Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS La amnesia de Alemania Equipo Editorial Enfrascada nuestra sociedad en un debate sobre el pago de la deuda generada por algunos países europeos a raíz de la grave crisis económica que estamos atravesando desde 2007, los historiadores, que suelen ser los únicos investigadores que poseen una memoria retrospectiva para analizar tales situaciones, nos refrescan una memoria que algunos –incluidos países enteros– parecen no tener. Debemos conocer, por ejemplo, que Alemania es el país europeo que más fervientemente se ha negado a pagar sus deudas. Deudas que ha contraído desde el punto de vista económico, derivadas, en gran medida, por las altas indemnizaciones de guerra que debían satisfacer a los países agredidos militarmente. Sin tener que retrotraernos mucho en la secuencia histórica germana (Podemos recordar el aniquilamiento del Imperio Romano de Occidente por parte de los pueblos bárbaros, la imposición territorial del Sacro Imperio Romano Germánico, o la política agresiva tras su unificación y constitución del II Reich) podemos partir, para dar comienzo a esta reflexión, desde el siglo XX. Tras el Tratado de Versalles de 1919, Alemania como gran derrotada de la I Guerra Mundial, tuvo que pagar reparaciones de guerra a los países aliados por valor de 226.000 millones de marcos de oro, una cantidad a todas luces demasiado elevada, pero que se fijó como un castigo a su política beligerante y para estancar su economía y, de esta forma evitar una recuperación rápida que le permitiese rearmarse. Durante la República de Weimar debió solicitar Historia Digital, XIV, 24, (2014). ISSN 1695-6214 © Historia Digital, 2014 1 Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS préstamos recibidos a Estados Unidos que ascendían a más de un billón de dólares, con este préstamo debía pagar las indemnizaciones y resolver su política económica. Tras la caída de la bolsa de Nueva York y la consiguiente crisis económica de 1929 los capitales americanos fueron regresando a su país, lo que agravó aún más la situación de Alemania. Entre 1931 y 1932, y con una situación económica precaria, EE.UU. condonó definitivamente las deudas que habían contraído con este país Francia y Reino Unido. El caso es que ambos países a su vez, condonaron buena parte de la deuda a Alemania tras la Moratoria Hoover y las Negociaciones de Lausanne. Podríamos decir que hacia 1932 Alemania sólo pagaba el 2% de las deudas de guerra. Asimismo , Hitler se negó a seguir pagando ese 2%, e inició la II Guerra Mundial. Tras finalizar la II Guerra Mundial con la victoria aliada, Alemania nuevamente es condenada a pagar un alto precio –insuficiente a todas luces si lo comparamos con el genocidio infringido en toda Europa–. En el Tratado de Londres de 1953, los Estados Unidos., apostaron por convertir a la República Federal de Alemania en un dique de contención anti soviético, arrastrando a 20 países a condonar la deuda alemana, iniciando el llamado “milagro económico”. La RFA consiguió que se cancelase el 50% de todas las deudas y el resto de la deuda se consiguió pagar de forma tan inteligente que la locomotora económica alemana se pusiese en marcha. En el Tratado se renegociaron préstamos que Alemania había contraído durante la República de Weimar para pagar las reparaciones de guerra que obligaba a Alemania el Tratado de Versalles de 1919. La deuda de instituciones públicas y del sector privado alemán sumaba unos 5.800 millones de marcos. Esta cifra, junto a otras deudas anteriores a la guerra, quedó redondeada en 13.500 millones de marcos. Por otro lado, se renegociaron préstamos que la RFA había recibido de las potencias vencedoras, en especial de EEUU, para financiar la reconstrucción alemana tras la II Guerra Mundial. Historia Digital, XIV, 24, (2014). ISSN 1695-6214 © Historia Digital, 2014 2 Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS No nos queda más remedio que comparar el trato que otorga hoy Alemania a sus “socios” europeos. Grecia, por ejemplo, está siendo forzada a pagar grandes sumas generando una recesión muy perjudicial para la población. Volviendo a 1953, precisamente uno de esos generosos acreedores fue Grecia, que no tuvo en cuenta el casi millón de muertos que las fuerzas de ocupación alemanas infringieron en suelo griego. También España firmó el acuerdo para la cancelación de la deuda alemana. Podemos decir que Tratado de Londres de 1953 es aun hoy uno de los mejores ejemplos históricos de lo que se debe hacer con un país con una quiebra técnica, otorgando soluciones eficaces para su recuperación, y por ello, condonaron la deuda países como los anteriormente citados acompañados de Bélgica, Ceilán (actual Sri Lanka), Dinamarca, Francia, Irán, Italia, Yugoslavia, Canadá, Liechtenstein, Luxemburgo, Noruega, Paquistán, Suecia, Suiza, Suráfrica, Reino Unido y Estados Unidos. Como en 1939, durante 1990, un año más tarde de la unificación de Alemania, se revisaron los términos del Tratado de Londres y se retomó el pago de las indemnizaciones congeladas en virtud del mismo. Pero el canciller Kohl se negó rotundamente a pagar una deuda pendiente que consideraba “anacrónica”. Por todo ello podemos concluir esta reflexión argumentando que el “milagro alemán” se basó primordialmente en la generosidad de unos países que comprendieron una situación difícil de un país como la república Federal de Alemania, unido al impago reiterado de las deudas por indemnizaciones de guerra. La “amnesia alemana", se olvida de la prosperidad adquirida por la explotación del trabajo forzado en los campos de concentración Nazi –colosos económicos como Volkswagen, Krupp, Thyssen, o I.G. Farben– . Más tarde gigantescas multinacionales como Bayer, Agfa, Aventis, o Siemens, siguen utilizando prácticas abusivas llevando su producción a países en desarrollo, escudándose en “el mundo globalizado de hoy”. Alemania también se olvida de Historia Digital, XIV, 24, (2014). ISSN 1695-6214 © Historia Digital, 2014 3 Historia Digital colabora con la Fundación ARTHIS su socia y amiga Grecia, tan maltratada militar y económicamente y a la que ha impuesto –desde la UE y de forma directa– condiciones financieras muy desfavorables para las arcas del país y para sus habitantes. Los estudiantes alemanes deberían aprender todos estos puntos en sus clases de Historia y los medios de comunicación se deberían hacer eco de estos hechos. La importancia de la Historia queda demostrada. Una vez más, nos damos cuenta de lo frágil y manipulable que puede ser nuestra disciplina, bien a través de historiadores que trabajan bajo las directrices de los gobiernos, bien escribiéndola de forma arbitraria con una pluma inexperta, bajo los preceptos de una línea editorial. Opine sobre este tema en nuestro Historia Digital, XIV, 24, (2014). ISSN 1695-6214 © Historia Digital, 2014 Historia Digital, XIV, 24, (2014). ISSN 1695-6214 © Historia Digital, 2014 4