EL CICLO DE LAS XANTOFILAS, UN PRECISO INDICADOR DEL ESTADO FISIOLÓGICO DE LOS ÁRBOLES J.I. GARCÍAPLAZAOLA (1) A. HERNÁNDEZ (2) U. ARTETXE J.M. BECERRIL (3) (4) (1, 2, 3, 4)Dpto. Biol. Vegetal y Ecología. Univ. del País Vasco. Apdo 644. 48080 BILBAO RESUMEN Los pigmentos del ciclo de las xantofilas (VAZ) son una de las principales adaptaciones de las hojas de los árboles frente a las adversidades ambientales. Su contenido es estable en ausencia de estrés y relativamente similar entre especies arbóreas muy diversas (peremnes, caducifolias y coníferas). Por el contrario, en condiciones ambientales desfavorables el contenido de VAZ se incrementa a corto plazo (días), al igual que lo hace el contenido total de carotenoides. En este trabajo se discute su uso como indicador precoz de estrés así como la metodología más adecuada para su determinación. P.C.: bioindicadores, carotenoides, estrés ambiental, hojas, VAZ, xantofilas SUMMARY Xanthophyll cycle pigments (VAZ) are one of the main leaf adaptations to cope with the environmental stress. VAZ content is stable in the absence of stress and is similar among a wide diversity of tree species. When plants are exposed to unfavourable conditions, VAZ content increases in the term of days as do the total amount of carotenoids. The possibilities of use of VAZ pigments as early stress indicators as well as the more suitable techniques for their determination are discussed. K.W.: biomarkers, carotenoids, environmental stress, leaves, VAZ, xanthophylls INTRODUCCIÓN Los tejidos verdes (hojas, frutos, algunos tallos) de las especies leñosas juegan un papel esencial en el desarrollo de los individuos al ser los únicos órganos capaces de aprovechar la energía luminosa para la producción de energía y compuestos estructurales. Este proceso, la fotosíntesis, puede llevarse a cabo gracias a la clorofila, un pigmento capaz de transformar la luz en energía química. En condiciones de estrés (físico, biótico o antrópico), cuando muchos procesos metabólicos se encuentran disminuidos, la luz captada por la clorofila es mayor que la capacidad de utilización por la planta y puede ser finalmente cedida al oxígeno molecular (O2) formando especies activas de oxígeno (EAO) altamente oxidantes, que dañan irreversiblemente los tejidos fotosintéticos (POLLE & RENNENBERG 1994). Estos daños se traducen externamente en el amarilleamiento de las hojas y la defoliación prematura, lo que en última instancia genera la reducción del área foliar y descensos en la producción anual de biomasa. Es precisamente la extrema sensibilidad de los tejidos fotosintéticos hacia las condiciones ambientales la que hace que éstos sean buenos indicadores del estado fisiológico de la planta. Así se han desarrollado índices de daño y estrés basados en el estado visual de la copa (decoloración, defoliación, etc). Igualmente se han realizado grandes esfuerzos por buscar otros indicadores más precisos y precoces mediante el estudio de diversos parámetros fisiológicos (asimilación de CO2, transporte electrónico, fluorescencia de la clorofila) o bioquímicos (SAXE 1996). Entre estos últimos han recibido gran atención los pigmentos fotoprotectores y compuestos antioxidantes, que si bien presentes de modo constitutivo, se inducen específicamente en respuesta a las condiciones de estrés. Los pigmentos fotoprotectores actuan a modo de “gafas de sol”, reduciendo la eficiencia con la que la clorofila capta la energía luminosa, favoreciendo su disipación como calor, disminuyendo así la generación de peligrosos procesos fotooxidativos. Dentro de estos compuestos, los carotenoides del denominado ciclo VAZ o de las xantofilas juegan un papel fundamental al ser capaces de regular con gran precisión la eficiencia de la transformación de la energía luminosa en química, respondiendo de manera muy fina a las condiciones ambientales (DEMMIG-ADAMS & ADAMS 1992). Cuando hay un exceso de luz el ciclo se activa y la violaxantina (V) es deepoxidada a zeaxantina (Z) a través del intermediario anteraxantina (A). Esta transformación es proporcional a la cantidad de energía luminosa que se absorbe en exceso, y se traduce en una diferente composición de los pigmentos fotosintéticos en el cloroplasto provocando una disipación térmica de la energía captada, sin que se de lugar a la formación de EAO. Algunos estudios han determinado que el contenido de pigmentos VAZ (expresado por clorofila) tiene un valor relativamente estable en distintas especies cuando crecen en idénticas condiciones luminosas, y que este contenido varía respondiendo como un mecanismo de adaptación a diferentes regímenes de luz, encontrándose valores de VAZ hasta 5 veces superiores en hoja de sol que de sombra en una misma especie (THAYER & BJÖRKMAN 1990). Otros estreses también inducen específicamente incrementos en los pigmentos VAZ como es el caso de las bajas temperaturas invernales, el estrés hídrico estival, los patógenos, las deficiencias minerales o la contaminación atmosférica (DEMMIG-ADAMS & ADAMS 1992). De esta forma el contenido de pigmentos VAZ resulta ser una característica altamente plástica, adaptándose en el margen de unos pocos días a las variaciones en las condiciones ambientales (DEMMIG-ADAMS et al.1989). En el presente trabajo se establecen unos patrones generales del metabolismo de las xantofilas a partir de la revisión de la bibliografía existente sobre estos pigmentos en especies arbóreas de clima templado. Estos patrones se han comprobado con las dos especies forestales representativas de los dos ambientes principales de la Península Ibérica: el haya del mundo eurosiberiano y la encina de la región mediterránea. Asímismo los índices elaborados sirven como una herramienta para la detección del estado fisiológico de los árboles así como para la selección de procedencias con una mayor tolerancia fisiológica al estrés. MATERIALES Y MÉTODOS Se ha comparado la composición pigmentaria de diversas especies arbóreas de clima templado a partir de la información contenida en 16 recientes publicaciones (ADAMS & DEMMIG-ADAMS 1994, BRUGNOLI et al. 1998; ELVIRA et al. 1998; FARIA et al. 1998, FLECK et al. 2000, GARCIA-PLAZAOLA et al. 1999, GARCIA-PLAZAOLA et al. 2000, GARCIA-PLAZAOLA & BECERRIL 2001, KRONFUß et al. 1998, MARTINEZ-FERRI et al. 2000, NIINEMETS et al. 1998, OTTANDER et al. 1995, SIRCELJ et al. 1999, SCHINDLER & LICHTENTHALER 1996; TAUSZ et al. 1999, VERHOEVEN et al. 1996); y de datos de nuestro grupo (no publicados). Así se ha obtenido la composición pigmentaria de 87 situaciones que corresponden a 25 especies, de las cuales 11 fueron árboles caducifolios (Acer monspelliensis, Acer platanoides, Betula pendula, Corylus avellana, Fagus sylvatica, Fraxinus excelsior, Malus domestica, Populus tremula, Quercus faginea, Tilia cordata, Tilia platyphyllos), 7 árboles perennifolios (Arbutus unedo, Eucaliptus globulus, Ilex aquifolium, Laurus nobilis, Olea europaea, Quercus ilex, Quercus suber), y 7 coníferas (Juniperus phoenicaea, Picea abies, Picea pugnens, Pinus ponderosa, Pinus halepensis, Pinus sylvestris, Pseudotsuga menziesii). De los 87 casos estudiados, 45 valores correspondieron a condiciones ambientales favorables, 18 a condiciones invernales, 7 a condiciones de sombra, 12 a condiciones de sequía y 5 a contaminación atmosférica. Los datos proceden de estudios de campo realizados en Alemania, Austria, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Italia, Portugal y Suecia. En el estudio propio se han determinado las variaciones de la composición pigmentaria en respuesta a estreses ambientales en campo o en condiciones controladas de laboratorio, de hojas de haya (Fagus sylvatica) y de encina (Quercus ilex). En concreto se estudió en campo el efecto de la sequía estival en el haya; y del estrés invernal, de la altitud y de la sequía estival en la encina. En condiciones controladas se verificó el efecto de la sequía en el haya y de las bajas temperaturas en la encina. La determinación del contenido de pigmentos se realizó como se describe en GARCÍAPLAZAOLA & BECERRIL (1999) con las modificaciones y el sistema de muestreo descrito en GARCÍA-PLAZAOLA et al. (2001). RESULTADOS Y DISCUSIÓN Pese a la amplia diversidad de especies, ambientes, condiciones ecológicas y sistemas analíticos empleados, llama la atención que el contenido de pigmentos VAZ expresado por clorofila es un parámetro relativamente estable en hojas de árboles en condiciones favorables (Figura 1A). Así este índice osciló en el 65% de las especies estudiadas entre 50 y 90 mmol VAZ mol-1 clorofila, con unos valores extremos de 43.5 y 123.4 mmol VAZ mol-1 clorofila para Pinus ponderosa y Fraxinus excelsior, respectivamente. Esto no es sorprendente ya que la estructura molecular del aparato fotosintético es muy similar entre todos los vegetales y las diferencias que se observan en el funcionamiento fotosintético entre unas especies y otras se deben a la diferente organización de los cloroplastos y las células fotosintéticas en las hojas. Por otro lado el contenido de pigmentos VAZ se incrementó notablemente cuando los mismos árboles se estudiaron en condiciones de estrés (Figura 1B). Este incremento fue especialmente llamativo en las coníferas afectadas por bajas temperaturas y en los árboles perennifolios mediterráneos en situaciones de estrés hídrico. Esto no implica una mejor o peor adaptación de cada tipo de plantas a un determinado estrés, ya que los datos recopilados no son comparables entre sí al proceder de situaciones ecológicas completamente diferentes, pero muestra de forma clara que el contenido de pigmentos VAZ se incrementa en respuesta a diverasas condiciones de estrés (frío, sequía, contaminación). En hojas de sombra y por tanto no sometidas a estrés luminoso, el contenido de VAZ se ve reducido (Figura 1B) A fin de verificar las tendencias descritas en la figura 1, se estudió el efecto de diversos estreses ambientales en el contenido de VAZ de hojas de haya y encina (Tabla 1) como se describe en la sección de Materiales y Métodos. En todos los casos se obtuvieron incrementos significativos en este parámetro respecto a sus respectivos controles que presentaron un rango de variación muy estrecho (49-52,9 para el haya y 62,4-75 para la encina). Estos incrementos resultaron especialmente llamativos en el caso de la encina. Esta mayor plasticidad de los sistemas fotoprotectores en la encina se debe probablemente a la mayor duración de las hojas de las especies perennifolias que hace que deban ser potencialmente capaces de tolerar muy diversos tipos de estrés durante su periodo de existencia (sequía en verano y frío en invierno). Especie Haya Haya Encina Encina Encina Encina Experimento Laboratorio Campo Laboratorio Campo Campo Campo Estrés Hídrico Sequía Frío Invierno Sequía Altitud Control 52.9±2.2 49±2 67.4±1.8 73.0±0.1 62.4±3.3 75.0±3.5 Tratamiento 61.7±4.7 64±16 78.8±5.4 93.6±8.1 129.0±9.4 91.7±4.1 Tabla 1: Efecto de diferentes condiciones de estrés en el contenido de pigmentos VAZ (expresado como mmol mol-1 clorofila) en plantas de haya y encina. Medias ± SE. Las variaciones en el contenido de pigmentos VAZ parecen estar controladas por un mecanismo que activa la síntesis de carotenoides preferentemente dirigida hacia los pigmentos VAZ, cuando la luz resulta excesiva debido a cualquier estrés ambiental produciendose la activación del ciclo VAZ (datos no publicados). Por el contrario, en ausencia de estrés luminoso, prevalece el proceso de degradación natural de los carotenoides. De este modo que el contenido de pigmentos VAZ en cualquier momento resultará del balance entre los procesos de biosíntesis y degradación, respondiendo en el plazo de unos pocos días a las fluctuaciones en las condiciones ambientales. Dado que las características estructurales y fotosintéticas de las hojas son difícilmente modificables una vez que éstas se han desarrollado completamente, las variaciones en el contenido de VAZ que regulan la eficiencia con la que la luz solar es utilizada por la planta, se convierten en el principal mecanismo de adaptación a las variaciones ambientales