EL OBJETIVO A ALCANZAR ES EL ESTADO DE “ARMONIA INTERNA”. Desde que la humanidad tuvo uso de razón hasta el mismo día de hoy, la elite de los pueblos buscó afanosamente por un sistema ideal que sirviera de formula mágica para sensibilizar y civilizar al ser humano, con el fin de proporcionarle una razón poderosa para identificarse con el universo y vivir en paz y en amor. Huelga decir que aún estamos muy lejos de lograr este codiciado objetivo. Hasta ahora, lo mejor que hemos logrado realizar es no matarnos u odiarnos constantemente sino de cuando en cuando. Algún día entenderemos que la paz no es la ausencia de la violencia sino el resultado de un estado de armonía interna, el cual, producirá paz en toda la tierra cuando existen muchos seres humanos armonizados en virtud de la verdad y del amor. La violencia existirá pero para dominar los elementos de la naturaleza no para autodestruirnos. ¿Por qué perdura aún la guerra? La guerra existe porque está en nosotros, en el espíritu carente de armonía. El simple hecho de que toda interacción esté gobernada por el ego o interés particular, es indicativo de una condición fragmentaria del todo existente, impidiendo la integración. En este marco, desde temprana edad, nos educan en el sentido de aprender a confrontar en lugar de a cooperar; a envidiar en lugar de a emular. A cortar cabezas, si es necesario, para abrirnos camino hacia lo que se considera el éxito económico y el poder sobre las masas mediocres. Todavía no hemos entendido, a nivel de la conciencia, los beneficios a corto, medio y largo alcance, de “amar al prójimo como a sí mismo”. Hablamos de paz cuando buscamos incesante y arduamente la guerra. ¿Y qué pasa con todo lo que hemos evolucionado? De poco sirve el poder, el dinero y las adicciones al consumismo y otros vicios en forma de distracciones que lo que pretenden y consiguen es simplemente eludir el crecimiento espiritual interno. La cuestión no es tener, en función de la acumulación de bienes materiales y de poder, sino llegar a ser, en términos de expansión de la conciencia. Eso sí, evolucionamos tecnológicamente, es decir, en medios y métodos para causar más daño al enemigo de turno, hoy este y mañana aquel. Ponemos la inteligencia al servicio del odio en vez del amor. ¿Por qué cuesta tanto evolucionar en la conciencia? La lucha peor es la interna; sin embargo, nos esforzamos casi incansablemente, en tratar de hacer ver que el peligro viene desde afuera. En este particular, D. Miguel de Unamuno solía decir: “…El humano prefiere implementar una mala solución que venga de él a aceptar una solución mejor que proceda de otro…”. Jesús reconoció que vemos con facilidad la mancha en el ojo ajeno y no en el propio. Incluso Adán y Eva, cuando Dios les pidió cuentas por su rebeldía, respondieron vehementemente, Adán, que fue la mujer la que le instó a pecar y Eva, que fue la serpiente la que la engañó. …Para qué ir a buscar más lejos…. ¿En qué consiste el estado de armonía interno? Primero y principal hay que reconocer que para estar en equilibrio o en balance, en la dimensión dual tiempo espacio, es preciso tener como puntos de referencia a los dos extremos opuestos en cuestión. Por ejemplo, para disfrutar de una temperatura agradable, es preciso distanciarse del extremo calor y del extremo frío para situarse en el justo medio. ¿Qué sucede cuando uno toma como punto de referencia a una sola realidad? Que se parcializa, siendo esto lo que ocurre a la mayoría de las personas. Por ejemplo, el liberal antagoniza con el conservador y viceversa; el rico se distancia del pobre y viceversa; el bueno margina al malo y viceversa; etc… Consecuentemente, vivimos polarizados, identificándonos con los del grupo o religión al que pertenecemos y rechazamos a los demás. Cuando lo que deberíamos de hacer es tratar de entender al prójimo más que a criticarlo. Es preciso entender que no se trata de aceptar ni de rechazar sino de entender una postura y la otra. El que hace esto, se armoniza porque la verdad dual lo libera. Otro ejemplo, el que dice que ama a los de su grupo o religión y rechaza a los demás, no está amando en absoluto porque cuando el amor no admite rechazo en virtud de que es incluyente, no excluyente. Otro ejemplo se refiere al que critica en vez de ayudar; etc. Finalmente, diré que para armonizarse es preciso ocuparse del aspecto material y espiritual, atendiendo debidamente a sus necesidades básicas, sin caer preso de ninguno de ellos, en virtud de que la libertad es necesaria para poder seguir siendo creativo. Todo es importante y se debe de cuidar con esmero, paciencia y amor.