Estrategia de la UE para la zona del Atlántico Estrategia de la UE para la zona del Atlántico Contribución conjunta de España, Portugal, Francia e Irlanda I - Introducción El Atlántico es el único océano abierto que bordea las costas de los países miembros de la UE y es fuente de nuevas y diferentes oportunidades marítimas para el desarrollo, lo que genera también nuevas responsabilidades. Constituye una vía de paso hacia otros dos continentes, un lugar en el que se encuentran varias importantes cuencas marítimas y que cobija entornos extremos de gran profundidad. Estas son las características fundamentales, únicas y distintivas, de este ámbito marítimo tan extraordinariamente variado tanto desde el punto de vista geográfico como social, cultural, científico, medioambiental y económico. Es necesario tener debidamente en cuenta todos estos factores, y demás elementos de diferenciación, para sacar el máximo provecho del potencial que ofrece el Atlántico, añadir valor a las actividades tradicionales y promover otras nuevas, salvaguardando al mismo tiempo para las generaciones futuras los sistemas naturales, muchos de los cuales están aún por descubrir. La estrategia para el Atlántico supondrá un valor añadido importante para las partes interesadas, en un amplio abanico de prioridades comunes, y para la UE en su conjunto: a) al aumentar la conciencia de los desafíos comunes y de las prioridades compartidas y fomentar las oportunidades de trabajar juntos siempre que puedan encontrarse sinergias para un enfoque común; b) al estimular el desarrollo económico y un uso más eficiente de los recursos; c) al propiciar un enfoque basado en el ecosistema para coadyuvar a la aplicación de la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina (MSFD, por sus siglas en inglés) en relación con la Planificación Espacial Marina a efectos de favorecer un uso más racional del espacio atlántico; d) al poner en marcha acciones y proyectos tangibles y medibles, para mejorar la sostenibilidad general y la aplicación de la política comunitaria en el ámbito atlántico. La estrategia para la zona del Atlántico, basada en una cooperación reforzada, en particular a nivel regional, brindará también importantes oportunidades para: • mejorar la ejecución de las políticas comunitarias y garantizar que se tengan en cuenta las peculiaridades de la zona del Atlántico; • mejorar la competitividad y la sostenibilidad de los sectores tradicionales (como el transporte marítimo, el marisqueo o el turismo marítimo); 1 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico • crear y explotar mercados globales de nuevos servicios y productos orientados al medio ambiente (por ejemplo, energía oceánica renovable, biotecnología marina relacionada con la alimentación y la salud, servicios y productos SMART de alta tecnología para el control y la gestión del medio ambiente); • garantizar un mejor intercambio de asesoramiento técnico e infraestructuras especializadas entre los países atlánticos, así como un mejor acceso a los mismos; • mantener un estrecho contacto sobre el uso de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) y las plataformas continentales. • mejorar la seguridad en la zona del Atlántico; • movilizar y aplicar más eficazmente los fondos europeos de cooperación territorial para atender las prioridades y ofrecer financiación inicial a iniciativas económicas que redunden en beneficio mutuo. La aprobación por parte de la Comisión Europea del Libro Verde sobre la futura política marítima de la Unión Europea marcó el inicio de un camino que culminó en 2007 con la aprobación de la Política Marítima Integrada (PMI). La PMI ha sido un objetivo estratégico de la Unión Europea, presidido por un constante y decidido compromiso por su ulterior desarrollo y ejecución. Los objetivos estratégicos de la Comisión para los próximos 10 años, EUROPA 2020, contienen tres prioridades: Un crecimiento inteligente, sostenible e integrador (SSIG, por sus siglas en inglés), que también deberá verse reflejado en la PMI. Asimismo, la PMI, con su énfasis en el desarrollo de asuntos marítimos, puede tener importantes repercusiones sobre la cohesión social, económica y territorial” El informe de situación sobre la ejecución de la PMI, emitido por la Comisión en 2009, establece seis prioridades para la futura ejecución de la