Texto del discurso con el que el presidente de EEUU, George W. Bush, dio al líder iraquí, Sadam Husein, un plazo de 48 horas para que abandone el poder y evite una guerra. Conciudadanos, los acontecimientos en Irak han llegado a los dias finales de una decisión. Por más de una década, Estados Unidos y otr as naciones han llevado a cabo pacientes y honorables esfuerz os por desarmar al régimen iraquí sin necesidad de una nueva guerra. Ese régimen se comprometió a declarar y destruir todas sus armas de destrucción masiva, como una condición para poner fin a la Guerra del Golfo en 1991. Desde entonces, el mundo ha visto pasar 12 años de diplomacia. Hemos aprobado más de una docena de resoluciones en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Hemos enviado cientos de inspectores para supervisar el desarme de Irak. Nuestr a buena fé no ha sido recompensada. El régimen iraquí ha usado la diplomacia como excusa para ganar tiempo y v entajas. Ha desafiado todas y cada una de las resoluciones del Consejo de Seguridad que le exigieron completo desarme. A lo largo de estos años, los inspectores de la ONU han sido amenazados por funcionarios ir aquíes, espiados electrónicamente, y engañados sistemáticamente. Los esfuerzos pacíficos para desarmar al régimen de Irak han fallado una y otra vez, porque no estamos lidiando con hombres pacíficos. Información de inteligencia obtenida por nuestro y otros gobiernos no deja dudas de que el régimen de Ir ak continúa poseyendo y ocultando algunas de las armas más letales jamás concebidas. Este régimen ha usado ya armas de destrucción masiv a contra los vecinos de Irak y contra el propio pueblo iraquí. El régimen tiene una historia de agresión en el Medio Oriente. Tiene un odio profundo a Estados Unidos y a nuestros amigos, y ha ayudado, entrenado y amparado terroristas, incluyendo operativos de Al Qaida. El peligro es claro: usando armas químicas, biológicas, o algún día nucleares, obtenidas con la ayuda de Irak, los terroristas pueden satisfacer sus declaradas ambiciones y matar miles o cientos de personas inocentes en nuestro país o en cualquier otro. Los Estados Unidos y otras naciones no hicieron nada par a merecer o provocar esta amenaza, pero haremos todo lo posible para derrotarla. En vez de seguir derivando hacia la tragedia, pondremos un rumbo hacia la seguridad. Antes de que un día de horror ocurra, antes de que sea demasiado tarde para actuar, este peligro será eliminado. Estados Unidos tiene la autoridad soberana de usar la fuerza para asegurar su propia seguridad nacional. Ese deber recae sobre mí como comandante en jefe, por el juramento que presté, por el juramento que cumpliré. Reconociendo la amenaza a nuestro país, el Congreso de Estados Unidos aprobó por abrumadora mayoría el año pasado respaldar el uso de la fuerza contr a Irak. Estados Unidos tratón de trabajar con las Naciones Unidas para lidiar con esta amenaza, porque queríamos resolver el asunto pacíficamente. Nosotros creemos en la misión de las Naciones Unidas. Una razón par a fundar las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial fue confrontar a los dictadores agresivos activamente y a tiempo, antes de que pudieran atacar a los inocentes y destruir la paz. En el caso de Irak, el Consejo de Seguridad actuó al principio de los años 90. Bajo las resoluciones 678 y 687, todavía en efecto , Estados Unidos y sus aliados están autorizados a usar la fuerza para remover las armas de destrucción masiva en poder de Irak. Esta no es una cuestión de autoridad, es una cuestión de voluntad. En septiembre pasado, fui a la Asamblea General de Naciones Unidas y urgí a las naciones del mundo a unirse para poner fin a este peligro. El 8 de Noviembre, el Consejo de Seguridad aprobó unánimemente la resolución 1441, que encontró a Irak en violación material de sus obligaciones y prometió serias consecuencias si Irak no se desarmaba completamente y de