xxxx Rev. Arg. Anest (2000), 58, 4: 193 Editorial Presente y futuro de los nuevos procedimientos anestésicos En los últimos veinte años se ha avanzado significativamente en el desarrollo de nuevas técnicas en anestesiología, para brindar al paciente mayor seguridad durante el intraoperatorio y mayor confort postoperatorio. Los nuevos procedimientos consisten, principalmente, en el mejor dominio del dolor postoperatorio y en el logro de la deambulación precoz y del alta del hospital en la mayor brevedad de tiempo posible. Las indicaciones para usar el hospital de día se han constituido en un método casi de rutina para un gran número de intervenciones quirúrgicas. Para ello se han lanzado al mercado nuevas drogas, de eliminación y/o destrucción rápida dentro del organismo; las bombas de infusión van reemplazando los antiguos goteos por su mayor precisión, llegándose a calcular con una envidiable aproximación el momento en el cual el paciente recobrará su lucidez y sus funciones luego de la anestesia. Finalmente, se han relanzado los procedimientos combinados (anestesia regional + anestesia general), mediante los cuales se pretende disminuir las dosis de drogas, con mayor efectividad y beneficio para el paciente al poder usar, además, el catéter peridural para el alivio y el tratamiento del dolor postoperatorio. En el libro Aracnoiditis: La epidemia silenciosa del Dr. J. Antonio Aldrete, cuyo comentario bibliográfico se puede encontrar en este número, se citan las numerosas causas por las cuales se puede desarrollar esa severa enfermedad. Muchas de ellas están relacionadas con la anestesiología: infecciones, sangre en el espacio intratecal por el uso de medicaciones que afectan la coagulación: agentes no esteroidales, drogas con efectos fibrinolíticos o trombolíticos, heparina y heparinoides, anticoagulantes orales, parches de sangre epidurales1, anestesia espinal o epidural, vasoconstrictores agregados a la solución anestésica, traumatismo por punción, microtraumatismos por el avance del catéter, etc. La larga lista de posibles causas de aracnoiditis, con una incidencia apreciable (1/40005000 punciones causaron lesiones traumáticas), a las que deben agregarse otros factores concentraciones altas de AL, exposición prolongada a los AL2, etc., nos obligan a reflexionar sobre el uso de estos procedimientos y su implicancia en la práctica diaria de la anestesiología. Si bien es cierto que ante el elevado número de anestesias regionales, ya sean raquídeas o peridurales, con o sin catéter, la cantidad de complicaciones resulta ínfima, no es menos cierto que cada persona portadora de esta terrible secuela se transforma en un inválido que, de allí en más, será presa de dolores, parálisis, trastornos neurovegetativos, etc., que transformarán su vida en un calvario. Algunas de esas causas pueden evitarse mediante el mejoramiento de la técnica y controles más rigurosos en la selección de pacientes que permitan excluir a los portadores de determinadas patologías previas (como, por ejemplo, la diabetes), lo que disminuirá tal vez los incidentes, pero también limitará el número de enfermos sometidos a esas técnicas. Una vez más debería privar la cordura, efectuándose una rigurosa selección de pacientes, midiéndose con todo rigor el costo-beneficio que puede obtenerse mediante la aplicación de técnicas regionales, y reservándolas para los casos de operaciones muy extensas, dolorosas y en las cuales su uso proveerá reales ventajas en el perioperatorio. Al mismo tiempo, es necesario efectuar una investigación estadística a nivel nacional a fin de determinar la cantidad de aracnoiditis que se registran y cuáles son las relaciones causa-efecto entre ellas y los procedimientos, anestesiológicos o no, previos. En tanto las aracnoiditis se presenten alejadas de la probable causa, será muy difícil establecer una relación entre ambas. Este breve panorama no pretende ser negativo en cuanto al uso de los nuevos procedimientos, simplemente quiere ser un toque de atención para limitar sus indicaciones ajustándolas a una necesidad en la cual el beneficio obtenido supera ampliamente los costos que puedan derivar de su uso. Dr. Rodolfo Friedolin Jaschek 1 2 Aldrete JA. Aracnoiditis. Rev. Arg. Anest. (1999); 57, 5: 321-328. Wikinski JA. El síndrome de la cola de caballo asociado con anestesia regional subaracnoidea. Rev. Arg. Anest. (1997); 55, 5: 3 17-324. Revista Argentina de Anestesiología 2000 | 193