PMI. Como ha reconocido la Comisión, el planteamiento basado en las cuencas marítimas es un aspecto esencial de la PMI. Las directrices para avanzar aún más en su ejecución señalan la conveniencia y la posibilidad de desarrollar una estrategia especialmente consagrada a la zona atlántica. A pesar de las distintas políticas nacionales y comunitarias que se están aplicando en el espacio atlántico, existe una necesidad real de contar con un planteamiento de ámbito europeo basado en el fortalecimiento de la cooperación entre comunidades y Estados ribereños, el sector privado y la sociedad civil. A fin de que una Estrategia para la zona del Atlántico pueda aprovechar en su integridad las características distintivas generales de la dicha zona, debe comprender un modelo de intervención apto, con herramientas de planificación adecuadas, un calendario aceptable y planes de acción factibles. Para alcanzar estos objetivos, la EUSA precisa de la implicación de los gobiernos y los jefes de Estado en los procesos de toma de decisiones y el consiguiente compromiso de la Comisión de la UE en su gestión y desarrollo. La EUSA ha sido concebida para añadir valor a la Política Marítima Integrada de la UE, mediante el refuerzo de la coordinación en los programas y políticas existentes o bien para brindar la oportunidad de compartir objetivos comunes y prácticas hasta ahora particulares de cada Estado, y para promover un marco coherente. Hay una gran ventaja en la cooperación regional en el seno de la EUSA respecto a un amplio número de asuntos, 2 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico incluidos la recuperación económica, la competitividad, el desarrollo sostenible y las cuestiones medioambientales. En este momento ya se han incorporado mecanismos en ciertas políticas de la UE, como la Política Marítima Integrada, la política de las regiones o la de las redes de transporte europeas. La estrategia de la Unión Europea para la zona del Atlántico no pretende sustituirlas sino dotarlas de una coherencia general mediante un enfoque territorial y sectorial integrado. II- La zona del Atlántico La definición de la zona del Atlántico en el contexto de la PMI constituye un reto importante, dada la extensión y diversidad del Atlántico a todos los niveles (geográfico, social, cultural, medioambiental y económico) y la necesidad de establecer un conjunto de principios generales para una delimitación flexible de las zonas geográficas con arreglo a los objetivos que se contemplen. Por ejemplo, la percepción y definición de la zona del Atlántico no resulta sencilla cuando se plantea un enfoque basado en el ecosistema, y teniendo en cuenta los particulares recursos y hábitats, actividad humana y normativa. Las zonas a que se refieren diferentes instrumentos, como el Convenio OSPAR sobre la protección del medio marino del Nordeste Atlántico, la NAFO o la Política Pesquera Común, pueden ser muy distintas e incluir únicamente algunas zonas marítimas. En este sentido, la UNCLS debe considerarse el principal marco jurídico y territorial para la definición de la zona del Atlántico. También habría que tomar en cuenta otras posibles percepciones de la zona del Atlántico, como la necesidad de cooperación intercontinental y transnacional en el ámbito de los asuntos transfronterizos en las regiones costeras y en el océano profundo y muy profundo, los intereses de las minorías culturales, y las regiones geográficamente confinadas o subzonas específicas, como la Macaronesia. El vigente marco normativo está orientado principalmente a las actividades o los asuntos marítimos concretos y no determinado por la geografía, esto es, no centrado en la cuenca marina. Este enfoque sectorial no toma generalmente en cuenta todo el espectro de implicaciones de la normativa en otras actividades o sectores marítimos normalmente no sujetos a esos límites. Pueden tomarse en consideración otras complejidades que llevan a diferentes percepciones del Atlántico. La virtualidad del Atlántico como objeto de una estrategia específica viene determinada y justificada por una voluntad: la de proteger el océano y explotar de forma sostenible su potencial a largo plazo en beneficio del desarrollo, en el marco de las principales prioridades de la UE, EUROPA 2020, en línea con el compromiso de desarrollar una economía basada en el