Las técnicas de la exposición Hay muchas maneras de explicar las cosas. Si te preguntaran qué es un coquí, podrías responder empleando uno entre varios métodos, a saber: • Definiendo la palabra coquí científicamente, como aparece en un diccionario • Describiendo detalladamente al animalito: su forma, su color, hábitos • Comparando al coquí con la rana, que es más conocida, para que el lector(a) se forje una imagen del primero por sus semejanzas y diferencias en relación con la segunda Seguramente, hallarás, incluso, otras posibilidades para este mismo caso. A continuación, examina las técnicas o métodos de exposición que se usan más frecuentemente: 1. Definición La palabra definición viene de las palabras latinas “de” (relacionado con) y “finis” (límite). Se refiere a dar una explicación de una palabra o de un concepto. No podemos confundir una definición con un sinónimo. Si, por ejemplo, defines pereza como holgazanería, no estás explicando el concepto en sí, sino dándole otro nombre. Para definir lo que es pereza deberías decir algo así: “vicio que nos aleja del trabajo, del esfuerzo”. Trata de evitar dos errores comunes: definiciones muy pobres o demasiado amplias. Determina qué tipo de definición satisface mejor tu interés de acuerdo con la función que tendrá en tu texto. 2. Ilustración Tal vez, la manera más sencilla de explicar algo es ofrecer uno o varios ejemplos de ello. Así, al referirte al problema de las especies en peligro de extinción, sería importante que mencionaras algunas de ellas y que explicaras el grado de peligro en que se encuentran. O, tal vez, estás argumentando sobre la necesidad de tomar acción sobre el problema de los perros abandonados en la ciudad y te viene bien ofrecer un caso de alguna situación real o ficticia que demuestre el problema. 3. Comparación y contraste Otro modo de explicar algo es comparando el objeto, concepto o situación que te ocupa con otro que pueda ser conocido por el lector. Señalando sus parecidos y sus diferencias, podrías lograr que una persona te comprendiera mejor. Por ejemplo, al escribir una reseña sobre una película, podrías comparar esta cinta con otras del mismo director o la interpretación dramática de un actor con trabajos anteriores del mismo. Además de ampliar y enriquecer tu reseña, te daría la oportunidad de comentar detalles que hubiesen pasado desapercibidos de otro modo. El contraste se refiere a una comparación que coloca el énfasis en las diferencias, más que en las similitudes. 4. Clasificación Este es el proceso de organizar la información en grupos o clases. El proceso de clasificar se puede dividir en varios pasos: a. se determina el propósito con que se organizará el material para establecer el principio de selección b. el mismo principio de selección debe mantenerse durante todo el proceso c. cada clase se identifica con un nombre La clase está determinada por un conjunto de características que son comunes a todos los elementos que la componen. Por ejemplo, si estás refiriéndote en un texto a la familia puertorriqueña contemporánea, podrías explicar los tipos o clases de familias que existen actualmente, además de la tradicional compuesta por ambos padres y sus hijos. Otro caso propio para la clasificación sería la discusión de distintos tipos de gobiernos como la democracia, la monarquía, la oligarquía, la dictadura, etc. 5. Análisis Si entiendes el análisis como la separación de las partes que componen un todo, entonces verás que se puede analizar todo lo que esté compuesto de varias partes: una máquina, una persona, un proceso, una idea, una personalidad, una obra de arte… También es posible analizar las causas de un fenómeno o de un suceso político. De todos los trabajos que redactes durante tu vida estudiantil, la mayor parte de ellos exigirá el empleo de alguno de los métodos o técnicas de exposición que se han presentado. En otras ocasiones, más que informar, deberás convencer a al lector de un punto de vista que sostengas sobre un asunto. En ese caso, tu objetivo será convencer, persuadir a otra persona de que estás en lo correcto. Este tipo de escrito es argumentativo. Se distingue, además de por su propósito, porque el autor o autora trata de adelantar algunas de las reacciones que sus planteamientos puedan provocar para refutarlas en su propio trabajo. De ese modo, logra hacer prevalecer su punto de vista. La argumentación, distinta a la exposición, pretende influir no sólo en la razón, sino en las emociones del lector para que cambie su manera de ver algo. Algunas formas de propaganda política o religiosa siguen esta técnica. Así también ocurre con los debates. Lo más importante de la argumentación es que esté bien fundamentada. Opiniones a la ligera no podrán sostener una buena pieza de argumentación, de manera que es esencial el análisis, la reflexión previa de los datos.