El resentimiento. Una cicatriz en el corazón.

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El resentimiento. Una cicatriz en el corazón.
Prof. Dra. Amelia Musacchio de Zan
Conferencia pronunciada el
5 de mayo del 2010, en ocasión de ser
incorporada como Miembro Académico de Número de la Academia del Plata.
El resentimiento. Una cicatriz en el corazón.*
Prof. Dra. Amelia Musacchio de Zan
INTRODUCCION
El desarrollo de las pulsiones primarias del amor y del odio, de las que según
Santo Tomás
(1)
y otros tratadistas posteriores se derivan todos los demás
afectos humanos, han sido estudiados por la psicología profunda, por
psiquiatras, por filósofos, sociólogos, religiosos, escritores de todos los
tiempos.
El fundamento y dinamismo de la vida afectiva de la personalidad normal y
patológica fue la adquisición progresiva de los alienistas alemanes y franceses
a partir de la mitad del siglo XIX. Actualmente la psiconeuroinmunología agregó
sus deslumbrantes descubrimientos a la psiquiatría y subraya el conocimiento
médico de los padecimientos mentales.
Sin embargo, el término resentimiento no aparece en psicopatología con
importancia propia, aún cuando sus elementos integrantes hayan sido
estudiados con profusión y en profundidad Creo que merecemos detenernos
en este sentimiento que hace sin excepción infeliz a quien lo posee, su entorno
se ve alterado también por sus efectos y. desde una perspectiva más amplia, la
sociedad ve perjudicada su capacidad de crecimiento espiritual, la solidaridad
y el entendimiento que debería primar en las relaciones humanas.
Sabemos que Sartre
(2),
en su obra de teatro ”Huis clos” “A puertas cerradas”
postuló que “el infierno son los demás” Pero los psiquiatras sabemos que esto
no es completamente cierto, y menos lo es si contabilizáramos las actitudes,
que muchos practican, de generosidad, de hacer el bien sin estridencia, de
tantos que actúan magnánimamente y que en la intimidad del consultorio nos
hacen conocer las modalidades
humanas
generosas y positivas
que en
silencio hacen fructificar.
Este fenómeno ha sido descrito profusamente en la literatura, (Shakespeare,
Dostoievsky, Tolstoi, nuestro Borges y tantos otros) que son muchas veces los
*
Conferencia pronunciada el 5 de mayo de 2010 en ocasión de ser incorporada como miembro de Numero a la
Academia del Plata.
2
sociólogos más profundos en el estudio de la conducta humana de la vida
íntima o de relación.
Otros ejemplos Federico Nietzsche
(3) (4)
en sus obras “Más allá del bien y del
Mal” y “Genealogía de la moral”
Max Scheler
(5)
en
“El Resentimiento en la moral”, Gregorio Marañón
escribió “Tiberio, Historia de un resentimiento”. Eduardo Mallea
(7)
(6)
en su
novela “El Resentimiento” Si bien el término no aparecía en la psicopatología
con importancia propia, excepto en la primera edición del libro Psiquiatría de
Mira y López
(8),
ellos describen lúcidamente algunos de sus elementos
constituyentes, que han sido estudiados por tratadistas antiguos y modernos.
Entre nosotros Luis Kancyper (9) escribió sobre el resentimiento desde el punto
de vista psicoanalítico.
El español Miguel de Unamuno
(10)
decía del resentimiento que no figura entre
los pecados capitales porque en realidad más que pecado es una pasión. Pero
que siendo una pasión es más grave que todos los pecados, más que la
envidia y más que la soberbia.
Scheler
(5)
dice que el punto de partida del resentimiento son ciertas
emociones:
la ojeriza la perfidia. Pero considera como lo más importante: el
impulso de venganza. Describe que si este impulso es refrenado por la
consideración de que el actuarlo seria fatal, nace un sentimiento de impotencia
por este refrenarse, y la debilidad propia de este no poder hacer, es el cultivo
apropiado, entonces, para engendrar resentimiento
Por eso entiende su núcleo esencial como un envenenamiento anímico.
El argentino Eduardo Mallea
(7)
en su novela da importancia a un primer
episodio de humillación del amor propio en un joven que fue rechazado por una
mujer que no aceptó sus sentimientos .amorosos Describe en él un dolor más
que físico, un inmenso y desolado dolor moral. Y agrega que en estos casos la
ponzoña que se introduce en el alma adultera su contenido natural y la hace
venenosa para el sujeto que lo alberga y que luego se contagia a los demás.
