220-33070 Ref.: Limitaciones a las funciones de los socios gestores en las sociedades en comandita. Acuso recibo del escrito radicado con el número 504.943-0 del 20 de junio del año en curso, mediante el cual consulta si el hecho de que estatutariamente se establezcan limitaciones en el ejercicio de las funciones al o los socios gestores en una sociedad comandita simple, debe entenderse como equívoco legal o se podría interpretar como si fuera una sociedad de responsabilidad limitada. Sea lo primero advertir que el ordenamiento jurídico que regula las sociedades en comandita, precisa algunas reglas que son comunes a este tipo societario – arts. 323 a 336-; otras de carácter particular de acuerdo con la modalidad adoptada, es así como la comandita simple se encuentra regulada en los artículos 337 y siguientes y la comandita por acciones en los artículos 343 y siguientes del Código de Comercio. Sin embargo el legislador indicó que en lo no previsto en normas comunes o especiales, se aplicará para los socios colectivos o gestores lo previsto respecto de las sociedades en nombre colectivo y para los comanditarios, las reglas propias de las sociedades de responsabilidad limitada, si se trata de las simples – art. 341- y las de las sociedades anónimas, entratándose de comanditarias por acciones – arts. 352Hecha la anterior precisión normativa, se analizará la procedibilidad de establecer estatutariamente limitaciones o restricciones a los socios colectivos o gestores en el ejercicio de sus funciones, en primer lugar, con relación a los demás consocios, siempre que la administración y representación legal esté a cargo de todos o de alguno de ellos, directamente o a través de delegados, y posteriormente la viabilidad para establecer cláusulas que permitan la injerencia de los socios comanditarios en los negocios sociales, en virtud de las cuales se restrinja la capacidad de gestión de los socios gestores. Al primer punto, de las normas comunes que regulan las sociedades en comandita – simple y por acciones-, conviene destacar lo dispuesto en el artículo 326 que consagra expresamente: "La administración de la sociedad estará a cargo de los socios colectivos, quienes podrán ejercerla directamente o por sus delegados, con sujeción a lo previsto para la sociedad colectiva", de donde resulta claro que por remisión expresa, la normatividad aplicable a ésta categoría de socios está en las reglas contempladas en el artículo 310 y siguientes del Código de Comercio para las sociedades colectivas, de acuerdo con el cual la administración de la sociedad corresponderá a todos y cada uno de los socios (colectivos). La norma citada indica también que cuando la administración se delega en los consocios o extraños, los delegados "... tendrán las mismas facultades conferidas a los socios administradores por la ley o por los estatutos... ", aseveración de la cual se infiere fácilmente que ese sistema de gestión no constituye una modalidad esencial de la sociedad como la responsabilidad solidaria e ilimitada, y por tanto estatutariamente pueden determinarse restricciones o limitaciones en el actuar de los socios colectivos, es decir, es la misma ley la que permite que en ejercicio de la libertad contractual los asociados acuerden cláusulas que contengan condiciones especiales relacionadas con las funciones del resorte exclusivo de quienes son los administradores y representantes de la compañía, según sus propios conveniencias. Aunado a las normas especiales se tiene que, los numerales 6º y 14º del artículo 110 en concordancia con el artículo 196 del ordenamiento mercantil, aplicables a cualquier tipo societario, autorizan a quienes pretenden asociarse para que al momento de la constitución de la compañía como en reformas posteriores, pacten cláusulas que restrinjan o limiten el ejercicio de las facultades de los administradores, siempre que las mismas sean compatibles con el tipo societario adoptado y no se desvirtúen o modifiquen las características propias de las respectivas categorías de socios ni de la responsabilidad que corresponde a dicha sociedad, cualquiera que sea la modalidad de comandita que se adopte. En efecto, si los estatutos guardan silencio respecto de la forma como deben actuar los socios colectivos o gestores, es entendido que todos y cada uno de ellos está facultado para obligar a la sociedad en forma independiente. Si por el contrario se prevé que deben obrar de consuno, no pueden tomar decisiones aisladamente, pues quien actúe por fuera de los limites establecidos en los estatutos no solo comprometerá su responsabilidad personal sino que deberá indemnizar a la sociedad por los perjuicios que ocasione su actuar, tal como lo dispone el artículo 307 del C. de Co., y se sujetará a las sanciones que contempla el artículo 200 ibidem, modificado por el artículo 24 de la Ley 222/95. En ese orden de ideas, se concluye que las cláusulas contractuales que limiten o restrinjan el ejercicio de las facultades otorgadas a los socios gestores, cuando la administración y representación legal la ostenten todos o algunos de los socios simultáneamente o sus delegados, son legalmente viables, en tanto no quebranten las reglas propias de las sociedades en comandita ni las aplicables por disposición legal. En otras palabras el régimen de administración de la sociedad se supedita a las cláusulas que expresamente se estipulen en los estatutos, lo que permite por ejemplo establecer una junta directiva a la que se le reserven autorizaciones previas determinadas cuando se limiten las facultades de los delegados, o establecer una administración por el sistema de gerentes temporales elegidos por la junta de socios o la junta directiva. Así lo ha manifestado esta Entidad mediante oficio 220- 77727 de 13 de agosto de 1999, fotocopia del cual remito para mayor ilustración sobre el tema. Para resolver el segundo punto, basta con remitirse al análisis precedente respecto de cláusulas estatutarias confieran a los socios comanditarios la facultad de condicionar la ejecución o celebración de ciertos actos o contratos, sea por razón de la naturaleza del asunto o cuantía del negocio, puesto que según se vio estipulaciones en tal sentido no pugnan contra el régimen legal del tipo societario, ni entorpecen la gestión que corresponde en forma exclusiva a los gestores, ya que éstos o sus delegados siguen siendo los únicos encargados de la administración de los negocios sociales y la dirección y manejo de la empresa social sigue siendo su responsabilidad. Al respecto sostiene el profesor Gabino Pinzón, cuando refiriéndose a la administración encomendada por la ley a algunos de los socios, con exclusión de los demás, expresa que ".. el hecho de que el socio simplemente comanditario no pueda ser representante de la sociedad sino como delegado de los gestores y "para negocios determinados", no excluye su participación en la administración como miembro de una junta o comité que cumpla funciones de colaboración o asesoría respecto de los representantes legales de la sociedad. Con la posibilidad, desde luego, de que los socios gestores o sus delegados queden en cierta forma subordinados a tales juntas o comités, mediante autorizaciones previas de algunos actos o contratos, por razón de la cuantía o de la naturaleza de los mismos" (Sociedades Comerciales, Teoría General, Vol. I, Quinta Edición, 1988, pág. 216).