inmediato. Hoy, ninguna nación puede afirmar que Irak se ha desarmado . Y no se desarmará, mientras Saddam Hussein siga en el poder. Por los pasados cuatro meses y medio, Estados Unidos y nuestros aliados hemos trabajado en el marco del Consejo de Seguridad para hacer cumplir las resoluciones de larga data del Consejo de Seguridad. Sin embargo, algunos miembros permanentes del Consejo han anunciado públicamente que vetarán toda resolución que exija el desarme de Irak. Esos gobiernos comparten nuestra evaluación del peligro, pero no nuestra resolución de hacerle frente. Muchas naciones, sin embargo, tienen la resolución y la fortaleza para actuar contra esta amenaza a la paz, y una amplia coalición está formándose para hacer cumplir las justas demandas del mundo. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no ha cumplido con sus responsabilidad, de modo que nosotros haremos frente a las nuestras. En días recientes, algunos gobiernos del Medio Oriente han estado haciendo su parte. Ellos han entregado mensajes privados y públicos urgiendo al dictador que salga de Irak, para que el desarme pueda proceder pacíficamente. Hasta el momento , él se ha rehusado. Todas las décadas de engaños y crueldades han llegado ahora a su fin. Saddam Hussein y sus hijos deben abandoanr Irak dentro de 48 hor as. Su negativa a hacerlo resultará en un conflicto militar, que comenzará en un momento que nosotros escogeremos. Por su propia seguridad, todos los extranjeros, incluy endo periodistas e inspectores, deben salir de Irak inmediatamente. Muchos ir aquíes me pueden oír esta noche, en una transmisión de radio traducida, y yo tengo un mensaje par a ellos: si nosotros debemos iniciar una campaña militar, ella será dirigida contra los hombres sin ley que rigen vuestro país, y no contra ustedes. Cuando nuestra coalición asuma el poder, les llevaremos los alimentos y medicinas que ustedes necesitan. Nosotros destruiremos el apar ato de terror, y los ayudaremos a construir un nuevo Irak que será próspero y libre. En un Irak libre, no habrá más guerras de agresión contra sus vecinos, no más fábricas de v enenos, no más ejecución de disidentes, no más cámaras de torturas y violaciones. El tirano pronto se habrá marchado. El día de su liberación se acerca. Es demasiado tarde para que Saddam Hussein retenga el poder. No es demasiado tarde para que los militares de Irak actúen con honor y protejan su país, permitiendo la entrada pacífica de las fuerzas de la coalición para eliminar las armas de destrucción masiv a. Nuestras fuerzas darán a las unidades militares iraquíes instrucciones claras sobre acciones que pueden tomar para evitar ser atacadas y destruídas. Yo insto a todos los miembros de los servicios militares y de inteligencia iraquíes: si llega la guerra, no peleen por un régimen que está muriendo, que no merece el sacrificio de vuestras vidas. Y todo el personal militar y civil iraquí debe escuchar cuidadosamente esta adv ertencia: en cualquier conflicto, su destino dependerá de sus acciones. No destruyan los poz os de petróleo, una fuente de riqueza que pertenece al pueblo ir aquí. No obedezcan ninguna orden de usar armas de destrucción masiva contra nadie, incluyendo el pueblo iraquí. Los crímenes de guerra serán enjuiciados, criminales de guerra serán castigados, y no v aldrá ninguna defensa con el pretexto de que estaban "solamente siguiendo órdenes". En caso de que Saddam Hussein escoja la confrontación, el pueblo de Estados Unidos debe saber que se han tomado todas las medidas para evitar la guerra, y que se tomarán todas las medidas para ganarla. Los estadounidenses entienden los costos de un conflicto , porque hemos pagado por ellos en el pasado. En la guerra no hay certezas, excepto la certeza del sacrificio. Pero la única forma de reducir la penuria y dur ación de la guerra es aplicar todo el poder de nuestras fuerzas armadas, y estamos preparados para