Por esto, y por la experiencia que brinda la clínica cotidiana he visto al
resentimiento como “Una estructura caracteropática provocada por una herida
3
en el amor propio que se manifiesta por una disposición afectiva a revivir
ofensas y que lleva a una persona a reaccionar hostil y vindicativamente”.
Veremos esta descripción.
Entendí que su origen era una herida narcisista profundamente humillante y,
persistente. Que la etapa del desarrollo en la que acontecía le brindaba, si era
precoz,
y aún en la adultez , elementos de exigencia
y le facilitaba la
proyección, en las personas circundantes, de su necesidad de venganza, con
la vivencia de ser y de haber sido una victima.
Esta modalidad egocéntrica domina la actividad psíquica del individuo, percibí.
Advertía entonces sobre la dificultad terapéutica que significa esa necesidad de
venganza del paciente, pretendiendo un triunfo sadomasoquista (diríamos una
victoria a lo Pirro) en la derrota del terapeuta en quien equivocadamente ubica
a su antiguo ofensor antes que la propia curación.
MODOS DE PRESENTACION
El resentimiento se presenta, por sus expresiones, en dos planos. Uno que es
obvio y manifiesto,
y otro que esta enmascarado, disfrazado
por otra
patología.
En el resentimiento clínicamente manifiesto la persona misma lo está
mostrando al observador mediante frases,
gestos, actitudes corporales, o
razonamientos que pueden ser percibidos como lógicos y lúcidos, basados en
un mínimo núcleo de realidad del cual dependen, pero cuya reacción está
notablemente amplificada. Cuando prima la pasión, y el núcleo ya enquistado
del resentimiento se halla estimulado, ese apasionamiento es peculiar, y tiñe su
decir, su actuar, con actitudes reivindicatorias judiciales o vengativas.
Esta patología desembozada, manifiesta, tiene su máxima expresión en los
delirios paranoicos crónicos y en los delirios pasionales.
La psiquiatría clásica
(11) (12)
ha descrito los rasgos de reivindicación en los
delirios paranoicos crónicos o paranoia de Kraepelin y la escuela alemana, o
interpretativos de la escuela francesa (Serieux y Capgras y otros) y los delirios
4
pasionales descritos sobre todo por Clerambault Algunos delirios tienen un
núcleo mas afectivo; otros, mas ideativo.
Levy-Valensi, Dide, Guiraud, Henri Ey, Brissaud, han descrito el orgullo, la
vanidad herida, la megalomanía, la susceptibilidad exagerada de estos
reivindicadores de derechos y de amor.
Y han citado la hipertrofia de ese yo, que, frente a alguna presunta injusticia o
hecho que los pudiera perjudicar, estallan en una sistematización apasionada y
pueden llevar su odio y su venganza a límites extremos y criminosos. El
paciente Lucich estudiado por el Profesor Alberto Bonhour
(13)
en su trabajo
sobre “Delirantes Homicidas y los atentados contra la vida de Médicos
Argentinos” entre nosotros, el caso Manson en Estados Unidos y tantos otros
más actuales.
Hay personas con otras patologías que sin llegar al cuadro psicótico en si,
tienen rasgos prevalentes en los que
hace eclosión la ira y un deseo de
venganza contra instituciones o grupos o personas a las que se tiñe de una
mala intención solo por el hecho de no coincidir con los mandatos o
expectativas previamente imaginadas.
Por eso el Resentimiento que encontramos con más frecuencia en nuestra
tarea clínica es el encubierto o enmascarado.
Suele estar disimulado detrás de otras variadas patologías: psiconeurosis o
trastornos de adaptación, psicopatías, personalidades borderline, trastornos de
la esfera yoica o sexual y otras.
Solo se pone de manifiesto, a veces, cuando en el curso de la vida alguien o
algo provoca que ese núcleo resentido saque a la luz sus elementos propios
que representan malos pensamientos de rencor y reivindicación.
Cuántas veces hemos visto en el consultorio y en la vida de relación, que hay
personas que cuando podrían reconciliarse, alguna de ellas recuerda un viejo
agravio, lo re-siente y actúa con un rencor llamativo como si el antiguo suceso
fuera realmente actual. Esto, sin duda representa una dificultad terapéutica,
cuando se dirige contra la acción curativa del médico
5
ORIGEN DEL RESENTIMIENTO
Hay que recordar que una situación patógena depende del contenido y de la
intensidad del hecho traumático; de la fuerza del Yo para resistirlo (resiliencia);
la capacidad de afrontamiento (o coping skills), del momento vital en que
acontece y de las experiencias anteriores, acompañantes o posteriores que
corrijan o que reafirmen el daño recibido.