conocimiento y la innovación, promover un uso más eficiente de los recursos y una economía más sostenible y competitiva, que fomente el pleno empleo y genere cohesión social y territorial. La dimensión intercontinental, junto con los históricos vínculos entre Estados y regiones en todas las riberas del Atlántico, constituyen activos de gran importancia. La distribución geográfica y las distancias entre Estados y regiones en diferentes continentes suponen retos y oportunidades a múltiples niveles de las actividades y asuntos marítimos, como la protección y salvaguarda del ecosistema, la seguridad y protección en la mar, el 3 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico cambio climático y la seguridad alimentaria. Algunos de ellos requieren la presencia efectiva de recursos materiales y humanos y el compromiso de recursos financieros. Una de las señas de identidad de este océano son las regiones atlánticas ultraperiféricas de la UE. A pesar de las grandes distancias al continente europeo, las características geográficas, sociales, culturales y económicas de las islas, sus regiones costeras y el océano muy profundo circundante, crean nuevos retos y oportunidades, algunas de ellas referidas a los campos de actividad más prometedores, como la biotecnología azul y la explotación de los recursos naturales. Ello exige que se garantice la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad y que se establezcan directrices respecto a la distribución justa y equitativa de los beneficios que se deriven del uso de los recursos genéticos. La necesidad de asegurar la cohesión social y territorial es otro acicate para poner en marcha una estrategia específica. La inmensidad, complejidad y diversidad del Atlántico son factores que deberían tomarse en cuenta al considerar las distintas definiciones de la zona. Del completo espectro de posibles planteamientos para definir la zona del Atlántico, dos son imprescindibles: uno corresponde a la dimensión global de la estrategia de la UE; el otro comprende la extensión total de las zonas marítimas de UNCLS. La primera zona incluye toda la extensión del Océano Atlántico, de Norte a Sur y de Oeste a Este, comprendiendo el Canal de la Mancha y el mar de Irlanda, hasta la entrada al Mar Mediterráneo. Esta dimensión atlántica puede a su vez subdividirse, para contemplar zonas estratégicas concretas de la EUSA. Los asuntos internacionales/globales, como el transporte marítimo y las cuestiones de seguridad y medioambientales, incluido el cambio climático, exigen un enfoque que abarque la gran cuenca atlántica. La segunda zona incluye el fondo marino, hasta el límite exterior de la plataforma continental y de la columna de agua dentro del límite de la zona económica exclusiva de los Estados del arco atlántico de la UE: (Reino Unido, Irlanda, Francia, España y Portugal). Este área define un marco espacial coherente en el que atender la explotación económica sostenible y la conservación del medioambiente como áreas estratégicas, lo que comprende la exploración y explotación de recursos minerales, hidrocarburos y genéticos, energías marinas, pesca y acuicultura, medio ambiente y biodiversidad, entre otros campos. III - La Estrategia para la zona del Atlántico La oportunidad de crear un modelo de desarrollo para la zona del Atlántico de la UE ofrece la posibilidad de atender, de forma integrada, los retos del océano por lo que se refiere a la valoración de su potencial y su protección, teniendo presente la necesidad de considerar otros procesos en marcha e instrumentos vigentes que pueden complementar las iniciativas de la UE. Valorar los ecosistemas oceánicos, obteniendo beneficios sostenibles del territorio mediante la promoción de las prospecciones y la exploración y explotación sostenibles de los recursos naturales, desarrollando y reforzando todos los sectores de actividad, y aumentando la accesibilidad del territorio. Proteger, con el fin de conocerlos en profundidad, la biodiversidad, el medio ambiente y su situación. El modelo resultante tendrá también en cuenta, entre otros aspectos, los retos del cambio climático, incluida la pérdida de biodiversidad, y la presente situación económica. 