El hurto de la cosa dada en comodato al filius in potestate: a propósito de Ulp. 29 ad Sabinum D. 47.2.14.10 Alejandro Valiño Universitat de València (Spagna) 1.- Base textual Ulp. 29 ad Sabinum D. 47.2.14.10: an pater, cuius filio commodata res est, furti actionem habeat, quaeritur. Et Iulianus ait patrem hoc nomine agere non posse, quia custodiam praestare non debeat: sicut, inquit, is qui pro eo, cui commodata res est, fideiussit, non habet furti actionem. Neque enim, inquit, is, cuiuscumque intererit rem non perire, habet furti actionem, sed qui ob eam rem tenetur, quod ea res culpa eius perierit: quam sententiam Celsus quoque libro duodecimo digestorum probat. En este pasaje abordamos algunos aspectos de la responsabilidad por hurto en relación con la obligación de custodiam praestare. De este modo, Ulpiano, siguiendo el sentir de Juliano, diferencia, a partir de la figura del comodato, ciertas relaciones jurídicas que traen consigo implícito tal deber para los jefes de familia de aquellas otras que no lo exigen, negando en estos últimos supuestos la procedencia de la acción de hurto. Este criterio también es sostenido por Celso, como se hace mención al final del pasaje. La motivación que fundamenta la divergencia es la existencia o ausencia de interesse en el pater familias, puesto que si el negocio en el que interviene el sometido no lleva aparejado la consecuencia de que el pater haya de responder por custodia, no resulta posible que reciba compensación a través de la atribución de acciones sancionadoras del hurto. Por consiguiente, a la regla general de concesión de estas acciones al propietario hemos de añadir como complementaria aquella que las atribuye a quienes, en virtud de una relación negocial cualquiera, han de asumir un deber de custodia, con lo que es evidente que tendrá que ser el acreditar esta obligación lo que, con carácter antecedente, debe ser atendido antes de inclinarse o no por propugnar la legitimación activa a la acción de hurto. 2.- Algunos aspectos críticos en torno al deber de restituir por el padre del comodatario Es nuestro propósito examinar a continuación el alcance y las consecuencias de esta sentencia jurisprudencial consistente en que ni el pater familias ni el fiador responden por la custodia de la cosa prestada en la medida en que carecen de interés en que la cosa perezca. A mayor abundamiento, resulta decisivo en orden al contenido de este régimen el hecho de que el comodato sea uno de los negocios jurídicos que tienen asociada una responsabilidad objetiva, en este caso del prestatario a quien se atribuye el uso de la cosa, no tanto por el carácter gratuito propio de la institución, sino por el nulo interés que de la concesión de la cosa resulta para el comodante, encaminado al beneficio exclusivo del comodatario, con lo que el riesgo de pérdida de la misma excede con mucho de los límites de la responsabilidad por dolo, a cuya represión tienden las acciones pretorias por el hecho. Son varias las especulaciones que suscita el texto, como el hecho de que los jurisconsultos estén o no pensando en un filius in potestate dotado de peculio y, en caso afirmativo, cuál sea la modalidad del mismo (profecticio o castrense), ya que parece descansar en aquél toda la responsabilidad por la no restitución. La solución que presenta el texto podría estar orientándose a que quizá la acción de hurto correspondería al hijo una vez alcanzada la condición de sui iuris y que, en el ínterin, sería el pater familias quien cargara con la responsabilidad frente al comodante a través de una actio de peculio, con la única salvedad de que el peculio del hijo, más que profecticio, fuera castrense, en cuyo caso correspondería al filius in potestate la asunción de la responsabilidad por la no restitución y, por esta misma razón, podría ejercitar, con la anuencia del padre, la acción de hurto para contrarrestar la responsabilidad por custodia que, en calidad de independiente desde la perspectiva patrimonial en la medida de su peculio, le compete. Estos interrogantes puestos en escena provocan dificultades para la precisa compresión del pasaje, de la que poder deducir una eventual intervención