hacerlo . Si Saddam Hussein tr ata de aferrarse al poder, seguirá siendo un enemigo mortal hasta el fin. En desesperación, él y grupos terroristas podrían tratar de lanzar oper aciones terroristas contra el pueblo estadounidense y nuestros amigos. Esos ataques no son inevitables, pero sin embargo son posibles. Y ese mero hecho subraya la razón por la cual no podemos vivir bajo la amenaza del chantaje. La amenaza terrorista contra Estados Unidos y el mundo disminuirá en el momento en que Saddam Hussein sea desarmado. Nuestro gobierno está en alerta reforzada contr a esos peligros. Así como nos preparamos para asegurar la victoria en Ir ak, estamos tomando acciones para proteger nuestra patria. En los últimos días hemos expulsado del país a ciertos individuos que tenían lazos con los servicios de inteligencia iraquíes. Entre otras medidas, he ordenado seguridad adicional en nuestros aeropuertos y aumentado el patrullaje de Guardacostas cerca de nuestros may ores puertos. El departamento de Seguridad Interior está trabajando estrechamente con los gobernadores de los estados para aumentar la seguridad armada en instalaciones cla ves a lo largo y ancho de Estados Unidos. Si los enemigos atacan nuestro país, estarían tr atando de desviar nuestra atención con pánico y debilitar nuestra moral con miedo. En eso, ellos fracasarían. Ningún acto suyo puede alterar el curso o debilitar la resolución de este país. Nosotros somos un pueblo pacífico, pero no un pueblo frágil. Y no seremos intimidados por matones y asesinos. Si nuestros enemigos se atreven a atacarnos, ellos y todos los que los hayan ayudado encararán graves consecuencias. Estamos actuando ahora porque los riesgos de la inacción serían mucho may ores. En un año, o cinco años, el poder de Irak de causar daño sobre las naciones libres se multiplicaría muchas veces. Con esas capacidades, Saddam Hussein y sus aliados terroristas podrían escoger el momento de un conflicto cuando sean más fuertes. Nosotros escogimos enfrentar esa amenaza ahora y donde está, antes de que pueda aparecer de repente en nuestro cielo y nuestr as ciudades. La causa de la paz requiere que todas las naciones libres reconozcan nuevas e innegables realidades. En el siglo 20, algunos escogieron tratar de apaciguar a dictadores asesinos, y permitieron que sus amenazas se con virtieran en genocidios y guerras globales. En este siglo, cuando hombres malvados planeen terror químico , biológico o nuclear, una política de apaciguamiento podría traer destrucción de una clase nunca vista antes sobre esta tierra. Terroristas y estados terroristas no revelan estas amenazas con tiempo en declaraciones formales. Y responder a tales enemigos sólo después de que ellos hay an golpeado primero no es autodefensa, es suicidio. La seguridad del mundo requiere desarmar a Saddam Hussein ahora. Al hacer cumplir las justas demandas del mundo, haremos honor también a los compromisos más profundos de nuestro país. Al contrario de Saddam Hussein, nosotros creemos que el pueblo iraquí merece y es capaz de libertad humana, y cuando el dictador hay a partido, ellos pueden sentar un ejemplo para todo el Medio Oriente de una nación vital, pacífica y auto suficiente. Los Estados Unidos, junto a otros países, trabajaremos para promov er la libertad y la paz en esa región. Nuestra meta no podrá lograrse de la noche a la mañana, pero puede lograrse con el tiempo. El poder y el llamado de la libertad se siente en todas las vidas y en todas las tierras, y el may or poder de la libertad es superar el odio y la violencia, y dirigir las habilidades de hombres y mujeres a la búsqueda de la paz. Ese es el futuro que nosotros escogimos. Las naciones libres tenemos un deber de defender a nuestros pueblos, uniéndonos contra los violentos, y esta noche, como lo hemos hecho antes, Estados Unidos acepta esa responsabilidad. Buenas noches, y que Dios continúe bendiciendo a Estados Unidos.