4 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico Este modelo debería ser fiable, factible y duradero, con unos objetivos que en gran medida dependerán de la disponibilidad de datos y la capacidad de recogerlos, del intercambio de información y del uso práctico eficaz del conocimiento, con el fin de impulsar las decisiones hacia la sostenibilidad. La Estrategia de la UE para la zona del Atlántico, en línea con el crecimiento inteligente, sostenible e integrador (SSIG, por sus siglas en inglés, basado en el conocimiento y la innovación, en las actividades sostenibles y en conseguir la cohesión social y territorial) pretende ser general (esto es, aplicable en cualquier punto de la zona del Atlántico) y tener a la vez la capacidad de convertirse en específica (esto es, centrada en un problema) a la hora de considerar una cuenca o un bioma. De esta forma, las principales prioridades de la Estrategia están limitadas o constreñidas geográficamente, tienen naturaleza transnacional y comparten el Océano que las conecta y bajo cuya influencia se encuentran. El modelo general de desarrollo de la Estrategia de la UE para la zona del Atlántico (EUSA) se deriva del ADN atlántico: el trazado de referencia de la zona del Atlántico en el plano geopolítico, geoestrátegico y geoeconómico, sus países fronterizos de la UE y occidentales, las regiones ultra periféricas de la UE de la Macaronesia y los restantes Estados miembros. El ADN atlántico comprende el conjunto de características políticas, geográficas, demográficas socioeconómicas y medioambientales que definen la zona del Atlántico. El modelo de desarrollo de la EUSA parte del ADN atlántico a través de un conjunto de líneas de acción, instituciones raigales mutuamente interactivas, transversales y omnipresentes en el modelo de desarrollo. Tomadas en su conjunto establecen la coherencia general y los instrumentos básicos para la consecución de los principales objetivos y los valores añadidos definidos en la EUSA, contribuyendo así a la valoración económica y la mayor cohesión territorial en la zona atlántica de la UE, facilitando la toma de decisiones mediante la apropiada ordenación del espacio marítimo y, en consecuencia, llevando a una mejor gobernanza a diferentes escalas espaciales. Las líneas de acción actúan sobre una estructura fundamental concreta de áreas estratégicas de actividad fuertemente interdependientes que comprenden tres vectores principales de valor añadido: exploración, conservación y explotación del Atlántico. .Por separado, ofrecen la posibilidad de identificar los objetivos de los programas, de los cuales se extraen conjuntos de proyectos insignia (Anexo I), que constituyen las verdaderas aplicaciones prácticas de la EUSA. El modelo de desarrollo de la EUSA es, por su naturaleza, sistemáticamente transfronterizo y con frecuencia de alcance transcontinental. Su ejecución integral exige recursos efectivos y sistemáticos, hasta un nivel que llegará a sobrepasar la capacidad de financiación de Estados individuales, especialmente de aquellos que ya están llevando a la práctica sus estrategias de ámbito nacional. El proceso de desarrollo y puesta en práctica de la EUSA tendrá que llevar asociado un papel significativo del sector privado. IV - El ADN atlántico, las líneas de acción y las áreas estratégicas 5 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico La dimensión intercontinental, las peculiaridades regionales, la naturaleza oceánica muy profunda y las regiones ultraperiféricas son características singulares y distintivas que pueden ser consideradas como el ADN de la zona atlántica de la UE. Las líneas de acción que funcionan como pilares derivados de este ADN son las siguientes: La investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) , como políticas transversales e instrumentales a todos los elementos de la estructura principal, y el conocimiento fundamental del Océano son esenciales para proteger el medio marino y promover el desarrollo de la economía marítima. Las políticas deberían impulsarse mediante programas orientados al desarrollo de las actividades marítimas más prometedoras. La I+D+i es fundamental para potenciar los recursos y oportunidades en el océano muy profundo, con sus singulares ecosistemas hidrotermales. Con arreglo al borrador de declaración de Ostende, entre las iniciativas concretas están la creación del Sistema Europeo de Observación de los Océanos y de un centro y archivo europeo de datos sobre los océanos. La