También incide que el hecho de que una situación sea traumática o no para
una persona, depende de sus disposiciones innatas, biológicas, de su
organización yoica precoz.
Los niños nacen con una tendencia innata al crecimiento y al desarrollo físico y
psicológico. Estas tendencias están inscritas en el material genético individual o
genoma, y son transmisibles de padres a hijos. Pero para que se puedan
expresar, es necesario un entorno favorable, que provea los cuidados y los
estímulos necesarios para que estas tendencias se actúen.
Estas necesidades de un niño están habitualmente a cargo de la madre. En
ausencia de la madre, la persona que asiste al niño es el llamado “cuidador
primario”.
La
díada
madre–hijo,madre-bebe,
estudiada
por
pediatras,
médicos
psiquiatras, psicólogos y cuidadores, es una relación muy particular que tiene
que ver con el tacto, la mirada, la mirada mutua, el acunar, el modo de
alimentar, el afecto con el que se trata al bebe, la manera como se reciben las
expresiones afectivas o físicas del mismo, la calidez de la relación.
Habría que recordar que en esta etapa, peculiar y vulnerable, las vivencias
traumáticas son más patógenas cuando son sufridas pasivamente, sin la
capacidad de descarga adecuada del afecto, que entonces se retiene. En la
vida adulta eso sucede por la imposibilidad de reaccionar frente a los ataques
que impiden por ejemplo, la discusión civilizada de un problema pues el simple
disenso puede rápidamente ser transformado en motivo de conflicto.
6
ESTRUCTURA DEL RESENTIMIENTO
Damos por supuesto que ni el trauma en sí, ni la cantidad ni la calidad del
mismo dan aun una explicación acabada de este fenómeno, veríamos entonces
como necesario estudiar:
Las experiencias afectivas primarias.
Los sentimientos de inferioridad y de injusticia sufridos.
La proyección en otros de aspectos del yo identificados con las personas que
han hecho daño.
Las experiencias afectivas primarias
Vemos que el niño depende mucho de la influencia de factores sean estos
externos o internos o combinados, porque su vulnerabilidad genética facilita la
expresión de una enfermedad psíquica o física.
Cuando el trauma irrumpe y se vivencia que las personas que deben procurar
seguridad y amor fallan, la indefensión y la dependencia prohíben la descarga
de reacciones. Es importante también la edad en la que los conflictos suceden.
Ya vimos que la relación materno infantil es una díada en la que hay una
interdependencia; en la que las conductas del niño están íntimamente
relacionadas con las de la madre o el cuidador primario.
Quisiera aquí recordar a John Bowlby
(14),
psiquiatra inglés. Trabajó en la
Clínica Tavistock y estudió sistemas de comportamiento como típicos de la
especie, que se organizan en torno a la madre como eje principal, y le sirven al
niño para ligarse o ligarse mejor aún a ella. El llamado apego así logrado
consiste en un vínculo con base biológica entre el niño y el cuidador primario
que asegura la protección y la supervivencia del chiquito.
Para el estudio de la relación de apego entre la madre y el niño durante el
primer año de vida, Mary Ainsworth (que trabajó años con Bowlby) diseñó en
Baltimore una prueba llamada “situación extraña” Extraña significa en este
contexto una situación desconocida, algo que tiene falta de familiaridad.
7
Expone al pequeño en un lugar apropiado a separaciones breves de su madre
y a una reunión breve también, con alguien desconocido y luego nuevamente
con su madre. Los investigadores consideran que la respuesta del niño en el
reencuentro con la madre muestra un cuadro más claro del estado del apego,
que la mera reacción del niño a la separación misma. Las variantes resultantes
de estos cambios son clasificadas como:
Un apego seguro: cuando el niño presenta poca ansiedad durante la
separación, juega, busca la proximidad de la madre, y cuando vuelve a reunirse
con ella reanuda rápidamente sus actividades de juego.
Un apego inseguro-evitativo sufren los niños que evitan tener proximidad
cercana con la madre y no lloran. Cuando regresa la madre, eluden claramente
el contacto con ella. Parecería que necesitan tener bajo control sus
necesidades de afecto que intuían que no iban a ser provistas.
