El mercado pide ayuda al Estado - ccoo

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El mercado pide ayuda al Estado
El mercado pide ayuda al Estado
Ante el desbarajuste de los mercados se oyen las pisadas de Roosevelt insinuando el ' new deal '
Al margen de las convulsiones financieras en Wall Street que están desestabilizando los mercados hasta llegar a Moscú
que suspendió los principales valores de la bolsa, se está produciendo un fenómeno que no estaba previsto en la agenda
de la Administración republicana neoconservadora. Se dejó actuar al mercado con total libertad, según los cánones del
capitalismo clásico, y ahora es el Gobierno el que inesperadamente está inyectando capital público a los bancos e
instituciones al borde de la bancarrota.
Lo más normal es que Washington mire con respeto y una cierta sumisión a Wall Street. Lo más paradójico de esta
crisis es que Wall Street se ha personado en Washington para pedir recursos públicos y evitar quiebras masivas. El
presidente de la Reserva Federal y el secretario del Tesoro han rescatado tres grandes bancos que se declaraban
insolventes garantizando millones de dólares que proceden del erario público.
Sorprende que los gigantes de la gran banca se hayan encontrado con falta de liquidez. En tres casos, la Administración
ha acudido al rescate. Pero cuando el cuarto banco norteamericano, Lehman Brothers quiso acogerse al salvavidas de
Washington, el secretario del Tesoro se desentendió.
Pero un día después, la Reserva Federal ha acudido en ayuda de la primera institución de seguros del mundo, AIG, que
arrojaba abultados números rojos. Estos movimientos financieros y políticos tendrán consecuencias importantes. No
sólo por si la salud de Wall Street se recupera sino por si ha llegado el momento de una cierta regularización de los
mercados que no es otra cosa que dotar de un ropaje jurídico a la globalización desbocada.
Esta crisis de dimensiones inciertas está planteando una reforma profunda de las reglas del mercado global. Nada será
igual a partir de ahora. Decía el malogrado Ernest Lluch que el mercado tiene que tener límites. Como buen keynesiano,
no entendía el crecimiento y la acumulación de riqueza dejando los instrumentos del mercado en las exclusivas manos
de particulares.
El candidato McCain ha aceptado ya que habrá que introducir algún tipo de regulación de las finanzas norteamericanas
y, por lo tanto, mundiales. Aquel viejo principio de que allí donde no llega el mercado tiene que llegar el Estado, se
plantea de forma urgente. No por razones ideológicas, sino prácticas, incluso de sentido común y de eficacia.
Poco esperaban los neoconservadores inspirados por el filósofo Leo Strauss y los liberales de la escuela de Chicago que
sería el mercado el que pidiera ayuda al Estado. Lo más interesante del capitalismo, sin embargo, es que sabrá corregir
el rumbo, incluso aceptando principios más socialdemócratas que liberales en tiempos de crisis. Es lo que hizo
Roosevelt con el new deal de los años treinta.
Lluís Foix
La Vanguardia
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