Movimientos más coordinados Ayúdalo a reconocer los nombres En esta etapa tu hijo empieza a asociar objetos o rostros con sus respectivos nombres, es importante que cuando estén en contacto con otras personas digas el nombre de cada una para que el pequeño se vaya familiarizando. Por ahora el bebé no va a repetir las palabras que tú le dices, pero le servirá para que se familiarice. Al bebé le gusta mucho imitar gestos. Haz muecas, levanta tus brazos o aplaude y verás que en pocos días copiará tus movimientos. En esta edad tu hijo necesita mucho ejercicio, es conveniente disponer de un corralito para evitar que se golpee o que se meta en la boca objetos peligrosos. Además, le sirve para comenzar a mantenerse de pié con un poco de tu ayuda. Este es un excelente ejercicio para fortalecer sus piernitas. Durante estos meses es recomendable combinar la estimulación normal con la estimulación acuática. Este es un período de muchos logros para tu bebé. Empezará a sentarse, a gatear y a reconocer y nombrar a las personas que lo rodean. Al llegar a los cinco meses tu pequeño ya tiene control de su cuerpo y de sus movimientos. Además, empieza a desarrollar sus sentidos y a expresar mejor sus emociones. Durante esta etapa debes impulsarlo a hacer nuevas cosas, por ejemplo, sentarse. Puedes empezar con ejercicios de rotación con una pelota, ejercicios de equilibrio de espalda como suaves abdominales. También es necesario que él sea consciente de las partes del cuerpo. Los especialistas recomiendan realizar “lluvias de texturas” que consiste en dejar caer sobre la espalda del pequeño elementos suaves y diferentes como arroz o trozos de papel celofán. Durante las comidas, aprovecha para jugar todo el tiempo con él para que comer no signifique un sacrificio para él ni para ti. Puedes dejar que juegue con la cuchara de la sopa y luego enséñale a tomarla con su manito, vas a ver que pronto aprenderá a usarla correctamente. Entre sonidos y gateo Conviene que se quede sentado en su cuna o cochecito para que pueda ver todo lo que está a su alrededor y cambiarlo seguido de lugar para que no se aburra. Además, aprenderá a diferenciar sonidos. Es importante que lo estimules colocando música o cantándole. Ya puedes jugar a las escondidas, ocultando sus objetos favoritos debajo de algo que esté a su alcance, verás como él solo los encuentra después de varios intentos. Entre los seis y siete meses tu bebé empezará a gatear. Incentívalo para que comience a hacerlo colocando delante de él los juguetes que más le gusten, y arrástralos para que trate de alcanzarlos. En los centros de estimulación se incentiva el gateo con rodillos o almohaditas. Además, puedes jugar con tu bebé en el suelo, empujando una pelota hacia él para que comience a entenderl los códigos de los juegos. 2 Dormir, una necesidad Siempre boca arriba Para facilitarle el sueño, mécelo en tus brazos. El movimiento de vaivén le recordará su vida intrauterina, lo tranquilizará y lo hará dormir antes. Además, su sueño será más profundo. Pero, eso sí, acuéstalo en la cuna antes de que se duerma. Así se habituará a dormir solo y, si se despierta por la noche, se dormirá de nuevo. No lo abrigues mucho y hasta los seis meses no lo cambies a la cuna. En el moisés, se sentirá más cómodo. Para dormir, coloca al bebé boca arriba. Es recomendable que el niño esté inclinado levemente. Puedes adecuar la cuna con almohadas, cobijas o utilizar almohadas antireflujo, que impiden que el pequeño se asfixie por la posición en la que mantienen su cuerpo. Varios estudios demuestran que cuando el bebé duerme boca abajo hay mayor incidencia de muerte de cuna o muerte blanca. Cuando el niño de las vueltas por sí mismo, no es necesario cambiarlo de posición. Debe aprender a dormir en su cunita o moisés. Es peligroso que se duerma