito y cuya incorporación ya impresionaba, desembarcando por redes e incluso saltando a los anfibios y, cuya llegada al BIR, que impresionaba por sus edificaciones y alambradas, muchas veces en pleno siroco, recibidos por unos Mandos desconocidos y bombardeados por una serie de informaciones muchas veces tergiversadas sobre lo que se les venía encima. Podéis imaginaros lo lógico que era que llegasen como ausentes, muy impresionados, e incluso temerosos de lo que se podían encontrar además, para más INRI, lejos de sus familiares, novia y amigos. Por lo que a mi Compañía se refiere, y creo que en las otras pasaría igual, gracias al trato que recibieron de los Ttes. Barber, Sanz Marín y Padrón, del Sgto. Hernández Fiallegas y de los Auxiliares, convenientemente preparados para llevar a buen fin su cometido, al cabo de unos días de su incorporación habían cogido confianza y actuaban con plena normalidad, parecían otras personas, siempre dispuestos a colaborar y a cumplir, con singular empeño, las órdenes que recibían, pues sabían que cuanto más aprendiesen, militarmente hablando, era en beneficio de la seguridad del conjunto, en aquel territorio, en aquellos momentos en situación, por lo menos, inquietante. Realizada la Jura, ante la Bandera del Tercio Don Juan de Áustria III de la Legión, unos quedaban en el BIR ,los otros se incorporaban a sus nuevos destinos, todos ellos imprescindibles ,pues como se puede uno imaginar, en un territorio de unos 200.000 kilómetros cuadrados, con pistas malísimas y la mayoría de tierra, con gran lejanía entre los diferentes fuertes, eran necesarias unidades de transmisiones radio, unidades de Intendencia que permitían abastecer a unos 16000 hombres y facilitar el pienso para el ganado, unidades de automovilismo sobre los que recaía todo el transporte del territorio, complementado por la Aviación y Marina, Sanidad, Veterinaria, Cia de Mar …, además de las Unidades combatientes de Infantería (Tercios y Regimientos) , Caballería, Artillería , Ingenieros, Paracaidistas, Helicópteros, Carros de Combate y dos unidades propias del territorio, la Policía Territorial con misiones policiales, que proporcionaba una gran seguridad, y las sufridas Tropas Nómadas que proyectaban la acción del Mando, a los más alejados lugares del territorio con sus compañías montadas o en vehículos todo terreno, Y que además de su misión combatiente tenían que vigilar fronteras, costas e informar al Mando. Pues bien, todos estos muchachos, hoy padres e incluso abuelos, cumplieron fielmente con las misiones que se les encomendaron, incluso, algunos con la entrega de sus vidas. Me siento orgulloso de haberos mandado y que me concedáis el honor de considerarme un compañero, un amigo. Coronel José Guasch Cañas