Pág. 12 ARTE-PINTURA EL ARTE DE LA PINTURA EL IMPRESIONISMO (4) Andrés A. Peralta López (sitoperalta@hotmail.com) Aunque parisino de nacimiento (París 1840), Oscar Claude Monet pasó su infancia y gran parte de su juventud en la ciudad portuaria de El Havre. Ya desde los primeros años de la adolescencia mostró sus dotes para el dibujo, realizando unas excelentes caricaturas que causan admiración en sus profesores, algunos de los cuales le instan a que se forme y perfeccione recibiendo clases con maestros pintores. Lo necesaria que le era tal formación y lo mucho que le debió lo reconoció el propio pintor cuando en una carta a un amigo escribía, “...finalmente, mis ojos se abrieron y entendí de verdad la naturaleza; al mismo tiempo que aprendía a amarla…” Los comienzos fueron, ciertamente, difíciles puesto que tras una fortísima discusión con su padre, este le retiró la asignación monetaria gracia a la que podía vivir y seguir sus estudios en París quedando, por tanto, en una situación económica desesperada. Llegó a tal extremo que, en una ocasión, tuvo que dejar sus lienzos como garantía del pago del alquiler de la vivienda. Su íntimo amigo, el también pintor impresionista Bazille le ayudó en numerosas ocasiones pagando el estudio en el que durante una temporada ambos pintaron juntos o comprándole cuadros cuando aún no conseguía vender sus obras. Uno de los cuadros que le adquirió fue el titulado Mujeres en el jardín (Museo d´Orsay), lienzo de gran tamaño que había realizado en su totalidad al aire libre, y que representa a cuatro mujeres en un jardín. La obra está ejecutada con evidentes señas impresionistas; destacando el conseguido efecto de los matizados claroscuros de las sombras del jardín. Monet que sentía un especial afecto por este cuadro se lo recompró a Bazille en cuanto su economía comenzó a gozar de mejor salud. A esta primera época también corresponde el magnífico retrato realizado a su modelo y primera esposa Camille Doncieux. Este cuadro al que denominó Camille con vestido verde (Bremen Kunsthalle) fue admitido al Salón de 1866 y arrancó los más encendidos elogios de Emile Zola, famoso literato amante de la pintura y crítico. La erguida y distinguida figura de Camille es captada en una posición muy alejada de los convencionalismo habituales; la esposa del pintor se aleja de espaldas al espectador quien solo puede entrever parte de su hermoso rostro que gira con naturalidad para arreglarse el tocado. Al famoso autor de Germinal corresponde el siguiente comentario sobre esta pintura: “…nos hallamos ante alguien que es más que realista, alguien que sabe interpretar cada detalle con delicadeza y con fuerza pero sin caer en el tedio. Mirad el vestido, lo suave y lo sólido que es; se arrastra dulcemente, está vivo, confiesa a viva voz quien es esta mujer. No es un simple vestido de muñeca, no uno de esos vestidos de muselina que se llevan en los sueños; esta es seda pura…” ARTE-PINTURA Pág 13 El primer cuadro que realiza Monet, ya en 1869, de t é c n i c a decididamente impresionista es La Grenouillère (Metropolitan Museum, New York), cuyo tema consiste en una vista de un embarcadero del Sena a su paso por dicho lugar. Monet y Renoir pintaron simultáneamente el mismo motivo. La comparación entre ambas obras la podréis hacer contemplando las reproducciones de las mismas que acompañan a estas líneas. Como estamos centrados en Monet, diremos que en su versión destacan las pinceladas rápidas y cortas con colores netos en su mayoría, una composición muy cuidada y un dibujo natural y realista pese a la inexistencia de perfiles y detalles. Todo ello, evidentemente, se configura dentro del más sincero impresionismo en el que el pintor irá, a lo largo de su vida, profundizando en una continua evolución perfeccionista que le ha llevado a ser considerado como el más (¿y mejor?) pintor impresionista. Una de las obras del pintor fue, como ya hemos comentado en un capítulo anterior, la que sugirió el nombre al nuevo movimiento pictórico, esta pintura a la la que Monet tituló como Impresión amanecer fue colgada en la exposición realizada en 1874 en la Sociedad de pintores, escultores y grabadores. Este título dio pié a que un popular crítico de arte denominara impresionismo a este movimiento, denominación que tuvo el favor general y con el que, finalmente, ha pasado a la história de la pintura. La infatigable labor pictórica de Monet ya definitivamente admitida y admirada por el público le permitió vivir acomodadamente, pudiendo adquirir una hermosa propiedad en Giverny,- localidad situada en la Alta Normandía- que contaba con un hermoso jardín que el pintor reprodujo en infinidad de lienzos, sin dejar rincón sin representar. A esta época corresponden sus famosas pinturas de nenúfares y las múltiples representaciones del Puente Japonés. Monet fue un pintor muy prolífico, pintaba de manera infatigable, de lo que nos puede dar idea que solo de la Catedral de Rouen realizó más de cuarenta versiones. Conforme va avanzando en su realización como pintor, Monet se va afianzando en una manera cada vez más personal de interpretar los modelos; su forma de pintar progresa aceleradamente hacia maneras muy libres de expresión que le llevan a alejarse de la representación fidedigna del tema, al cual utiliza como mero vehículo para plasmar sobre el lienzo sus particulares ideas plásticas. Ya en sus últimos años y siempre pintando a plein air,produjo las maravillosas vistas de su querido jardín de Giverny donde, ya casi ciego y hasta el final de su vida (1926) continuó pintando apasionadamente sus queridos nenúfares.