Cuní adicción (Lunes 6 de septiembre, diario El Mundo, Edición Catalunya) El verano abre la percepción personal del observador a la realidad, a extramuros del claustro individual en el que se asientan las imágenes a través de la solidaridad del yo. Con el verano los ojos desbordan esa muralla interior, atinan las cosas en una real dimensión de luz o de sombras. Todo cambia en la aprehensión, aún siendo todo igual, si bien se ha salido de la caverna platónica y lo percibido queda en su justa medida. Por eso uno ve que el país no va; que el temor a la crisis es un hecho más hondo de lo que manifiestan las encuestas; que el gobierno de Madrid sigue siendo un desastre; que Zapatero es ya un estorbo en la consideración general; que Catalunya está en caída libre con la ineptitud del Tripartito; que no se atisba una alternativa sólida y reconocible ni en Madrid, ni en Barcelona; que Artur Mas desconcierta con su neo-radicalismo nacionalista y su precipitado “dret a decidir”, porque en ello no está el nexo de la situación (trabajo, crisis, paro, insuficiencia financiera, corrupción política, escándalos de gestión, caída presupuestaria, fiscalidad onerosa, etc., etc.);que ERC ha sido un terrible lastre para empeorar las cosas en Catalunya y romper su imagen de ejemplaridad pretérita...A decir verdad, el escandaloso divorcio entre los políticos y la sociedad se ha consumado. Pocos ya creen en ellos, y son muchos los que opinan que no acudirán a las urnas: “que s’ho facin ells”. Tremendo. He gozado de tiempo para escuchar y pensar. Unos días de holganza estival por la Franja y por el Matarranya y sus pinares infinitos me han dotado de serenidad y finura perceptiva hasta volverme el alma gris de tanta preocupación ajena. Nunca di con semejante pesimismo entre las gentes. “¡Hagan algo quienes tienen acceso a los medios de comunicación!” decíanme. “¡Peguen más duro a estos políticos inútiles y tramposos!” repetían. “No tengan miedo, sean mucho más valientes” insistían. Un clamor inusual, fruto de la tremenda decepción y del desconcierto. El problema es ya de raíz: “¿Quiénes son estos tíos que nos representan? Nadie, nadie”, me repetían. Una experiencia para mí desconocida. No menos de diez personas al día me reconocían y me abordaban en la calle, en los bares, en la farmacia, en los restaurantes, en los hoteles....Decididamente Els Matins de TV3 y Josep Cuní se han convertido en el refugio de la conciencia colectiva. La gente los sigue con profunda fe, confiabilidad. Ha transferido a este programa la respetabilidad que se ha fugado de los políticos y de sus partidos... Morella, Fuentespalda, Beseit, Penyarroya de Tastavins, Valderrobles, La Fresneda, Arnes, Calaceite, Batea, Horta de Sant Joan...toda la “franja”, el Matarranya, Els Ports de Morella han sido como una catenaria insistente en idéntico mensaje. Definitivamente TV3 y Josep Cuní son la referencia que alivia la orfandad del real debate político que subsiste en la sociedad desamparada -huérfana diríase- de la clase política, de su soberana incompetencia. Me reconozco asombrado por este plebiscito a pie de calle. La adicción “cuniniana” de las gentes se subraya más aún en aquellos lugares donde la estulticia de los gobernantes ha privado a los pueblos de la señal de TV3. es el caso dels Ports de Morella, cuyos repetidores han sido desconectados por la Generalitat Valenciana en un demencial intento de poner vallas al campo o a las ondas. En estos pagos la “cunimanía” está en la calle. Nadie que me haya abordado ha dejado de reiterar su indignada queja. ¿Qué le sucede a la política que ha abandonado al pueblo en el ejercicio de su representación? ¿Estos políticos tratarán también en su escalada divorcista de “matar al mensajero”? Hoy más que nunca los comunicadores, los tertulianos independientes, son vistos por el hombre común como sus portavoces. La independencia es un valor al alza en la medida en que los partidos políticos han perdido el rumbo. Muy preocupante. Manuel Milián Mestre Morella, 3 de agosto de 2010