planificación espacial para promover un uso racional y sostenible del mar y equilibrar los distintos intereses, incluidos los aspectos medioambientales, y mejorar la calidad de las decisiones. Podría interpretarse también, desde un punto de vista estratégico, como una plataforma para el desarrollo de actividades marítimas. Ofrece a los responsables de la toma de decisiones y a las partes interesadas los instrumentos adecuados para dicha toma de decisiones y la mejora efectiva de la gobernanza. La creación de un marco general de seguridad y protección que promueva una presencia más amplia y sistemática en las aguas atlánticas. Esta línea de trabajo fortalecerá la seguridad de la navegación marítima, las estrategias de búsqueda y salvamento, e incrementará la coordinación transnacional y transcontinental para la prevención o mitigación de las catástrofes naturales y la contaminación marina. La seguridad marítima comprende todos los medios para hacer frente a los riesgos y amenazas marítimas en el Atlántico, que incluyen, entre otros: la proliferación armamentística, el terrorismo y la piratería, así como el tráfico ilegal de personas, armas y estupefacientes. Para alcanzar este objetivo de seguridad será preciso un planteamiento integral. Serán de primordial importancia un conocimiento de la situación marítima y un intercambio de información excepcionales y la búsqueda de la máxima eficacia y eficiencia de los recursos disponibles. El planteamiento a seguir tendrá que contemplar el espacio entre alta mar y los sistemas de seguridad y protección basados en tierra e implica también, dada la enorme extensión del espacio geográfico, el uso de instrumentos de detección a distancia y vigilancia por satélite. Conectividad. Dada la extensión geográfica de la zona del Atlántico, así como la existencia de regiones ultraperiféricas, como las islas de la Macaronesia, es fundamental garantizar la cohesión política y económica en el seno de la UE. Un planteamiento es reforzar la conectividad territorial, mediante la mejora de las redes de infraestructuras existentes, tanto físicas, con nuevas correspondencias marítimas y el desarrollo de las autopistas del mar, como en el ámbito de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación), en particular en lo relacionado con los servicios marítimos electrónicos. Otra medida implica la aplicación del principio del valor añadido mediante la diferenciación, con el apoyo que supone la 6 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico discriminación positiva a las características particulares, productos y actividades de las regiones ultraperiféricas, sin tomar en cuenta su viabilidad económica. La conectividad mejorará también mediante la divulgación de la cultura marítima del frente atlántico y la Macaronesia, con sus peculiaridades regionales y locales. Estas acciones incrementarán la percepción de su dimensión marítima. La conectividad puede ser también enfocada, en su dimensión intercontinental, como un instrumento para la promoción de la dimensión internacional de esta estrategia, a fin de promover asociaciones entre la UE y otras Partes, incluidas la CPLP (Comunidad de Países de Lengua Portuguesa), la OIF (Organización Internacional de la Francofonía) y la SEGIB (Secretaría General Iberoamericana). Se utilizarán también otros foros internacionales como medios importantes de difusión, influyendo en las políticas marítimas de países extranjeros. Debería recordarse que la mayoría de las actividades referentes al Atlántico tiene una dimensión global y exige normas globales, que superen las fronteras nacionales. La estructura primaria de las zonas estratégicas comprende los recursos naturales, el medio ambiente y la sostenibilidad y usos del océano. Teniendo en cuenta los conocimientos científicos actuales, la zona atlántica posee un importante potencial económico en los recursos naturales (exploración). Las profundidades del océano, con su medio ambiente extremo, plantean dos objetivos de actuación, los recursos genéticos y los recursos minerales. Se llevarán a cabo acciones firmemente sustentadas en la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica para abordar la exploración y explotación sostenibles de estos recursos, garantizando al mismo tiempo que se comparten los beneficios. En el litoral más próximo el potencial para