Apego
inseguro
ansioso-ambivalente
El
niño
muestra
una
angustia
considerable con la separación, puede estar enojado pero busca acercarse al
cuidador. Muestra a veces rabia, no se calma, o llora, o no retoma el juego.
Otros investigadores encontraron una cuarta expresión que es un apego
inseguro desorganizado o confusional. El cuidador para estos niños es una
fuente de seguridad y al mismo tiempo una fuente de temor.
Si hay entonces una situación traumática se trastorna la relación afectiva con
las personas protectoras, y nace la desconfianza y el enojo. Es preciso tener
en cuenta, como vimos, que son los mismos padres que pueden producir la
seguridad en un niño, y también un miedo incontrolable.
Las situaciones traumáticas pueden ser no habituales, no comunes a todas las
personas. Y las que más bien son habituales o comunes a casi todos los
individuos.
Entre las no habituales encontramos la violencia física o psíquica, la muerte o
el abandono de personas significativas, las malformaciones, el acoso, bullying
los abusos, la sobreprotección, a la que hay que categorizar la como una
agresión porque no permite desarrollar la adecuada capacidad para soportar
8
frustraciones y vivir con independencia. La sobreprotección es una actuación
agresiva sobre un niño. Lo hace más dependiente, carente de sentido social y
superexigente hacia quienes deben darle lo que le corresponde. A ellos
siempre les corresponde más. El filósofo Emilio Komar hablaba del
“bien
arduo”, de la conveniencia de que el bien apetecido cueste algo de sí para ser
conseguido, porque si no fuera así se banaliza y deja de tener importancia en
la formación del carácter.
Como reacción ante un sufrimiento cabe recordar las quejas del Duque de
Gloucester, quien luego seria Ricardo III de Inglaterra, vertía en la obra de
Shakespeare
(15):
“…Deforme,
inacabado,
terminado
antes
de
tiempo…renqueante...” Y al no poder elaborar esa visión de si mismo, nace su
disposición a la venganza: “¡Y pues que no puedo actuar como un
amante…estoy resuelto a actuar como un villano…!”
Ciertamente actuó como un villano por su ambición de poder y fue un asesino
de quienes pudieran interponerse a sus deseos desmesurados, entre ellos,
dos pequeños sobrinos, que luego de ser encerrados en la Torre de Londres,
fueron cruelmente asesinados..
Freud
(16)
comenta estas frases diciendo que “Ricardo es una magnificación
gigantesca de este aspecto que también descubrimos en nosotros. Creemos
tener pleno fundamento para poner mala cara a la naturaleza y al destino a
causa de daños congénitos y sufridos en la infancia; exigimos total
resarcimiento por tempranas afrentas a nuestro narcisismo, a nuestro amor
propio! ”
Pero todos conocemos personas que han nacido con defectos
o
discapacidades, y ellos y sus familias aceptan y dan lo mejor de sí para
avanzar en una vida psicológica, física y espiritual que sea sana. Douglas
Bader, “el piloto sin piernas”, Hellen Keller entre otros tantos.
Pero puede verse en la clínica que es verdad que un hecho traumático provoca
muchas veces menores consecuencias que un ambiente crónico no
sustentador, ignorante de las necesidades básicas de afecto, apego mutuo y
nutrición en un continuum.
9
Un ejemplo de esto son los estudios realizados en Londres sobre las
reacciones emocionales de los niños durante los terribles bombardeos de la
última guerra. Anna Freud y Dorothy Burlingham
(17)
que eran psicólogas,
tenían niños refugiados a su cuidado Y observando el efecto psicológico y
afectivo de los bombardeos sobre los niños, encontraron: Que la serenidad con
que algunos grupos de adultos soportaron los ataques fue la causa del poco
número de niños que sufrieron shocks traumáticos entre ellos. Que la angustia
infantil estaba en relación, más que con una noción clara del peligro, con la
actitud de los padres frente a ese peligro. Y además, que cuando había
conflictos en el vínculo familiar, las consecuencias psicofisiológicas eran más
graves que los mismos bombardeos. Si los pequeños
tenían un ambiente
familiar sereno, unido y con un nivel bajo de angustia, sufrían menos que
aquellos que padecían la ausencia o la separación conflictiva de los padres en
un clima disfuncional. Es decir, que pese a la violencia exterior, los verdaderos
autores de la armonía eran los padres, y que solo en la medida en que sus
conflictos los hacían aliados de los atacantes, es que los niños sufrían su
efecto.
Esta génesis del resentimiento por la patología de las primitivas experiencias
afectivas puede verse también en la historia a través del escritor Suetonio
(18).
