LA SUBLEVACIÓN E INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS INGLESAS A lo largo del siglo XVIII, las tensiones entre las trece colonias inglesas de la costa este de Norteamérica y las autoridades de la metrópoli no dejaron de crecer. Las razones había que buscarlas en el aumento del número de impuestos y en la nula representación de los colonos en el Parlamento británico. A partir de 1764, las autoridades británicas impusieron, sin consultar con los colonos, nuevos tributos. Estas nuevas cargas no fueron aceptadas por la población, dando lugar a diversos actos de protesta. El más importante, conocido como el “motín del té”, se produjo en diciembre de 1773 en Boston. Un grupo de jóvenes colonos, disfrazados de “pieles rojas”, asaltó varios buques del puerto, arrojó al mar su cargamento de té y promovió manifestaciones callejeras en la ciudad. Las autoridades británicas reprimieron los actos con dureza y limitaron las libertades, provocando la indignación de las colonias y sentando las bases de la futura guerra de independencia. La guerra se prolongó durante varios años (1775-1783), lo que obligó a los rebeldes a improvisar un ejército de voluntarios cuyo mando tomó George Washington. En plena contienda, representantes de las trece colonias reunidos en Filadelfia el 4 de julio de 1776, aprobaron la Declaración de Independencia. Tras su derrota en Yorktown (1781), Gran Bretaña tuvo que reconocer esta Declaración en la Paz de Versalles (1783). Habían nacido los Estados Unidos de América.