las energías renovables existe tanto en la Macaronesia como en el frente atlántico europeo. Debe fomentarse y apoyarse, mediante programas financieros adecuados, el desarrollo de las energías renovables obtenidas de fuentes marinas como el viento, las olas y la marea, entre otras, con el fin de crear una red marina en el arco atlántico y establecer centros de ensayos energéticos en el mar. El medio ambiente y la sostenibilidad (conservación) son factores que ya han tenido una importante repercusión socioeconómica en el espacio de la UE. El océano desempeña un papel crucial en la regulación del clima. El cambio climático y los efectos de la presión del hombre están ocasionando problemas en las cuencas, como la acidificación y perturbaciones en la circulación oceánica, lo que en última instancia repercute considerablemente en la gestión de las poblaciones de peces; exposición cada vez mayor a la subida del nivel del mar de las zonas ribereñas y próximas al litoral de la UE; y, por lo que respecta al medio ambiente, pérdida de biodiversidad en ecosistemas sometidos a stress y falta de sostenibilidad de la pesca. Esta área estratégica contemplará objetivos que contribuyan eficazmente al conocimiento del océano, al seguimiento, recurriendo a instrumentos como el EURO-GOOS (Sistema Europeo de Observación del Océano) y la oceanografía operacional sistemática, y a la conservación del medio ambiente marino, un importante activo derivado de la aplicación de la Directiva Marco sobre Estrategia Marina (por sus siglas en inglés, MSFD). En paralelo, es prioritario salvaguardar y proteger a personas y bienes mediante el desarrollo de la Gestión Integrada de las Zonas Costeras, la protección del litoral y las obras costeras. El planteamiento invita a aprovechar las condiciones naturales de la costa, siguiendo el principio de trabajar con la naturaleza y no contra ella, lo cual es más 7 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico provechoso a largo plazo y más eficaz en la mitigación de amenazas naturales. En general, los objetivos de actuación fomentarán los factores de sostenibilidad en la zona atlántica de la UE, en las cuencas y en el litoral más próximo y regiones ribereñas. Los usos económicos del océano (explotación)1 y las actividades conexas comprenden todas las actividades humanas, tanto directas como indirectas, que justifican la valoración económica de la zona atlántica y representan un importante potencial de creación de empleo azul. Los objetivos de actuación y los proyectos punteros (Anexo I) en esta zona estratégica comprenden: Turismo y deportes, uno de los principales activos económicos de las zonas costeras, con un gran potencial para el desarrollo de deportes náuticos y recreativos, así como para el ecoturismo. Las zonas costeras son el destino turístico más atractivo de Europa y el impacto de esta actividad reporta grandes beneficios a la población local y regional, proporcionando un estímulo para las actividades económicas. Transportes y puertos. Considerando el transporte marítimo como la principal actividad económica marina, debe articularse un conjunto de directrices claras y prestarse apoyo financiero. Ha de fomentarse el desarrollo de las autopistas del mar y de los sistemas marítimos electrónicos, así como las nuevas estrategias sobre puertos de aguas profundas y transporte intermodal. Los astilleros y la reparación de buques constituyen un sector estratégico para los países marítimos. Se trata de una actividad tradicional de alta tecnología, con conocimientos muy especializados y mano de obra cualificada que representa un gran potencial para la innovación, pero necesita adaptarse a normas de seguridad y a un marco legislativo más exigente en materia medioambiental. La pesca y la acuicultura son un sector tradicional con implicaciones socioeconómicas que es importante tener en cuenta. La escasez de recursos naturales abre un inmenso campo para aumentar la producción pesquera mediante el desarrollo de la acuicultura marina. Las actividades pesqueras artesanales deben mantenerse merced a un marco reglamentario específico. La pesca recreativa tiene gran impacto económico e influencia en los recursos costeros, por lo que es importante considerar su papel. Servicios marítimos. Las actuaciones ya en curso o derivadas de la aplicación de la EUSA evolucionarán