Suetonio en “Los Doce Césares” describe la personalidad de Tiberio, quien fue
el segundo César. Tiberio fue tan cruel con su gente que cuando murió, el
pueblo de Roma, feliz con su muerte, gritaba por las calles: “Tiberio al Tíber!!”
El historiador refiere que su padre fue desterrado y en una fuga precipitada
para huir de Roma, casi denuncia a los suyos con sus gritos, siendo un bebe,
cuando fue arrancado del seno de su nodriza y después del de su madre.
Nuevamente corrió peligro de muerte en esa huída, cuando, cruzando un
bosque, estalló un incendio tan súbito y voraz, que prendió fuego a los vestidos
y al pelo de su madre quien lo llevaba en brazos.
Cuando Tiberio tenía cuatro años su madre, que estaba embarazada, lo
abandonó a él y a su padre para unirse con Octavio, quien sería el futuro
emperador Augusto.
10
En plena juventud de Tiberio, estando ya casado, Octavio le impuso que
repudiara a su legítima mujer, que estaba embarazada, y a quien Tiberio
realmente amaba. Y más aun, Octavio le impuso que se uniera con Julia, que
era una mujer de vida pública, despreciada por las gentes de su época.
Cabe destacar aquí que Tiberio, este personaje, cruel y resentido como pocos,
tuvo entonces un destete traumático: peligros vitales importantes, pérdida de la
madre por el abandono de ella y culmina en su juventud con un desgarrador
sometimiento a una figura de autoridad paterna, que era Octavio, quien le
obliga a perder a su mujer tan amada por él.
Una frase describe a de estas personalidades cuando se los ve descargar en
otros un odio vengativo. Apuntan a aniquilar al otro, exigiendo con todo un
amor pleno
Las situaciones casi comunes a todas las personas son: ciertas características
caracterológicas de los padres, el destete, el nacimiento de hermanos, los
cambios de colegio.
Aquí, como en los graves casos anteriores, lo importante no es solo la
intensidad del trauma en si, sino la intima, peculiar y personal manera de
vivenciar lo traumático que cada uno tiene y en qué entorno familiar o social
esto sucede.
Por ejemplo Un niño de cuatro años que fue informado de que iba a tener un
hermanito. Pero que luego fue advertido de que seguramente el niño que venia
en camino iba a ser más bueno que él, porque él era demasiado travieso.
Si el nacimiento de un hermano se anuncia como amenaza o castigo, esto no
solo va a provocar los lógicos celos del niño sino que podría acarrearle una
sensación de maldad interna, o de culpa que sin duda podría perjudicar a su
sano narcisismo. Por supuesto así sucedió en este caso, en el que el niño
retrocedió en su evolución psicofísica, Nació una hermana y el niño aumentó
notablemente su conducta turbulenta y agresiva, como en realidad era de
esperar, si se hubiera tenido una mayor empatía para con él.
Es sugestiva la referencia que hace Jean Paul Sartre
(19)
en su autobiografía
llamada “Las palabras” cuando describe con lucidez las consecuencias de su
11
destete, que es un hecho universal pero que tiene a veces peculiares
características. Sartre dice: “Las vigilias y las preocupaciones agotaron a Anne
Marie –la madre- se le cortó la leche, me pusieron un ama y me dispuse a morir
a mi vez de enteritis y tal vez de resentimiento.”
Los sentimientos de inferioridad y de injusticia sufridas.
Estos sentimientos torturan a muchos pacientes. Una mujer con rasgos
obsesivos pensaba iterativamente que cuando se embarazara iba a tener un
hijo deforme. Cuando nació su hijo le informaron que tenía una malformación
cardíaca. Eso hizo que la madre se sintiera víctima injusta de un daño exterior.
Y decía en tono neutro y monotonamente: “A mi ya no me importa nada de
nada - . Odio a Dios, no le basta sacarme a mí la salud durante años. Estoy
mejor, tengo un hijo y me sale enfermo. Qué quieren que uno dé, que uno
haga. Por qué a mí”.
