Sobre la autogestión obrera: Balance de la

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Sobre la autogestión obrera: Balance de la actividad de la CCI
(Corriente Comunista Internacional) donde participó NPH.
Balance Reunión Pública Buenos Aires:
El pasado 26 de agosto tuvo lugar en Buenos Aires una reunión pública de la CCI
sobre el tema: La experiencia de Zanón: La autogestión ¿solución a la miseria o
gestión de la miseria?
En un anexo adjuntamos la presentación que hicimos. Vamos a dar cuenta de la
discusión que fue muy animada y en la que participaron compañeros del Núcleo
Comunista Internacionalista y del Colectivo Nuevo Proyecto Histórico.
Los compañeros de este último colectivo repartieron su texto –que contiene
elementos de denuncia de la autogestión- titulado Empresas recuperadas: La
autonomía empantanada e intervinieron activamente en la reunión. También otros
compañeros plantearon diferentes cuestiones. Queremos destacar algunas de ellas
haciendo una breve reflexión.
El alud de cierres de empresas es impresionante en Argentina, como lo es también
en la mayoría de países, especialmente los industrializados. De un día para otro, el
patrón cierra la fábrica o declara la quiebra y deja a los obreros sin ningún medio
para comer, ellos y sus familias. Estos tienen que defenderse y la mejor defensa es
crear una relación de fuerzas contra el Capital y su Estado. ¿Cómo conseguirla?
Buscando la solidaridad y la movilización para la lucha de los demás obreros sin
distinción de empresa, sector o región.
Esa capacidad de manifestarse como UNA SOLA CLASE adonde cualquier sector
obrero siente el ataque a otros compañeros como un ataque a si mismo, está
todavía lejos de ser alcanzada por nuestra clase. Durante los últimos 15 años
predominaba la situación opuesta de dispersión, de apatía, de dificultad para
reconocerse siquiera como clase. Ante semejante situación, los obreros se
agarraban desesperadamente a medidas como la ocupación de la empresa cerrada
para que siguiera funcionando y ante la espantada del patrón ellos mismos la
ponían en marcha.
Pero estas medidas lo más que consiguen es prolongar durante un cierto tiempo la
agonía de la empresa a costa de terribles sacrificios por parte de los trabajadores:
en la mayoría de los casos se ven obligados a bajarse los salarios trabajando
muchas más horas y, más pronto o más tarde, hay que despedir a compañeros
para mantener la empresa a flote. Es decir, los trabajadores toman a cargo su
propia explotación, se convierten en funcionarios del capital, sometidos a las leyes
del mercado y semejante transformación no les garantiza ni mucho menos un
medio de vida.
Pero lo peor es que se ven obligados a atacar sus armas más preciadas, cuyo
desarrollo es lo que de verdad les permitirá acabar con las causas de la miseria y la
barbarie. Al tener que organizar la explotación, tienen que enfrentarse unos contra
otros, tienen que tomar medidas como despedir compañeros, o sea, imponer la
violencia dentro de la propia clase. Destruyen por tanto su UNIDAD COMO CLASE
no solo al interior de la empresa sino respecto a los demás obreros que dejan de
serlo para convertirse en los de la empresa tal o los de la empresa cual, es decir,
competidores.
En la empresa “autogestionada” lo que prima es cómo hacerla competitiva, cómo
hacerla productiva, como vencer a los rivales. Los obreros identifican sus intereses
con el interés de la empresa, con el interés de la economía nacional. En vez de
luchar contra el Capital y el Estado nacional, se someten a él y a sus leyes. Es
decir, destruyen su CONCIENCIA DE CLASE.
Ante esta denuncia, que se acompañó por parte de dos asistentes de una crítica del
movimiento piquetero, un asistente planteó “entonces ¿cómo luchar?”. Esto dio
lugar a un debate que un compañero del colectivo NPH formuló así “o lucha
antagónica contra el capital o lucha creando un contrapoder de los trabajadores
dentro de la sociedad capitalista misma”.
Al hilo de esta cuestión, una compañera del mismo colectivo, planteó, junto a otras
cuestiones interesantes, “¿es posible crear un espacio anti-capitalista dentro del
propio capitalismo?”.
