VÍCTOR MANUEL FERNÁNDEZ Siete horas ante Ti Propuestas para una experiencia eucarística Presentación 1. Hora de fe desnuda Este libro propone siete horas frente a Jesús en el Santísimo Sacramento. Las siete horas pueden realizarse separadamente, quizás una por semana, o también pueden concentrarse en uno o dos días, en un retiro eucarístico. Cada hora se inicia con un texto bíblico y un breve comentario para meditar un instante. Luego siguen cuatro partes de unos diez minutos. En cada una de esas cuatro partes propongo una plegaria para repetir lentamente en la presencia del Señor y una sugerencia para hacer una oración muy personal. Pero no es necesario obligarse a realizar todo lo que se propone aquí para cada hora. Lo mejor es que cada uno, con plena libertad, se detenga en lo que más le ayude y distribuya los tiempos de la manera más conveniente. “Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6, 68). “Vengo a estar a tus pies, a mirarte despacio, a ser bajo tus ojos.” (ERNESTINA DE CHAMPOURCÍN) En el capítulo 6 de san Juan, Jesús aparece proclamando el largo discurso del pan de vida. Después de realizar la multiplicación de los panes, Jesús se detiene a ofrecer el alimento que necesita el corazón humano. En la primera parte del discurso Jesús nos da el alimento de su Palabra, pero a partir del versículo 51 nos invita a expresar nuestra fe comiéndolo. ¿Quién podía entender eso? ¿Hasta dónde podía llegar el misterio del amor? Nosotros, frente a la Eucaristía, reconocemos con la fe a Jesús que se dona para saciar nuestra necesidad más honda. ¡Hemos probado tantas cosas que nos han dejado insatisfechos! ¡Nos han ofrecido tanto, nos han querido vender tantas falsas soluciones! Es hora de buscar el alimento de la vida verdadera. Es mejor frenar esa carrera enfermiza por consumir cosas, mendigar afectos, angustiarse por el qué dirán. ¡Cuántas búsquedas que nos dejaron con hambre de más! Ha llegado el momento de dar lugar a la fe, de creerle a Jesús, de aceptar que sólo en él nuestro corazón hambriento encuentra satisfacción. Y no podía ser de otra manera. El alimento que más necesitamos no es algo, sino Alguien. Porque sólo una persona puede saciar el hambre más profundo, que es la necesidad de amor. Por eso Jesús se deja comer, nos invita nada menos que a comerlo. Esto era incomprensible para las personas que lo escuchaban, porque todavía ni se imaginaban el misterio de la Eucaristía. Por eso lo abandonaron. Pero se quedó el pequeño grupo de los Apóstoles, y Jesús les preguntó si ellos también lo querían abandonar. Entonces Pedro, con toda su sencillez, hizo su acto de fe: Aunque no entendamos, Señor, aunque nos desorientes, aunque no veamos claro, ¿a quién más vamos a ir? Nadie puede darnos lo que tu amor nos ofrece. “¡Tú tienes palabras de vida eterna!”. Primera parte “En este tiempo de oración quiero hacer un acto de fe, Jesús. Dame la gracia de creer en tu palabra que me dice que estás aquí, y que en ti encuentro el alimento que necesito para vivir feliz. Es mejor creer en tu palabra antes que creer en la publicidad y en las propuestas engañosas del mundo. No permitas, Jesús, que sea ingenuo y que acepte las falsas promesas del consumismo, de la sensualidad, de la apariencia, del orgullo. Quiero creer que mi felicidad está en la amistad que me ofreces y en esa unión sublime que puedo alcanzar cuando estoy aquí en tu presencia y cuando te recibo en cada Comunión.” Es tiempo de dejar actuar la fe y quedarse un momento haciendo este maravilloso acto de fe en la presencia del Señor. Es bueno contemplarlo serenamente y repetir con el corazón: “Estás aquí. Creo, Jesús”. Segunda parte “Señor Jesús, quiero estar en tu presencia con mi fe desnuda. No puedo confiar en mi mente porque tu presencia en la Eucaristía es algo más grande de lo que yo puedo razonar; no puedo Índice Presentación 1. Hora de fe desnuda 2. Hora de amor contemplativo 3. Hora de súplica confiada 4. Hora de reconciliación y purificación 5. Hora de liberación y descanso 6. Hora de gozo y plenitud 7. Hora de entrega y desafíos