Otra persona creó un conjuro impresionante contra Dios cuando dijo:
“Dios
ama a los seres humanos porque envió a su Hijo, Cristo, para salvarnos Quiere
decir que lo peor para El ha de ser que un ser humano no se salve porque
sería despreciar a su Hijo y a El mismo. Dios no puede sufrir, pero no puede
ser que permanezca indiferente a que un ser humano se condene .Por lo tanto,
elijo libremente odiar a Dios, decretar que lo odio, que no quiero que me salve,
que me quiero condenar, porque es la única manera que tengo de vengarme
del que me hizo tanto daño. Condenarme yo para siempre es poder disminuir
la felicidad de Dios haciéndole sufrir algo a El de cualquier modo que sea”
Estos alambicados pensamientos denotan en primer lugar un desconocimiento
importante de la religión que esta persona cree practicar; la identificación de
Dios con una ser maligno que se solaza con los sufrimientos del otro y que
puede ser castigado por su mala actitud. Es como el
tratamiento de una
persona que prefiere seguir enfermo que curarse (condenarse para castigar a
otro) Por otro lado su patología no le permite ver, sin ayuda, intensos
sentimientos de culpabilidad por aquella agresión retenida cuando ocurrieron
las frustraciones que lo marcaron. Aunque este es un caso extremo y muy
12
doloroso su proceso terapéutico, esta claro el desplazamiento de la ira
incontenible que proviene de un pasado doloroso y de una venganza patológica
pues es a costa de su vida o de su salud o, imaginariamente en este caso, de
su salvación en el más allá. En estas situaciones es muy útil, paralelamente a
la psicoterapia, la ayuda de algún familiar, o de un entorno amistoso, o cuando
el paciente se aconseja y recurre a un miembro de su culto, que ayude a
reconstruir su vida con una visión menos distorsionada de su relación con
Dios.
Estos pacientes coinciden con lo que Edmund Bergler
(20)
llamó “coleccionistas
de injusticias” Primero, construyen o imaginan una situación en la que alguien
es injusto y los rechaza. Luego se solazan con la cólera de un arsenal de
“Justa indignación” aparentemente en defensa propia. Y por último se
compadecen de sí mismos disfrutando de un placer psíquico masoquista.
La culpa ha cumplido su ciclo, y frecuentemente el enojo cohabita con
sentimientos de humillación o de vergüenza.
Qué diferente modo de vivir sus dificultades o déficits tiene quien no ha sido
marcado con el signo de la humillación o la culpa.
En la Roma Imperial, aquellos soldados que habían luchado valientemente y
querían pedir una merced, se presentaban en las arenas del circo mostrando a
su Emperador y a su pueblo las mutilaciones y cicatrices que ostentaban, con
orgullo, por haberlas recibido en el transcurso de una gesta honrosa. El pueblo
aclamaba agradecido, al héroe y a sus gloriosas heridas, intercediendo frente
al Emperador, quien concedía la gracia.
En la psicopatología hemos visto que, la culpa desaparece por un conocimiento
profundo de sí mismo, por el reconocimiento de las fallas habidas, el,
arrepentimiento, el proyecto de no volver a cometerlas y un cambio en los
sentimientos internos que abran otro panorama más sano.
Es la metanoía,
palabra griega que expresaba el significado de profundo cambio interior.
13
La identificación con personas real o presuntamente ofensivas.
Por esta maniobra que estructura a la patología, de cualquier modo que sean
las personas reales, el resentido va a vivirlas, con una ofuscación reiterativa,
como poseyendo las cualidades de las primitivas personas frustradoras.
Porque si no son malas, él las crea malas, así su falsa justicia ve libre el
camino a la venganza.
Ha sido descrito en trabajos sobre acosadores, mobbing , la inacabable ira y
malos tratos que estas personalidades patológicas derraman sobre algunas
personas, por más que ni las acciones de estas, ni sus pensamientos ni las
repetidas ofertas de aclarar alguna situación, ni la solidaridad demostrada pese
a sus ataques, pueda frenar la necesidad de destruir al otro.
La venganza (que equivoca su blanco) puede oscilar, como puede observarse,
entre simples comentarios cáusticos, oleadas de calumnias, búsqueda de
grupos amigos para unirse contra el blanco elegido, comportamientos
agresivos hacia la fama y el prestigio del otro.
Los conductas criminosas pueden llegar a ser una realidad delictiva, como se
ha visto en los delirantes, fronterizos y psicópatas graves.
Kohut
(21)
ha descrito en 1978 (y ya lo habíamos visto en la clínica) la llamada
“Furia narcisista”. La furia narcisista es una reacción más que exagerada a
algún ataque casual o no, a su persona, o ideas o aspecto. Es decir a su
autoestima. Entre gritos o ataques de rabia, o rotura de objetos, o el destilar
una mirada elaborada que significa odio vengativo o desprecio (a algunos les
llega a causar temor) o que pretende que el otro reconozca que ha hecho algo
malo. O un silencio y apartamiento congelado que es una mas que reconocible
venganza.