Respondimos que no. La burguesía pudo desarrollar un contra-poder económico al
interior de la sociedad feudal porque era una clase explotadora que aspiraba a una
nueva forma de explotación. El capitalismo se desarrolló al interior de la propia
sociedad feudal. Sin embargo, eso no es posible para el proletariado: éste no aspira
a instaurar una nueva explotación sino a abolir toda forma de explotación y no
posee ningún poder económico previo al interior de la sociedad capitalista. Sus
armas son su unidad, su conciencia, su solidaridad y su capacidad de autoorganización, factores que convergen en el asalto revolucionario contra el Estado
burgués para establecer el poder mundial de los Consejos Obreros que abre el
periodo de transición del capitalismo al comunismo.
Otra compañera planteó, junto con otro compañero que intervino en el mismo
sentido, la terrible situación de los millones de personas que se debaten en las
villas miseria del conurbano bonaerense, que no pueden encontrar trabajo, que
apenas tienen de qué comer. ¿Cómo salir de esa situación? ¿Adquirir una cultura es
una alternativa?
El capitalismo está en una crisis cada vez más grave, no solo en Argentina donde el
cinturón de pobreza rayana en el hambre que constituye la mayoría del Gran
Buenos Aires es un testimonio desgarrador, sino en todo el mundo. No tiene los
medios para crear los puestos de trabajo que absorban esa ingente masa de
desocupados pero, más aún, recorta despiadadamente los salarios hasta el extremo
de que, como decía una enfermera del hospital Garrahan en huelga, «ni siquiera
teniendo un trabajo se puede vivir». En ese sentido darse una formación para “ser
competitivo y obtener un puesto de trabajo” es un engaño. Pero darse cultura es
otra cosa. La lucha del proletariado no se basa en la ignorancia y la incultura. Se
funda en una comprensión de los fines y los medios de su lucha como clase. En su
conciencia revolucionaria se integra de forma crítica todo el desarrollo cultural de la
humanidad durante siglos y que hoy se ve amenazada por la creciente barbarie, la
degeneración moral, la degradación, que supura por todos sus poros el capitalismo
en descomposición.
La discusión fue muy animada, apuntando numerosos temas que no se pudieron
abordar por falta de tiempo, en particular el tema del movimiento piquetero
planteado por una compañera o la cuestión de los comedores populares que mucha
gente, no solo en la villas miseria del conurbano bonaerense sino en barrios de la
propia capital federal (como San Bernardo o San Telmo), se ve obligada a organizar
para sobrevivir.
Estas cuestiones pueden seguir discutiéndose bien a través de círculos de discusión
que algunos de los asistentes se animaron a impulsar, bien a través de Internet.
Nosotros participaremos en esos debates con el máximo interés.
En el balance de la primera reunión que nuestra Corriente organizó en Buenos Aires
hace justo un año decíamos: « Varios asistentes expresaron su agradable sorpresa
por la discusión viva y animada, con participación activa de los presentes. Lo veían
en los antípodas de las reuniones de grupos de izquierda o extrema izquierda del
capital, adonde un orador (o varios turnándose) sueltan discursos interminables
que cansan a la gente que acaba yéndose a su casa desmoralizada. En contra de
todo eso, se demostró palpablemente que la Reunión Pública de la CCI es un lugar
donde se puede discutir, se pueden contraponer argumentos, todo ello en vistas a
la clarificación, la claridad es un arma de la clase obrera, del fuego del debate nace
la luz de la claridad.». En esta reunión eso volvió a comprobarse. Fue una discusión
viva, directa, entre compañeros interesados apasionadamente en contribuir a la
lucha por la liberación de la humanidad.
CCI
ANEXO: Presentación realizada en la Reunión Pública
por la CCI:
La experiencia de Zanón: La autogestión ¿solución a la miseria o gestión de la
miseria?
La toma de la fábrica Zanón desde hace 4 años ha tenido resonancia a nivel
nacional e internacional. Son numerosas las páginas en Internet, así como los
artículos en la prensa escrita, principalmente de izquierda, anarquista y del
movimiento antiglobalización, que hablan de esta experiencia de los ceramistas de
Neuquén.
Lo que comenzó siendo una lucha de resistencia de los trabajadores de esta fábrica
ante los despidos inminentes debido a su cierre, ha terminado siendo un
movimiento autogestionario; es decir, la fábrica ha sido puesta en funcionamiento
por los propios trabajadores.
