PARA SER VALIENTE EN LAS RELACIONES SOCIALES. VIVIR CON OTRAS PERSONAS Vivir en grupos con muchas personas puede resultar difícil en algunas ocasiones. En un colegio, por ejemplo, los espacios en donde se reúnen niños de diferente edad y fuerza física, y se incorporan balones, cuerdas, porterías, pueden dar lugar a empujones, caídas y otros riesgos. En todos los grupos humanos hay personas que hacen bromas y se relacionan con otros pinchando un poco. Muchas veces tenemos que aguantar gracias de amigos y familiares que quieren relacionarse de este modo con nosotros. Otros insultan, amenazan, humillan y pegan con mala intención. Empujan y te desplazan de un lugar. Rechazan que uno participe en juegos o conversaciones. Utilizan a los demás como instrumentos para sus intereses y caprichos. Provocan sentimientos incómodos y conflictos de convivencia. A estas personas solemos llamarles agresivas, abusonas y mandonas. La mayoría de las personas confiamos en la relación pacífica y tolerante para solucionar conflictos y diferencias. Tratamos de conocer y controlar las conductas poco amables de algunos. Pero es difícil evitarlas en todos los rincones y minutos de la jornada sin convertir el lugar donde vivimos en un recinto carcelario. Todos los grupos humanos mantienen un cierto margen de conflicto y tensión. Así que todos aprendemos a convivir de modo positivo con los demás, incluso con las personas un poco violentas, y a defendernos de las imposiciones corrientes de la vida en grupos. COMO ES UN NIÑO POCO VALIENTE Decimos que un niño o una niña tiene comportamiento cobarde si no sabe adaptarse a los riesgos y contrariedades corrientes ni defender sus derechos ante los compañeros que se acercan a ellos con actitudes agresivas. Los que actúan de este modo suelen ser amantes de la paz y la amabilidad, pero subordinan a ella su legítima valía y el respeto hacia ellos mismos. Soportan humillaciones intolerables. Los niños y niñas demasiado pasivos tratan de ser agradables con sus compañeros permitiendo, en casos extremos, que los pisoteen. De tanto ceder y transigir pueden llegar a sentirse inferiores, desconfiar de sí mismos y tener una baja consideración de sus virtudes y valores. Han renunciado muchas veces a sus derechos, han enseñado a los demás a no contar con ellos y, en algunos casos extremos, han sido víctimas contra su voluntad de las ventajas y privilegios que los niños violentos y autoritarios consiguen con sus bravuconadas. Han aprendido a rehuir la relación con los compañeros para evitar peligros y situaciones embarazosas. Es fácil que prefieran estar aislados, jugar solos, refugiarse en rincones tranquilos y permanecer en clase durante los recreos. Es posible que sientan miedo y ansiedad cuando hay mucha gente alrededor, tienen que pedir un favor o protestar ante quien les humilla. También describimos a estas personas como vergonzosas, tímidas, miedosas, poco asertivas. Unos no saben expresar claramente sus deseos y reivindicaciones. Los demás deben adivinar lo que les molesta o lo que quieren. Otros se quejan excesivamente por motivos irrelevantes y solicitan siempre la intervención de los adultos ante sus compañeros. De vez en cuando, estos niños habitualmente sumisos y pasivos sorprenden con reacciones de enfado, rabieta, gritos o pataletas. Hartos de aguantar, adoptan las conductas de quienes normalmente les humillan. Este modo de quejarse o pedir lo que uno quiere, hace sentirse mal a quienes lo utilizan y a la gente que vive alrededor de ellos. ORIENTACIONES PARA ACTUAR Muchas circunstancias pueden intervenir para que un niño o una niña actúe pasivamente y conviene tenerlas en cuenta. Pero, en estas líneas, vamos a centrarnos en lo que se puede hacer para ser valiente: 1. CUIDA LOS GESTOS. Debemos cuidar el lenguaje no verbal; adoptar posturas firmes delante de la persona a quien nos dirigimos, colocarnos cerca de ella, de frente, mirarle a la cara y hablar con voz firme y directa. 2. EXPRESA SENTIMIENTOS: con gestos y con palabras; los sentimientos agradables y las sensaciones molestas. Nos ayudará a conocernos mejor y los que viven al lado podrán saber lo que nos gusta y los que nos ofende. 3. DEFIENDE TUS VALORES: ten aprecio y respeto hacia ti mismo. Todas las personas tenemos virtudes, talentos y habilidades. 4. DEFIENDE TUS DERECHOS. Todos tenemos derechos personales. Para ser dueños de estos derechos no hace falta que seamos altos, blancos, ricos o listos. Los tenemos todos por ser personas. Defender nuestros derechos es bueno para mantenernos respetuosos y dignos ante nosotros mismos; y también para que los grupos donde convivimos muchas personas funcionen de modo armonioso y equilibrado. Nadie puede producirnos daño, maltrato o castigo físico. Nadie puede insultarnos ni decir cosas inconvenientes para humillarnos y hacernos daño. 5. HAZ CUMPLIDOS: Un cumplido es una frase o un gesto agradable para quien lo recibe. Por ejemplo, decir a un amigo: «Me gusta tu dibujo». Uno puede entrenarse diciendo cosas agradables a personas con quienes tiene confianza. 6. AYUDA A OTROS: Defender los propios implica defender también los derechos de los demás: los de nuestros padres, profesores y compañeros. No puede uno reclamar derechos para sí mismo y negárselos a los demás. 7. PIDE FAVORES: Todos necesitamos ayuda de otros en algún momento y podemos sentirnos a gusto recibiéndola. Si pedimos de manera valiente y asertiva, es probable que consigamos lo que queremos. Si uno se siente muy débil y «cortado», puede practicar el ejercicio de pedir favores a personas conocidas: padres, hermanos, amigos. Puede decir, por ejemplo: «Me gustaría que fueras mi amigo». «Me siento triste”. “Quiero hablar contigo un rato». Pedir favores no obliga a los demás a complacernos. Pueden concederlos o negarlos. Debemos aceptar las negativas. Tus padres, profesores y orientadores tienen la obligación de ayudarte de un modo especial. 8. RECHAZA AYUDAS INNECESARIAS: Para ser valientes, debemos confiar en nosotros mismos hasta donde podamos, agradeciendo amablemente la ayuda innecesaria. 9. PIDE DISCULPAS cuando hayas ofendido a otros; incluso, cuando lo hayas hecho sin intención. 10. PRESENTA QUEJAS Y RECLAMACIONES RAZONABLES: Comprueba que hay motivo para hacerlo, elige la persona a quien vas a dirigir la queja (compañero, profesor, padre), prepara la forma adecuada de presentarla. 11. EVITA RIESGOS INCONVENIENTES: Si una situación, un juego o una discusión van a llevarnos a la derrota o la humillación, podemos evitarla. Consigamos compañía, diversión y felicidad en otros momentos y con otras personas. 12. PARA LOS PIES a quienes humillan, ofenden y violentan nuestros derechos. Hay ocasiones en que debemos decir NO con firmeza y claridad. 13. TÓMATELO CON CALMA: El humor y la calma suavizan muchos roces inevitables de la convivencia. 14. REFUÉRZATE A TI MISMO: Celebra para tus adentros cuando consigas salir bien de un reto o superar una dificultad. Aprende a decirte frases halagadoras: «Lo conseguí. Esto va bien. No era tan difícil». Vicente Elustondo. Orientador. ENTREMANOS. Nº 13. Abril, 2000.