La Isla Mágica, tal como es conocida La Gomera, con su naturaleza

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La Isla Mágica, tal como es conocida La Gomera, con su naturaleza abrupta pero
serena, salvaje pero apacible, está llena de tesoros sorprendentes para el viajero.
La Gomera es una de las siete islas que constituyen el archipiélago
canario. Con una superficie de 369 km2, es la segunda más
pequeña, después de El Hierro. Está situada al oeste de Tenerife, a
una distancia de 28 km en el punto más cercano.
La Gomera es la única isla canaria en la que no han tenido lugar
erupciones volcánicas en los dos últimos millones de años. Las
estructuras volcánicas que le dieron origen son visibles no por el
resultado de sus erupciones, como en el resto de las islas, sino por
el efecto de la erosión. Esta ha actuado de forma continuada, hasta
desmantelar gran parte del edificio insular. Los procesos erosivos
se encuentran en el origen de los más destacados elementos de su
geología: los roques y los acantilados. Junto a ellos, destaca el
contraste entre la profundidad de valles y barrancos y la altitud de
las encrespadas montañas.
La sucesión de los barrancos y las peñas se remata en el Alto de
Garajonay, que se encuentra a 1.487 metros sobre el nivel del mar.
De forma casi circular, La Gomera se encuentra atravesada por una
red de barrancos radiales que fueron durante siglos la única vía de
acceso a este territorio, convertido en fortaleza por los acantilados.
Los vientos alisios desempeñan un papel fundamental en la historia
natural de La Gomera: las nubes bajas o mar de nubes y su carga de
humedad han sido fundamentales para la pervivencia del bosque
de laurisilva de El Cedro. La laurisilva es un conjunto de especies
vegetales similares a las que habitaron en Europa en la Era Terciaria.
Dichas especies desaparecieron del continente a causa del
enfriamiento provocado por las glaciaciones y encontraron refugio
en los archipiélagos de Azores, Madeira, Cabo Verde y Canarias: la
región de la Macaronesia. La laurisilva es, por tanto, un fósil viviente.
Pero la vegetación no se limita a los ejemplares que constituyen el
conjunto de la laurisilva: la palmera canaria, especie autóctona, es
uno de los árboles dominantes en La Gomera. En el último censo se
contabilizaron 200.000 ejemplares. La concentración de palmeras
en los barrancos que cuentan con manantiales ha permitido la
formación de auténticos oasis, como los del barranco de la Villa,
Valle Gran Rey o Taguluche.
La Gomera se divide en seis municipios: San Sebastián, Hermigua,
Agulo, Vallehermoso, Valle Gran Rey y Alajeró. Los núcleos de
población, sin embargo, son más y se encuentran muy dispersos,
debido a la orografía, que hasta épocas muy recientes se convirtió
en un auténtico obstáculo para la comunicación por carretera. El
recurso a la comunicación marítima entre los principales núcleos de
población y entre estos y Tenerife es el origen de los embarcaderos
que se observan en las desembocaduras de algunos barrancos.
Norte de la isla
Los municipios del norte, Hermigua, Agulo y Vallehermoso, se
encuentran en la actualidad perfectamente comunicados por
carretera. En el recorrido por el norte conviene detenerse en los
diversos puntos en los que la carretera lo permite para observar los
abismos formados por los barrancos, con sus sinuosos caminos
hacia el mar, donde crecen las palmeras y se cultivan los plátanos
en las tradicionales terrazas o bancales construidos por los
campesinos durante siglos.
Hermigua, que presume de contar con el mejor clima del mundo, es
el primer municipio que se encuentra en la carretera del norte, una
vez que se abandona la capital, San Sebastián. El paisaje, dominado
por las plataneras, recuerda el papel preponderante de Hermigua en
la agricultura de la isla. El Convento, la pedanía más alta y añeja de
esta villa, con casas de los siglos XVII y XVIII, y algunos edificios
civiles privados, son también huellas del esplendor que generó en el
municipio la actividad agroexportadora.
Agulo, que se hace llamar “el bombón de La Gomera”, se encuentra
en un punto desde el que se domina un extraordinario panorama:
Hermigua, el camino hacia Vallehermoso, la amplitud del océano... Y
al fondo, Tenerife. Pero la belleza de Agulo reside en sí misma: un
conjunto arquitectónico y urbanístico con profusión de elementos
tradicionales muy bien conservados. Frente al pueblo se alzan las
paredes que “cierran” el monte de El Cedro, por las que fluyen en
invierno cascadas de agua.
Vallehermoso es otro pueblo extraordinario, condicionado por los
barrancos y las montañas. Se encuentra aquí la casa natal del poeta
Pedro García Cabrera, una de las principales voces del surrealismo
canario.
Sur de la isla
En el sur, la carretera hacia Alajeró y Playa de Santiago ha sido
acondicionada para facilitar el acceso al aeropuerto. Alajeró está
constituido por diversos núcleos de población y Playa de Santiago
es su puerto pesquero, con una excelente oferta de restauración.
Entre San Sebastián y Alajeró se encuentra la Degollada de Peraza,
donde el señor de la isla fue asesinado por los aborígenes.
Para llegar a Valle Gran Rey por carretera se puede seguir la ruta
del norte o atravesar la isla por la cumbre. En ambos casos se trata
de los itinerarios más largos que se pueden realizar en La Gomera.
Parque Nacional de Garajonay
Las cumbres centrales de La Gomera, envueltas con frecuencia por
la niebla procedente de los vientos alisios, mantienen las
condiciones necesarias para conservar la laurisilva. En La Gomera
se conservan los más abundantes y mejor cuidados ejemplares de
este conjunto natural. Su enorme interés científico se debe a que la
mayor parte de las especies animales y vegetales que la habitan son
endémicas del archipiélago y no existen en ninguna otra parte de la
Tierra.