compilatoria dirigida a recortar su extensión originaria. Así, la perspectiva del derecho clásico llevaría a la concesión de la actio commodati contra el padre del hijo comodatario a él sometido, en la medida en que el pater familias dispone de la facultad de restituir lo que su hijo in potestate recibió en préstamo. Sin embargo, esta responsabilidad tiene como límite el que el padre pueda efectivamente proceder de este modo, es decir, que la cosa objeto de la concesión crediticia se encuentre en su casa o todo lo más en poder del comodatario, pero cesaría en los supuestos en los que el objeto prestado haya sido hurtado por un tercero y, por consiguiente, queda excluida en este caso la acción penal contra el responsable. De esta manera, es del todo punto evidente, siguiendo a CANNATA, que lo que confiere legitimación para el ejercicio de las acciones de hurto es el deber de conservar la cosa, obligación ésta que no concurre cuando del padre del comodatario se trata: “l’actio furti non spetta a chiunque sopporti il rischio di perimento, ma a chi è tenuto nei confronti del dominus ad evitarlo”1. Se hace así patente, con BETTI, que la legitimación activa a la actio furti no se asocia al deber de prestar custodia, sino a la circunstancia de que la cosa prestada se pierda por culpa del comodatario2. 1 CANNATA, Ricerche sulla responsabilità contrattuale nel diritto romano, 1, Milano 1966, 43. 2 BETTI, Imputabilità dell’inadempimento dell’obbligazione in diritto romano, Roma 1957, 132. 3.- Sospechas de espuriedad en el fragmento Nuevas sospechas de interpolación viene a suscitar la referencia a la culpa (qui ob eam rem tenetur, quod ea res culpa eius perierit) en boca de juristas clásicos como Juliano y Ulpiano3, puesto que en un negocio jurídico sancionado por acciones de derecho estricto, como es el caso del comodato, la referencia debía ser exclusivamente al dolo, no, en cambio, a la responsabilidad por culpa, cuya exigibilidad, fuera de los supuestos objeto de represión por el plebiscito Aquiliano, es característica de los iudicia bonae fidei. Dejando de lado las especulaciones sobre la naturaleza civil o in factum de la acción que tutela el comodato, la doctrina parece coincidir, al menos por lo que al derecho clásico se refiere, en su encuadramiento dentro del ámbito de las acciones de derecho estricto, en este sentido similar, por el alcance recuperatorio de la cosa objeto de la concesión, a la condictio, que abandera el cúmulo de fórmulas contenidas en el título XVII de rebus creditis del Edicto Perpetuo. Esta aseveración viene confirmada si se tiene en cuenta el ámbito en el que discurre la discusión, esto es, precisamente en relación a la aplicabilidad de la acción de hurto que, como es sabido, se halla estrechamente vinculada con todo lo que a la responsabilidad por custodia, inherente a determinados negocios, se refiere, pero que no resulta posible extender ni al padre ni al fiador del comodatario de acuerdo con el sentir del texto que estudiamos. No queda exento de suspicacias formales el pasaje considerado a la vista de la comparación que en el mismo se sostiene con el fiador, puesto que ya en otras fuentes se hace patente la idea de que el padre viene a ser como un fiador para su hijo, del mismo modo que se manifiesta a propósito de la posición del tutor en relación con la del impúber. Con todo, la fianza viene considerada con el fin de ahondar en la explicación pretendida de que el pater familias no responde por el comodato del hijo ni siquiera en la medida del peculio que eventualmente pudiera tener. En este sentido, resulta nítida la distinción de régimen jurídico entre obligaciones civiles y pretorias, sancionadas éstas por acciones in factum, que propugnan los clásicos y que determina la facultad para el demandante de servirse de la peculiar modalidad de las acciones adyecticias respecto a las primeras, que queda, sin embargo, excluida en relación con las segundas. Por el contrario, ni los postclásicos ni, en esta misma línea, los justinianeos 3 SCHULZ, Die Aktivlegitimation zur «actio furti» im klassischen römischen Recht, en ZSS. 32 (1911) 90; ARANGIO-RUIZ, Responsabilità contrattuale in diritto