Más de una vez estas personas me han hecho recordar a un pasaje de la
novela “La Amortajada” de la fina escritora chilena María Luisa Bombal
(22).
En
la novela describe que una mujer ha muerto. Y figuradamente, desde su ataúd,
ve inclinarse sobre ella a su marido, un hombre malvado, quien ahora llora con
14
gran remordimiento. La “amortajada” siente que su odio se retrae, empieza a
conmoverse, pero
al percibir esto, desea incorporarse
gimiendo: “:
Devuélvanme, devuélvanme mi odio!....”
Las descripciones que en sus autobiografías han hecho algunos autores y
muchos pacientes sobre sus madres o padres, vistas éstas con la necesaria
relatividad que merece un juicio catatímico, cuentan de los temibles ambientes
familiares, con madres narcisistas y siempre ofendidas, padres golpeadores o
indiferentes, también capaces de episodios de furia narcisista jamás
justificadas. Esta disfunción familiar, más común de lo que parece. Hace
humillar a los hijos, que silencian su realidad ambiental por la vergüenza de
pertenecer a un entorno tan patológico; y que además también explotan a
veces en una ira vengativa contra otros.
El problema es que las personas que se educan en estos ambientes pueden
copiar o identificarse con esos rasgos patológicos. Es decir se transforman en
aquello que rechazaron.
Otra salida que algunas
de estas víctimas
desarrollan, es idealizar a los padres, Los transforman en
extraordinarios
atribuyéndoles virtudes que no tienen. Pero esta maniobra inconciente
compensa la sensación de vacío agrandando imaginariamente no solo a sus
padres sino a ellos mismos, por la anhelada
satisfacción de compartir
condiciones tan positivas y notables, De todas maneras, estas compensaciones
no duran demasiado; .son más bien prótesis transitorias que
verdaderos
cambios.
LA SALIDA DEL RESENTIMIENTO
Este panorama sobre aspectos de la naturaleza humana, se transforma en una
difícil tarea al intentar el psiquiatra devolver al paciente su libertad interior. La
enfermedad mental es una patología de la libertad, decía Henri Ey.
Como éste no es el ámbito propio para discutir o comentar tratamientos en
profundidad, quisiera que viéramos la posibilidad de entender algo del
ambiente que puede evitar que aparezca este fenómeno. Ya
he descrito
algunas situaciones dolorosas de la relación entre padres e hijos, y sus
15
consecuencias patológicas. Por eso le doy una importancia primordial a la
familia.
La Familia
Los psiquiatras hemos tenido que padecer hace un tiempo los ataques a la
familia pregonados por Cooper, líder de la antipsiquiatría quien nos informa en
su libro “La Muerte de la Familia”: “Es fatuo hablar de la muerte de Dios o de
la muerte del hombre mientras no podamos contemplar de frente la muerte de
la familia, ese sistema que asume como obligación social la de filtrar
oscuramente la mayor parte de nuestra experiencia y vaciar nuestros actos de
toda espontaneidad generosa y genuina”… “Criar a un niño es en la práctica
equivalente a hundir a una persona. Del mismo modo, educar a alguien es
conducirlo fuera y lejos de sí mismo”.
Sobre los inadvertidos, estos conceptos pueden ejercer cierta seducción por lo
contestatarios, pero su íntima falacia queda en descubierto cuando el propio
autor, más adelante, nos confiesa que…”mientras escribía el final de este libro
contra la familia atravesé una profunda crisis espiritual y corporal… los que me
acompañaron y atendieron con inmensa solicitud y dedicación durante la peor
parte de esta crisis fueron mi hermano, mi cuñada y sus pequeñas hijas”
Aunque se la niegue, y actualmente esto se cumple de múltiples maneras, a la
familia se la necesita, o se la recrea de un modo u otro.
Así que en la medida en que nuestros pacientes puedan gozar de una familia
relativamente equilibrada menos motivos de resentimiento van a tener.
Por otra parte hay personas que podrían resentirse pero no viven esa triste
experiencia proyectiva del ver a los otros siempre como malos y dignos de
castigo
La Psicoterapia.
Recordamos que todos los procesos mentales derivan de operaciones del
cerebro. Kandel (23) muestra que
-La mente es un rango de funciones llevadas a cabo por el cerebro
16
Los genes y sus productos proteicos son determinantes importantes de los
patrones de
interconexión entre las neuronas y los detalles de su
funcionamiento,
La alteración de los genes no explica por sí misma todas las variaciones de una
enfermedad mental mayor. Factores sociales ejercen acciones modificatorias.