Los trabajadores, en su lucha por su emancipación de las cadenas del capital,
deben hacer en todo momento una evaluación de las mismas: cuál es el balance de
sus fuerzas y de la clase enemiga; y sobre todo evaluar si los medios de lucha
utilizados y sus consecuencias fortalecen su organización y su conciencia, únicos
medios de que dispone la clase obrera en su lucha histórica contra el capital.
En ese sentido, debemos preguntarnos si la autogestión fortalece o debilita la
organización y la conciencia proletarias.
Consideramos que la autogestión, en vez de fortalecer al proletariado, lo debilita en
su lucha contra el capital. ¿Por qué?
La autogestión, junto con el cooperativismo y la cogestión, son armas económicas
del capital, tienen como fin hacer aceptar a los obreros las dificultades de las
empresas golpeadas por la crisis y hacerles organizar las modalidades de su propia
explotación.
El hecho que los trabajadores intervengan de alguna manera en la gestión de la
empresa, o que ésta funcione bajo la modalidad de una cooperativa, o que asuman
la figura jurídica de “socio”, en nada cambia las relaciones de producción, no
elimina ni la ley del valor, ni la competencia, ni las leyes del mercado, que son las
características fundamentales de la producción capitalista. No elimina tampoco, el
hecho de que dicha empresa tendrá que funcionar bajo la exigencia de ciertos
niveles de productividad, tal como ocurre con cualquier empresa capitalista del
mundo. Ellas continuarán operando al interior de la economía nacional,
independientemente que el Estado asuma o no el control de ciertos sectores de la
economía a través de expropiaciones o nacionalizaciones, o que compre la totalidad
de la producción de la empresa.
En cualquiera que sea la modalidad de gestión económica empleada, deben
cumplirse las leyes del capital, las cuales obligan a una reducción de costos y a un
incremento de los ritmos de explotación; la autogestión y cogestión, constituyen en
este sentido, un terreno propicio para aceptar cualquier medida que afecte de
manera negativa las condiciones de vida del proletariado; pero también, para que
éste quede atrapado entre la necesidad de luchar para defender sus condiciones de
vida o defender los intereses de “su” empresa.
En última instancia, la autogestión lleva a los trabajadores a defender los intereses
nacionales, al tener que acompañar forzosamente a la burguesía en su lucha por
intentar de hacerse un espacio en el mercado ante la crisis mundial que sacude al
capitalismo.
La autogestión tiene como fin último “dividir a la clase obrera, encerrándola y
aislándola fábrica a fábrica, barrio a barrio, ramo a ramo, atar a los obreros a las
preocupaciones por la economía capitalista que ellos tienen como tarea destruir,
desviar al proletariado de la primera tarea que hace posible su emancipación: la
destrucción del aparato político del capital y la implantación de la dictadura del
proletariado a escala mundial”.
Esta posición sobre la autogestión no se basa en un invento de la CCI, sino que se
apoya en la experiencia del movimiento obrero: Marx y Engels en el siglo 19
confrontaron las utopías pequeño burguesas defendidas por los prudhonistas, que
plantearon diversos mecanismos para que la clase obrera se hiciera con espacios de
poder dentro del capitalismo (ver por ejemplo, Miseria de la Filosofía de Marx). Sin
embargo, lo que en el siglo antepasado era pura ilusión utópica; a partir del siglo
20, cuando el capitalismo inicia su fase de decadencia, no es mas que pura
mistificación capitalista. También la historia del movimiento obrero nos enseña
cómo la burguesía, en períodos de crisis aguda y de debilidad de la lucha de clases,
recurre a esta vieja trampa capitalista para embaucar a los trabajadores. Para sólo
mencionar dos ejemplos:
-las colectividades de 1936 en España, promovidas por los anarquistas y la
izquierda española, permitieron desviar las luchas obreras hacia la defensa de la
economía nacional, lo que posteriormente facilitó la masacre de millares de obreros
en la confrontación entre republicanos y franquistas.
-a comienzos de los años 70 varias fábricas en Europa pasan a ser gestionadas por
los propios obreros; una de ellas fue la fábrica de relojes LIP en Francia (nuestra
Corriente intervino e hizo una toma de posición defendiendo la posición marxista,
cuando todo el espectro izquierdista saludaba tal iniciativa como expresión de
“poder obrero”). Es importante detenerse brevemente en qué contexto se
desarrollaba este movimiento autogestinario de los años 70:
-cuando comienza la quiebra de fábricas debido al reinicio de la crisis del
capitalismo después de finalizada la reconstrucción de las economías de Europa y
Japón destruidas durante la segunda guerra mundial;
-todavía las luchas obreras eran incipientes, aunque se habían dado luchas
importantes como las de mayo 68 en Francia, Italia 69,etc; situación que llevó a
varios intelectuales de izquierda como el francés Marcuse a proclamar que la
revolución no la iba a desarrollar la clase obrera, sino los estudiantes, los
desclasados y las masas excluidas del Tercer Mundo.