romano2, Napoli 1933, 88; KASER, Die «actio furti» des Verkäufers, en ZSS 96 (1979) 101 n. 46; y SARGENTI, Problemi della responsabilità contrattuale, en Atti del Seminario sulla problemática contrattuale in diritto romano, 1, Milano 1987, 112. La consideración como glosa es mantenida por CANNATA, Ricerche sulla responsabilità contrattuale cit. 42, mientras que por la genuinidad del pasaje, vid. VOCI, Risarcimento e pena privata nel diritto romano classico, Milano 1939, 28 s. n. 1 y MAC CORMACK, «Custodia» and «culpa», en ZSS 89 (1972) 170 n. 66. sienten la necesidad de seguir observando escrupulosamente esta distinción, lo que motiva que a menudo se apoyen en comparaciones que a todas luces se apartan de la concepción propia de los jurisconsultos clásicos. Por todo ello, volviendo sobre la comparación referida, se hace patente que el fiador de un comodatario no respondería y la explicación neque enim, inquit, is, cuiuscumque intererit rem non perire, habet furti actionem, sed qui ob eam rem tenetur, quod ea res culpa eius perierit bien puede tenerse por interpolada. 4.- La imposibilidad del comodato como relación básica en la actio de peculio En contraposición al comodato y a la prenda en su condición de negocios pretorios tutelados por acciones in factum asimiladas, por su propósito restitutorio, a la condictio, diverso se presenta el régimen de la responsabilidad por custodia en sede de contratos de buena fe, de la que puede servir de ejemplo Ulp. 37 ad edictum D. 47.2.52.9 en relación con la obligación que pesa sobre el tintorero en tanto en cuanto detente los vestidos para su limpieza 4. La diversidad de tratamiento radica en que en esta modalidad de arrendamiento se originan para ambos contratantes obligaciones de naturaleza civil, que presentan la peculiaridad, inherente a la reciprocidad del vínculo obligatorio, de extender el límite de la responsabilidad más allá del dolo para comprender también la culpa y, en ocasiones, la custodia. En el ámbito de los iudicia bonae fidei es intrascendente el hecho de que el conductor, encargado de realizar una actividad sobre los vestidos, sea un hijo de familia o un esclavo, puesto que, si bien de acuerdo con los perfiles que tiene para el derecho civil el vínculo de potestad familiar, las obligaciones que ellos contraen son naturales, también el Pretor posibilita el accionar de peculio contra la persona bajo cuyo poder se encuentran los sometidos, verificándose así una aproximación por vía pretoria del régimen jurídico característico de las obligaciones delictuales, con la singularidad en que consiste la facultad de noxae dedere para aquellos ilícitos perpetrados por sujetos in potestate5. Caracterizada esta acción adyecticia que se superpone a la relación básica arrendaticia por la taxatio que impone el peculio, esto es, la limitación de la condena que puede exigirse del pater familias, puede reconocerse asimismo un idéntico efecto limitativo aplicado a la acción de hurto que a la actio de peculio se asocia en favor del padre o del dueño, todo ello con el fin de evitar que la responsabilidad que han de soportar no se convierta en un enriquecimiento sin causa para ellos. 4 Si servus tuus vel filius polienda vestimenta susceperit, an furti actionem habeas, quaeritur. Et si quidem peculium servi solvendo sit, potes habere furti actionem, si non fuerit solvendo, dicendum est non competere furti actionem. 5 Vid. NIEDERLÄNDER, Die ausssernoxale Haftung des Gewalthabers Gewaltunterworfenen im klassischen römischen Recht, en ZSS 69 (1952) 211 ss. für Delikte der Sin embargo, en el fragmento del que nos venimos ocupando no se admite la actio commodati en calidad de adyecticia y ello es así en cuanto que la relación básica, el comodato, tiene conferida su sanción a acciones de naturaleza in factum para el caso de que tenga lugar ese non reddere que faculta para su ejercicio. De este modo, si en relación al arrendamiento no había inconveniente alguno para postular por una actio locati de peculio, basado en que el deber de custodia se encuentra enraizado, con cargo al conductor, en la misma relación contractual, cuando del comodato se trata, se dirigirá directamente contra