Por este motivo, el monte de El Cedro mereció el reconocimiento de
la Unesco como patrimonio de la humanidad en 1986 y es parque
nacional desde 1981. El nombre de Garajonay con el que se le
denomina procede de una leyenda de amor entre aborígenes de La
Gomera y Tenerife.
Valle Gran Rey
Valle Gran Rey, el núcleo turístico más importante, está situado en
uno de los barrancos más impresionantes y hermosos de La
Gomera. El barranco nace a 1.200 metros de altura y desciende
hacia el mar en forma de gran cañón desde la meseta de Arure, a la
vez que se abre en un espléndido valle. En él, los campesinos han
esculpido incontables bancales de cultivos en las paredes de las
montañas que les dieron cobijo. En la carretera hacia Valle Gran Rey
se localiza el Mirador de El Palmarejo, obra del célebre artista
lanzaroteño César Manrique, desde el que se contempla una
espléndida panorámica.
El Valle presume con justificado orgullo de su pequeño puerto
pesquero y sus playas de arena negra (playa del Inglés y de la
Calera), resguardadas por las montañas de la Teguerguenche y La
Mérica.
El recorrido por mar ofrece estampas que sólo pueden contemplar
habitualmente los pescadores: los acantilados esculpidos por las
olas, con gran diversidad de charcos y calas diminutas. Entre ellos
destaca el Charco del Conde, un espacio para el disfrute del
encuentro con el mar que conserva la memoria de Beatriz de
Bobadilla, antigua señora de La Gomera, en los tiempos
fundacionales de la conquista del archipiélago por la Corona de
Castilla.
En el municipio es recomendable visitar también los caseríos de
Taguluche, Arure y Las Hayas, estos últimos en las inmediaciones de
Garajonay.
Senderismo
La Gomera está hecha para el caminante, para quien desee perderse
por sus frondosos bosques, sus imponentes barrancos y sus verdes
valles. Abundan los senderos y caminos que nos conducen, a través
de la intrincada orografía, por los caseríos, las barranqueras o los
bancales agrarios. Valles cubiertos de palmeras que abrazan
pequeñas y sugerentes playas o la estampa inverosímil del Teide,
majestuoso en la vecina isla de Tenerife, pueden ser la culminación
perfecta de una excursión inolvidable.
Turismo rural
Todos los municipios de La Gomera, en especial los del norte -como
Hermigua, Agulo y Vallehermoso- disponen de instalaciones
orientadas al turismo rural. La orografía es uno de los factores
determinantes de las actividades asociadas a esta clase de turismo:
las caminatas y el senderismo. Por otra parte, la vida en el campo,
con el mantenimiento de las tareas agrícolas y la conservación de
las tradiciones y la idiosincrasia propias de un mundo a punto de
desaparecer en la sociedad contemporánea, constituye un atractivo
que difícilmente olvidarán los visitantes.
Deportes náuticos
El mar de La Gomera es uno de los principales atractivos para los
turistas. Entre las primeras actividades que suelen realizar, figuran
las excursiones en barca por la costa, para contemplar los
acantilados y playas, disfrutar del paisaje y avistar delfines y otros
animales marinos. El paisaje más reconocido es el de las colosales
formaciones basálticas de Los Órganos.
Además, La Gomera posee puertos deportivos en San Sebastián,
Valle Gran Rey y Playa de Santiago.
Silbo gomero
Por la configuración geográfica de la isla, la idiosincrasia de sus
habitantes y su evolución histórica, La Gomera se ha convertido en
el refugio de tradiciones que no se conservan en ningún otro lugar
de Canarias. La más destacada de ellas es el uso del silbo como
medio de comunicación entre sus habitantes.
Lo escarpado del terreno dificultó de tal manera la comunicación
entre los habitantes de valles y montañas que los gomeros
elaboraron un lenguaje de modulación de sonidos único en el
mundo: el silbo. Se trata de un método que reduce las sílabas y
consonantes de nuestro idioma a expresiones más simples. El silbo
permite comunicar todo tipo de mensajes y mantener
conversaciones entre varios participantes a una distancia de tres o
cuatro km a través de los barrancos.
Gastronomía
La Gomera posee una exquisita tradición culinaria, a la que el
campo y el mar aportan unos ingredientes de excelente calidad. El
potaje de berros es uno de los platos más conocidos de la cocina
gomera. El queso, fabricado de forma artesanal, sirve de base al
almogrote, una pasta elaborada a base de manteca, aceite, ajos,
pimienta, sal y tomate. Se unta en pan y sirve también como
acompañamiento de las papas.
El gofio es otro de los productos indispensables en la mesa de los
canarios, procedente de la cultura aborigen. Se trata de una harina
de cereales tostados que, a lo largo de los siglos, se ha ampliado
desde la cebada original al trigo, el maíz y los garbanzos. Y, para
concluir el trío de los imprescindibles, el mojo, o los mojos, picón o
de cilantro.
Entre las papas más recomendables se encuentran las negras y las
bonitas, traídas de América hace varios siglos. Las papas son
también una guarnición imprescindible para acompañar al pescado
fresco. Los paladares más exigentes se sentirán satisfechos con las
viejas, propias del mar de Canarias, pero también con el atún, que
se elabora en La Gomera con recetas muy diversas.
Otros dos productos que distingue a La Gomera son la miel de
palma y el guarapo. La miel de palma es un jarabe obtenido de la
savia de las palmeras. Una vez hervido para espesarlo, resulta
materia prima principal en la elaboración y adorno de postres o
para tomar con queso o gofio.
Por último, La Gomera ofrece una repostería única en el
archipiélago.
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