Hoy debemos preguntarnos por qué esa trascendencia mundial de Zanón y por qué
la autogestión toma auge en varios países de América Latina y en el mundo.
Por una parte, se mantiene y se profundiza la crisis del capitalismo que se inició a
finales de los 60, acrecentando el número de fábricas y empresas quebradas o en
proceso de quiebra, con su secuela de desempleo y pauperización, más notable en
los países de la periferia, pero también presente en los países centrales. Los planes
de flexibilización laboral de cada burguesía nacional, basados en una precarización
del empleo, no han sido suficientes para incrementar el empleo de manera
significativa; mas bien vemos como la burguesía es capaz de crear empleo pero en
un contexto de mayor pauperización.
Por otra parte, las luchas y la conciencia de clase de los proletarios no se han
recuperado del duro golpe que recibieron después de 1989, cuando el derrumbe del
bloque ruso fue presentado como el “fin de la lucha de clases”, “la desaparición del
proletariado como sujeto histórico” (coincidencia con Marcuse) y la “muerte del
marxismo”. Esta situación ha ocasionado que durante la década de los 90 y parte
del nuevo siglo, el papel central del proletariado como única clase que puede
desarrollar una lucha por la superación revolucionaria del capitalismo, haya
quedado “invernando”. En este contexto han tomado fuerza movimientos
interclasistas, como el de los Piqueteros en Argentina, MST en Brasil, bolivarianismo
en Venezuela y la toma de fábricas a través de la autogestión; todas ellas trampas
que sumergen al proletariado en luchas sin perspectiva, dejándolo a merced de las
fuerzas de derecha e izquierda del capital, así como en manos de sindicatos y
grupos y partidos izquierdistas, desviando la verdadera solidaridad de clase, hacia
una falsa solidaridad que lo que promueve es la caridad y en muchos casos de
manera abierta la hipocresía propia de la burguesía. Consideramos que éstas son
armas que utiliza y utilizará la burguesía para desviar y confundir las luchas que
desarrollará la clase obrera en su propio terreno, en la búsqueda de su debilitada
identidad de clase; tal como lo vemos en las luchas de varios sectores del
proletariado activo en Argentina (Garrahan, Subte, trabajadores públicos, etc.).
Manifestamos nuestra solidaridad con la lucha del proletariado y la lucha cotidiana
que lleva por su supervivencia en el capitalismo; apoyamos las manifestaciones de
solidaridad entre proletarios por darse ayuda material y moral ante los embates del
capital. Pero denunciamos la autogestión como trampa del capital contra la clase,
por que desarrolla ilusiones dentro de la clase de que es posible crear bastiones
proletarios dentro del capitalismo, que es posible superar los efectos de la crisis
capitalista; ilusiones que lo alejan de un proceso de toma de conciencia. Apoyar y
defender la autogestión, es apoyar la preservación de las relaciones capitalistas de
producción
La única y verdadera forma de que el proletariado logre un control sobre los medios
de producción, es destruyendo el capitalismo como sistema social a través de la
revolución proletaria, para utilizarlos en función de la satisfacción de las
necesidades del conjunto de la sociedad; lo que permitirá pasar del reino de la
precariedad al de la abundancia: la sociedad comunista.
Colectivo Nuevo Proyecto Histórico
http://www.colectivonph.com.ar
correo@colectivonph.com.ar
Empresas Recuperadas: la Autonomía Empantanada.
"... pero quizás la clave esté en que no hemos ido en general a fondo, en un cambio radical, donde
desaparezca la mediación del dinero, y sea una economía articulada, pensada, planificada en redes o
como se pueda, partiendo de las necesidades y posibilidades de cada una de estas comunidades
autoconvocadas, autónomas".
Carlos, empresa recuperada Tucuy Paj, agosto 2003.
Para leer más…
http://www.colectivonph.com.ar/rechazoaltrabajo/empresasrecuperadas.htm
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