Las alteraciones de la expresión genética inducidas por el aprendizaje dan
lugar a cambios en los patrones de conexión neuronal.
La psicoterapia puede ser efectiva y produce cambios duraderos en la
conducta. Es a través del aprendizaje, que provoca cambios en la expresión
genética, que alteran la fuerza de las conexiones sinápticas y cambios
estructurales que alteran los patrones anatómicos de interconexión entre las
células nerviosas del cerebro (Kandel,1998)
La psicoterapia, vista desde este sustrato, deberá en los pacientes resentidos
estimular el verse a sí mismos en profundidad para entender el por qué de
semejante enojo crónico.
Fue de veras maltratado? Fueron ciertas personas en su vida realmente
malos? Porque si fue así, debe recurrir a la comprensión y al perdón, dentro de
lo que pueda. Solo así mediante un importante trabajo interior, puede hacer
desaparecer un odio y una culpa patológica.
Si fueron realmente buenos, tendrá que estudiar por qué cambió su historia de
manera tan radical.
Si el ha tomado de los malos ejemplos recibidos sus malos hábitos actuales
deberá darse cuenta que él se ha “disfrazado” de un cuidador malo,
transformándose en un como sí actual, pero donde descarga lo que aún no ha
elaborado.
La psicoterapia, siempre, necesita de la intimidad, la confidencialidad, el
respeto por el paciente. Entrar en sí mismo es difícil, por más que sea la
manera de encontrar su propia verdad, por eso se necesita a veces la
asistencia de alguien idóneo, leal, confiable y reservado.
Velasco Suárez (24) Académico de esta Institución muestra que la acción de la
psicoterapia, tiende a operar una rectificación, tanto de la vida afectiva como
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de la cognoscitiva en el sentido de un acatamiento cada vez más perfecto al
orden objetivo de las cosas,
Los fantasmas, las imágenes, las palabras y los conceptos tienen que ser
devueltos a su función representativa de lo real. Las emociones y los
sentimientos, a una correspondencia lo más ajustada posible a ese orden
objetivo.
Y el psicoterapeuta – dice - es el “guardián de la cordura” debe velar para que
el paciente afiance de manera cada vez más profunda la racionalidad de su
corazón y la cordialidad de su razón.
Ayuda así a transformar su “desordre de coeur” en un “ordre de coeur”, de
acuerdo con Landsberg en que “el corazón está conformado al orden del
mundo y no el mundo conformado al capricho del corazón”
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Cuatro ejemplos de personas que ignoraron o superaron el resentimiento.
Henri Baruk
Fino Psiquiatra francés .Director de Charenton.
perseguido por su origen judío, por nazis y personal
del Hospital. Pudo ir revirtiendo esa situación con tiempo,
paciencia y energía. Los enfermos, antes desmoralizados
luego decían: “Ahora hay una justicia justa”
Baruk creyó y propuso el Tsedek, “La justicia-caridad”
Nguyen van Thuan
Obispo de Vietnam.
Cuando asesinan y ejecutan a sus parientes, hecho que
comenzó la destrucción de su familia, Thuan prefirió
cambiar la ira por el amor. En 1975 fue detenido y
encerrado en una cárcel bajo vigilancia y aislamiento. Su
ejemplo ablandó el corazón de sus captores después de
muchos años. El, hablando luego de ellos, los llamo
“mis captores, mis amigos”.
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Dr. Oscar Elías Biscet
Dr Elías Biscet: Joven Medico cubano
Especialista en medicina interna en los
años ochenta se manifiesta contra el
régimen dictatorial cubano, es puesto
en prisión y torturado. En 2003 fue
condenado a prisión.
Declaró su opción por la no violencia
y amar a sus enemigos
Irena Sendler
Humilde mujer polaca. Cuando el Ghetto de
Varsovia, Irena capta los peligros que se cernían
sobre las personas allí encerradas. Decide ir
retirando a los niños ocultos en una canasta que
solía llevar sin despertar sospechas en los guardias
nazis. Cuando descubrieron su acción la detuvieron y
la torturaron.
Al terminar la guerra ella buscó lo que había
enterrado debajo de un árbol: eran los nombres,
direcciones y datos de los niños rescatados, que
había guardado en pequeños recipientes de vidrio.
“El amor vencía al odio”.
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