En Hechos 8 podemos ver que el Eunuco entendió el mensaje de salvación y creyó que uno debía nacer de nuevo para entrar en el reino de Dios. Hechos 8:36-38 dice: “36Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.” Ya como nacidos de nuevo, con esa simiente de Dios en nuestros corazones, nuestra meta debe ser que esa simiente crezca tanto dentro de nosotros de tal manera que conquiste todas las áreas de nuestra vida hasta que dejemos de pecar totalmente. Como dice 1Juan 3:9 “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” Así como Adán tuvo que conocer a Eva para que naciera una nueva creaturita, así también Dios nos ha conocido a cada uno de nosotros el día de hoy con su semilla: con las buenas nuevas de salvación. ¿Cómo va a responder usted al mensaje de salvación? ¿Quiere nacer de nuevo? ¿Quiere ser una nueva creatura en Cristo? ¿Quiere nacer espiritualmente? ¿Ya no quiere ser un hijo del diablo sino que quiere ser un hijo de Dios? Crea que sólo Jesús le puede salvar. Arrepientase de ser un pecador y aprenda a hacer el bien. Confiese su fe en Jesús públicamente y sumerjase en las aguas del bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. No confíe en ningún otro para salvarlo. Jesús dijo en Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Recuerden las palabras de Jesús en Juan 3:7 “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” Una vez un predicador estaba evangelizando a una persona que ya se encontraba en su tercera edad. Aún después de estudiar la Biblia por buen rato, el señor anciano continuaba dudando que Dios pudiera perdonarlo porque él había sido muy malo. El predicador ya sintiéndose desarmado iba a retirarse sin saber qué más decirle al hombre que necesitaba de Dios. Antes de salir de la puerta, al predicador se le ocurrió hacerle una última pregunta al anciano. Le preguntó: “¿Según usted, qué sería necesario para que Dios lo perdonara?” Le respondió el anciano: “Yo creo que si hubieran venido a mi puerta con el evangelio cuando tenía unos 50 años, tal vez Dios hubiera podido perdonarme.” Pero antes de que pudiera decir algo el predicador, el anciano dijo: “¡No, no! A mis cuarenta y tantos hice cosas muy malas. No, yo creo que si hubiera conocido de Dios cuando tenía 40 años, entonces si Dios podría haberme perdonado.” Pero antes de que pudiera decir algo el predicador, el anciano continuó hablando y dijo: “¡No, no! A mis treinta y tantos de edad hice cosas horrendas. No, yo creo que si hubiera conocido a Dios cuando tenía 30 años, entonces si Dios podría haberme perdonado.” Pero el predicador no pudo responderle sin que antes el anciano mismo dijera: “¡No, no! Ya me acorde de otras cosas. A mis veintitantos años de edad hice unas barbaridades. No, yo creo que si usted hubiera venido cuando yo tenía unos 20 años, entonces si Dios me perdonaría.” Apenas si iba a decir algo el predicador, cuando el anciano dijo: “¡Ah, que cosas! “¡No, no! Antes de mis 20 años hice otras cosas muy malas que me acabo de acordar. No, yo creo que si hubiera ido a la iglesia cuando tenía unos 15 años, entonces Dios.. ¡No, hay no, tampoco! No, predicador, yo creo que la única manera que Dios me pudiera perdonar es si naciera de nuevo.”… En ese momento, el anciano comprendió lo que significaba nacer de nuevo. Creyó, se arrepintió, confesó su fe en Jesús, se sumergió en las aguas del bautismo y nació de nuevo. Esta historia es real. El jóven predicador era mi papá y el señor que se bautizó era un anciano zapatero. Y a usted, amigo, le digo lo mismo que Ananías le dijo a Pablo en Hechos 22:16 “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.” “Cómo nacer de nuevo” {Escritor: Min. José Elmer Pacheco} En esta vida -espiritualmente hablando- sólo hay dos tipos de personas: Los que son hijos de Dios y los que son hijos del diablo. Dios no quiere que seamos hijos del diablo y por esa razón ha provisto un medio por el cual hacernos hijos del Dios Todopoderoso. ¿Cuántos de aquí –físicamente hablando- tienen o han tenido un papá, un progenitor? = ¡Todos! Si no fuera así, no estuviera aquí. ¿Cuántos de aquí son papás? = ¡Amén! A mi esposa Jenny y a mí, Dios nos bendijo con dos hijos. Tenemos una hija que se llama Dámaris, y un hijo que se llama Caleb; y por la apariencia de ambos nadie puede negar que yo soy su progenitor. El día de hoy vamos a hablar de cómo nacer de nuevo; pero quiero recordarles -cómo una introducción- cómo llega una persona a nacer por primera vez. Si bien me acuerdo, se requiere de un hombre, se requiere de una mujer, y se requiere de un contacto, de un conocimiento entre ambos. Génesis 4:1 dice: “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín,..” Si el primer nacimiento que uno experimenta requiere de uno que dé la semilla (el hombre), y de uno que recibe la semilla (la mujer). ¿Qué se requerirá para nacer espiritualmente (nacer de nuevo) si no es que Dios nos dé su semilla y que nosotros la recibamos en nuestro corazón para llegar a ser nuevas creaturas? Para llegar a nacer de nuevo, uno necesita la semilla de Dios. ¿Y cuál es esa semilla? Según el evangelio de Lucas 8:11 “…la semilla es la palabra de Dios.” Sin esa semilla nadie puede nacer de nuevo, nadie puede ser nacido de Dios. ¿Y quién es el que nos puede dar esa semilla de Dios? El Evangelio de Mateo 13:37 nos dá la respuesta: “…el que siembra la buena semilla es el Hijo de Hombre,” en otras palabras: Es ni más ni menos que Jesucristo. Y todo aquel que rechaza las enseñanzas de Jesús es hijo del diablo. En el evangelio de Juan 8:44-47 leemos las siguientes palabras de Jesús: “44Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. 46¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.” Espero que todos los que estamos aquí reunidos estemos dispuestos a escuchar las palabras de Jesús. Si no, ya estamos identificandonos como hijos del enemigo. Una persona que ha nacido de nuevo, es una persona que es nacido de Dios, es una persona que es parte de la familia de Dios, es una persona que va a ver y entrar en el reino de Dios. En el evangelio de Juan 3:3-7, Jesús le dijo a Nicodemo: “3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” ¿Y qué debe hacer uno?, ¿qué es esa semilla de Dios que uno necesita recibir? ¿En qué debe creer uno para que empiece a crecer en su vida eso que ha concevido en su corazón? La respuesta está enseguida en Juan 3:16. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Para nacer de nuevo, hay que tener fe en la semilla de Dios, la cual, según ya vimos en Lucas 8:11 viene siendo la palabra de Dios, ya que ahí se nos revela quién es Jesús. Por eso la epístola a los Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Y por eso es muy importante que cuando a usted le predican el evangelio, sea únicamente de la palabra de Dios. No, la palabra de Dios + el libro del mormón. No, la palabra de Dios + el atalaya. No, la palabra de Dios + los libros de Ellen White. No, la palabra de Dios + las tradiciones católicas. Los apóstoles mismos se cuidaban de no hacer eso. En 2Corintios 4:2 dice: “Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios,…” Si la semilla de Dios que usted ha escuchado ha sido adulterada, usted no va a ser nacido de Dios. Habrá nacido en una doctrina, en una religión, pero no ha nacido de nuevo porque la semilla que le pusieron en su corazón no era de Dios. Según la parábola del trigo y la cizana en Mateo 13, Jesús no es el único que anda sembrando; también el diablo siembra, pero él siembra cizaña. Y la cizaña en el tiempo de la siega va a ser echado en el fuego. La morada final de los condendos. Hablando de la buena semilla, 1Pedro 1:23 dice que: “somos renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” Amigos, Jesús nos ofrece la vida eterna. Jesús nos ofrece el cielo. Amigos, Jesús dió su vida en la cruz para que ninguno de nosotros tengamos que pagar por nuestros pecados. Dios no quiere que vaya al infierno. Dios quiere lo mejor para usted. Crea, crea en este mensaje de salvación, y no crea que usted se va a salvar haciendo obras buenas. Si a usted le dijeron que se iba a salvar haciendo obras buenas usted esta bien confundido. Efesios 2:8-9 dice: “8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.” Usted no va a poder decirle a Dios: “Mira Dios todas las cosas buenas que hice mientras estaba en el mundo.” Pues habrás hecho muchas cosas buenas, pero como quiera tienes que pagar por todos los pecados que has cometido. ¿No leíste en mi palabra que la paga del pecado es muerte? Romanos 6:23 dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” No dice: “la paga del pecado son obras buenas.” Tampoco dice: “la paga del pecado son todos tus problemas y aflicciones que te pasan antes de morir.” ¡No! Sino, “la paga del pecado es muerte.” Y Dios te esta ofreciendo la salvación gratuitamente, por medio de lo que Jesús hizo en la cruz. Romanos 3:22-24 “22la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,” Aparte de creer en la simiente de Dios, de creer que Jesucisto es el Hijo del Dios viviente, de creer que Jesús murió por tus pecados en la cruz, de creer que él resucito al tercer día y va a volver por su iglesia. Usted, necesita arrepentirse de sus pecados. Hechos 17:30-31 dice: “30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó (ese varón es Jesús), dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Arrepentirse no nada mas significa sentirse mal por los pecados que ha cometido. Arrepentirse significa dejar de hacer lo malo y aprender a hacer el bien. Arrepentirse significa volver al camino de Dios, al camino angosto, y dejar el camino ancho que conduce a la perdición. Habrá sido un ignorante de la voluntad de Dios anteriormente, pero como ya no; Dios quiere que se arrepienta de sus pecados. El tercer paso que Dios quiere que haga para que sea una nueva creatura es confesar públicamente y sin pena su fe en Jesús. Romanos 10:9-10 dice: “9que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Después de eso uno necesita bautizarse: Habíamos leído en Juan 3:5 lo siguiente: “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Es por eso que en Hechos 2:38 “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”