a corto plazo (unos días) (NIINEMETS et al. 1998). Por ello, el contenido de VAZ en un momento determinado no será consecuencia de las condiciones ambientales en ese mismo momento, sino que se verá determinado por la incidencia de las situaciones de estrés acaecidas los días precedentes. De esta forma el contenido de pigmentos VAZ se comportaría como un registro o “caja negra” de la planta, reflejando el nivel de estrés soportado por la planta durante el periodo previo a la medida. Por ello el análisis de este parámetro representa una ventaja indudable frente a otros indicadores que vienen determinados precisamente por las condiciones existentes durante la realización de la medida (asimilación de CO2, transporte electrónico, fluorescencia de la clorofila, índice de epoxidación de las xantofilas), o que se ven escasamente afectados por las variaciones en el nivel de estrés (morfología, indicadores visuales), o bien son de interpretación ambigua (antioxidantes, poliaminas, metabolitos secundarios). Sin embargo, la cuantificación del contenido en pigmentos VAZ es a priori una tarea compleja que requiere la inversión en equipamientos costosos (HPLC) y el dominio de técnicas sofisticadas. Por ello algunos autores se han aventurado a diseñar técnicas de teledetección, basadas en los cambios de reflectancia que generan las interconversiones de los pigmentos del ciclo VAZ (PEÑUELAS et al. 1998). Puesto que el contenido de VAZ influye en la regulación de la síntesis de carotenoides, existe cierta correlación entre los niveles de VAZ y del contenido total de carotenoides (figura 2). Aunque la proporción de VAZ respecto al total de carotenoides se incrementa al aumentar el contenido de carotenoides, sería posible estimar aproximadamente la concentración de los pigmentos VAZ a través de la correlación con el nivel de carotenoides. Esta medida resulta sencilla y rápida mediante técnicas espectrofotométricas o de teledetección. De hecho, en los casos más extremos, la detección se puede realizar incluso visualmente a partir de la observación del amarilleamiento de las hojas. Esta aproximación tiene sin embargo otros problemas añadidos, ya que hay que considerar que el amarilleamiento de las hojas también se puede deber a procesos de senescencia natural en los que no hay síntesis de carotenoides, sino principlamente destrucción de clorofila (TEVINI & STEINMÜLLER 1985) y a los procesos de deterioro forestal en los que hay una degradación uniforme de clorofilas y carotenoides (GARCIA-PLAZAOLA & BECERRIL 2001). Hechas estas salvedades la determinación del contenido de carotenoides totales sería un valioso test que informa sobre el contenido en VAZ, cuando éste no pueda ser directamente determinado, indicando el nivel de estrés acumulado por la planta durante los días inmediatos a la medida. CONCLUSIONES El contenido de pigmentos VAZ en las hojas de los árboles es un parámetro estable en condiciones control, que responde finamente a las variaciones a medio plazo en el nivel de estrés. Esto le hace ser un indicador precoz y ajustado de las alteraciones ambientales que pueden afectar la supervivencia y el desarrollo de los árboles. Su determinación en principio costosa y compleja puede aproximarse mediante la simple cuantificación de la relación entre carotenoides y clorofila. BIBLIOGRAFIA ADAMS, W.W. & DEMMIG-ADAMS, B.; (1994) Carotenoid composed and down regulation of photosynthesis II in three conifer species during the winter. Physiologia Plantarum 92: 451-458. BRUGNOLI, E.; SCARTAZZA, A.; DE TULLIO, M.C.; MONTEVERDI, M.C.; LAUTERI, M. & AUGUSTI, A.; (1998) Zeaxanthin and non-photochemical quenching in sun and shade leaves of C3 and C4 plants. Physiologia Plantarum 104: 727-734. DEMMIG-ADAMS, B. & ADAMS, W.W.; (1992). Photoprotection and other responses of plants to high light stress. Annual Review of Plant Physiology and Plant Molecular Biology 43: 599-626. DEMMIG-ADAMS, B.; WINTER, K.; KRÜGER, A. & CZYGAN, F.C.; (1989). 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