819-99 SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las nueve horas cincuenta minutos del día catorce de febrero de dos mil. Examinada la demanda de amparo y escrito de prevención presentados por el señor Carlos Salvador Castillo Abarca, esta Sala hace las siguientes consideraciones: I) A fin de dictar una decisión apegada a la normativa constitucional, es menester que se exteriorice el iter lógico de la presente resolución, para dejar evidencia tanto de los fundamentos fácticos, así como de los jurídicos de la misma. Al respecto, se considera adecuado que el análisis de la demanda presentada deba ajustarse al siguiente orden: a) determinar el concepto de agravio y la incidencia de éste en el examen liminar de la pretensión objeto del proceso; y b) establecer en el caso en estudio, los efectos que produce la ausencia de agravio en la configuración eficaz de la pretensión de amparo. Siguiendo el orden de motivaciones propuesto, en el párrafo anterior, toca determinar el concepto de agravio, y la incidencia de éste en la admisibilidad o improcedencia de la pretensión en los procesos de amparo. 1. Al respecto, esta Sala ya se ha pronunciado en numerosas resoluciones en el sentido que el amparo es un proceso que ha sido estructurado para la protección reforzada de los derechos constitucionalmente reconocidos, cuya promoción exige la existencia de un agravio, el cual se constituye por la concurrencia de dos elementos: el material y el jurídico, entendiéndose por el primero, cualquier daño, lesión, afectación o perjuicio que la persona sufra en forma personal y directa en su esfera jurídica; y el segundo -el elemento jurídicoexige que el daño sea causado o producido en ocasión o mediante la violación de los derechos constitucionales. En cuanto al ámbito temporal del agravio, este puede bifurcarse en dos tipos: actual y futuro. A su vez, el segundo puede ser -de manera ilustrativa y no taxativa-: a) de futuro remoto, en el cual se relacionan aquellos hechos inciertos, eventuales, cuya producción es indeterminable; y b) de futuro inminente, en el cual se aluden hechos próximos a ejecutarse, y que se pueden verificar en un futuro inmediato. Respecto del tipo de agravio de futuro remoto, es pertinente advertir, que éste no se enmarca dentro del ámbito de protección del amparo, ya que su fundamentación se encuentra conformada por hechos inciertos, eventuales, y cuya producción -si llegara a ocurrir- caería dentro del área de lo incierto y sus efectos serían totalmente aproximados, ya que no posee ningún tipo de conexión íntima, ni sólida con el presente. En cuanto al tipo de agravio de futuro inminente, es necesario aclarar que, la alegación y demostración del peligro inminente de daño corre a cargo del promotor del amparo, teniendo que demostrar la inminencia de forma tal que haga a este Tribunal a considerar ilusoria una reparación ulterior y por ende prevenir toda lesión que, aunque no sea actual, sea deducible del agravio; caso contrario cuando el actor no demuestre la inmediatez del daño a configurarse por el acto lesivo, la pretensión se tendría que rechazar in limine litis, al deducirse que se trata de una mera probabilidad y no de una certeza fundada de agravio, y es que, ante la falta de inminencia en el agravio, el planteamiento de la pretensión sería conjetural e indeterminado. 2. Respecto a los efectos del agravio, puede afirmarse que cuando el interés sea concreto, éste deberá ser real, personal y directo, lo que implica que quien promueva un proceso de amparo, debe alegar la titularidad del derecho subjetivo que estima violado, ya que necesariamente tiene que haber sufrido en forma directa y personal los efectos del acto de autoridad contra el cual reclama. II) Teniendo presentes las apreciaciones técnico jurídicas expuestas en los acápites que anteceden, es preciso establecer los efectos que produce la ausencia de agravio en la configuración eficaz de la pretensión del presente proceso de amparo. De lo expuesto por la parte actora en la demanda se advierte, que el acto que le causa el supuesto agravio en resumen es la supuesta asignación de nuevas funciones ordenadas por la Directora Departamental de la Zona Centro de San Salvador, del Ministerio de Salud, las cuales en realidad significa una rebaja de categoría arbitraria, puesto que de Jefe de Servicios Generales, fue asignado como Cardista, o Auxiliar de Almacén, violentándole con dicha actuación su derecho a la defensa, a un debido proceso, así como a la seguridad jurídica, por no haber realizado trámite, ni proceso alguno para realizar tal cambio, no obstante encontrarse nombrado por Ley de Salario. Continúa manifestando el actor, que la nueva asignación realizada por la autoridad demandada, la cual considera realmente como una rebaja de categoría se dio en vista de que su persona no daba garantía de acierto en las funciones que desempeñaba con anterioridad, lo cual la autoridad nunca ha comprobado en los tribunales correspondientes, privándole por tanto de su anterior cargo sin haber sido oído y vencido en juicio con arreglo a las leyes. Por otra parte, expresa el quejoso que el temor que posee como principal afectado, es que el artículo 111 de las Disposiciones Generales del Presupuesto, manifiesta que la Corte de Cuentas rechazará la legalización o pago de sueldos a favor de personas que desempeñen funciones distintas de las que señala la plaza para la cual han sido nombrados, y siendo que a él no se le ha cambiado o rebajado su nombramiento, ni su salario, podría ser condenado al reintegro del sueldo recibido en tales condiciones, al desempeñar funciones de Cardista y encontrarse nombrado como Jefe de Servicios Generales de la Dirección Departamental de la Zona Centro de San Salvador. Al respecto, si bien se infiere claramente que existe un acto de autoridad, este no se puede relacionar directamente con la violación a los derechos constitucionales alegados por la parte actora; y es que, si bien es cierto que la autoridad demandada ordenó el cambio de sus funciones, ello no significa o confirma que existe un desmedro en su esfera jurídica laboral tal como el actor lo afirma en su demanda, y por ende que exista violación a derecho constitucional; mucho menos confirma que pueda ser condenado a reintegrar todo el salario percibido como Jefe de Servicios Generales, en sus funciones de Cardista, ya que nada indica hasta el momento que exista resolución alguna que lo ordene, sino que todo el aspecto fáctico de la demanda lo fundamenta relacionando una serie de inconformidades con las nuevas funciones que le han sido asignadas por la autoridad demandada. De lo expuesto en el párrafo que antecede, se deduce que de toda la argumentación vertida por la parte actora no se puede inferir hasta el momento que exista algún peligro inminente que pudiera afectar la esfera jurídica del quejoso, sino que se trata de una mera probabilidad, sin que exista una certeza fundada de agravio. Y es que, como se dijo anteriormente, ante la falta de inminencia en el agravio, el planteamiento de la pretensión sería conjetural; en otras palabras, la configuración de la pretensión expuesta por la parte demandante denota un agravio de futuro remoto, dejando por tanto en total indeterminación el elemento material del agravio.; y siendo el agravio uno de los factores que determinan la procedencia de la pretensión de amparo, y que en el presente caso, la pretensión no cumple con dicho presupuesto, la misma deberá rechazarse liminarmente. Por todas las razones anteriormente expuestas, esta Sala resuelve: Declárase improcedente la demanda planteada por el señor Carlos Salvador Castillo Abarca.---J. E. TENORIO--HERNANDEZ VALIENTE---MARIO SOLANO---O. BAÑOS---E. ARGUMEDO.--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---A. E. CADER CAMILOT---RUBRICADAS.