el padre o el dueño la actio commodati, sin posibilidad de recurrir a la transposición de personas, con la exigencia inexcusable de que el objeto prestado subsista en poder del jefe, que es quien, en último término, queda facultado para la restitución. Es entonces cuando queda formulado el principio de que las acciones adyecticias vienen a superponerse a aquellas relaciones básicas que se fundan, en su redacción formularia, en un oportere6. No es, por consiguiente, que la acción se entable contra el hijo, carente de autonomía patrimonial para afrontar una condena pecuniaria, sino directamente contra quien lo tiene bajo su potestad al tiempo en que se desata el presupuesto para su concesión, esto es, ese non reddere cualquiera, que haya determinado el incumplimiento de la obligación de restituir. Es así cómo puede reconocerse que desde el inicio concurre este deber, no obstante quede postergado al momento en que el comodante cumple el oportuno requerimiento o, simplemente, cuando se dé el evento o cumpla el tiempo inicialmente convenido para que se actuase la devolución que está en la base del negocio. Se evidencia, a modo de conclusión, cómo tal diversidad de tratamiento en las modalidades negociales contempladas se funda, por consiguiente, en las peculiaridades distintivas que estructuran la categoría de las obligaciones en civiles y pretorias, con la consiguiente atenuación de la pretendida controversia a propósito de “die Frage der Pekuliarhaftung” que inspira KASER7. Siendo la obligación civil, entonces responde el padre o el dueño en la medida del peculio, si éste efectivamente concurre y no puede reconocerse a favor 6 E. VALIÑO, Consideraciones en torno a las «actiones adiecticiae qualitatis» en el derecho romano clásico, en Temis 22 (1967) 96; Las «actiones adiecticiae qualitatis» y sus relaciones básicas en Derecho romano, en AHDE 37 (1967) 342 s.; y Las relaciones básicas de las acciones adyecticias, en AHDE 38 (1968) 416 ss. 7 KASER, Grenzfragen der Aktivlegitimation zur «actio furti», en De iustitia et iure. Festgabe von Lübtow, Berlin 1980, 320. Ya ARANGIO-RUIZ, Responsabilità contrattuale cit. 88 y 268 significaba que Ulp. 29 ad Sabinum D. 47.2.14.10 y Ulp. 37 ad edictum D. 47.2.52.9 aparentemente se contradecían al afirmar el segundo la superposición de una actio de peculio a la locatio-conductio, pero creemos haber explicado cómo tal antinomia no es tal, sino constatación de un diverso régimen jurídico entre relaciones jurídicas tuteladas por acciones civiles o in factum, del que resulta que sólo las primeras pueden hacer las veces de relación básica a propósito de las acciones adyecticias. del demandante un iussum que incremente la responsabilidad. En cambio, cuando la única obligación existente es la de devolver algo por razón de haberse perdido la causa que facultaba para su retención, se excluye la posibilidad de limitar la responsabilidad en la medida actual del peculio del sometido. Más bien surge una responsabilidad plena para el padre o el dueño, que puede exigirse a través de la acción directa, si es que la cosa comodada subsiste bajo el control del hijo, puesto que la obligación del comodato surge por el hecho de retener algo sin causa, por lo que no concurriendo tal retención, como en el supuesto contemplado a causa del hurto practicado por un tercero, no resulta exigible responsabilidad alguna al jefe de familia. Así, resulta bien a las claras cómo la actio commodati, como acción in factum que es, se asemeja a la actio ad exhibendum, entablada para que el demandado exhiba aquello que dolosamente oculta, con lo que si se acredita que nada oculta, por ejemplo, porque le ha sido hurtado, no tiene porqué responder. En el instante en que perdió el control sobre la cosa, desaparece la obligación del padre por causa del comodato que recibe el hijo, sin que ésta se haga efectiva sobre un peculio que, en último término, pertenece al pater familias, pues ello supondría reconocer que ha surgido para él mismo una obligación8. 8 Sintéticamente expone este diverso régimen entre acciones civiles y pretorias BUCKLAND, Digest XLVII,2 (de furtis) and the methods of the compilers, en TR 10 (1930) 138.