gradualmente en las diferentes zonas estratégicas, favoreciendo el desarrollo de infraestructuras y tecnología a gran escala que avalarán la creación de un conjunto de plataformas a mayor escala de servicios marinos, como los derivados de la explotación de los recursos naturales y de la valoración del potencial energético. Energía oceánica renovable. La zona atlántica es una de las más ricas del mundo en términos de energía producida por el viento, las olas y la marea. Actualmente se 1 Véase artículo 56(1) de UNCLOS. Derechos, jurisdicción y deberes del Estado ribereño en la zona económica exclusiva 8 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico calcula que, para 2050, hasta el 50% del suministro eléctrico de Europa podría provenir de la energía renovable oceánica generada frente a la costa atlántica. Ello conllevaría enormes ventajas para la región en cuanto a creación de empleo y desarrollo de productos y servicios destinados al comercio internacional, y para la Unión en su conjunto en términos de seguridad energética, menor dependencia de los combustibles fósiles y reducción de las emisiones de CO2. Biotecnología marina. Dados sus extensos territorios marinos, los Estados miembros de la zona del Atlántico están bien situados geográficamente para explotar el potencial de la biotecnología marina, con sus enormes posibilidades de desarrollo innovador y sostenible. El mercado mundial de productos y procesos de biotecnología marina se calcula en la actualidad en aproximadamente 2.800 millones de euros (2010), con un índice de crecimiento anual acumulativo del 4-5%. V – El Marco Estratégico de Desarrollo y su puesta en práctica La plena consolidación de la estrategia y el éxito de su puesta en práctica – que deberá alcanzarse en el marco de EUROPA 2020 – exige un firme compromiso por parte de todos: la UE, los Estados miembros, las Agencias de la UE (por ejemplo, FRONTEX y EMSA), las regiones y otras organizaciones y actores interesados, de los sectores público y privado, a todos los niveles decisorios. La movilización y el compromiso de todos favorecerán la observancia de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad. La CE debe desempeñar un papel fundamental de control y responsabilidad durante todo el proceso de puesta en práctica de la Estrategia. El Comité de las Regiones - órgano consultivo, compuesto por representantes de las autoridades locales y regionales de Europa, que debe ser consultado antes de la adopción de decisiones comunitarias en materias tales como la política regional, el medio ambiente, la educación y el transporte que competen directamente al gobierno local y regional – debe ejercer el papel, aquí también, de órgano consultivo a iniciativa propia o a solicitud de otra institución de la UE. Asimismo, el Comité Económico y Social Europeo (CESE) –órgano consultivo que representa a empleadores, sindicatos, agricultores, consumidores y otros grupos de interés que conforman colectivamente la sociedad civil organizada – debe exponer sus puntos de vista y defender sus intereses en los debates sobre políticas con la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo, a iniciativa propia o previa solicitud. En términos de gobernanza, el ADN de la zona exige una nueva dimensión de la cooperación internacional, recurriendo por una parte al marco organizativo real y por otra a la experiencia derivada de la aplicación de otros proyectos de la UE. (por ejemplo, el proyecto de vigilancia marítima Bluemassmed), e ideando también nuevas soluciones. A este respecto, la cooperación territorial debe incorporar la dimensión de la frontera marítima e incluir la cooperación con regiones próximas a la UE, valorando otras formas de proximidad distintas a la meramente geográfica. 9 Estrategia de la UE para la zona del Atlántico Dados los retos que plantea esta tarea tan específica, una posible solución desde el punto de vista de la gobernanza para poner en práctica la Estrategia de la UE relativa a la zona atlántica sería utilizar una estructura organizativa en dos niveles: a nivel político y de coordinación, con un Comité Rector y a nivel operativo, con comités de trabajo por sectores. Su funcionamiento debe desarrollarse en combinación con las estructuras de gobierno ya existentes de la UE y teniendo en cuenta el valor añadido aportado por EUSA. 10