en la misma cama con los padres porque puede ser sofocado. Además, el dormir en su propia cama favorece la formación e identificación de sí mismo y disminuye el riesgo de sofocación. Dentro de unos meses, tu hijo dormirá de seis a nueve horas seguidas y podrá tener su cuarto. Claridad versus oscuridad Puedes ayudar a tu bebé a distinguir entre el día y la noche para que duerma por períodos más largos de tiempo en la noche. En el día, colócalo en un lugar iluminado donde se escuchen los ruidos naturales. No le cierres las cortinas. No des a su alcoba un ambiente “nocturno”. En la noche, la habitación debe ser oscura y silenciosa. Para que sepa que es hora de dormir, dale un baño y vístelo con un pijama. Cuando debas darle de lactar, no enciendas las luces. Utiliza una lámpara con una luz muy tenue. Habla en voz baja, no le hagas jugar ni converses con él. Conocer cómo manejar el sueño de tu bebé te será de gran ayuda. Toma en cuenta sus horarios para que lo ayudes a dormir mejor. 3 Establecer rutinas Es importante que ayudes a tu bebé a establecer buenos hábitos de descanso, para que poco a poco regule sus necesidades de sueño y pueda dormir durante toda la noche. Los especialistas recomiendan establecer rutinas para ayudar al pequeño durante este proceso. Por ejemplo, primero puedes bañar al bebé, luego alimentarlo y hacerlo dormir. Debes procurar realizar estas actividades en el mismo horario para ir acostumbrando al pequeño a su nueva rutina. Enseñarles a dormir siempre a la misma hora, en su camita, con o sin osito o mantita, les ayuda a entender lo que se espera de ellos. La rutina es lo mejor en estos casos. Evitará situaciones de ansiedad, y de innecesarias negociaciones. Una buena rutina a la hora de dormir puede durar de 15 a 30 minutos. Entre la ducha, los mimos, la limpieza de los dientes, los cuentos o las canciones, las oraciones y lo que se les ocurra, el niño seguramente conciliará el sueño más tranquilamente. Se debe intentar mantener la rutina en los mismos horarios todos los días. Así estarán educando el sueño del hijo. Observa sus señales de cansancio Una forma de contribuir al buen descanso del bebé, es familiarizarte con sus señales de sueño, y ponerlo a dormir apenas muestre esa señal. Con el paso del tiempo, este comportamiento desarrolla en el bebé una falta de sueño, que complica más el desarrollo de un patrón de sueño deseable. Aprende a leer las señales de sueño que tu bebé ofrece: inquieto, bostezo, silencio, pérdida de interés por los juguetes, y una mirada vidriosa. Pon el bebé a dormir cuando se vea cansado. El ambiente ideal Es importante que la habitación del bebé disponga de las condiciones necesarias para que lo inviten al descanso. Un ambiente tranquilo y de relajación ayudarán al pequeño a conciliar el sueño y reducir los despertares nocturnos. Al hacer dormir al bebé mantén una actitud calmada y habla bajito, puedes encender una luz tenue y sintonizar música relajante. Estos son algunos de los ingredientes que ayudarán al pequeño a prepararse para el sueño. ¿Cómo lograr un sueño adecuado? Ten presente los siguientes consejos para conseguir un descanso óptimo en tu hijo: Alimentación en los horarios correspondientes. Recuerda que los bebés necesitan de rutinas y hábitos, pues éstos los ayudan a sentirse más seguros. Mantener un ritual a la hora de dormir que puede ser con un baño y masajes mientras se le habla o canta suavemente, pijama y dormir. Crear un ambiente adecuado para el sueño. Evitar estímulos previos a dormir como sonidos, juegos, actividad. La utilización de una ropa de dormir adecuada a la estación también ayudará al niño a conciliar el sueño. Un niño poco o demasiado arropado puede que tenga la necesidad de despertarse por no encontrarse cómodo, y seguramente se sentirá angustiado e irritado.