Multitareas y atención dividida. ¿Hacer varias cosas al mismo tiempo? Prof. Bartolomé Yankovic Nola, mayo, 2013 Mafalda, por Quino. Imagen: www.tumbir.com La atención dividida no es novedad; hoy por hoy nos vemos en la obligación de hacer más de una cosa el mismo tiempo, a pensar en más de un asunto… pero los factores de distracción imponen gran dificultad para concentrarnos y mantener la atención. Todo esto se vincula con los diversos papeles que desempeñamos en la vida corriente. Este proceso también es fomentado por los medios, principalmente por la TV: vemos un programa, saltamos a otro, tratamos de evitar la franja comercial, la información majadera sobre violaciones y asaltos; sobre personas que pesan 300 kilos, los destrozos provocados por una barra brava, etc. Los presentadores nos alertan: no se vaya… espérenos… ya volvemos… En casa, de repente alguien nos interrumpe: un compañero nos llama por celular y nos recuerda la urgencia de llevar el informe a la reunión de mañana; nuestros hijos quieren que los ayudemos en una tarea, etcétera. Así, las exigencias planteadas al cerebro son enormes y parecen ir en aumento: el medio exige repartir la atención y hacer varias cosas al mismo tiempo. Además, la sociedad nos imponen eficiencia: hacer bien las cosas, mantenernos en alerta permanente, cumplir las metas: lo que tengas que hacer, nos dicen, ¡hazlo rápido! Se configura entonces una sociedad donde no hay tiempo para escuchar. Nos dicen: vaya al fondo del problema, no lateralice: sintetice, vaya al grano, etc. La vida parece ir mucho más rápido de lo que deseamos. Y por si fuera poco, debemos estar preparados para competir. {Mafalda ya lo había dicho: ¡Paren el mundo que me quiero bajar} En este entorno trepidante han crecido los adolescentes de hoy, capaces de funcionar con razonable eficacia bajo condiciones de distracción. Entonces la 1 hiperactividad y la impulsividad ya se empiezan a considerar comunes y corrientes. Sin embargo es bueno recordar que la rapidez y la exactitud para el cerebro muchas veces son exigencias contradictorias, porque el cerebro tiene limitaciones. Consecuencias de las multitareas Pero el afán por las multitareas tiene un precio; debemos pagar un peaje: el TDA, trastorno de déficit atencional, y el TDAH (con hiperactividad), van en aumento. Estos trastornos afectan el control motor, la impulsividad, la atención y la organización mental. Además, cuando se afirma que el TDA infantil tiende a desaparecer con la edad ya no hay seguridad de que así sea: hay quienes piensan que este síndrome continuará en la vida adulta, pero con otras manifestaciones. Por ejemplo, sensación de no haber conseguido todo lo que uno se propuso en la vida, dificultad para organizarse, tendencia a dejar cosas para el día siguiente, asumir demasiados proyectos en marcha al mismo tiempo; buscar estímulos fuertes, manifestar escasa tolerancia al tiempo libre, la quietud y el ocio; impaciencia, distracción frecuente, sensación de inseguridad e inestabilidad emocional… Caminar y mascar chicle También escuchamos el cuento de la persona “inteligente”… capaz de caminar y mascar chicle al mismo tiempo (o caminar y cantar). Está claro: eso es posible porque estas actividades “ocupan” partes distintas del cerebro. Conducir un vehículo y hablar por teléfono al mismo tiempo es posible, pero aumentan las posibilidades de accidentes porque disminuye la eficiencia de nuestro cerebro: la conducción se mecaniza pero requiere atención… Se puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo (o caminar y cantar), sin que ello denote cualidades intelectuales de nivel superior. Pero cuando de pensar se trata, ¡no es posible pensar en dos cosas distintas al mismo tiempo! Comportamiento solidario ¿Cómo manejar las multitareas? Hay que organizarse y hacer bien las cosas, una por una. La mujer dueña de casa, que además trabaja afuera, está metida de lleno en las multitareas… aunque los varones tampoco se escapan. Las multitareas tienen un costo: algunas cosas salen decididamente mal; se cometen errores, se vive en apuro permanente, el ambiente hogareño se deteriora y los nervios están a flor de piel… Tienen razón los niños cuando piden que los papás lleguen más temprano a casa, que no peleen tanto y que tengan tiempo para ellos. 2 ¿Qué hacer? Las multitareas son un mal signo de la modernidad… Ya son parte de nuestra vida, pero ¡todos podemos ayudar para que la vida sea más placentera! Algunas soluciones: • • • • • Lo mejor es organizarse: grandes y pequeños, deben asumir diferentes tareas y ayudar para que no todo recaiga en la dueña de casa; Hay que acostumbrarse al orden y los niños deben sentirse responsables, sin agobiarlos con tareas o trabajos que no pueden hacer; El varón de la casa, aún si es proveedor principal debe ponerse las pilas y constituirse en el brazo derecho de su pareja; En este esquema, todos aprenderán a compartir y sentirán el agrado de ayudar… se dispondrá más tiempo para conversar y disfrutar de las cosas simples de la vida, incluido el silencio… De paso, si la TV deja de ser el centro de la vida hogareña, la familia habrá dado un paso gigantesco: mejorará notoriamente la comunicación y sus miembros se conocerán mejor. Así… sobre todo las mujeres, podrán sentirse más “descargadas” y no necesitarán decir, “no me puedo enfermar porque si eso ocurre… esta casa no funciona” 3