El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es AUTORIDAD Y LIBERTAD EN HANNAH ARENDT Alfonso Lázaro 1. ¿QUÉ ES LA AUTORIDAD? Afirmaríamos como punto de partida que la autoridad se ha esfumado del mundo moderno. ¿Qué fue la autoridad históricamente y dónde situar la fuente de su fuerza y significado? ¿Qué no es la autoridad? La autoridad demanda obediencia, pero no es poder ni violencia. La violencia interviene cuando la autoridad fracasa. No pertenece al orden igualitario, el orden de la persuasión, sino al orden jerárquico que reconoce el que obedece y manda. En el mundo moderno se han visto asaltadas tres instancias: pérdida de la tradición, pérdida de la religión y pérdida de la autoridad, dejando a la vista un mundo proteico. Desde el campo político no se ha contribuido a aclarar los términos ni desde el lado liberal ni desde el lado conservador. Es preciso distinguir entre autoritarismo, totalitarismo, tiranía y dictadura. La figura del gobierno autoritario-cristiano es de tipo piramidal. La fuente de la autoridad es trascendente: se sitúa por encima del vértice. El poder está en la cúspide. La fuente de la autoridad en el mundo romano mana del pasado: la fundación y la grandeza de los antepasados. La pirámide se invierte y hunde su vértice hasta las honduras de un pasado terrenal. En la tiranía, el tirano se sitúa fuera de la comunidad: lobo con forma humana, lo llamó Platón. La imagen del totalitarismo se ajusta más a la cebolla: en el centro, el jefe. Todo lo demás se articula en capas concéntricas. Tanto la tradición liberal como la conservadora contribuyen a confundir los límites entre autoridad y libertad y a destruir el significado político de ambas. Así también el tomar la cosa por la función, como cuando decimos que el comunismo es una religión. Frente a esto, el liberal reclamará una profunda secularización, mientras que el conservador acudirá al recurso de restituir la “verdadera” religión. El mismo argumento se reproduce respecto a la autoridad, recurriendo a la violencia para conservarla. Argumento que se reproduce en la justificación de todas las dictaduras. Es como decir que un zapato es un martillo porque con el tacón del mismo se puede clavar una púa. Cabría preguntarse en qué experiencia política podemos situar el nacimiento de la autoridad y preguntarnos asímismo qué llegó a su fin con la modernidad dejando sin validez el concepto de autoridad. Nada hay en la tradición griega que nos permita acuñar el origen de la autoridad, sin embargo el pensamiento griego la buscó afanosamente. Fuera del ámbito político, se rastreó en la vida doméstica y en el mundo de la guerra. Pero en la primera no se dan las condiciones estrictamente políticas, pues se trata del ámbito pre-político de la vida doméstica, envuelto por la circunstancia de una sociedad esclavista. Tampoco sirve la guerra, pues alude siempre a circunstancias excepcionales. El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es En Platón, en el recurso al gobierno de los filósofos, apreciamos una escisión entre la vida contemplativa y la vida política. La figura del filósofo-rey busca la forma de gobierno mejor para los filósofos, lo que se hace evidente desde la reacción a la muerte de Sócrates que se concibe como un crimen contra la filosofía. Para Aristóteles, la polis es una comunidad de iguales en la que se puede ejercer plenamente la ciudadanía y la libertad, ya que el que la ejerce está liberado de las necesidades de la vida. Pero estas se resuelven en el ámbito pre-político de la vida doméstica. En definitiva, el pensamiento griego no fue capaz de encontrar un fundamento a la autoridad en el ámbito político, aunque estableciera el orden jerárquico de la vida contemplativa sobre la vida activa, acaso lo mismo que el propio Sócrates tratara de evitar. Jamás hubiese salido el pensamiento griego de su carácter utópico si no es porque los romanos, en su afán de tradición y autoridad, no la hubiesen hecho suya confiriéndole el reconocimiento de autoridad máxima en materia de pensamiento. Pero esto descansa en la base firme de tradición y autoridad que es estrictamente romana. En el corazón de la política romana, el carácter sacro de la fundación. La fundación en Grecia era algo más irrelevante. Los romanos echaron raíces: la palabra patria. Jano, divinidad del comienzo y Minerva, diosa de la memoria. Religión, en Roma, es religare, estar unido al pasado. La ciudad ofrecía a los dioses un hogar estable, a diferencia del Olimpo o los santuarios de Grecia. Este es el contexto de origen de la palabra y concepto autoridad. Augere es aumentar, de donde auctoritas que no es igual que potestas. Auctor, autor, se puede usar como opuesto a artifex. El artífice es el constructor, el autor es el inventor, el que aumenta y enriquece la ciudad. Sin embargo, autor y artífice no están en la relación platónica del que manda y obedece, amo y esclavo, pues el que está investido de autoridad no tiene poder. Para los romanos, la autoridad estaba en el Senado, aunque el poder residía en el pueblo. Para Mommsem, el Senado representaba algo más que una opinión, pero menos que una orden. Algo que no se puede ignorar sin correr peligro. La conexión con la figura vinculante de los auspices, es distinta del oráculo, pues no revela el futuro, sino que aprueba o condena las decisiones humanas. La palabra gravitas implica capacidad para sobrellevar la carga. Para Plutarco, el Senado funcionaba como carga o lastre que mantiene el equilibrio de un barco. El crecimiento para los romanos