Pregunta, pregunta y vuelve a preguntar Ninguna respuesta que le des a tu hijo será tan clara y precisa como otra pregunta. Tus respuestas aclararán sus dudas pero no le ayudarán a buscar la verdad. Contesta siempre con otra pregunta: ¿qué opinas tú? ¿Qué crees que pasó? ¿Qué otra solución podrías haber tomado? ¿Lo habrías hecho igual si en lugar de…? ¿Cómo crees que lo habría resuelto tu hermano…? ¿Por qué ha ocurrido esto? ¿Cómo podrías explicármelo para que lo entendiera mejor?… La diferencia es que si les aclaras sus dudas de forma directa, no favoreces el proceso cognitivo .Ellos no descubren, no deducen ni reflexionan, por lo tanto no hay desafío cognitivo y no crece su inteligencia. Al no deducir o inducir por ellos mismos, no hay descubrimiento significativo por eso no habrá metacognición, es decir, no fomentarás en tu hijo el pensamiento crítico ni despertarás en él la necesidad de descubrir y cambiar, si es que es necesario. Al preguntar de forma estratégica, le ayudas a pensar de manera divergente, colocándole en situaciones diferentes, utilizando el pensamiento abstracto, ideando escenarios futuros y visualizando consecuencias. Entonces son ellos los que tienen la capacidad de decidir y son ellos los que pueden proponer alternativas, incluso resolver sus propias dudas. Fomentas su necesidad innata de descubrir y darse explicaciones y crecerá teniendo criterio y compromiso para aceptar consecuencias, sin necesidad de echar las culpas a los demás de sus errores. Elena Roger Gamir Pedagoga- Solohijos.com