se dirige al pasado. No se proyecta hacia el futuro como ocurre entre nosotros: auctoritas maiorum. En Grecia (Platón), de lo filosófico se derivó hacia lo político; en Roma, de lo político se derivó hacia lo filosófico (tradición espiritual). La trinidad romana se articula en torno a estos tres conceptos: religión, autoridad, tradición. Ante la crisis de la caída del Imperio Romano, toda su tradición espiritual se trasvasó a la Iglesia cristiana. El cristianismo, de sus fundamentos antipolíticos se transformó en político. El hecho de la muerte y resurrección de Cristo es fundación y los apóstoles son los padres fundadores. La Iglesia asumió la antigua autoridad del Senado dejando el poder en manos de los príncipes. Decía el papa Gelasio al emperador Anastasio: “dos son las cosas por las que se gobierna sobre todo este mundo: la sagrada autoridad de los papas y el poder real”. La medida griega (las ideas platónicas), se concretan en la revelación divina. Cada vez que se destruía un elemento de la trinidad romana, los otros se tambaleaban: desafío a la autoridad (Lucero); desafío a la tradición (Hobbes), y desafío a la religión (los humanistas). El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Para Platón, las creencias en la inmortalidad tienen un valor político, destinado a la mayoría. Lo filosófico está separado de lo escatológico, que es de procedencia órfica. Lo escatológico es una amenaza para este mundo, más que una especulación sobre el otro. Para Platón la teología era parte integrante de paciencia política, medida de medidas es Dios en la República y enseña a la minoría cómo gobernar. Un castigo es más que la muerte eterna, que era para los primeros cristianos el castigo ante el pecado. La introducción platónica del infierno en el cristianismo diluyó la autoridad de la Iglesia e introdujo un elemento de violencia en su pensamiento y en su jerarquía. El precio se paga al ver a hombres de estatura intelectual eminente (Tomás de Aquino) defender el placer de los salvados a costa de contemplar el sufrimiento de los condenados. (Leer párrafo de 212) El miedo al infierno es el único elemento político intimidatorio de la religión tradicional que cae con la secularización moderna. Es propio de la edad moderna asociar la utilidad de la religión para la autoridad secular (alianza del trono y el altar, el legislador inmortal para Robespierre). La pérdida de la fe en los estados futuros es política. El miedo al infierno fue un recurso para la vida pública, más allá del ámbito estrictamente religioso. El hombre de estado como sanador, piloto, sabio.(de origen griego). Todas las revoluciones modernas deudoras de Maquiavelo. Repetir la fundación de Roma en una Italia unificada, pero la fundación estaba inserta en el hacer, no venía de algo ya hecho en el pasado, Reinterpreta la fundación romana ( stato), para lo cual se puede legitimar la violencia, el fin justifica los medios. Las revoluciones modernas se ven, así,como los esfuerzos por reparar la tradición romana perdida. Sólo la revolución americana tuvo éxito en esa refundación: dio estabilidad política y permitió una gran inestabilidad social. Quizás se debiera su éxito a que discurrió fuera del desarrollo de la nación-estado. Visto así, las revoluciones no rompen con la tradición, sino que son un esfuerzo desesperado por restaurarla. (Comentar texto de 224-5). 2. LA LIBERTAD La libertad no es atributo del pensamiento o la voluntad, sino de la acción. Frente a esto, la tradición filosófica ha confinado la libertad en el interior de uno mismo. Pero, ¿puede hablarse de libertad sin un espacio mundano en que se aprecie como acción? Las experiencias más próximas de carácter totalitario nos animan a pensar que la libertad es libertad de la política, liberarnos de ella. El gobierno absolutista se identifica con el ámbito completo de la política. Más recientemente, la consideración del gobierno como protector de la vida social en su totalidad. Aquí, la libertad es un mero límite del gobierno. La acción, para ser libre, ha de verse libre del motivo y del objetivo. Brota de un principio: el honor, la gloria, el amor a la igualdad pero, el miedo, el odio. La libertad se ilustra en el virtuosismo, propio de las artes ejecutivas, no creativas. Los artistas que ejecutan necesitan de una audiencia, El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es como los hombres de acción precisan de la audiencia de otros y del espacio público organizado para su trabajo. La polis griega es el ejemplo emblemático, en ella el hombre es libre porque queda fuera del espacio doméstico y trata con iguales. En cambio, la tradición filosófica sostiene que la libertad empieza al abandonar el ámbito de la política. En Grecia y en Roma, la libertad fue un concepto exclusivamente político, Fue cuando dejó de experimentarse la acción cuando se convirtió en problema filosófico. El ideal de la libertad deja de ser virtuosismo para convertirse en soberanía: voluntad libre independiente de otros y prevalente sobre ellos. Actuar y ser libre está en relación con dos verbos griegos: archein (dar inicio o regir) y prathein (llevar a término). En Latín agere (poner algo en movimiento) y gerere (llevar a cabo). Dios creó al hombre a fin de introducir en el mundo la facultad de comenzar: la libertad (S.Agustín). En S. Agustín confluye el romano y el cristiano, asunto que no nos causaría extrañeza si considerásemos aspectos radicales del Nuevo Testamento: la irrupción contraria al proceso automático o mecánico que es el milagro.